“Enfermeras: un reflejo histórico del ser humano” (2ª parte)

Viernes, 14 de diciembre de 2012

por diariodicen.es

Ante el riesgo de que muchos de los avances sociales y sanitarios conseguidos hasta el momento, sufran un fuerte retroceso provocado por la realidad económica que se vive actualmente en occidente, la profesión enfermera es y continuará siendo una de las actividades esenciales para garantizar la supervivencia del ser humano, demostrando a lo largo de la historia su carácter altruista y generoso, y convirtiéndose en reflejo de la complejidad del ser humano. A través de Historia de la Enfermería, José Siles González, enfermero y catedrático de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Alicante, profundiza en la evolución histórica de esta profesión, que ha pasado de ser una actividad propia de la vida cotidiana a una disciplina capaz de generar sus propios conocimientos y de desarrollar nuevas teorías aplicadas en la práctica de los cuidados.

– Su libro Historia de la enfermería es materia de necesario conocimiento para los enfermeros. ¿Cómo decidió organizar o dividir el contenido de su obra?

Antes de nada expresar mi reconocimiento y agradecer la gran ayuda que tuve en todo momento por parte del equipo de la Editorial Difusión Avances de Enfermería (DAE). Atendiendo a la naturaleza de la historia de la enfermería, pensé vertebrarlo en tres grandes bloques.

El primero se dedica a los fundamentos históricos de la enfermería y a la teoría y la práctica de los cuidados como objeto-sujeto histórico. Lo decidí así porque, antes de narrar la historia de lo que sea, hay que tener una cierta idea de lo que es la historia y para lo que puede servir. Aporto una perspectiva estructural y dialéctica para organizar los datos mediante categorías como unidad funcional (valores, creencias, sentimientos y estética que socializa a los que se dedican a los cuidados), marco funcional (lugares o escenarios donde se practican los cuidados) y elemento funcional (personas que se dedican a los cuidados). Hago hincapié en que es una ciencia eminentemente práctica y útil, por ejemplo, es imprescindible para la toma de conciencia de un colectivo como es el enfermero, para que exista socialización y, por consiguiente, florezca el asociacionismo. Como verán tengo una auténtica obsesión por enfatizar el carácter práctico y útil de la historia, porque, además, resulta particularmente ventajoso para colectivos emergentes como la enfermería, que ha sido durante mucho tiempo una actividad propia de la vida cotidiana y doméstica practicada por personas que también eran discriminadas en razón al sexo.

El segundo bloque lo dedico a describir reflexivamente la historia de la enfermería desde la prehistoria hasta el renacimiento. Aquí, como en el resto del libro, se mantienen las categorías señaladas anteriormente para ordenar los datos y clarificar las vinculaciones entre diferentes factores (social, económico, religioso, cultural, género), que interrelacionan dichas categorías.

En el tercer bloque, siguiendo con la misma sistemática señalada, se trata la evolución de la enfermería desde el siglo XVIII hasta la actualidad, otorgando un lugar de lógica y medida preponderancia a la enfermería española, y dejando constancia de la hirviente problemática que tanto nos está calentando y poniendo a punto de ebullición nuestra realidad presente.

– A lo largo de la historia, tal y como recoge en su libro, ¿cómo han influido los condicionantes sociales y el entorno en el cuidado enfermero?

La historia es algo vivo y que nos sorprende a cada momento. La triste realidad actual que nos dibuja la crisis económica, muestra con toda su entereza lo que es el ser humano, en su grandeza (solidaridad, altruismo), y en su miseria (egoísmo, desidia). La enfermería es una de las actividades que resultan más esenciales para el ser humano, pero no sólo para su supervivencia, sino como espejo donde se refleja la auténtica condición de este ser tan complejo. A lo largo de la historia la enfermería ha demostrado mediante un comportamiento altruista y generoso, estar a las duras y a las maduras, cumpliendo con un deber que se derivaba de algo tan esencial como la necesidad de supervivencia.

– En el marco de la profesión, las teorías y los modelos de cuidados, ¿han sido y siguen siendo un referente mundial a la hora de llevar a cabo estos cuidados?

Deben seguir siéndolo. En España no lo han sido porque no ha existido una enfermería científica que tuviera la capacidad y la necesidad consciente de producir conocimiento mediante la investigación, que es la única forma de desarrollar un corpus teórico y habilitar modelos para su aplicación en la práctica. A partir de la integración en la universidad la cosa empieza a cambiar, aunque lenta y sufridamente. Decir que las teorías con relevantes para el desarrollo profesional es como afirmar que la investigación resulta esencial para la vertebración de la enfermería como ciencia y como profesión. Sin embargo, aun hoy, el punto débil de la enfermería sigue siendo el referencial teórico. Por eso es tan importante el grado, porque permite el acceso a los doctorados en igualdad con el resto de las disciplinas y eso significa que vamos a ser capaces de producir conocimientos y desarrollar nuevas teorías que tengan su repercusión en la práctica mediante la optimización de los cuidados.

– En su opinión y con la situación socioeconómica que se está viviendo actualmente, ¿cómo cambiará el modelo asistencial de la profesión?

Evidentemente existe el riesgo de que muchos de los avances sociales y sanitarios conseguidos en los tiempos de bonanza experimenten un duro retroceso. Paralelamente, los profesionales de la salud, junto con los del área social, pueden verse sometidos a enormes presiones para que los costes sanitarios se reduzcan. Esto puede conllevar en la práctica un auge del modelo privado de gestión, donde lo auténticamente importante no es, ni mucho menos, el cuidado holístico.

 

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