VIDA COTIDIANA DE LA MUJER RURAL EN LA ETAPA DE CLIMATERIO
Sección: Originales
Cómo citar este artículo
Martínez Ruiz EC, Tello Pompa CA. Vida cotidiana de la mujer rural en la etapa del climaterio. Rev. iberoam. Educ. investi. Enferm. 2013; 3(3):30-7.
Autores
1Elia del Carmen Martínez Ruiz
2Carlos Alberto Tello Pompa
Contacto:
Email: yaztor@gmail.com
Titulo:
VIDA COTIDIANA DE LA MUJER RURAL EN LA ETAPA DE CLIMATERIO
Resumen
Objetivo: existe escasa información respecto a la vida cotidiana de las mujeres rurales en la etapa de climaterio. Comprender esta cotidianidad fue el objetivo de esta investigación fenomenológica bajo el análisis de la hermenéutica heideggeriana.
Material y método: los sujetos de estudio fueron 19 mujeres en etapa de climaterio residentes en la zona rural del sur de Veracruz, México. La recopilación de datos se obtuvo a través de entrevistas en profundidad. Se realizó análisis vago y mediano, y análisis hermenéutico.
Resultados: lo que la mujer expresa en su vida cotidiana, es el modo de la presencia impersonal. Vive siendo inauténtica. Por otra parte la extrema violencia en que se desenvuelve el Dasein hace que se impregne de angustia y se manifieste en el no-ser; es decir, el ser-para-la muerte. Es necesario que se implemente el cuidado profesional de enfermería a la mujer en este proceso, a través de la expresión del ser-con.
Palabras clave:
cotidianidad mujeres rurales ; enfermería de la mujer ; mujeres en climaterio
Title:
Daily life of climacteric women in rural areas
Abstract:
Material and methods: Nineteen climacteric women living in a rural area (South Veracruz, Mexico) were studied. Dada collection was carried out by means of in-depth interviews. A vague and median analysis, and a hermeneutic analysis were performed.
Results: In their daily life, women express the impersonal presence mode. They live as “being unauthentic”. On the other hand, the extreme violence in the Dasein results in them being impregnated with anguish and displaying the “non-being”; i.e., “being for death”. Professional nursing care should be implemented for women living such a process, by means of a “being with” expression.
Keywords:
rural women daily life; nursing care for women; climacteric women
Portugues
Título:
Cotidiano das mulheres rurais em fase de menopausa
Resumo:
Material y método: Há pouca informação sobre o cotidiano das mulheres rurais em fase de menopausa. Compreender isso todos os dias era o objetivo da pesquisa fenomenológica sobre a análise da hermenêutica heideggeriana. Os sujeitos do estudo foram 19 mulheres na fase do climatério de residentes rurais do sul de Veracruz, México. A coleta de dados foi obtida por meio de entrevistas em profundidade. A análise foi realizada com análise vaga e médio e hermenêutica.
Resultados: O que as mulheres expressan em suas vidas diárias, são como impessoal presença, e vive sendo inautêntica. Além disso, a extrema violência que se desdobra faz o Dasein é permeado pela ansiedade e se manifestar em não-ser, isto é, ser-para-morte. É necessário programar cuidados de enfermagem profissional a mulher neste processo, através da expressão de ser-com.
Palavras-chave:
a vida diária; mulheres rurais; enfermagem; mulheres na climatério
INTRODUCCIÓN
En 1900 el promedio mundial de esperanza de vida era de 31 años, y por debajo de 50 años, incluso en los países más ricos. A mitad del siglo XX aumentó a 48 años, y en 2005 llegó a los 65,6 años y a más de 80 en algunos países. En 2030 la esperanza media de vida al nacer de las mujeres en países como los EE.UU. será de 85 años (1). En México en el año 2010 existían 57.481.307 mujeres, de las cuales el 35,6% tenían entre 30 a 59 años de edad (2); con una esperanza de vida de 77,4 años en el año 2012 (3); se evidencia que paulatinamente, un número mayor de mujeres alcanzan la etapa postreproductiva de su vida y cursan por las diferentes etapas del climaterio.
