16 de octubre: Día Mundial de la Alimentación

Viernes, 1 de octubre de 2021

por diariodicen.es

El 16 de octubre, como cada año, se celebra el Día Mundial de la Alimentación, una efeméride para la que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), fundada ese mismo día de 1945, fijó como objetivos aumentar la sensibilización de la población para con las personas que padecen hambre y poner de manifiesto la importancia de garantizar la seguridad alimentaria y una dieta nutritiva en el ámbito global.

La alimentación saludable

La alimentación es un factor determinante en la salud de las personas, tan importante que puede llegar a incidir en la calidad de vida y en la longevidad; asimismo, es una herramienta de prevención de ciertas enfermedades, como las de índole cardiovascular, especialmente cuando la dieta se mantiene a lo largo de la vida, y no solo se hace de forma esporádica. Hay muchas formas de alimentarse pero una sola de nutrirse y todas son buenas si aportan al organismo los nutrientes necesarios. La cultura de cada pueblo ha desarrollado una gastronomía propia, fruto de la sabiduría de muchas generaciones, acorde con sus características, gustos, costumbres y posibilidades.

Dietas recomendadas

La dieta mediterránea

Por sus componentes y su variedad, la dieta mediterránea está considerada como una pauta alimentaria saludable. Rica en legumbres, aceite de oliva, frutas y verduras, los estudios a este respecto apuntan a que los países en los que predomina presentan una incidencia menor en dolencias cardiovasculares y oncológicas, en comparación regiones más septentrionales de Europa.

-Principales alimentos de la dieta mediterránea

Esta pauta aconseja el consumo diario de:

  • Cereales: preferentemente integrales.
  • Frutas y verduras.
  • Agua: entre 1,5 y 2 litros al día.
  • Derivados lácteos: son una fuente de grasas saturadas, así que han de ingerirse con moderación.
  • Frutos secos y semillas.
  • Bebidas fermentadas: siempre y cuando los principios de la persona lo permitan.

Asimismo, se pueden consumir, aunque semanalmente:

  • Alimentos ricos en proteínas, como pescados, huevos o carnes rojas y procesadas, así como legumbres y patatas.

Finalmente, y de forma más ocasional y en cantidades poco significativas, la dieta mediterránea incluye los productos azucarados.

La dieta hipocalórica

Destinada a reducir la cantidad de grasas presentes en el cuerpo de la persona, si el objetivo es mantener la pérdida de peso a lo largo del tiempo la dieta hipocalórica ha de ser equilibrada y dar respuesta a las necesidades nutricionales. De esta forma, para que este patrón alimenticio cumpla con estos requisitos, debe aportar los siguientes nutrientes:

-Carbohidratos

Es necesario que los carbohidratos constituyan alrededor del 60% del valor calórico total de la dieta, promoviendo el consumo de los que contienen fibra en detrimento de los simples.

-Lípidos

Valores que varían entre el 25 y el 30% de la aportación calórica, preferentemente aquellos que no contengan grasas saturadas en un alto grado.

-Proteínas

Aporte cercano al 15%.

-Vitaminas y minerales

A través de la variedad dietética.

-Líquidos

Se recomienda ingerir unos dos litros de agua al día y limitar el consumo de bebidas alcohólicas.

La dieta hiposódica

La ingesta excesiva de energía en la dieta, lo que puede derivar en obesidad o sobrepeso, y el consumo desmesurado de sodio y alcohol son algunos de los factores alimenticios que inciden en el aumento de la presión arterial. Para prevenir la hipertensión, las pautas más recomendadas pasan por reducir, principalmente, estos dos últimos elementos.

En el caso de la sal, lo aconsejable es limitar utilización a los 6 gramos de cloruro sódico al día. Por su parte, a las personas hipertensas consumidoras de alcohol se les debe pautar un hábito diario menor a los 30 gramos a los hombres y 20 a las mujeres, aquellas personas con hipertensión y que presenten dependencia a esta sustancia, o con cualquier otra patología relacionada, debe recomendárseles la cesación del consumo.

Por el contrario, en cuanto a los nutrientes adecuados para evitar estas enfermedades, cabe destacar la presencia de los ácidos grasos n-3, que influyen en la reducción de la presión arterial, y el potasio, para prevenir la hipertensión.

