La ancianidad es el último ciclo vital del individuo y, por tal motivo, presenta una proximidad inmediata con la muerte. Esta circunstancia, no obstante, no tiene connotaciones especiales de preparación del individuo ante la cercanía de tal desenlace, ya que imaginarse la propia desaparición física resulta una tarea realmente imposible de plasmar, como ya afirmó en 1918 Freud con su frase "el inconsciente no conoce la muerte", desconocimiento que, posiblemente, justifica una tendencia general de la población que lleva a evitar el comentario sobre la idea y las circunstancias de la muerte, aunque este posicionamiento habría que entenderlo, ...
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