Sesgos de género en la atención de salud oncológica de un hospital de concepción, Chile

Sección: Originales

Cómo citar este artículo

Toro Aguayo F. Sesgos de género en la atención de salud oncológica de un hospital de Concepción, Chile. Rev. iberoam. Educ. investi. Enferm. 2023; 13(2):27-35. Doi: https://doi.org/10.56104/Aladafe.0000.13.1021000406

Autores

Fabiola Toro Aguayo

Magíster en Investigación social y Desarrollo. Máster en Gestión Clínica, Dirección Médica y Asistncial. Universidad San Sebastián. Chile. ORCID: http://orcid.org/0009-0001-6045-9548

Contacto:

Email: fabiolatoroaguayo@gmail.com

Titulo:

Sesgos de género en la atención de salud oncológica de un hospital de concepción, Chile

Resumen

Objetivo: el objetivo del presente artículo es reconocer sesgos de género en la atención del personal de salud de un hospital de Con-cepción, Chile, del área de oncología a pacientes hombres y mujeres.
Método: se utilizó metodología cualitativa de tipo etnográfica, a través de observación no participante y técnica de entrevista.
Resultados: los resultados de la atención en salud se caracterizan por la omisión de las emociones del usuario y del cuidador por parte del funcionario, alteración de privacidad en la atención, el rol invisibilizado de los cuidadores, su interacción con el funcionario y roles de género.
Conclusiones: las prácticas de los profesionales de la salud observadas no incorporan diferencias del género femenino, avalando la existencia de sesgo de género en la atención de salud oncológica en la población observada.

Palabras clave:

sesgos; género; sexo; cáncer; inequidad; salud oncología

Title:

Gender bias in oncologic healthcare at a hospital in Concepción, Chile

Abstract:

Objective: the objective of the present article is to identify gender bias in care by the healthcare staff from the Oncology Unit of a hos-pital in Concepción, Chile, for male and female patients.
Method: qualitative ethnographic-type methodology was used, through non-participant observation and interview technique.
Results: healthcare results were characterized by the omission by the civil servant of the emotions of user and caregiver, an alteration in care privacy, the invisibilized role of the caregiver, their interaction with the civil servant and gender roles.
Conclusions: it stood out that the practices observed in healthcare professionals did not incorporate the differences of the female gen-der, supporting the existence of gender bias in oncologic healthcare in the population observed.

Keywords:

bias; gender; sex; cancer; inequality; healthoncology

Portugues

Título:

Preconceitos de género nos cuidados de saúde oncológicos no hospital de Concepción, Chile

Resumo:

Objetivo: o objetivo deste artigo é reconhecer os preconceitos de gênero nos cuidados prestados a pacientes do sexo masculino e feminino pelo pessoal de saúde na área de oncologia de um hospital em Concepción, Concepción.
Método: foi utilizada metodologia etnográfica qualitativa, através da observação não-participante e da técnica de entrevista.
Resultados: os resultados dos cuidados de saúde são caracterizados pela omissão das emoções do usuário e do cuidador pelo fun-cionário, alteração da privacidade nos cuidados, o papel invisível dos cuidadores, sua interação com o funcionário e papéis de gênero.
Conclusões: as práticas dos profissionais de saúde observadas não incorporam as diferenças de gênero feminino, apoiando a existência de preconceitos de gênero no cuidado oncológico da saúde da população observada.

Palavras-chave:

preconceito; gênero; sexo; câncer; iniquidade; saúdeoncología

Introducción

Este artículo expone la identificación de posibles sesgos de género presentes en la atención en salud, específicamente, en el área oncológica a pacientes hombres y mujeres. Se dio preferencia a este grupo de patologías por la relevancia epidemiológica que presenta hoy en día a nivel mundial y nacional.

Las mujeres presentan una incidencia más alta de morbilidad y discapacidades durante la vida que los hombres, sobre todo porque acumulan muchas más enfermedades crónicas que estos (1).

