Himno de la Enfermería Española

Martes, 29 de enero de 2013

por retrazos

Un Sueño con mil estrellas

¡Dónde arde la llama de la vida, cuando el alma vaga errante,
dónde, solitaria y perdida, busca la senda que abre
unas puertas que iluminan los pasos del caminante!

¡Dónde afloran los deseos, cuando la voz calla y se parte;
dónde, trémula y sin vida, siente el vacío que nace
de un silencio profundo donde no se encuentra a nadie!

En un sueño aprendí, que hay un largo camino,
que no puedo seguir, si no marcho contigo,
si no arranco el dolor, el hambre y el frío,
si no te acompaño, cuando te siente perdido;
en un sueño conocí, mil estrellas sin destino…

¡Cuándo siento la luz, que ilumina mis días;
entre sábanas blancas, y entre flores marchitas
renace siempre en mi alma, ilusiones encendidas!

¡Cuándo veo salir, el dolor de sus vidas,
entre manos tan cálidas, y entre tiernas sonrisas
es tan intenso el amor, que inunda mi vida!

ESTRIBILLO (BIS)

Lluvia fresca del alba, de blanca plata adornada,
que fecunda la ancha tierra, con su poder y su magia,
e inunda de alegrías las miradas más cansadas.

Todas las manos unidad, y un corazón levantado,
a lo largo de los siglos y al pasar de los años,
sintiendo siempre la vida, cómo fluye entre sus manos.

ESTRIBILLO (BIS)

Libreto

Antonio Claret García Martínez Doctor en Historia. Profesor de la Universidad de Huelva.

Manuel Jesús García Martínez Enfermero. Licenciado en Antropología. Profesor de la Universidad de Sevilla.

Tema de Composición

El enfermero ha de recorrer un largo camino desde que decide entregarse a la profesión de cuidador hasta que alcanza su madurez profesional. Es un camino que en los textos españoles de Enfermería del siglo XVII se percibe con claridad, tanto en los manuales para su formación como en las bibliografías que se conservan de enfermeros ilustres.
La presente composición se inspira en la vida de Bernardino de Obregón, hidalgo castellano que buscaba abrirse camino en la agitada corte de Felipe II, que recorre Europa luchando por su Rey y que experimenta una profunda crisis emocional al ver morir a sus compañeros en el campo de batalla. Ello le sume en un profundo caos interior del que acaba saliendo y encontrando la luz en la entrega al cuidado de los enfermos. A través de una serie de etapas, Bernardino pasa de ser un joven deseoso de placeres y riquezas a una persona entregada a los demás, que ofrece su vida y hacienda al cuidado de los pobres enfermos, para los que funda la Mínima Congregación de los Hermanos Enfermeros Pobres (Obregones).
Con esta composición se desea rendir un homenaje a todos los enfermeros, y con ellos a la Enfermería Española, tomando como símbolo-guía a Bernardino de Obregón (un enfermero), a su entrega al cuidado de los enfermos, a los que dedicó más de treinta años de su vida en un proceso de formación y enseñanza constantes.

Estructura de la composición. Se divide en tres Cantos y el Estribillo

Estribillo: Un Coro, a imagen de la conciencia humana, y que simboliza la Fuerza del Destino, recuerda incesantemente al joven Bernardino de Obregón ( y como él a otros muchos jóvenes) su entrega y dedicación al cuidado de los enfermos.
Canto Primero: La conversión de Bernardino de Obregón. Simboliza sin duda del joven ante su futuro incierto; es el caos inicial y la búsqueda de la vocación. Los versos reflejan un estado emocional en crisis, con sustantivos y adjetivos que denotan un grado de conmoción, desesperanza y desilusión, de angustia.
Canto Segundo: La formación de Bernardino de Obregón. Simboliza la vocación encontrada y la dedicación al estudio de la Enfermería: los inicios de la luz. Los versos representan un cambio absoluto con respecto a los anteriores. Ahora es la luz la que impera, la alegría que se va recobrando, abundando los tonos claros (blancos, luz del día, flores, ilusiones encendidas, manos cálidas y tiernas sonrisas).
Canto Tercero: La etapa de madurez de Bernardino de Obregón. Simboliza el ejercicio profesional: la luz encontrada y compartida con los enfermos, y con ella…, la Felicidad. Es la culminación de la obra de Bernardino, y junto a él la de todos los enfermeros, representados aquí en espigas, “inmensos campos colmados de espigas”, sembrados por todo el mundo; y siempre verdes, que es color que simboliza la esperanza transmitida a los enfermos.