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Revista Matronas

Revista Matronas

SEPTIEMBRE 2025 N° 2 Volumen 13

Socavando la salud sexual y reproductiva de la mujer

Sección: Editorial

Autores

Rosa Mª Plata Quintanilla

Directora Matronas Hoy

Titulo:

Socavando la salud sexual y reproductiva de la mujer

Recientemente leía un interesante editorial en el New England Journal titulado Undermining Women’s Health Research - Gambling with the Public’s Health que se podría traducir como Minando la investigación sobre la salud de las mujeres: jugando con la salud pública. En ella, los autores, encabezados por la Dra. Armanda N. Kallen del departamento de Obstetricia, Ginecología y Reproducción de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, denunciaban que las acciones de la administración Trump estaban poniendo en grave peligro el futuro de la salud de la mujer, por los recortes aplicados a un foco central de la investigación sobre mujeres, el Instituto Nacional de la Salud infantil y Desarrollo Humano (NICHD).

Para la mayoría será desconocido este instituto de investigación, bajo el nombre de Eunice Kennedy Shriver, una agencia del gobierno federal estadounidense que realiza investigaciones sobre temas de salud (1962). Lleva el nombre de la hermana del entonces presidente John F. Kennedy porque fue quien le sugirió a este la posibilidad de que la triste historia obstétrica de su esposa Jacqueline en la que, además de sus dos hijos vivos, contabilizaba un aborto espontáneo, el nacimiento de una hija muerta y el nacimiento prematuro de su último hijo que irremediablemente falleció a las pocas horas y que tanto marcaron a su esposa, pudieran haber sido derivadas de problemas de salud de base y/o problemas sobrevenidos evitables en sus embarazos.

Eunice, mujer sensible, socialmente comprometida y gran defensora de causas sociales, estaba convencida de la necesidad de un mayor enfoque en la salud de las mujeres y los niños en Estados Unidos. Con estas dos premisas, convenció al presidente para que apoyara la creación de un instituto federal dedicado a investigar el desarrollo humano a lo largo de todo el proceso de la vida. Este debía fundarse con un enfoque en la comprensión de las discapacidades y los acontecimientos importantes que ocurren durante el embarazo, con el fin de reducir las muertes infantiles, promocionar embarazos y partos saludables, investigar el crecimiento y el desarrollo y los problemas de los defectos de nacimiento y un entendimiento de la salud reproductiva.
El presidente atendió su iniciativa y fundaron este emblemático instituto con el objetivo de comprender y atender un amplio rango de problemas de salud reproductiva y ginecológica de las mujeres como tarea prioritaria. En su área de salud materna, buscan soluciones basadas en evidencia científica para reducir las causas prevenibles de las muertes relacionadas con el embarazo, y mejorar la salud antes, durante y después del parto.

Desde entonces, la investigación realizada y financiada por el NICHD ha ayudado a salvar vidas, mejorar el bienestar y reducir los costos sociales asociados con las enfermedades y las discapacidades. No en vano hay que recordar como apuntan los autores, “que las mujeres representan aproximadamente la mitad de la fuerza laboral estadounidense y a menudo se desempeñan como cuidadoras no remuneradas de niños y otros miembros de la familia, pero los problemas de salud pueden limitar su capacidad para trabajar y mantener a sus familias”. En consecuencia, las inversiones para mejorar la salud durante el embarazo, afirman ellos mismos, "representan una herramienta poderosa para romper los ciclos intergeneracionales de enfermedades".

La misión del NICHD es garantizar que todas las personas nazcan sanas y queridas, que las mujeres no sufran los efectos nocivos de los procesos reproductivos y que todos los niños tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial para llevar una vida sana y productiva; igualmente garantizar la salud, la productividad, la independencia y el bienestar de las personas a través de una rehabilitación óptima.

Este editorial me ha hecho pensar en la situación terrible que denuncian los autores y conectarme con la que actualmente estamos viviendo en España, que lejos de poner el foco en la salud materno-infantil, se está alejando de ello, empezando por la protección a las matronas como vehículo fundamental para proteger y cuidar la salud sexual y reproductiva de las mujeres de nuestro país así como el futuro de sus hijos.

