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Metas de Enfermería

Metas de Enfermería

ABRIL 2012 N° 3 Volumen 15

“Humanización”, ¿un término adecuado para la atención perinatal?

Sección: En Portada

Cómo citar este artículo

González Sanz JD, Barquero González A, Prieto Santana M, Gutiérrez González MM, Manzano Solís A. “Humanización”, ¿un término adecuado para la atención perinatal?. Metas de Enferm abr 2012; 15(3): 27-31

Autores

1Juan Diego González Sanz, 2Ana Barquero González, 3Manuel Prieto Santana, 3Margarita Mª Gutiérrez González

1Enfermero. Especialista en Obstetricia y Ginecología. Unidades de Gestión Clínica de Lepe y Cartaya (Huelva).
2Enfermera. Doctora en Psicopedagogía. Universidad de Huelva.
3Matrón/a de la AAM (Asociación Andaluza de Matronas).

Contacto:

Juan Diego González. Plaza de la Venta 2, 3º C. 21007 Huelva.

Email: juan.gonzalez@denf.uhu.es

Titulo:

“Humanización”, ¿un término adecuado para la atención perinatal?

Resumen

Introducción: el Proyecto de Humanización de la Atención Perinatal de Andalucía (PHAPA) es una iniciativa de la Junta de Andalucía que está suponiendo una importante transformación de la atención sanitaria que prestan las matronas. Sin embargo, el término “humanización”, que da nombre al proyecto, ha producido controversia entre estos profesionales.
Objetivo: describir qué opinión tienen las matronas andaluzas sobre el término “humanización”.
Material y método: estudio observacional descriptivo transversal. Se diseñó una encuesta estructurada que fue administrada a 63 matronas de los hospitales públicos de Andalucía en abril de 2010.
Resultados: el 100% de las matronas consultadas conocía el PHAPA. El 50,8% de las mismas opinó que el término “humanización” expresaba adecuadamente los objetivos del mismo. No obstante, un 47,6% de las matronas consultadas reconoció sentir como una ofensa el uso del término humanización. Al preguntar sobre la capacidad de este término para motivar en los profesionales una mejora de la calidad de la atención, un 66,6% de las matronas respondió afirmativamente.
Conclusiones: en torno a la percepción del término “humanización” se observa una clara división de las matronas andaluzas en dos grupos de similares proporciones: el de los profesionales favorables al mismo y el de los que lo consideran una ofensa. Por tanto, parece que el término “humanización” no ha sido el más adecuado para dar nombre a un proyecto de las características del PHAPA.

Palabras clave:

atención perinatal; humanización; matronas; percepción rechazo

Title:

“Humanization”, an appropriate term for perinatal care?

Abstract:

Introduction: the Andalucía Perinatal Care Humanization Project (from its acronym in Spanish PHAPA) is an initiative of the regional government, which means a major transformation of the health care rendered by midwives. However, the term "humanization", which gives the name to the project, has raised controversy among these professionals.
Objective: to describe the opinion Andalusian midwives have on the term "humanization."
Methods: descriptive study. We designed a structured questionnaire that was administered to 63 midwives in public hospitals of Andalusia in april 2010.
Results: 100% of the surveyed midwives knew about the PHAPA project. 50,8% of them felt that the term "humanization" adequately expressed objectives. However, 47,6% of the surveyed midwives recognized as an offense the use of  the term humanization. When asked about the capacity of this term to motivate an improvement in the quality of care in the professionals, 66,6% of midwives rated it as positive.
Conclusions: regarding the term "humanization" a clear division of Andalusian midwives is observed in two groups of similar proportions: those professionals who favor the terms and those who see it as an insult. It therefore appears that the term "humanization" has not been the most appropriate term to name a project of the characteristics of the PHAPA project.

Keywords:

humanization; Midwives; perception; perinatal carerejection

Introducción
El Proyecto de Humanización de la Atención Perinatal de Andalucía (PHAPA) (1) es una iniciativa de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía que se ha venido implantando progresivamente en los hospitales del Sistema Sanitario Público de Andalucía (SSPA) en los últimos años. Actualmente, todos los hospitales del SSPA participan de esta iniciativa. Alguno de sus objetivos fundamentales (entre otros) son la consecución de un mayor nivel de protagonismo de las mujeres y sus familias en el proceso de concepción, gestación, nacimiento y crianza y la incorporación de prácticas clínicas basadas en la mejor evidencia científica disponible. Como puede verse, el PHAPA pretende introducir numerosos cambios en la forma en que se presta la atención sanitaria al inicio de la vida y sus directrices afectan a distintos colectivos, entre los que se encuentran los profesionales de Enfermería.