Otras recomendaciones

Será necesario realizar una ingesta recomendada o en otras palabras, tomar cada día la cantidad de energía y nutrientes en la dieta para poder mantenerse sano, para lo que se debe hacer una elección adecuada de alimentos que cumplan los siguientes requisitos:

  • Suplir las necesidades de energía: están determinadas por metabolismo basal, la termogénesis inducida por los alimentos y la actividad física.
  • Necesidades de carbohidratos: aunque no se han establecido las necesidades precisas de carbohidratos en la alimentación, y parece que no hay una necesidad específica de los mismos, sí que se ha comprobado que una pauta alimenticia que no cuente con este componente desemboca en una serie de reacciones que provoca la deshidratación.
  • Tomar lípidos: según aporta el Committee on Diet and Health (The Food and Nutrition Board), el consumo de grasa no ha de rebasar el 30% de las calorías.
  • Las proteínas: está estipulado que el aporte recomendado de proteínas se sitúa en 0,47 g/kg de peso/día, siempre y cuando se ingiera suficiente energía.
  • Necesidad de minerales: la cantidad puede variar, aunque lo más aconsejable es no sobrepasar una dosis diaria. Es, al mismo tiempo, conveniente no cocinar con demasiada sal ni ingerir alimentos excesivamente salados.
  • El agua: el aporte adecuado se enmarca entre 1.000-1.500 ml o 30-40 ml por kg de peso corporal.

Fomento de la alimentación saludable

Según lo expuesto por la OMS en una nota informativa (https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/healthy-diet), las instituciones gubernamentales desempeñan un papel protagonista a la hora de promover buenos hábitos nutricionales. Algunas de las acciones que pueden poner en marcha las administraciones para ello pasan por:

  • Concordar los planes de inversión con las políticas alimentarias, comerciales y agrícolas, con medidas como facilitar que los productores y vendedores minoristas cultiven frutas y verduras frescas o promulgar normas para favorecer prácticas saludables, como garantizar la disponibilidad de estos alimentos en centros escolares o de trabajo.
  • Promover que los consumidores reclamen productos sanos, con actuaciones como aumentar la concienciación de la población en lo referente a la dieta, poner a disposición de la ciudadanía asesoramiento desde los centro de Atención Primaria o elaborar políticas que fomenten que las personas en edad escolar mantengan una alimentación adecuada.
  • Acciones referidas al periodo de lactancia y la infancia, en el ámbito del desarrollo de políticas encaminadas a proteger a las madres trabajadoras o, entre otras, potenciar esta práctica desde los servicios sanitarios.

Formación enfermera en nutrición

Tras conocer las principales pautas dietéticas y las recomendaciones para llevar una alimentación saludable, es fundamental recalcar la importancia que tiene la formación enfermera en el ámbito de la nutrición, dada la importancia que guarda este aspecto en relación con la salud que presentan las personas y los problemas que se desarrollan a raíz de una mala alimentación.

De esta forma, es fundamental que los profesionales de enfermería cuenten con unos conocimientos profundos y actualizados en este ámbito. Además, ampliar conocimientos, ya sea en este o en cualquier otro campo de la ciencia enfermera, incide directamente en el desempeño laboral diario de los trabajadores y en la calidad de la atención que reciben los pacientes.

Por ello, AulaDAE, espacio de formación enfermera que cuenta con el aval del Ministerio de Sanidad, pone a disposición de estos profesionales el curso “Experto en nutrición y dietética en enfermería“, equivalente a 26 créditos ECTS y 650 horas lectivas.

Fuentes:

Cereceda Fernández C, Martín Salinas C. Nutrición en la comunidad. Objetivos nutricionales y guías dietéticas. En: Martín Salinas C, Díaz Gómez J. Nutrición y dietética. Colección Enfermería S21. 3ª ed. Madrid: Difusión Avances de Enfermería (DAE); 2015. p. 277-295.

Díaz Gómez J, Armero Fuster M, Calvo Viñuela I, Rico Hernández MA. La obesidad y los tratamientos nutricionales. En: Martín Salinas C, Díaz Gómez J. Nutrición y dietética. Colección Enfermería S21. 3ª ed. Madrid: Difusión Avances de Enfermería (DAE); 2015. p. 595-624.

Martín Salinas C, Díaz Gómez J. Dieta cardiosaludable. En: Martín Salinas C, Díaz Gómez J. Nutrición y dietética. Colección Enfermería S21. 3ª ed. Madrid: Difusión Avances de Enfermería (DAE); 2015. p. 511-530.

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