El contexto biopsicosocial que entrega particularidades al cuerpo de la mujer y a su forma de vivir tiene implicaciones en su patrón salud-enfermedad, bajo un modelo biomédico que se sustenta en una visión androcéntrica, que conlleva a mantener ocultas las particularidades del género femenino (2).

Actualmente, el cáncer es un problema mundial de salud que involucra una serie de determinantes sociales que hacen de esta patología un desafío multidisciplinar y una clara deuda social al manifestar cómo las diferencias sociales inciden tanto en el desarrollo de la enfermedad como en el tratamiento y pronóstico de las personas afectadas, sin tener en cuenta los sesgos de género que pudiesen estar presentes en la realidad oncológica.

Las estadísticas actuales muestran mayor incidencia en hombres que en mujeres; sin embargo, se estima que para el siguiente decenio el cáncer corresponda a la primera causa de muerte en Chile y de Años de Vida Saludable Perdidos (AVISA), repercutiendo primero en la población femenina (Plan Nacional del Cáncer 2018-2028). Lo que hace cuestionar: ¿existe un sesgo de género en el diagnóstico y tratamiento de cáncer en las mujeres? Es preciso tener en cuenta que, de acuerdo con las características biopsicosociales del género femenino, las mujeres tienen mayor riesgo de desarrollar una patología oncológica frente a la exposición de algunas sustancias nocivas (3).

El 30 de marzo de 2015 se creó la unidad de género ministerial, cuyo objetivo es “contribuir a que todas las políticas, programas, documentos y acciones del Ministerio de Salud, incorporen perspectiva de género y derechos humanos, favoreciendo así la igualdad y equidad entre mujeres y hombres y la efectiva realización de los derechos en salud de la población”.

La realidad del caso de América Latina es que la mortalidad secundaria a causa oncológica aumentara en un 106% en los próximos años, siendo la primera causa de muerte estimada para el año 2023 a nivel nacional, afectando los años de vida perdidos por discapacidad (AVISA) principalmente en la población femenina (4).

Se pretende identificar la existencia de sesgo de género en problemas de salud comunes a mujeres y hombres, como lo es el cáncer. Y a la vez analizar si existen sesgos de género en relación con el diagnóstico y/o en el esfuerzo terapéutico frente a enfermedades padecidas por hombres y mujeres bajo la mirada propuesta por Ruiz-Canteros, clarificando las diferencias anatómicas y psicosociales que pudiesen interferir en las diferencias sintomáticas entre ambos sexos.

Las características biológicas determinan el ciclo vital en cada persona. Se destaca cómo la anatomía y los parámetros fisiológicos diferencian “al hombre y la mujer”, diferencias que se superponen a lo socialmente instituido para el género “femenino y masculino”, que conllevan a un estado de salud y bienestar en distintos contextos para cada género (5).

La mirada androcéntrica que ha conllevado esta construcción jurídica del cuerpo ha repercutido en los “sesgos de género” en la atención de salud. Además, dicha mirada corresponde a una atención sesgada por una visión androcéntrica en una distinción de la morbilidad diferencial en mujeres (6).

El empirismo feminista propone reformar la “mala ciencia” mediante el cumplimiento de normas metodológicas de la investigación científica. Esta corriente plantea que el sexismo y androcentrismo corresponden a sesgos controlables mediante el cumplimiento de lo anteriormente expuesto (7).

El sesgo de género es el planteamiento erróneo de igualdad o de diferencias entre hombres y mujeres –en su naturaleza, sus comportamientos y/o sus razonamientos–, el cual puede generar una conducta desigual en los servicios sanitarios y en la investigación, y que es discriminatoria para un sexo respecto al otro (8).

Las desigualdades de género en Salud Pública están dadas principalmente por la mirada androcéntrica de ensayos clínicos realizados mayoritariamente en hombres, los cuales se generalizan a la población femenina, extrapolando los factores de riesgo y protectores indiferenciados de las características particulares según sexo y género, dejando de lado temas relevantes como la biología propia de la mujer y las formas de vida de estas (1).

Es relevante en esta investigación identificar cómo es la atención médica y de enfermería hacia pacientes con enfermedad oncológica y permitir distinguir si existe un trato distinto entre mujeres y hombres que conlleve a un diagnóstico, tratamiento y seguimiento erróneo.