El climaterio tiene diversas manifestaciones que pueden ser de tipo orgánico, psicológico y social; algunas de ellas de inicio inmediato y otras de instauración tardía. La falta de producción de estrógenos puede producir calor sofocante, somnolencia diurna, insomnio, manifestaciones vasomotoras, dificultades para la concentración, alteraciones del estado de ánimo, atrofia del epitelio urogenital que conduce a dispareunia e incontinencia urinaria y afectación de la actividad coital. Incide también en la calidad de la piel, la densidad ósea y altera el metabolismo de las lipoproteínas, lo que aumenta la incidencia de enfermedad cardiovascular. Otros cambios están relacionados con la disminución de la libido y la esfera socioafectiva con tendencia a la depresión, acompañada de un sentimiento de incapacidad e impotencia. Estas manifestaciones en conjunto constituyen el climaterio (4-5); sin embargo, es destacable que las mujeres en esta fase desconocen y no identifican la mayor parte de las alteraciones fisiológicas y emocionales desarrolladas en el proceso de disminución de la producción hormonal y cese de sus ciclos menstruales; este desconocimiento puede estar asociado a factores que agravan sus expresiones (6).
Es evidente en la literatura la cantidad de artículos científicos que existen en relación al tema del climaterio; sin embargo, contemplan a la mujer fundamentalmente como un ser biológico, y en función de ello, con propuestas de tratamiento enfocadas en esa dirección. Considerado como un proceso natural, pasa desapercibido por quienes la rodean y aún por ella misma, el cuadro sintomático y su necesidad de cuidado durante esta etapa.
Aun cuando actualmente existen políticas de atención específicas para estas mujeres, es evidente la responsabilidad que tiene el profesional de enfermería respecto a su atención, ya que la rutina asistencial se reduce a resolver su cuadro clínico. También es necesario considerar, independientemente del aspecto biológico, sus necesidades físicas, espirituales y emocionales; sus temores y dudas respecto al proceso del climaterio, además del contexto socio-cultural en el que están inmersas. Es por ello que se consideró pertinente la comprensión de su cotidianidad.
La referencia conceptual de la cotidianidad nos remite a Heidegger (7). Este autor determina que el término significa claramente el modo de existir que el Dasein observa todo el día. Es el modo en que se muestra a los demás hombres, significa un cómo de existencia, un cómo definido que permea al Dasein “ser-ahí” durante toda su vida. Es el cómo en el cual el Dasein vive su día a día, en todos sus comportamientos. Es aquello que se hace públicamente, es lo que las personas hacen la mayoría de las veces, es hacer lo que se espera que sea hecho (7). La cotidianidad se refiere al modo como el Dasein “vive simplemente su día”, ya sea en todos sus comportamientos, ya sólo en algunos, bosquejados por el convivir. A este cómo le pertenece, además, el hallarse a gusto en lo acostumbrado, aunque obligue a cargar con lo penoso y “desagradable”. El mañana del que la ocupación cotidiana está a la espera es el “eterno ayer”. La monotonía de la cotidianidad toma como mudanza lo que cada día trae consigo (8).
La realidad primaria, donde el ser se capta con su sentido original, es lo que Heidegger llama el Dasein, palabra alemana que, por difícilmente traducible, se suele transcribir en todos los idiomas; significa “ser-ahí”, y, en definitiva, se refiere al hombre como «arrojado a la existencia», ser que existe en el mundo y actúa sobre las cosas, que tienen, ante todo, el sentido de instrumentos del Dasein. La filosofía, según Heidegger, no puede ser más que una analítica e interpretación del Dasein (9). El “ser-ahí” siempre está en una relación de coexistencia y convivencia con el mundo, con los otros seres y con las cosas. Existe siempre próximo a los entes y a los otros “seres-ahí”; él es originalmente “ser-con” los otros. Es una presencia que a través de “ser-en-el-mundo”, se desvela (10) en la cotidianidad.
El “ser-con”, o “siendo-con”, es un constitutivo fundamental del “ser-ahí” del existir humano. Significa junto, algo, alguien, en la presencia de otro. Sin esa característica fundamental y genuina del ser humano, la vida humana no tendría sentido para nosotros, pues son las maneras características de relacionarse y vivir (11).
