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Revista Matronas

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SEPTIEMBRE 2025 N° 2 Volumen 13

Entrevista a... MATILDE FERNÁNDEZ Y FERNÁNDEZ ARROYO

Sección: Entrevista a…

Autores

ATENEA

Redactora AEM

Titulo:

Entrevista a... MATILDE FERNÁNDEZ Y FERNÁNDEZ ARROYO

“Una vida dedicada a cuidar y enseñar a cuidar a las mujeres”. Además de matrona, Matilde es terapeuta ocupacional, sexóloga, psicóloga, profesora, doctora, investigadora y divulgadora. Un ejemplo de trabajadora incansable que busca la excelencia en todos sus retos.

Matilde, bienvenida a la revista Matronas Hoy. Desde la Asociación Española de Matronas hemos seguido tu trayectoria profesional durante muchos años y ya no podíamos demorar ni un día más tu entrevista en nuestra sección, que, como sabes, está dedicada a divulgar el nombre y los méritos de muchas matronas conocidas que sobresalen de lo normal. Dicho de otra manera: “Matronas 10”.

Pregunta: ¿Cómo quieres que te presente? 
Respuesta: Como una MATRONA con mucha ilusión por mejorar los cuidados. Llegué a la profesión porque la especialidad me abrió las puertas, era como una buena oportunidad de desarrollo. El mundo del cuidado de la mujer es apasionante.

P. ¿Una oportunidad de desarrollo ser matrona? ¿Cómo empezó todo? 
R. Si nos remontamos al inicio, después de los estudios en el colegio Saint Louis des Français, me encontré con que había aprobado las pruebas de acceso a la Escuela Nacional de Terapia Ocupacional y la Selectividad. No sabía qué elegir, así que cursé simultáneamente todas las asignaturas de los tres años de Enfermería y de Terapia Ocupacional. 

P. Enfermería y Terapia ocupacional tenían clases y prácticas todos los días. ¿Cómo fue posible? 
R. Con mucha organización de horarios y muy buenas compañeras. Además de una moto que me permitía llegar, casi en hora, a todas partes. Tanta carrera mereció la pena. Terapia Ocupacional me inició en la investigación con su tesina final y Enfermería me introdujo en el mundo del cuidado.

P. ¿Y después? 
R. Había que trabajar y encontrar trabajo era difícil. Conseguí guardias en los Servicios Especiales de Urgencias de noches y fines de semana, lo que me permitía seguir formándome. En esta tesitura aprobé las oposiciones de la Comunidad de Madrid de Terapeuta Ocupacional y obtuve plaza fija en el Hospital Dr. Rodríguez Lafora. Me faltaban tres meses para terminar la especialidad de matrona en el hospital Central de la Cruz Roja de Madrid (1985). Tenía 24 años y había que elegir. 


 P. ¿Qué te motivó para elegir terminar los estudios de matrona frente a una plaza fija en la Comunidad de Madrid? 
R. Llegué a la especialidad de matrona como antes a las de salud mental y del trabajo: sin grandes expectativas, solo por aprender. Sin embargo, esta era diferente, las matronas de la Cruz Roja eran excepcionales. Disfrutaban de independencia y de un campo de trabajo emocionante junto a la mujer en un momento clave de su vida: el parto. Un sueldo fijo de por vida era tentador, pero no pude resistirme a seguir formándome para cuidar mejor a las mujeres. La especialidad me atrapó. 

P. ¿Y después? ¿Tuviste trabajo?
R. Había poco trabajo de matrona. Costaba encontrar guardias y contratos temporales. Había que seguir como enfermera y trabajar de matrona cuando se podía. Obtuve la plaza de enfermera en el Hospital Universitario La Paz (Madrid). La especialidad me sirvió para que me colocaran en servicios afines como cuidados intensivos de neonatos y ginecología. Cuando se necesitaba personal en paritorio obtenías una situación especial en activo de matrona. En 1990, salió la plaza de supervisora de Urgencias de la Maternidad del Hospital La Paz. Las compañeras de la guardia de paritorio vinieron a pedirme que me presentara. El horario era mejor para mi proyecto de familia. Me dejé ayudar y fui supervisora de las Urgencias de la Maternidad y del Servicio de Oncología Ginecológica. Fueron seis años asombrosos.