Metodología

Estudio cualitativo basado en el “empirismo feminista”, el cual propone reformar la “mala ciencia” mediante el cumplimiento de las normas metodológicas de la investigación científica. Esta corriente plantea que el sexismo y androcentrismo corresponden a sesgos controlables (9). Esto se vincula en el presente objeto de estudio, ya que se observará la atención hacia pacientes identificando posibles sesgos de género en la relación del profesional y paciente mujer u hombre. De esta manera, se pretende observar el cumplimiento de las normas metodológicas de la investigación científica incorporando las variables sexo-género y su vinculación en el proceso salud-enfermedad. Y así, verificar la presencia de un modelo androcéntrico y sexista en la atención en salud oncológica que pudiese interferir en el desarrollo y vivencia de las personas con cáncer.

El proceso etnográfico comenzó con la introducción de una investigadora en el contexto de atención en salud en el Servicio de Oncología de un hospital de Concepción. La atención era proporcionada por profesionales de la salud que podían ser médicos/as o enfermeros/as, cuya función era diagnosticar, asignar tratamiento y seguimiento a los y las pacientes de la unidad. Se realizó observación participante y uso de entrevista hacia población observada.

Diseño y estrategia metodológica

Investigación de tipo transversal que se llevó a cabo durante el segundo semestre de 2021. Con una mirada constructivista a través de métodos cualitativos con enfoque etnográfico cuya finalidad fue identificar sesgos de género en la atención del equipo de salud y sus repercusiones en mujeres con diagnóstico de cáncer.

A través de la observación se identificaron los comportamientos del personal de salud buscando sesgos de género en la atención de mujeres y hombres diagnosticados de cáncer. Para esto, se identificaron posibles repercusiones biopsicosociales en la atención clínica asociadas a sesgos de género.

Población y muestra

Se observó la atención de salud por parte de los profesionales de la salud del Servicio de Oncología hacia un grupo de mujeres y hombres mayores de 18 años, diagnosticados con algún tipo de cáncer (independiente del estadio de la enfermedad) atendidas/os en un hospital de la ciudad de Concepción, dentro de la jurisdicción del Servicio de Salud de Concepción, de la región del Biobío.

La población corresponde a funcionarios que trabajan en la unidad de oncología de este hospital, del estamento médico y de enfermería. La muestra correspondió a cuatro médicos, dos médicas, 11 enfermeras y dos enfermeros. Estos profesionales se desempeñan en áreas de atención ambulatoria y de hospitalizados del hospital observado.

En total fueron aplicadas 53 pautas de observación (cada pauta es una atención de la unidad de oncología), de las cuales 31 corresponden a atención de mujeres y 22 a atención de hombres. Si bien no se logra obtener paridad de género en las observaciones debido a la aleatoriedad en la elección de los casos, el trabajo en su conjunto buscó en todo momento cumplir con este criterio. Del total de atenciones observadas, 34 fueron realizadas por médicos/as y 19 por enfermeros/as de la unidad. Los cánceres más frecuentes en la muestra levantada son el cáncer gástrico, cáncer de mama, cáncer de recto, cáncer de ovario y cáncer de pulmón. Por último, de la muestra observada, los hombres tienen mayor edad, 61 años, promedio que las mujeres, 57 años.

Fuentes y técnicas de levantamiento de información

La investigación consta de fuentes primarias de información. La fuente principal fueron las observaciones participantes no totales realizadas en el contexto de interacción entre pacientes y funcionarios del equipo de salud, la que a su vez contiene una entrevista y notas de campo. En cuanto al instrumento aplicado se considera necesario incorporar una pauta de preguntas con tres ítems relevantes: en relación con el funcionario, en relación con el usuario, al tipo de atención, y en relación con la interacción.

Cada pauta de observación (Anexo 1) contiene datos descriptivos en relación con la atención, tipo de consulta, datos sobre el usuario y sobre el funcionario del equipo de salud. Su duración fue de 15 minutos aproximadamente, la que se llevó a cabo tanto en box de atención ambulatoria como en la unidad de hospitalizados mientras se realizaba la atención médica como de enfermería.


