El relato de la vergüenza Sección: Editorial Autores Rosa Mª Plata Quintanilla Presidente de la Asociación Española de Matronas Titulo: El relato de la vergüenza Ya hemos hablado en esta revista del desarrollo real de las especialidades enfermeras a lo largo del tiempo con la necesidad y justificación legislativa de todas y cada una de ellas, aunque algunas pasaran al olvido sin ponerse en marcha. Y ahí está la de Matrona, por poco tiempo especialidad, ya que desde que el mundo es mundo ha sido una asistencia autónoma que nunca requirió de la enfermería (iniciada su disciplina en la segunda mitad del siglo XIX) para seguir desarrollándose, a pesar del freno que el sesgo de género impuso sobre las sufridas Matronas de todos los tiempos. Casos de la vida, decisiones políticas equivocadas, desde 1953 lo que pasó de oficio para llegar a ser profesión consolidada y, en todo tiempo, social y sanitariamente necesaria, la convirtieron (en este país y pocos más del mundo) en una especialidad enfermera. Todas las Matronas, me atrevo a asegurar, tuvieron un mal augurio con tal medida y avanzando el tiempo, este les dio a aquellas, y nos dio a las de después, la razón de aquel mal “pálpito”.Envidiadas por nuestra autonomía, por nuestro trabajo, por tratar con la vida y no con la enfermedad ni la muerte, por ser partícipes del momento más emocionante de la vida de una familia, por ayudar al auténtico milagro de la vida... así ha discurrido la existencia de las Matronas, sorteando además todo tipo de obstáculos e inequidades que decisiones políticas, el sistema sanitario y el propio ente de defensa colegial les ha puesto en el camino.Y llegamos a 2010, año en que se aceleró la creación de nuevas especialidades, e irrumpe en escena, entre otras, la de Enfermería Familiar y Comunitaria con más pretensiones que oferta de nuevos cuidados, y empiezan a crecer y multiplicarse estos especialistas casi por mitosis como las amebas: si no es vía EIR, queda la opción de optar a un examen vía excepcional. Así, para 2025, en poco más de 15 años de esta nueva formación, habrán titulado a 6.892 flamantes enfermeros especialistas en Enfermería Familiar y Comunitaria, a los que se suma la cifra nada despreciable y tan ¿meritoria? de 13.796 que han entrado "por la puerta de atrás", oficialmente llamada vía excepcional, cuyo argumento legislativo es “permitir acceder al título de especialista a profesionales con experiencia y formación especializada en estas áreas, mediante la realización de una prueba de evaluación”; por cierto, vía aplicable para todas las especialidades, salvo para la de Enfermería Obstétrico-Ginecológica (Matrona), por su especial idiosincrasia formativa y competencial.Las especialidades de Enfermería llevan aprobadas desde 2005 en el Sistema Nacional de Salud, pero a pesar de ello, no todas las comunidades autónomas han creado categorías profesionales para enfermeros especialistas (salvo para Matronas integradas en Atención Primaria desde 1984) y concretamente para los de Familiar y Comunitaria, que son la mayoría de enfermeros en Atención Primaria y que ningún encaje tienen en la Asistencia Especializada. Hoy en día hay enfermeras/os sin título de especialista en Familiar y Comunitaria ni siquiera por la vía excepcional, en muchos casos hasta propietarios de plaza en propiedad en Atención Primaria, ocupando puestos reconvertidos o con requisito de titulación especializada, que vienen desarrollando su trabajo durante décadas en esta especialidad, cumpliendo con creces los requisitos requeridos. En 2019, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social consideró urgente impulsar la actualización de la Atención Primaria y Comunitaria del Sistema Nacional de Salud, especialmente por el impacto de la crisis y de las políticas de austeridad, además de adaptarse a los cambios sociales (por ejemplo, una sociedad envejecida y con más pacientes con enfermedades crónicas) y responder a las expectativas de pacientes cada vez más informados y exigentes, para proporcionar una atención de salud de manera integrada, equitativa y eficiente a la población. En aquel momento, todas las propuestas que quedaron redactadas en el documento Marco Estratégico para la Atención Primaria y Comunitaria, y en relación con la Enfermería Familiar y Comunitaria, iban desde el desarrollo de la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria y de la especialidad de Pediatría en Atención Primaria, hasta la creación de las categorías estatutarias de Enfermero/a Especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria y de Enfermero/a Especialista en Enfermería Pediátrica en el ámbito de la Atención Primaria de los Servicios de Salud, a medio plazo; además de definir los puestos de trabajo en Atención Primaria para estas especialidades y resolver el procedimiento de reconocimiento de la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria por la vía excepcional de acceso, en el caso de las dos, a corto plazo.Sin embargo, en relación con las Matronas, como especialidad claramente consolidada e integrada en Atención Primaria, el objetivo descrito en el documento era “potenciar las funciones en la atención a la salud sexual y reproductiva, al embarazo de bajo riesgo en Atención Primaria, la lactancia materna y su participación en actividades preventivas, de Educación para la Salud y comunitarias”.Este año, 2024, hemos asistido al culmen de la vergüenza del relato de los enfermeros de Familiar y Comunitaria cuando la Federación de Asociaciones de Enfermería