METODOLOGÍA
El estudio es de naturaleza cualitativa con abordaje fenomenológico a partir de la propuesta de Heidegger. Fenomenología significa un modo de encuentro de algo, precisamente el modo eminente: el mostrarse a sí mismo. Lo que se muestra está allí, “sin ser sustituido por otro y sin una reflexión indirecta o reconstruido”. La fenomenología permite ir a las cosas mismas, pero sobre todo permite descubrir el ser de los entes; por tanto, no es un simple método: es el modo cómo se pone en marcha la ontología. La fenomenología en este sentido es una hermenéutica. La verdad fenomenológica equivale a la apertura del ser y es, por ello, verdad trascendental (12-13).
Criterios de selección
Se seleccionaron a mujeres que tuvieran entre 40 y 55 años de edad, residentes de la localidad elgida y que aceptaran participar. Los datos se obtuvieron mediante la técnica de entrevista en profundidad; estas se realizaron y se grabaron en el hogar de las mujeres. Los criterios éticos aplicados fueron los principios de beneficencia, respeto a la dignidad humana y de justicia.
Criterios de rigor científico
Credibilidad, confirmabilidad, auditabilidad y transferibilidad/ aplicabilidad (14).
Posteriormente se recogió la información obtenida, los textos se separaron en párrafos, después en frases que tuvieran sentido respetando escrupulosamente su sentido y contenido. Las entrevistas concluyeron al llegar a la saturación de los discursos; en total fueron 19. Se construyeron ocho Unidades de Significado (US) fundamentadas en la información aportada por las mujeres en las entrevistas, lo que constituyó en un primer momento el análisis vago y mediano (dimensión óntica) y posteriormente análisis hermenéutico (dimensión ontológica) interpretados bajo la luz del referencial teórico de Heidegger. Se constituyeron en dos posibilidades existenciales contrastantes (cada una con cuatro US), de las cuales presentamos únicamente la denominada “El cotidiano abrumador”. Se consideró como fundamento la concepción de la analítica existencial de la presencia propuesta por Martin Heidegger (15), quien la refiere como la vía de acceso para el entendimiento del Ser, fundamental para la descripción de la existencia, desarrollando los momentos existenciales; esto es, los modos de ser del acontecer humano en su cotidianidad. La analítica existencial permitió comprender el “ex–sistir” de las mujeres entrevistadas a partir de la narrativa de sus vivencias, que sirvieron para constatar el modo de la presencia, y entender cómo viven su día a día; es decir, su cotidianidad.
RESULTADOS. EL COTIDIANO ABRUMADOR
US 1. Levantarse temprano, asearse, cuidar niños, preparar alimentos, hacer las tareas de la casa, ocupa el día a día de las mujeres.
Para las mujeres en etapa de climaterio de zona rural, las actividades cotidianas están enfocadas en hacer para los demás: pareja, hijos y nietos; en su rutina diaria entra el aseo de los niños, llevarlos y traerlos a la escuela, la limpieza de casa, lavar y planchar, ir al mercado, preparar y servir los alimentos a la familia, preparar el alimento para la pareja, buscar y cortar leña. La laboriosa elaboración de tortillas ocupa mucho de su tiempo. Expresan sentimientos de ansiedad ante todas estas actividades que asumen como su obligación, como su responsabilidad, como parte de la vida. Dependientes de su pareja a partir del matrimonio, deben cumplir su obligación autoimpuesta; asumen de manera obligada que como mujer, pareja y madre, deben ocuparse y resolver todas las funciones que en su contexto sociocultural, les son atribuidas; es decir, para la sociedad es un hecho natural que el cuidar y hacer para la familia corresponde a las esposas, a las mujeres.
“Preparo el desayuno, aseo y alimento a mis nietos, los llevo a la escuela y los recojo a la salida, voy al mercado y hago comida. Comemos juntos. Descanso”. Azucena
“Me levanto temprano, preparo lonche para mi esposo, arreglo al niño, lo llevo a la escuela, lavo ropa, preparo desayuno, hago tortillas para la comida y la cena, le doy de comer a los niños y a mi esposo; por las tardes recojo y corto la leña”. Narciso
“Me baño y cambio de ropa después de levantarme, me lavo los dientes, le doy desayuno a mi hijo, voy al mercado, preparo la comida, atiendo a mi esposo, eso es lo que más, lo cotidiano, el caso es que la vida la llevo siempre así, muy acelerada porque corro y vengo, siempre corro para que me alcance el tiempo, así voy, dándole a la vida”. Alhelí
US 2. El sentirse triste, alegre, enojada, con sensación de calor y presencia de sudoración, dolor de cabeza y malestar son manifestaciones del climaterio.