Por último, la pauta de observaciones contiene un apartado con notas de campo. Entre ellas fueron incorporadas: anotaciones de observación directa, anotaciones interpretativas, anotaciones temáticas y anotaciones personales en bitácora de campo. Su finalidad fue el registro verbal y no verbal de la interacción que sucede en el ambiente de atención de salud en la temática de interés.

Aspectos éticos de la investigación

Se solicitó dispensa del consentimiento informado para los pacientes involucrados. El estudio se basa en la observación de conducta tanto de los profesionales de la salud como de los usuarios atendidos por el equipo. Al entregar información relacionada con la investigación la conducta de la población observada podría ser modificada, sesgando resultados.

Se realiza consentimiento informado (Anexo 2) para los profesionales de salud observados. Se destaca que no fueron ni serán publicados datos sensibles de la investigación con el fin de resguardar la privacidad tanto de los funcionarios del equipo de salud como de los usuarios atendidos por los mismos. También ha sido resguardada la identidad de los participantes codificando de forma numérica esta información en cada una de las pautas.

Los permisos fueron solicitados y aceptados por parte del comité de ética del hospital para realizar el trabajo en dicha institución, cumpliendo con todos los protocolos y aspectos éticos ya descritos.

Diseño muestral

Se utilizó la muestra cualitativa no representativa, busca la heterogeneidad de discursos, apuntando a criterios de diversidad muestral, y no probabilística, procurando saturar el espacio simbólico de enunciación que se estudiará. Además, fue de tipo intencionada por conveniencia y los límites para completarla fueron dados por el criterio de saturación teórica, que corresponde a la obtención de datos hasta que no exista variación de lo encontrado. Por otro lado, en cada observación se utilizó el criterio de contextos relevantes, siendo observados funcionarios y usuarios que lograran diversificar los discursos y comportamientos. Para lo anterior se observó al estamento médico y de enfermería involucrados en la atención directa de un grupo de mujeres y hombres con diagnóstico de algún tipo de cáncer.

La elección de la muestra fue el total de funcionarios médicos y de enfermería de género femenino y masculino, equivalentes a cuatro médicos, dos médicas, 11 enfermeras y dos enfermeros. Se contempló la totalidad de profesionales para la observación de la atención en salud.

Área de estudio y población

El área de estudio corresponde a la unidad de oncología de un hospital de Concepción, donde se estudió el comportamiento del equipo de salud, compuesto por médicos/as y enfermera/os que atienden a población con cáncer y que recibe su tratamiento en esta institución, perteneciente al Servicio de Salud Concepción (SSC) de la región del Biobío.

Análisis de datos

Se realizó un registro escrito mediante la transcripción de los datos de las notas obtenidas de la observación participante. Los datos recolectados se codificarán en dos niveles:

  • Primer nivel (codificación abierta): con la finalidad de identificar y comparar unidades observadas para crear categorías.
  • Segundo nivel (codificación axial): con la finalidad de comparar categorías identificadas, dando lugar a la interpretación de los datos, desarrollo de patrones y generar hipótesis y explicaciones.
  • Posterior a la codificación de los datos se organizará la información obtenida y se transcribirá el material, para luego ser analizado a través del programa computacional Atlas.ti®.

    Resultados

    Las atenciones proporcionadas por los profesionales de la salud, en gran medida por médicos/as, son dirigidas, es decir, se realiza control físico y se entrega información clínica del estado de la enfermedad y de las posibilidades de tratamiento. En general, las atenciones responden a las necesidades médicas de los pacientes oncológicos, brindando un lenguaje cercano y comprensivo respecto a la patología. A pesar de ello, y desde la perspectiva biopsicosocial en salud, se evidencia distancia y/u omisión por parte del personal de salud al momento de atender aspectos no clínicos en la atención. Se observa, como una práctica recurrente en los pacientes observados, la manifestación de emociones negativas respecto a su presente y futuro, siendo los factores biopsicosociales en algunos casos una de las causas asociadas.