El término “humanización”, núcleo del contenido conceptual del PHAPA, ha tenido un importante recorrido en algunos sectores de la sanidad española, como atestiguan la multitud de cursos impartidos en distintos centros asistenciales sobre este tema y la cantidad de publicaciones relacionadas con él, así como el hecho de que se hayan implantado planes de humanización en algunas comunidades autónomas (2). Por citar solo un ejemplo, la existencia en España, desde hace muchos años de una institución especializada en esta cuestión, el Centro de Humanización de la Salud (3), situado en Madrid y dirigido por los religiosos Camilos, puede expresar hasta qué punto existe dentro de las profesiones sanitarias y evidentemente también de la Enfermería, un nutrido grupo de personas interesadas en la humanización. En este entorno general suele entenderse por humanización la adquisición y puesta en práctica por parte de los profesionales sanitarios de un conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que configuran una forma diferente de llevar a cabo su labor asistencial. Este concepto de humanización presta una importante atención a las relaciones interpersonales y está basado, entre otras, en las teorías de los psicólogos Carl Rogers (4), Robert Carkhuff o Abraham Maslow.

Por otra parte, en el campo de la atención perinatal el término “humanización” ha tenido una entrada más tardía, aunque se está implantando con fuerza, de lo que dan testimonio el propio PHAPA o el cambio de denominación de la iniciativa IHAN, conocida durante años como Iniciativa Hospital Amigo de los Niños y que recientemente ha pasado a llamarse Iniciativa de Humanización de Atención al Nacimiento y la Lactancia (5). Puede afirmarse, por tanto, que el uso del término “humanización” supone una novedad para muchos profesionales sanitarios, como por ejemplo las matronas, que desarrollan su labor asistencial en el marco de la atención a la mujer en el embarazo, parto y puerperio o al recién nacido. En este ámbito de la atención perinatal no se ha entendido por humanización exactamente lo mismo que lo citado anteriormente. Aquí también se identifica la humanización con un cambio en la práctica asistencial pero, a diferencia del grupo anterior, se insiste mucho en el propio contenido práctico-clínico de la asistencia, aunque sin dejar de lado las actitudes y habilidades interpersonales de los profesionales. En torno a la atención al parto, por ejemplo, la humanización se entiende que consiste en abandonar el modelo medicalizado clásico, basado en la búsqueda de la seguridad a través de la tecnología, para incorporar a nuestros centros sanitarios un nuevo modelo que pone el énfasis, especialmente, en el uso de las prácticas clínicas estrictamente necesarias (6), lo que supone dejar de hacer muchas cosas que han sido incuestionables durante años y en el desarrollo de la autonomía de la mujer. Las referencias teóricas que subyacen en muchas ocasiones a este modelo, se caracterizan por proponer determinadas concepciones de vida que engloban mucho más que un planteamiento científico o profesional, como puede verse en los trabajos de Michel Odent (7) o Marsden Wagner (8).

Es un hecho que desde la implantación del PHAPA, el término “humanización” ha generado cierta controversia en el grupo profesional de las matronas y matrones, afirmando algunos de sus miembros que se sienten ofendidos por esta palabra, en la que ven una afirmación implícita de que la asistencia al parto que se ha estado prestando hasta ahora (y también al embarazo y al puerperio, aunque en menor medida), no ha sido “humana” o no ha sido lo suficiente.

El éxito de la implantación de un programa en una organización depende de numerosos factores (9,10) y, entre ellos, de la recepción que los profesionales hagan del mismo, no solo en sus aspectos técnicos u organizativos, sino también en el plano conceptual, es decir, en aquello que se podría denominar el “espíritu” del Proyecto. Puede afirmarse que el término “humanización” es una parte central del contenido conceptual del PHAPA y que, por tanto, el modo en que sea entendido puede influir en la adhesión de los profesionales a sus principales líneas de actuación. Una recepción favorable de este término puede ayudar a su implantación efectiva, mientras que una recepción desfavorable contribuirá a poner en su contra a numerosos profesionales. Existen estudios que han buscado identificar qué entienden por “humanización” los usuarios y profesionales de servicios de urgencias (11), los distintos componentes del sistema de salud valenciano (12) o, incluso, mujeres gestantes de Cataluña (13), pero ninguno que circunscriba su investigación al campo de las matronas andaluzas en el marco del PHAPA.

Con este estudio se pretende averiguar el grado de conocimiento que tienen las matronas andaluzas sobre el Proyecto de Humanización de la Atención Perinatal de Andalucía, así como analizar la opinión del término “humanización”, relacionado con tres aspectos:

  • Su capacidad para expresar los objetivos del PHAPA.
  • Las connotaciones negativas percibidas en él.
  • El elemento motivador que puede contener para mejorar la asistencia sanitaria.

Material y método
Se llevó a cabo un estudio observacional descriptivo transversal. La población de estudio fueron las matronas andaluzas que trabajan en atención especializada. Con el fin de acotar la recogida de datos y evitar sesgos se tuvo en cuenta el tipo de atención sanitaria prestada por estos profesionales. El período de obtención de datos abarcó el mes de abril de 2010.