Familiar y Comunitaria (FAECAP), que viene intentando justificar su presencia omnímoda en Atención Primaria, emitió un manifiesto en el que su pretensión absurda, la de copar en absoluto la Atención Primaria, desborda toda demanda imaginable glosando en su manifiesto que “el 100% de las enfermeras que trabajan en Atención Primaria sean enfermeras especialistas en Enfermería Familiar y Comunitaria, en un espacio temporal lo más corto posible”. Con esta puntualización, la FAECAP señalaba que la Enfermería Familiar y Comunitaria, en exclusiva, debe ocupar los centros de Atención Primaria, mientras que el resto de especialidades tendrían que ubicarse en los hospitales, en los que “desarrollar al máximo sus competencias”. De hecho, en el apartado dedicado al “Seguimiento y atención longitudinal a lo largo del ciclo vital de la persona y en diferentes entornos”, se atribuyen estos especialistas la atención a Programas de Salud Materno-Infantil: control prenatal, educación prenatal, y seguimiento del desarrollo infantil, atribuidas a la Matrona desde que existe la Atención Primaria y conforme a las directivas específicas.La polémica lógicamente no se ha hecho esperar y todos los especialistas hemos respondido con el lícito derecho de defensa de nuestra propia especialidad. Creo que todos los enfermeros especialistas de este país tenemos claro, parece ser que menos los de Familiar y Comunitaria, que “ninguna especialidad tiene enfermeros ‘Universales’ y los de Enfermería Familiar y Comunitaria no son la excepción: son solo unos de los variados especialistas que están adscritos a la Atención Primaria de salud sin competencias ni habilidades superiores al resto de los integrantes del equipo básico de Atención Primaria”. Por otra parte, en el caso de las Matronas, tenemos perfectamente definidas nuestras competencias y un cuerpo de conocimientos propios; el programa formativo de Enfermería Familiar y Comunitaria no contiene los conocimientos específicos de otras profesiones como la de Matronas, colectivo también representado a través de nuestras respectivas sociedades científicas a nivel nacional. La especialidad de Matrona tiene un mayor recorrido formativo y de representación que la Enfermería Familiar y Comunitaria, absolutamente neófita por comparación. Para finalizar, la labor de las Matronas en Atención Primaria, ya experimentada durante 40 años, ha contribuido significativamente a la mejora de la salud sexual y reproductiva de las mujeres españolas y la de sus hijos desde el momento de la gestación.El gran "autopredicamento" de los enfermeros de Familiar y Comunitaria me ha traído a la mente varios refranes del acervo popular: “Galgo que muchas liebres levanta, ninguna caza”, “muchos ajos en un mortero, mal los maja el majadero”, que a fin de cuentas viene a expresar la sentencia del inefable Fernando de Rojas en la Celestina, allá por el siglo XVI: “quien mucho abarca, poco suele apretar”. Y este recurso lo utilizo no sin razones demostradas, porque ¿acaso se puede comparar una formación en salud sexual y reproductiva que abarca una especialidad de 120 créditos, 3.600 horas de formación teórico-práctica, como la de las Matronas, con una exigua observación y participación de casos, como la de los Enfermeros Especialistas en Enfermería Familiar y Comunitaria contenida en su POE según la Orden SAS/1729/2010, de 17 de junio, por la que se aprueba y publica el programa formativo de la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria? Pues evidentemente no, y además las actividades propias e independientes de la especialidad de Matrona están reguladas mediante directiva 80/155/CEE para el ámbito de la Comunidad Económica Europea (integrada en la Directiva 36/2005 y posteriormente integradas al ordenamiento español mediante Real Decreto 581/2017). Tal es la importancia que tiene la profesión de Matrona para que la Comunidad Económica Europea, específicamente, se centre en esta profesión y le otorgue su aval que no tiene el resto de especialidades enfermeras.Ante el conflicto generado y a instancias de la Asociación Española de Matronas (AEM), se solicitó respuesta al Secretario de Estado y la respuesta fue: “…son opiniones expresadas por cada asociación de manera individual en representación de sus propios intereses y que no corresponden de ninguna manera con la postura que pueda tener el Ministerio al respecto”. Las líneas de trabajo que estamos siguiendo en el Comité de Cuidados van dirigidas a conseguir el desarrollo pleno de la profesión enfermera en todos sus perfiles competenciales, entre los que, desde luego, están todas las enfermeras especialistas.En fin, que “la Enfermera/o ha de estar liderando este nivel asistencial (Atención Primaria), desde un abordaje completo familiar y comunitario” es una afirmación de FAECAP que compartimos todas las especialidades enfermeras, pero de eso a que los enfermeros de Familiar y Comunitaria se arroguen la pretensión de una organización de la Atención Primaria que excluya a otros profesionales especialistas en diferentes áreas de atención de prestar sus servicios cualificados en Atención Primaria, hay un largo y peligroso trecho.El tiempo y solo el tiempo nos mostrará el panorama pergeñado para el cambio de la Atención Primaria. ¡Ojalá sea para mejor y no engañen a la población y a los profesionales con un sucedáneo de menor calidad!, aunque vivimos tiempos en el que el Pinocho del cuento, de pura ficción, ha pasado a reencarnarse en demasiados Pinochos reales con poder y decisión.