    Se destaca cómo la población femenina en su totalidad manifiesta sentimientos de angustia y labilidad emocional frente a las cuales el personal de salud no valoriza esta información, invisibilizando estos datos expresados o muchas veces encasillados en una conducta somática de las pacientes. Esto se debería a una atención médica centrada en un paradigma androcéntrico que repercute en prácticas clínicas sesgadas por la invisibilidad de las características particulares de las mujeres (10).

    Frente a esto, cuando los pacientes masculinos expresaron una afección emocional estos fueron escuchados y referidos de manera oportuna a las derivaciones correspondientes, tales como: psicólogos, fisioterapeutas, nutricionistas, entre otros. Lo que avala cómo el médico/a en general ha valorizado más un síntoma de un hombre que de una mujer (11).

    Lo que más llama la atención de lo anteriormente expuesto es cómo la conducta de los profesionales no varía según su sexo/género, es decir, un médico tiene la misma actitud que una médica frente a una paciente. Aunque lo esperado sea una mujer pudiera tener mayor sensibilidad frente a su género.

    En relación con este mismo hallazgo, otro aspecto observado en la atención fue la omisión emocional del funcionario respecto a la autopercepción negativa del cuerpo en algunos pacientes. Se observa que, como consecuencia de la patología oncológica de los usuarios y el tratamiento de esta, existen temores emocionales respecto a su cuerpo como cambios hormonales y físicos, problemas de peso corporal y autoestima asociada.

    Lo anterior visibiliza cómo la mirada androcéntrica de un modelo de sexo único ha conllevado a una construcción jurídica del cuerpo que repercute en la atención de salud conllevado a sesgos de género (12).

    Se evidencia una omisión por parte del funcionario al momento de atender aspectos no clínicos de la atención, tales como la privacidad que se ve alterada durante el proceso de evaluación del paciente. Esto habla de una vulneración a la privacidad corporal, por un lado, y en general, a los derechos de todo paciente a recibir una atención digna, respetando su privacidad, pudor e intimidad (Ley Nº 20.584).

    Otro elemento observado en las prácticas de atención es el rol que cumplen los cuidadores, mayoritariamente mujeres, respecto a la interacción con el personal de salud y las funciones que cumplen como tales. En las atenciones observadas, los cuidadores cumplen más que el rol de acompañar a los pacientes, estos/as muchas veces interactúan con el personal de salud consultando sobre diagnóstico y tratamiento, siendo interlocutores validados/as por el/la paciente, este actuar se ha denominado como rol visible del cuidador/a.

    (Cabe señalar que los nombres que se han asignado a estos hallazgos relacionados al cuidador o cuidadora se enmarcan dentro del contexto de atención, sobre todo al catalogar la visibilidad o invisibilidad de los cuidados).

    Un segundo hallazgo se infiere del relato de los mismos asociados a cuidados en casa o de traslado, sobre los cambios de ánimo del familiar o paciente, y los escasos recursos que tienen a disposición para canalizar el estrés generado por su rol. Este segundo punto se ha denominado rol invisibilizado de los cuidados. Por último, un tercer punto se refiere a los roles de género vinculados al cuidado de los pacientes. Se observa que las mujeres tienen una mayor representación como cuidadoras en las atenciones, en su mayoría, cuidando de hombres, ya sea de esposos u otro familiar. Pero la importancia de este punto no se remite solo a su mayor presencia en cuidados, más bien la relevancia radica en las prácticas de cuidado que son asociadas al género femenino.

    No existe un diálogo eficaz entre los profesionales de la salud con la cuidadora, quien se lleva toda la carga en cuanto a salud mental y física que está viviendo su familiar. Se demuestra que cuando es una mujer quien expresa las necesidades se ve inferiorizada al no obtener la información que requiere para los cuidados del paciente. Esta conducta es reiterativa en lo observado durante la investigación, lo que revela que el modelo del sexo único aún se mantiene presente (13).