El cálculo de la muestra fue intencionado y por conveniencia. Se partió de la cifra total de 589 matronas en Andalucía en el año 2004, tanto en Atención Primaria como en especializada, aportada por Velasco y Martínez (14) y se eligió una muestra algo superior al 10% de la población total: 63 matronas.

A través de una búsqueda bibliográfica se identificaron algunos conceptos clave sobre el tema en cuestión, con los que se diseñó una encuesta estructurada que permitiese la recogida de información en torno a la opinión que las matronas tienen sobre el término “humanización”. Dicha encuesta fue sometida a una prueba de jueces en tres momentos diferentes, analizada y depurada, quedando una batería de seis cuestiones en las que se identificaron el sexo y la edad, el grado de conocimiento sobre el Proyecto de Humanización de la Atención Perinatal en Andalucía, la adecuación del término “humanización” a los objetivos que se persiguen en este proyecto y, por último, la relación entre el término “humanización” y la mejora de la calidad de su atención sanitaria.

Las entrevistas se llevaron a cabo por vía telefónica en todos los hospitales del SSPA que cuentan con un Área de Paritorio.

Resultados
En su distribución por sexo, la muestra se dividió entre el 66,6% de mujeres y el 33,3% de hombres. Dos terceras partes de las matronas consultadas (66,5%) estaban en el grupo de edad comprendido entre los 40 y los 60 años. La distribución por edad y sexo se muestra en la Tabla 1.

En cuanto al conocimiento del PHAPA, el 100% de las matronas consultadas manifestó conocerlo, lo cual revela la gran capacidad de difusión informativa del SSPA, que ha hecho que en pocos años no haya apenas ninguna matrona en Andalucía que desconozca este proyecto.

Sobre la adecuación de los objetivos y el título del PHAPA, ante la pregunta “¿Cree usted que el término «humanización» expresa adecuadamente los objetivos que se persiguen en este proyecto?”, se observa una división de la muestra en dos grupos casi iguales. El primer grupo (50,8%) da una respuesta afirmativa a la pregunta, aunque con distinta intensidad. El subgrupo que eligió como respuesta el valor 3 (entre 1 y 5) es el más numeroso. El segundo grupo (47,5%) negó la capacidad del término humanización para expresar los objetivos del PHAPA, dividiéndose en dos subgrupos iguales con respuestas 2 y 0. Un mínimo porcentaje no contestó la pregunta (1,5%) (Tabla 2).

La quinta pregunta de la encuesta, relativa a la “humanización” como ofensa, se introdujo para conocer la existencia de connotaciones negativas del término “humanización” entre las matronas consultadas. Un 47,6% de las matronas encuestadas reconoció sentir como una ofensa el uso del término humanización (un 19,2% en un alto grado, nivel 4 de respuesta). Por otra parte, el 50,9% restante no se identificó con una percepción ofensiva del término, siendo el subgrupo más numeroso (28,6%) el de las matronas que no lo hicieron en absoluto (nivel 0 de respuesta). Un 1,5% de la muestra no contestó a la pregunta (Tabla 3).

Sobre la capacidad motivadora del término “humanización” para servir de estímulo a los profesionales, invitándolos a mejorar la calidad de su asistencia, una mayoría de dos tercios de las matronas consultadas (66,6%) afirmó que el término “humanización” invita a mejorar la calidad de la atención sanitaria, mostrándose bastante de acuerdo el 30,2%. Un tercio de la muestra (33,3%) no atribuyó a este término esa capacidad de estimulación sobre los profesionales (Tabla 4).

Discusión
Hay que destacar, en primer lugar, que los datos relativos a edad y sexo que arroja la encuesta realizada ponen de manifiesto, una vez más, el grave problema de envejecimiento grupal al que estos profesionales se enfrentan (15). La edad de las matronas andaluzas es también un factor que puede influir en la recepción de nuevas tendencias relativas al desempeño profesional, en este caso, en la de las nuevas formas de asistencia al embarazo, parto y puerperio, ya que una edad elevada puede aumentar la resistencia al cambio.

Es notorio que todas las matronas consultadas conocen el PHAPA. Esto es explicable en un sistema jerarquizado como el de la red hospitalaria del SSPA, aunque no debe llevar a engaño. Que las matronas andaluzas sepan de la existencia del PHAPA, e incluso hayan recibido información más concreta sobre algunas de las medidas de las que consta, no implica necesariamente que esté siendo implantado de forma efectiva y eficaz. La autonomía de los profesionales es grande y sin un esfuerzo intenso para convencer de la conveniencia de la implantación de las nuevas recomendaciones (que no solo informar de su existencia), es muy probable que no se lleven a cabo. Además, en muchos centros la ausencia de una política de evaluación y seguimiento de las nuevas medidas, adoptadas como criterios de excelencia en la atención al parto, puede facilitar el mantenimiento del modelo anterior.

