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Metas de Enfermería

Metas de Enfermería

MARZO 2016 N° 2 Volumen 19

Con nombre propio

Sección: Enfermería al Día

Autores

Silvia López Criado

Redactora de Metas de Enfermería

Titulo:

Con nombre propio

Resumen

«La bioética, cuando se conoce bien, “engancha”», comenta Rafael Toro Flores, responsable de la Unidad Investigación en Cuidados Enfermeros del Hospital Universitario Príncipe de Asturias y profesor de Ciencias de la Salud Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Alcalá (Madrid). La existencia de los comités de ética en España es relativamente reciente, datan de los años noventa, ya con participación de la Enfermería. Charlamos con Rafael Toro sobre su evolución y las metas que han de plantearse.

Pregunta. Usted forma parte de la Sociedad Madrileña de Ética Enfermera (SMETICAE), ¿quiénes constituyen la sociedad y cuáles son los principales objetivos que persiguen?
Respuesta. Sí, efectivamente, en la actualidad soy secretario de la SMETICAE. La sociedad se creó en enero del año 2012, actualmente somos 71 socios. Antes, algunos habíamos pertenecido a otras asociaciones de bioética, pero nos parecía necesaria la existencia de una sociedad que sacara a la luz la visión enfermera sobre los problemas éticos que surgen en la práctica diaria del cuidado y que, además, sirviera para visibilizar el trabajo que en el ámbito de la bioética venimos realizando las enfermeras.

Los principales objetivos de la SMETICAE, además de los ya dichos, son: promover el humanismo como pieza clave del cuidar, promover la autonomía en la toma de decisiones que afectan a la salud y la vida de las personas y trabajar desde el respeto a las distintas ideas que aparecen en una sociedad cada vez más plural.

P. ¿Qué tipo de actividades realizan para la consecución de estos objetivos?
R. Para alcanzar los objetivos propuestos por la sociedad, venimos realizando diversos tipos de actividades, como son la impartición de talleres sobre valores en el Colegio de Enfermería de Madrid y en distintos hospitales madrileños, la realización de cineforums trimestrales donde abordamos diversos problemas éticos y la participación como sociedad, en jornadas y congresos de bioética. Además de todo esto, realizamos una jornada anual en la que tratamos de abordar temas de actualidad que puedan generar conflictos éticos. En estas jornadas, también entregamos el premio SMETICAE a personas que han destacado por la promoción y desarrollo de la Enfermería y sus valores. Este año comenzamos a realizar lo que llamamos “Tardes de deliberación ética”, donde abordamos temas como la objeción de conciencia, la existencia de un derecho a la sanidad universal y los problemas éticos que se pueden plantear al final de la vida.

P. La filosofía de SMETICAE tiene parte fundamental en la idea de que la «enfermera aporta un punto de vista diferente, ofertando la “proximidad terapéutica” frente a la “distancia terapéutica” de otras profesiones». ¿Cómo es la presencia de los profesionales enfermeros en los comités de ética? ¿Cómo ha sido su evolución?
R. Bueno, la existencia de los comités de ética en España es relativamente reciente, pensemos que los primeros comités españoles empiezan a aparecer en los años noventa, ya con participación de la Enfermería. Posteriormente, la regulación legal contempla que entre sus miembros debe haber profesionales enfermeros. En el año 2000 el presidente de un comité de ética, médico para más señas, escribía sobre “la existencia de un mayor interés en los temas de bioética por parte de las enfermeras y una gran diferencia de motivación con otros colectivos”. Pero no basta con el interés y la motivación, sino que también hay que formarse. Como en otras ocasiones tuvimos que enfrentarnos al hándicap de la formación. Al ser diplomados universitarios no podíamos acceder a los másteres oficiales de bioética, podíamos cursar una expertía de un año, mientras que los titulados superiores accedían a una formación de dos años.

En resumen, creo que la presencia de las enfermeras y el peso de sus opiniones en los comités de ética han ido parejos a la evolución profesional y académica de nuestro colectivo. Hoy en día son muchas las enfermeras que realizan una importante labor asesora dentro de los comités y además ocupan cargos de gestión dentro de ellos.