El climaterio es expresado por las mujeres como una etapa en sus vidas que genera profundos malestares, sensación de angustia y llanto, deseos de gritar; los sollozos son la expresión común en las mujeres entrevistadas. Buena parte de su vida, de sus años, han vivido en circunstancias agobiantes, de tal modo que al llegar al climaterio donde biológica y psicológicamente, afloran diversidad de sentimientos y malestares no solamente físicos sino también psicosomáticos y afectivos a los que no encuentra explicación, le hace sentir como menospreciada, como no atendida, discriminada, y en un principio, sin saber qué hacer para sentirse mejor.
“Cuando la menopausia, el calor y el sudor eran insoportables, me bañaba frecuentemente, me daba tristeza hasta llorar; lloraba y con eso me desahogaba. Así me la pasé mucho tiempo”. Azucena
“Cuando comencé la menopausia me sentía sola, me daban ganas de llorar, y sentía tristeza en mí”. Nardo
Por otra parte, las manifestaciones del climaterio se enuncian como malestares paralelos a la intensa actividad cotidiana de quehaceres que forman parte de lo que ellas consideran su obligación como mujeres, actividades dirigidas al cuidado que realizan hacia su familia, y que, pudieran acentuarlos.
“Cuando estaba pasando la menopausia no recuerdo a qué edad, me sentía muy mal, con dolor de cabeza, punzadas de cabeza, calor, mucho coraje y ganas de gritar…, llevaba a los niños a la escuela y al regresar, ver el montón de ropa para lavar, atender a mi esposo, darle de comer me daba mucho coraje, todo me daba coraje, discutía con mi esposo; yo digo que estaba muy mal”. Narciso
Estas manifestaciones, nunca antes experimentadas, y el hecho de ignorar qué y por qué les está sucediendo, genera en ellas sensación de confusión, desconcierto, les hace cuestionarse acerca de lo que están pasando, qué están enfrentando. Es citado, aunque no en todos los casos, el apoyo y la cercanía de sus parejas, quienes muestran comprensión hacia ellas; aunque algunas señalan sentimientos de soledad.
“Ay señorita, bueno se siente totalmente feo, no lo puedo expresar de otra manera, porque pues sientes síntomas que nunca habías sentido, dolor de cabeza, debilidad, sudoración, sin ganas de querer ver tu pareja, te sientes molesta, te sientes mal”. Violeta
“De repente me sentía presionada, me daban ganas de llorar y llorar, como si nadie me quisiera, me daban ganas de irme, tirarme a la calle porque pensaba que nadie me quería; mi esposo me decía ¿Por qué estás llorando?, yo le respondía: porque nadie me quiere. Lloraba, me revolcaba en la hamaca; él me contestaba: aquí estoy yo, te quiero como seas, contrólate, ve a la clínica, ve para que te chequen; entonces fui a la clínica, ahí me dijeron que yo estaba en la normalidad, que no estaba alterada, le dije a la doctora: ¿entonces por qué lloro?” Albahaca
US 3. Las mujeres pierden interés en la sexualidad durante el climaterio, y prefieren no hablar de ese tema.
Respecto a su sexualidad, las mujeres expresan que perciben disminución de la libido, molestias durante el coito o bien franco rechazo al acercamiento sexual con su pareja; circunstancias que les generan conflictos; aquellas que han disfrutado de una relación cordial con sus parejas encuentran comprensión y aceptación de su parte.
“Porque pues el esposo también a veces viene muy amable, tal vez hasta con un regalo una caricia o algo, y que lo rechace pues me incomoda, y creo que también a él”. Clavellina
Sin embargo, para las que han sido siempre violentadas, sus sentires, sus incomodidades, no son relevantes, incluso las manifestaciones de su sexualidad no se expresan, están reprimidas; a veces evidencian el malestar o la falta de aceptación de la intimidad, por su relación de pareja tan deteriorada o francamente rota como consecuencia del maltrato.