    Si bien el rol de cuidadora de la mujer es algo socialmente normalizado, a la hora de expresar sus necesidades y requerimientos se ve cómo la mujer se visibiliza solo bajo un modelo androcéntrico al alero del hombre. Ser la cuidadora es prácticamente una obligación del género, término que tiene connotaciones psicológicas y culturales más que biológicas (9).
    En general, la actitud de los pacientes ante los conceptos de sexo y género fue de obviar las preguntas que se puedan hacer al respecto, ya sea con la finalidad de eludir, evitar o simplemente no comprender preguntas que para estos parecen evidentes. En este sentido, se puede presumir que la “evidencia” de la que se supone se sostiene esta actitud de evitación de los y las pacientes surge de la asociación observable del sexo. En otras palabras, asumen que esta pregunta es observable ante características biotípicas que estos poseen y, por lo tanto, su respuesta sería innecesaria. Este hallazgo correspondiente a la dicotomía sexo/género se ha denominado sexo y género como verdades evidentes por parte de pacientes, lo que vendría a ser validado por una perspectiva biologicista asociada al sexo.

    La perspectiva clínica es homogénea para hombres y mujeres respecto al sexo, obviando las particularidades biológicas asociadas a algún tipo de cáncer. En este sentido, es frecuente observar cómo los y las pacientes atendidos por cáncer de colon o cáncer de ovario presenta prácticas de atención similares. Lo anterior se hace evidente cuando, dentro de las preguntas de diagnóstico clínico realizadas por los funcionarios de salud, no se pregunta a los pacientes por signos y/o síntomas asociados a su sexo o género. Del total de 59 atenciones observadas, en ninguna de ellas la atención diagnóstica estuvo dirigida a síntoma y/o signos propios del sexo o género del paciente. A pesar de ser un aspecto para considerar dentro de las buenas prácticas clínicas, estas fueron obviadas por el profesional de salud, no siendo consultadas.

    Conclusiones

    La presente investigación tuvo como objeto de estudio identificar posibles sesgos de género presentes en la atención en salud, específicamente en el área oncológica de un hospital de Concepción. Ante la pregunta de si existen sesgos de género en salud y cómo estos se manifiestan, se puede decir que la respuesta es afirmativa. Mediante la aplicación de una metodología cualitativa con enfoque etnográfico, fue posible identificarlos, describirlos y obtener conclusiones que pueden ser un aporte para la mejora futura de estas prácticas de atención en salud.

    De acuerdo a lo expuesto en los resultados, se pueden definir los sesgos de género como omisiones deliberadas o no que se encuentran de forma sistemática en las distintas dimensiones biológicas, psicológicas, sociales y económicas de los y las pacientes atendidos. En otras palabras, es una práctica transversal a las dimensiones biopsicosociales en salud cuyo factor principal es la estereotipación del sexo, este sesgo se debe a la investigación médica centrada en un paradigma androcéntrico que repercute en prácticas clínicas sesgadas por la invisibilidad de las características particulares de las mujeres (13).

    Se evidencia que el rol de cuidados se les atribuye a las mujeres, entendidas como ciertas conductas estereotipadas socialmente esperadas (14). Se debe recalcar la presencia constante de prácticas asociadas a una comprensión androcéntrica del género. A pesar de las normas (Orientaciones técnicas para actualizar o elaborar protocolo de trato y registro para personas trans, en el marco de la circular n°21 Ministerio de Salud) que buscan reconocer la autodefinición del género como un derecho del paciente en su relación con las instituciones de salud y el equipo médico, en el presente estudio su eficacia se ve mermada por comportamientos que omiten u obvian esta situación.

    Respecto a los profesionales de salud, se concluye que a pesar de la normativa que los obliga a incorporar la perspectiva de género en sus atenciones, esta no se está llevando a cabo de la manera esperada, es más, estas solo estarían reproduciendo una mirada androcéntrica de comprender el género. De forma paralela, pacientes y cuidadores comparten una conducta similar al equipo médico que, subsumidos en una interacción donde los roles de género son reproducidos por los propios afectados, cumplen con comportarse de acuerdo con principios validados y esperados socialmente.

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