P. La actividad enfermera conlleva tener que llevar a cabo actuaciones que a veces pueden ser contrarias a la ética personal de los profesionales. ¿De qué manera ampara la ley la objeción de conciencia? ¿Qué casos son los más frecuentes?
R. El abordaje del derecho a la objeción de conciencia es un tema complicado. El Código Deontológico de la Enfermería Española recoge el derecho a la objeción de conciencia de las enfermeras en el ejercicio de su profesión, remitiendo al artículo 16.1 de la Constitución Española que garantiza la libertad ideológica y religiosa de los individuos. Claro, esta regulación es muy general y aquí es donde aparece el conflicto. Para unos esta regulación es suficiente y en ella cabrían todos los casos de objeción de conciencia. Para otros, el ejercicio de la objeción de conciencia requiere su reconocimiento por una norma jurídica de forma particular y explícita en cada caso. Esta última posición parece que es la que está ganando terreno, pues cada vez son más las normas que incluyen cláusulas de objeción de conciencia, entre estas normas encontramos la Ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, diversas leyes autonómicas sobre instrucciones previas o voluntades anticipadas.

En la III Jornada de nuestra sociedad presentamos un estudio realizado entre las enfermeras de la Comunidad de Madrid sobre su actitud ante la objeción de conciencia. En la revisión de la literatura, previa a la realización del estudio, no encontramos trabajos que analizaran la casuística de la objeción de conciencia en España. Circunstancia que nos animó a realizar este trabajo. Con los resultados en la mano lo primero que nos llamó la atención es el poco conocimiento sobre este tema que las enfermeras dicen tener. Encontramos que las situaciones que generarían una mayor posibilidad de objeción de conciencia en las enfermeras serían la interrupción voluntaria del embarazo dentro de las primeras catorce semanas, la selección de embriones tras diagnóstico genético preimplantacional y el rechazo a tratamientos médicos, en especial a las transfusiones sanguíneas.

P. Los avances científicos de las últimas décadas implican una evolución en la aplicación de los conceptos bioéticos. ¿Cómo valora el desarrollo de esta nueva visión de la ética aplicada?
R. En mi opinión, la actividad científica actual no es éticamente neutra, tiene unos intereses y fines concretos que pueden y deben ser evaluados desde el punto de vista ético. En este sentido, la bioética, como ética aplicada a las ciencias de la vida, tiene mucho que decir.

Hoy en día en el ámbito de la biomedicina nos enfrentamos a nuevos e importantes retos que generan conflictos éticos como son: los estudios desarrollados sobre el genoma humano cuyo conocimiento hace posible la prevención, el diagnóstico precoz y el tratamiento de muchas enfermedades, pero por otro lado puede vulnerar la intimidad de la persona; el diagnóstico genético preimplantacional con los llamados “bebes medicamentos”, la limitación del esfuerzo terapéutico, los trasplantes con donante vivo, etc. La Enfermería como profesión de servicio debe estar preparada para dar respuesta a los cambios sociales que crean nuevos escenarios de salud. Estas nuevas realidades, plantean a los profesionales problemas morales que su resolución supera el ámbito individual.

El abordaje de este tipo de problemas se ha realizado desde diferentes niveles. Por un lado, normas internacionales como el Convenio de Oviedo y la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos, tratan de garantizar la dignidad del ser humano y proclaman su primacía sobre el interés exclusivo de la ciencia. Por otro lado, se crean los comités de ética nacionales como órganos consultivos sobre materias relacionadas con las biomedicina y, por último, para ayudar a la toma de decisiones a los profesionales están los comités de ética para la asistencia sanitaria.

P. Ante los constantes cambios de la sociedad parece que la ética, en ocasiones, queda relegada a un segundo plano. ¿Qué visión tiene SMETICAE del panorama actual en la profesión enfermera dentro del ámbito de la ética?
R. Es verdad, en la última reforma educativa la asignatura filosofía, de la que no olvidemos forma parte la ética ha sido relega a un segundo plano, sin tener en cuenta o quizás por eso que la filosofía enseña a pensar, a tener un espíritu crítico y a participar en la vida pública. Afortunadamente, no sucede lo mismo con los estudios de Enfermería, en el actual grado se incluye la formación en bioética aunque de manera diversa y dentro de asignaturas como legislación y deontología, ética y legislación o filosofía y ética del cuidado. Otra cosa son los conocimientos y la puesta en práctica de estos. En el estudio que citaba anteriormente, la mayoría de las enfermeras encuestadas señalan que su única formación en bioética es la recibida en la carrera, no llegaba al 20% las que habían realizado cursos postgrado en esta materia. No obstante, mi experiencia como profesor me dice que la bioética, cuando se conoce bien, “engancha”.