“Mi marido no me hace caso, él se enoja conmigo porque le dan ganas de tener relaciones y a mí no, a mí ya no me dan ganas”. Lirio
“Hay un período, en el que uno no desea tener esposo, o sea no en sí la relación eh… como que en ese momento uno no quiere caricias, no quiere nada, quiere uno estar sola, que nadie la moleste, y que no me toquen en ese aspecto ¿si me entiende?...”. Clavellina
“Cuando digo “no quiero ver a mi pareja” significa que si él está, que no me hable, que no me diga nada, cada quien por su lado, incluso en el aspecto de sexualidad porque sabe usted, las relaciones sexuales no existen, no se dan”. Violeta
Algunas mujeres se niegan a abordar sus sentires, la sexualidad es un tema del cual no se atreven a hablar, probablemente por considerarlo demasiado íntimo para comentarlo o porque en su contexto el tema de sexualidad es algo de lo que no se debe hablar y su abordaje les resulta demasiado incómodo; influye en su silencio el hecho de que la sexualidad y todo lo que con ello se relaciona son culturalmente acallados, por tanto solo se atreven a abordarlo parcialmente; incluso algunas no son capaces de expresar algo al respecto. Es común que en el contexto social de las mujeres rurales el tema de sexualidad sea considerado como algo prohibido.
“Las relaciones sexuales, bueno, pues no sé si es por la inflamación que tengo, como que ya no, no siento bien, como que me duele, como que siento y me empieza a doler, es molesto (se nota incómoda, queda en silencio)”. Crisantemo
“Bueno yo… Ja ja ja (risa, se tapa la cara, niega con las manos, se niega a hablar)”. Pimpinela
US 4. La violencia conyugal forma parte del ser mujer y del ser esposa.
Es relevante que un número significativo de las mujeres que participaron en el estudio han referido todo un discurso enfocado a la violencia; ellas expresan haber experimentado de manera cotidiana y por largos períodos violencia física y emocional e infidelidad por parte del esposo. Han contraído matrimonio a muy temprana edad, en la etapa de púberes o adolescentes y a partir de esa edad han padecido maltrato, muchas veces brutal, casi siempre como resultado del abuso en el consumo de alcohol por parte de su cónyuge. El hecho de depender materialmente de su pareja las ha colocado en una situación de desventaja e indefensión, por la subordinación y poder absoluto que el marido tiene sobre ellas, quienes al reclamarle el justo apoyo económico cuando no cumple con su rol de proveedor, les ha propiciado crueles agresiones, extensivas a los hijos, además de padecer continuamente carencias hasta de lo mínimo indispensable para sus necesidades. Esta demanda desata situaciones de mucha violencia que de tanto repetirse se convierten también en algo cotidiano.
“Él era un borracho, me venía a golpear, me hacía todo un escándalo, y pues no me traía nada para mis hijos, sufrí, realmente tuve una vida difícil, y cuando los padres no te apoyan pues cómo le haces, totalmente te cortan las alas… “.Violeta
“Desde que me junté con mi esposo él tomaba mucho, y era muy, muy escandaloso para tomar, siempre hacía su desastre, siempre; era mujeriego, mis hijos eran pequeños y así crecieron, ahora ya están grandes. Nos molestaba en la noche cuando estaba tomado, me golpeaba siempre, mucho tiempo, venía me golpeaba, se iba, venía”. Pensamiento
El maltrato sufrido les ha significado tener en su vida prolongados episodios de tristeza, profundos sentimientos de soledad e infelicidad, temor e incluso miedo, pavor a perder la vida.
“Ahora me siento sola, también vivo más tranquila, porque cuando él estaba (su esposo ha muerto recientemente) nunca viví feliz, me pegaba, me regañaba, me maltrataba… ya no hay nadie que me moleste, ya no hay nadie que me grite, ya nadie que me pegue, pero antes sí, antes sufría demasiado. Y les digo a mis hijos, pues si ustedes no me quieren, ya he sufrido mucho les digo… (su rostro expresa profunda tristeza)”. Lavanda
“Si me golpeaba, ve la cicatriz que tengo aquí (se señala el brazo); él me la hizo con un cuchillo una vez que estaba muy borracho, por eso lo dejé, porque me dio miedo que me matara”. Fresia
Por otra parte la violencia presente en sus hogares ha dado como resultado que sus descendientes se involucren en esa dinámica como víctimas, porque esa agresión la vuelcan hacia ellos, en ocasiones obteniendo como resultado la ruptura total de su relación filial, por el resentimiento que se establece entre ellos.
