Cáncer y cuidados enfermeros, nueva edición de la Editorial DAE

Lunes, 30 de julio de 2018

por diariodicen.es

La Editorial Avances Difusión de Enfermería (DAE), perteneciente a Grupo Paradigma, ha lanzado una nueva edición de su obra Cáncer y cuidados enfermeros. En ella se actualizan todos los contenidos bajo la última evidencia científica disponible y se incluyen nuevos temas que, dada su prevalencia e importancia en la actualidad, han emergido como fundamentales para su abordaje por parte de los profesionales enfermeros.

Cristina Iglesias Míguez y Raquel López Gil, ambas enfermeras oncohematológicas del InstitutCatalàd´Oncología, son las autoras de la obra, en la que definen al enfermero/a oncológico como “referente para el paciente y su familia y, también, dentro del equipo multidisciplinar para minimizar la fragmentación de la asistencia dentro de un proceso complejo”.

En la obra Cáncer y cuidados enfermeros se recogen, por tanto, los diferentes abordajes oncológicos, las nuevas terapias, el proceso de final de la vida y los cuidados paliativos, así como la rehabilitación y acompañamiento al, afortunadamente, cada vez mayor grupo de supervivientes. De todo esto, hemos charlado con sus autoras.

Pregunta.- El cáncer es en la actualidad una de las enfermedades que mayor impacto tienen en la sociedad; sin embargo, aún no ha dejado de ser un tema “tabú”. ¿A qué se debe?

Respuesta.-El diagnóstico de cáncer supone un acontecimiento que va a influir directamente en la vida de las personas que son diagnosticadas y, habitualmente, está relacionado con sentimientos de miedo, enfado, conmoción, tristeza e incluso vergüenza. Afortunadamente, esta percepción negativa del cáncer ha ido evolucionando en los últimos años. En la actualidad, gracias a los avances médicos y a una mayor sensibilización de la población general, podemos decir que aunque el cáncer continúa siendo una de las enfermedades que generan un fuerte impacto en la vida de los pacientes, la visión de la sociedad en relación al mismo ha evolucionado hacia el empoderamiento y prometedoras expectativas.

P.- Recientemente la Editorial DAE ha lanzado la nueva edición del libro Cáncer y cuidados enfermeros, del que son autoras. ¿Qué va a encontrar el profesional enfermero en él? ¿Qué novedades recoge?

R.-En esta nueva edición se han actualizado los temas relacionados con nuevas modalidades terapéuticas en las principales patologías oncológicas, además de incluir nuevos contenidos de actualidad. Hemos considerado que deberían ser recogidas nuevas patologías como elcáncer de próstata, debido a la prevalencia de esta patología, además de temas como el consejo genético, la inmunoterapia y, por supuesto, los largos supervivientes. Del mismo modo, queríamos hacer mención a las patologías hemato-oncológicas como las leucemias, linfomas y mieloma múltiple, puesto que suponen un manejo y atención enfermera específica y compleja.

P.- ¿Qué papel tiene el enfermero oncológico en el proceso del cáncer? ¿Cómo ha sido la evolución del mismo a lo largo de la última década?

R.-El enfermero oncológico participa en todas las fases del proceso oncológico del paciente, bien desde el diagnóstico, tratamiento, seguimiento y hasta su rehabilitación o cuidados paliativos. Es el referente para el paciente y su familia y, también, dentro del equipo multidisciplinar para minimizar la fragmentación de la asistencia dentro de un proceso complejo.

El rol del enfermero/a oncológico ha ido evolucionando en los últimos años, se han ido desarrollando las figuras de enfermeras especialistas de distintas patologías oncológicas a fin de facilitar y mejorar la asistencia sanitaria dentro del sistema sanitario conocidas como enfermera de práctica avanzada (EPA).

Actualmente, la figura de la EPA en España, respecto a países como EE.UU, Reino Unido y Australia, es muy diferente. El cómo está configurada la formación básica y postgraduada, la historia de una enfermería muy vinculada a la polivalencia y poco a la especialización junto a una falta de regulación, hacen que el camino a recorrer sea todavía muy largo.