En el ámbito personal, comentarte que nacieron mis dos hijos. Y en el laboral experimenté la importancia de los mandos intermedios y la trascendencia de la gestión en la vida de las personas. Hicimos un trabajo descriptivo sobre las mujeres presuntamente violadas que se atendían en la Urgencia, y un estudio sobre la sexualidad de las mujeres oncológicas. Las investigaciones me hicieron ver la necesidad de conocimiento en sexualidad y psicología.

Estudié el Máster de Sexualidad Humana y, después, como pensaba en ser madre, decidí estudiar psicología por la Universidad Nacional a Distancia. Llegaron mis hijos y trabajar de supervisora en la urgencia por la mañana, cambiar pañales por las tardes y estudiar Psicología por las noches era complejo. Menos mal que conseguí hacerlo en cinco años, porque todo se complicó con la creación de las Unidades Docentes de Matronas en 1994. Habíamos estado ocho años sin formar matronas y por fin se retomaba la enseñanza.


 P. Y también te apuntaste al reto de la docencia…
R. La Unidad Docente de Matronas de la Comunidad de Madrid se ubicaba en el Hospital Universitario La Paz, mi hospital. Era un proyecto ilusionante. Todas queríamos apoyarlo, pero no me seleccionaron en la primera convocatoria, ya que había compañeras con más méritos.

P. Entonces, ¿cómo conseguiste la plaza? ¿Qué consejos darías a las que lo están intentando? 
R. Creo que el conocimiento y la constancia abren puertas. Las clases se iban desarrollando por módulos teóricos. Cuando se necesitó una matrona para las clases de psicología de la mujer, yo estaba terminando Psicología. Para organizar las 80 horas de las clases de sexualidad, tenía el máster de sexología. Con ello me llegó la oportunidad de ser profesora de matronas desde la primera promoción. A veces, cuando los proyectos no salen a la primera, hay que saber no perder la ilusión y seguir preparándose.

P. ¿Cómo fueron aquellos primeros años de la Unidad Docente de la Comunidad de Madrid? 
R. En una palabra, TRABAJO, y en dos, TRABAJO GRATIS. No había casi recursos materiales, por no haber no había ni ordenadores. No se nos reconocían las horas de docencia, no daban días por ser tutoras, ni ninguna otra compensación. Recuerdo el primer programa informático que teníamos, el WordPerfect, y las transparencias que preparábamos para las clases en acetatos. Pero la ilusión por el proyecto era más grande que las dificultades que afrontábamos. 

Hicimos mil horas de cursos de formación de formadores, de competencias, de informática, etc. Recordarás lo que costó dar forma al libro del residente que luego divulgamos en tantas Unidades Docentes de tantas especialidades. ¡Qué de risas en las clases de pedagogía! Acostumbrábamos a utilizar un lenguaje sanitario sencillo para que lo entendiera todo el mundo, y teníamos que escribir en un lenguaje complejo que nos sorprendía. Cada disciplina tiene un lenguaje y una forma de mirar el mundo. No había internet, ni teléfonos móviles, ni traductores, ni inteligencia artificial. Cualquier paso que se quisiera dar, cualquier cosa en la que quisieras profundizar, costaba muchísimo, pero muchísimo tiempo. 

Éramos matronas asistenciales y asumíamos el reto de la docencia de residentes de matrona, con un programa de 3.600 horas, 800 de ellas teóricas. Matronas enseñando a matronas, era tan increíble como brillante. Por primera vez se había creado oficialmente un “cuerpo docente de matronas”. Gracias a la lucha incansable de la Asociación Española de Matronas y al trabajo gratuito de tantas matronas, las Unidades Docentes de Matronas se pusieron en marcha.

P. ¿Te estabilizaste con plaza de matrona?
R. Aprobé las oposiciones de matrona en 1996. Once años me costó conseguir la plaza fija de matrona. Mis hijos tenían 3 y 1 año. Necesitaba seguir manteniendo un horario que me permitiera cuidarlos. Tenía buena nota, podía elegir. Vivo en el norte de Madrid, pero las plazas que habían salido en el norte tenían horario de tarde. Necesitaba asegurar la compatibilidad entre el trabajo y el cuidado familiar, así que elegí plaza en el sur de Madrid, en Parla, a 38 Km de casa. Lo que eran 76 km diarios de coche.

No me arrepiento de los seis años de coche. La crianza de los hijos conlleva muchos esfuerzos, pero recompensa con creces.