“Cuando estaba borracho me golpeaba por andar con otra mujer, entonces yo le decía del dinero, que no me daba todo lo que necesitaba...eso lo enfurecía... Ay, sí afecta mucho el alcohol, el alcohol en la pareja, yo les pegaba a mis hijos, los golpeaba y a uno aquí en la cabeza con una jícara, lo sangré... dos de mis hijos ya se fueron...” Amapola
En contraparte, con el transcurso de los años y llegar los hijos a la edad adulta se integran totalmente como figuras de defensa de la madre hacia las agresiones del padre.
“Me pegaba mucho, no me daba dinero, siempre eso fue parte de mi vida por mucho tiempo; ahora ya no me puede pegar porque está en la cárcel; mi hijo lo amenazó, lo corrió, me defendió; mi hijo ya no lo quiere aquí”. Azucena
Para estas mujeres la violencia forma parte de su cotidiano de vida, del ser mujer y del ser esposa.
DISCUSIÓN
Según el referencial teórico de Heidegger, es evidente que la mujer en climaterio de zona rural, rodeada por otros seres, vive en una monotonía abrumadora, sus días transcurren siempre de la misma manera. Preocupada y ocupada en hacer para su familia, su vida es una rutina de menesteres que hacen su cotidiano repetitivo, agotador, cansado; de tal forma que no es el “ser-ahí”, sino el uno quien habita su mundo circundante: su casa, sus hijos, su marido, el trabajo agotador. Así ha sido su vida desde que contrajo matrimonio a muy temprana edad, y su perspectiva no cambiará. Respecto a la cotidianidad Heidegger refiere que […] la presencia se muestra en su cotidianidad mediana, tal como ella es antes de todo y la mayoría de las veces (8).
Heidegger señala que el ser, el Dasein puede ser dominado por los otros, pero estos otros no son determinados otros. Por el contrario, cualquier otro puede reemplazarlos. Uno mismo forma parte de los otros y refuerza su poder. “Los otros” (así llamados para ocultar la propia esencial pertenencia a ellos) son los que inmediata y regularmente “existen” en la convivencia cotidiana. El quién, no es éste ni aquél, no es uno mismo, ni algunos, ni la suma de todos. El “quién” es el impersonal, el “se” o el “uno” (8).
En su cotidianidad la mujer se comporta como se espera que lo haga, responde a las exigencias que en su contexto, corresponden a su género y papel de esposa; en este sentido, según Heidegger (16) “El Dasein está sujeto al dominio de los otros en su convivir cotidiano. No es él mismo quien es; los otros le han tomado el ser. El arbitrio de los otros dispone de las posibilidades cotidianas del Dasein. El impersonal pertenece a los otros y consolida su poder”. De esta forma, la mujer en su cotidianidad está sujeta a lo impersonal y es inauténtica (7).
En su discurso, las mujeres exteriorizan su incomprensión hacia aquello que les está sucediendo como parte del climaterio, no entienden que acontece dentro de sí; según Heidegger, con ello revelan el estado de yecto, su ser-en-el-mundo es un “ser lanzado”; ha sido lanzada al mundo sin escuela personal, sin conocimiento previo, un mundo que ya estaba ahí, y ahí continuará (17). Cuando aluden a sus malestares, y se sienten incomprendidas, el Dasein muestra un estado de ambigüedad, es decir, ya no sabe verdaderamente lo que comprende y lo que no comprende, ni si es capaz de distinguir lo auténtico y lo inauténtico (18).
Por otra parte en la cotidiana expresión de su sexualidad el Dasein se manifiesta de manera impersonal; según Heidegger (7) en la cotidianidad ninguno es sí mismo. Lo que él y como él es, es ninguno. Este ninguno que la mujer expresa, vivenciados en la cotidianidad, es lo “impersonal”. (…) No es ni el sujeto ni el mundo: “el ser del Dasein es el ser de entre el sujeto y el mundo”. (…) lo impersonal ciertas veces es sustituido por el “hombre normal”, “la eterna media”, que hace de sus pequeños placeres el estándar de lo que se debe considerar alegría, (…) de sus francos temores, lo que se puede considerar terror y miedo (…) de su pequeña apatía, lo que se puede considerar seguridad o inseguridad.