No obstante, como enfermera/os tenemos que adoptar un papel proactivo y más dinámico que el actual, en los distintos niveles de atención, para mejorar la salud de la población y atender y coordinar a un perfil de paciente cada vez más complejo.

P.-En el libro abordan las múltiples posibilidades de investigación, estudio y mejora de la práctica clínica mediante diversas propuestas, ¿qué nos pueden contar sobre ello?

R.- En cada capítulo se definen las líneas generales basadas en una atención estandarizada para el abordaje de cada problema oncológico y/o complicación derivada tanto del tratamiento como de la propia patología. Tenemos que señalar que se ofrecen unas pautas generales basadas en la evidencia científica y tras una revisión crítica, pero que, como todo en salud, pueden adaptarse o verse modificadas por la atención específica y políticas internas de cada centro hospitalario.

P.-La obra queda estructurada en cinco bloques, en el último de ellos tratan la etapa final de la vida y los cuidados paliativos. ¿Creen que los profesionales enfermeros tienen la formación precisa para abordarlos o sería necesario poner el foco de atención en ello? ¿Está reconocida esta labor como se merece?

R.-En particular, consideramos que la atención al final de la vida y los cuidados paliativosnecesitan una formación específica puesto que está reconocida como un elemento esencial para abordar la práctica clínica en la situación paliativa. A pesar de ello, la preparación adquirida en recursos y estrategias de afrontamiento de la muerte es de una enorme variabilidad y, hasta ahora, ha dependido de factores como el interés personal, la experiencia clínica o haber cursado los estudios recientemente o no. Sin embargo, el nivel de conocimiento, habilidades y la actitud del profesional enfermero ante el afrontamiento a la muerte, van a condicionar mayor o menor dificultad en función de la preparación recibida.

Además, cabe destacar la gran labor que los profesionales de enfermería realizan durante esta etapa en el ámbito emocional con y para la familia. Lo que requiere también de una buena gestión de los conocimientos en momentos tan difíciles y de manejo complejo. Es quizá en este punto, donde la labor de los profesionales enfermeros se ve menos valorada, y se asume en multitud de ocasionesque estas situaciones han de afrontarse por parte de los profesionales de manera natural.

P.-  Hablamos del final de la vida, pero afortunadamente es cada vez mayor el número de supervivientes al cáncer. ¿Cómo es el proceso de rehabilitación y acompañamiento emocional en esta etapa?

R.-En el caso de los supervivientes al cáncer, la rehabilitación implica la concentración y el uso de los recursos individuales y colectivos necesarios para alcanzar la independencia física, económica y social y así poder retomar la vida tal y como era antes o con las menores limitaciones posibles. La rehabilitación se adecuará a las necesidades específicas de cada paciente, que estarán marcadas por el momento evolutivo en que se encuentra la enfermedad y que no son siempre las mismas.

El acompañamiento emocional en esta etapa estará centrado en la recuperación de una vida satisfactoria y plenay que dependerá de las secuelas de la enfermedad. Además, se ha de trabajar con especial hincapié el “destete” de la atención oncológica recibida. Para el paciente supone un gran cambio pasar de un control exhaustivo durante más de cinco años, a realizar un seguimiento mucho menos frecuente. Por tanto, el enlace del trabajo de los cuidados entre la atención hospitalaria y la ambulatoria deberá convertirse en una de las prioridades sanitarias en un futuro inmediato.

P.- Y para finalizar, ¿qué cualidades ha de tener el profesional enfermero que quiera dedicarse al área oncológica?

R.-Además de los conocimientos técnico-científicos son necesarias una serie de cualidades para poder desarrollar su rol en el área oncológica. Es esencial desarrollar habilidades de comunicación, la empatía y escucha activa. Además, dada la complejidad de la asistencia y con el objetivo de mejorar la atención oncológica, deben desarrollarse capacidades de liderazgo, motivación, empoderamiento y coaching.

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