Una vez sabido que las matronas conocen el PHAPA, aunque sea someramente, hay que distinguir entre el contenido teórico del PHAPA (incluyendo aquí las prácticas clínicas recomendadas) y su presentación externa, es decir, su título. Es sobre el papel que tiene éste en la recepción final del proyecto el centro de interés de este trabajo. Parece observarse, a la luz de las respuestas obtenidas, que las matronas también distinguen entre estas dos categorías: contenido y nombre del PHAPA. En este sentido, es significativo que más de la mitad de las matronas consultadas han hecho una recepción positiva del término “humanización”, ya que creen que expresa adecuadamente los objetivos del proyecto, que no tiene connotaciones ofensivas y que invita a la mejora de la atención sanitaria.

No obstante, es llamativo que casi la mitad de las matronas encuestadas observen una contradicción entre el título del PHAPA y sus objetivos. Este porcentaje es muy similar al de las matronas que afirmaron percibir el término “humanización” como una ofensa y algo menor al de las matronas que negaron a este término la capacidad de ser un elemento motivador de la mejora de la calidad de la atención sanitaria. Puede verse, por tanto, que existe entre un 30 y un 40% de las matronas andaluzas que contestó negativamente a las tres cuestiones, mostrando un claro rechazo a dicho término. Es posible pensar que este grupo de matronas está posicionado en contra del nuevo modelo de atención al parto que subyace al PHAPA, sin embargo, también existe la posibilidad de que una parte de ese grupo sea favorable, en alguna medida, a los principios del PHAPA, pero que sienta rechazo frente al término “humanización”, con el que se presenta ante la sociedad andaluza.

Apoya esta segunda hipótesis el hecho de que haya una diferencia de casi 13 puntos entre el porcentaje de matronas que no conceden ninguna capacidad motivadora al término “humanización” y el de aquéllas que lo consideran una ofensa y que piensan que no expresa adecuadamente los objetivos del PHAPA. Es decir, hay un 13% de las matronas consultadas que piensa que el término “humanización” tiene capacidad para motivar el cambio hacia mejor de los profesionales, pero que opinan que utilizarlo como título de un proyecto como el PHAPA es ofensivo y no ayuda a expresar correctamente los objetivos del mismo.

Es posible que el rechazo existente al término “humanización” en este grupo de matronas se deba al hecho de que el uso de esta palabra implica un cambio conceptual, lo que siempre reviste una gran dificultad y genera resistencias, pero también puede ser a que algunos profesionales asocian el término “humanización” con una actitud de desprecio de su trabajo anterior que desarrollaron con la mejor intención y guiándose por los parámetros de lo que entonces se consideraba la mejor asistencia obstétrica posible.

Algunas de las limitaciones del estudio provienen, en primer lugar, del reducido número de matronas consultadas. Aunque la variedad de la población entrevistada permite pensar en una distribución similar al ampliar la consulta, sería muy bueno acrecentar hasta el máximo posible el número de matronas participantes. Otra es la derivada de la administración de la encuesta, la cual solo se realizó por vía telefónica, con el sesgo de selección que podría suponer.

Conclusiones
El conjunto de las matronas que trabajan en los hospitales del SSPA conoce el PHAPA y una gran parte de ellas hace una recepción muy positiva del término “humanización”. No obstante, se observa la existencia de un nutrido grupo de profesionales que manifiestan rechazo frente a este término. Es posible que esta negativa existente se deba a que algunos profesionales lo asocian con una actitud de desprecio de su trabajo anterior o al hecho de que el uso de esta palabra implica un cambio conceptual, lo que siempre reviste una gran dificultad y genera resistencias.

Aunque parece que el término “humanización” es bien recibido por gran parte de las matronas de Andalucía, podría estar siendo un factor de rechazo del PHAPA en, aproximadamente, el 13% de estos profesionales. Por tanto, sería de gran interés para todo el colectivo de matronas y, en general, para la atención perinatal en Andalucía, que se tomaran medidas para paliar este distanciamiento respecto al PHAPA por parte de un sector importante de las matronas, distanciamiento que, más allá de sus contenidos concretos, empieza ya en el nombre.

Agradecimientos
Al equipo de la Unidad de Formación Continuada del Hospital Infanta Elena de Huelva por haber apoyado nuestro trabajo en todo momento.

Conflicto de intereses
Los autores no declaran ningún conflicto de intereses.

Una versión menos extensa de este trabajo se presentó como Póster en el XXII European Congress of Perinatal Medicine, celebrado en Granada del 26 al 29 de mayo de 2010.

Bibliografía

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