Estas mujeres llegan a sufrir agresiones brutales de sus parejas, que con cierta frecuencia también son inferidas a sus descendientes; estos ataques hacen que su vida se torne triste, deprimente, sombría, aislada, por el miedo e incluso terror que significa el maltrato, la amenaza constante en su vida. Heidegger (8) refiere que: aquello por lo que el miedo teme es el ente mismo que tiene miedo, el Dasein. Sólo un ente a quien en su ser le va este mismo ser, puede tener miedo. El miedo abre a este ente en su estar en peligro, en su estar entregado a sí mismo, revela siempre al Dasein en el ser de su “Ahí”, aunque en distintos grados de explicitud. El miedo abre al Dasein de un modo pre? dominantemente privativo. Lo confunde y lo hace “perder la cabeza”.
Esa situación de violencia extrema que algunas de ellas llegan a sufrir, hace que su vida se convierta en una cotidianidad aterradora, donde incluso se generan sentimientos de miedo a la muerte; es decir pasan de un estado de angustia a la muerte, ya no tienen entusiasmo, viven en un estado de indiferencia porque ven como una posibilidad cercana y temible a la muerte; con la muerte, la mujer no trasciende ni cómo ser mujer ni como ser madre, no es reconocida, esta es la muerte, es morir sin haber hecho historia, sin haber cumplido, sin haber cuidado a sus hijos, a sus nietos; si ella acaba, es el “no-ser”, es haberlos abandonado, es dejarlos desamparados. Ese es el mayor terror de ellas: dejar a sus hijos, dejar a sus nietos pues piensan que entonces su “ex-sistir”, no valió la pena, fue intrascendente. Al respecto Heidegger (19) alude al “no-ser” como esencia de la existencia. Es en lo que consiste el “ser-para -la-muerte”. “El Dasein no tiene un fin a donde llega y simplemente cesa, mas existe finitamente. No obstante, delante de esa existencia finita, de la muerte, el hombre como ser en movimiento no deja de huir: quien muere es la gente, no yo, esquivo la muerte en el anonimato de la gente, huyo de ella como posibilidad propia, más si no huyo me ejercito mediante la más extrema y radical posibilidad de mí mismo”.
En este círculo de intimidación, dependencia y pocas posibilidades de un futuro mejor, ellas se cargan de esa violencia que descargan en sus propios hijos sin prever las consecuencias para su futuro. En ese sentido Heidegger (20) plantea que “El Ser no se revela, no puede revelarse fuera del ente que ilumina y en que se aloja, el ser se condensa en los entes que torna manifiestos y esconde por el propio hecho de revelar. Ese Ser no es-no en sí, ni de sí mismo”. Heidegger (20) enfatizará que esa ocultación del Ser debe acarrear la realidad del “no-Ser”, que el “Ser-es”, en último instancia, una emergencia, una epifanía de la nada. Por tanto la nada, no es una abstracción vacía, este punto es vital y obscuro. (…) no podría haber experiencia del “Ser”, tal como poseemos de manera abierta, a menos que el Ser estuviese oculto en seres, en entes que cubren el hombre y el mundo.
CONSIDERACIONES FINALES
El análisis de las emotivas narraciones de mujeres rurales en etapa de climaterio, permitió comprender cómo se desliza su Ser en el mundo: estas mujeres viven en una cotidianidad opresora, la cual abarca esferas propias en su “ex-sistir” y en su aspecto psicosocial. Repiten la misma historia de sus abuelas, sus madres, y es el esquema que muy probablemente repetirán sus hijas. Su futuro no se percibe esperanzador, ya que el contexto histórico social en el cual transcurre su vida en un cotidiano abrumador le dicta cuál es el modo en que debe manifestarse: el modo de la presencia impersonal, que la arrastra a la inautenticidad: obligada por su contexto social, actúa conforme se espera que lo haga, cumple afanosamente con su rol de esposa-madre-abuela, inmersa en una violencia extrema en la cual el Dasein se expresa como el “no-ser”.
Por otra parte, las instancias que debieran proporcionarles atención y cuidado se ocupan de ello, pero solo parcialmente. Las normas y políticas de atención dirigidas a las mujeres en climaterio revelan que el énfasis del cuidado que se les proporciona se sujeta en mayor medida a su aspecto biológico. Por tanto, es compromiso de la enfermera asumir el cuidado de las mujeres en climaterio desde una perspectiva integral, a través de la manifestación del “siendo-con”.
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