Un estudio elaborado por la Asociación catalana de Enfermería Familiar y Comunitaria (AIFICC) revela que la crisis económica ha provocado un cambio de hábitos alimentarios, concluyendo que los ciudadanos comen más alimentos económicos y de menor calidad. No obstante, la portavoz de la AIFICC, la enfermera Gemma García, ha señalado que “no se ha detectado ninguna enfermedad orgánica durante estos dos últimos años que se pueda vincular a cambios en la alimentación”.
El estudio se realizó a través de una muestra de personas con cita en la enfermería del área básica de un barrio de Reus (Tarragona), Horts de Miró, entre junio y agosto de este año. Se demostró que el 43 % de los participantes en el estudio ha cambiado sus hábitos alimentarios, aumentando un 20 % la compra de productos congelados, sobre todo pescado y verduras, y reduciendo el consumo de comida preparada, que sólo compra un 5 % de los mismos. De la misma forma, cerca del 70 % se fija antes en el precio que en la calidad de los alimentos.
El estudio también ha demostrado que el 70 % de los ciudadanos se encuentra más estresado y alrededor del 30 % piensa que su salud ha empeorado a causa de la crisis. Según el informe, la salud es la principal preocupación de casi la mitad de los participantes, seguida de la crisis económica (35 %).