En un país como el nuestro que se vanagloria, fundamentalmente los políticos en el poder, por ser percibido como el país más feminista de Europa, parece que la salud de la mujer es un tema que no se pone encima de la mesa y eso no cuadra con esta denominación. Al contrario que EE.UU., cuya tasa de mortalidad materno fetal es de las mayores de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), España con un gasto en salud inmensamente inferior, ha escalado ya hace años los primeros puestos de este importante ranking de los 38 países que componen esta organización. 

Esto es una tarea que ha llevado lustros, empezando por las primeras medidas de protección a la maternidad a inicios de siglo, hasta el programa de cobertura sanitaria universal. Hemos avanzado con paso seguro hacia el logro de mejoras sustanciales en salud general y específicamente de la mujer: más y mejores profesionales en la asistencia obstétrico ginecológica para reducir el riesgo de muerte materna mediante la planificación familiar; un mayor acceso a servicios de alta calidad antes, durante y después del parto, brindados por profesionales de la salud capacitados; estrategia para abordar las disparidades en la prestación de estos servicios esenciales de salud sexual y reproductiva destinados a la población femenina general; además del fortalecimiento del sistema de salud en general junto con acciones multisectoriales (por ejemplo, educación de la mujer, lucha contra la violencia), esfuerzos de colaboración que resultan cruciales para mejorar la vida de la sociedad, y en particular de las mujeres, y por extensión, de la sociedad que conformamos esta España.

Me enorgullece decir de forma incontestable que en gran parte estas mejoras han venido del ejercicio de las matronas que, desde la primera línea de atención, han estado y estamos procurando el bienestar sexual y reproductivo de las mujeres. Sin embargo, no se puede “seguir viviendo de rentas", el reconocido como uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo adolece de muchos problemas: disminución del gasto público en sanidad (si bien España se disfruta de una atención universalizada que llega al 99% de la población, que crece inexorablemente sin que las plantillas de profesionales lo hagan en proporción); descentralización de la gestión, que ocasiona disparidades entre CC.AA., etc. Todo ello está diluyendo las grandes fortalezas del sistema sanitario nacional, la calidad y la entrega de sus profesionales, y por cuya calidad de formación sanitaria eran reclamo para todos los países europeos que demandan profesionales formados en España. 

El caso puntual del déficit de matronas es un ejemplo de las políticas erráticas, erróneas e irresponsables que ya hace tiempo que nos han posicionado en la realidad de resultar insuficientes para la asistencia, tanto en Atención Primaria como Especializada, al no contemplar los políticos, con perspectiva a largo plazo desde muchos años, que era necesario fortalecer esta profesión invirtiendo sesudamente en nuestra formación para seguir brindando esta atención de calidad y resultados incontestables. Sin embargo, en un alarde de irresponsabilidad política y negación de su directa responsabilidad con la situación actual de riesgo extremo de matronas en el sistema nacional de salud (SNS), intentan solucionarlo traspasando a Atención Primaria competencias en salud sexual y reproductivas a quienes no están formados competencial y legalmente para ello, pero igualmente irresponsables y ambiciosos de reclamar y asumir unas competencias sin bagaje formativo en la materia. 

Los políticos, salvando honrosas excepciones, con su sentido del cortoplacismo y el desprecio constante hacia la ciudadanía, obviando su inexcusable obligación de procurar el bien de sus conciudadanos, están contribuyendo a carcomer la salud sexual y reproductiva de las mujeres, algo que pagaremos muy caro, aunque desgraciadamente no seremos las únicas, porque la sociedad española, de resultas, también pagará el precio de esta incuria. No digo nada nuevo al afirmar que las políticas inversoras erróneas en salud, como la priorización de intervenciones ineficaces, la falta de enfoque en la prevención y promoción de la salud sumadas a la falta de inversión adecuada y mala gestión de recursos, siempre tienen graves consecuencias: la fundamental, el impacto negativo en la salud de la población. 

Para llorar, este es el país feminista en el que lo más importante, cuidar la salud de las mujeres, ¡se pasa por alto!