P. ¿Cómo fue tu experiencia de matrona en Atención Primaria?
R. Parte de las mujeres que atendía no tenían recursos económicos, ni formación cultural. Llegar a ellas fue más que un reto. Al principio sentía frustración, no venían a la consulta, ni a las clases de educación prenatal y posnatal. No me servía lo aprendido, pero tenía preocupación y voluntad de llegar a hacer bien mi trabajo de cuidado de la mujer, y cuando se pone el corazón, la gente lo siente, se abre y te habla. Y tú no entiendes nada de su mundo, estás asustada por lo que oyes, pero aprendes a estar ahí. 

En Atención Primaria podemos ser un faro de luz, de fortaleza. Las mujeres necesitan sentir que se valora su proceso creativo, que se las tiene en cuenta y que se reconoce su esfuerzo continuo, con la alimentación, el ejercicio y toda la transformación que se está produciendo en ellas. Aprendí muchísimo de las mujeres y me sentía feliz.

P. ¿Te planteaste dedicarte más a la actividad docente? 
R. Nuevamente vi un reto. Tenía todo organizado, el trabajo de mañana, los hijos de 9 y 7 años, las clases en la Unidad Docente de Matrona y el ser profesora asociada en la Escuela de Enfermería y Fisioterapia “San Juan de Dios”, adscrita a la Universidad Pontificia Comillas.

En la Unidad Docente se necesitaba una persona a tiempo completo para que se pudieran convocar plazas de residentes de matrona de forma anual. Las condiciones laborales que ofrecían eran difíciles. Suponía perder libertad de horario, de vacaciones y sobre todo de sueldo: no tener complementos. Había que valorar. La forma de no perder tanto dinero era asumir más carga docente. Pasar de 80 horas a 180 horas de clases anuales, muchísimo trabajo. Tenía 40 años, plenitud y creía de corazón que el proyecto de formación de matronas merecía la pena. Así que asumí el reto. 

P. ¿Cómo fue tu experiencia en la Unidad Docente? 
R. Durísima. Dos personas para 100 residentes. Sin celador, sin secretaria, a tiempo completo y con recursos materiales mínimos. Nos pasó de todo. Se nos cayó el techo del aula, el de los despachos, el 11-M, problemas en los hospitales, con los partos, de las residentes, etc. Todo para ayer, una dedicación inmensa para que todo rodara. Además, había que mantener las clases en la universidad para hacer carrera docente, acreditarse como profesor y hacer la tesis. Todo ello atendiendo a mis hijos que entraban en la adolescencia. Nuestra generación hizo el doctorado, el antiguo, el de los 10 años, dos años de cursos de doctorado, cuatro para la suficiencia investigadora y cuatro para la tesis doctoral. Conseguí leer la tesis en 2012. ¡Cuánto esfuerzo físico y mental! ¡Cuánto tiempo robado a la familia y de sueño delante del ordenador! No sé lo que es el desierto, pero sentí que lo atravesaba. Fue muy exigente. Había que estar preparado por si la especialidad pasaba a ser un grado. Muchas matronas de mi generación, en toda España, hicimos el esfuerzo de ser doctoras, pero el grado no llegó.

La tesis doctoral te cambia la cabeza, quieres seguir investigando. En mi caso había diseñado y validado un cuestionario para evaluar los programas de Educación para la Maternidad-Paternidad que contempla la Cartera de Servicios del Sistema Nacional de Salud en todo el territorio desde 1983. Es un programa impartido por matronas. Quería que se aplicara a nivel nacional para que nuestro trabajo tuviera más visibilidad, pero no encontré la forma de realizarlo ni a nivel de mi comunidad autónoma. Entonces me lancé a publicar en revistas de impacto. En las revistas internacionales indexadas hay que conseguir que te acepten los trabajos y luego pagar las tasas. Es muy difícil conseguir que te acepten los trabajos y más conseguir ayudas económicas. Me tocó pagar. Este coste ha permitido que lo investigado haya tenido repercusión internacional. La Comunidad Científica tiene referenciada la Escuela Española de Educación Prenatal que realizamos las matronas.

P. Recuerdo que acudías a todos los congresos con temas novedosos: las tablas de gimnasia para embarazo, para posparto, cómo preparar la vuelta a casa con el bebé, el suelo pélvico, los cuidados de la piel del recién nacido, la Educación para la Maternidad-Paternidad, el mindfulness, etc. ¿Cómo podías? 
R. Había que traer todo lo nuevo a la formación de las residentes de matrona y ello requería investigar, publicar y comunicar. ¡A cuántos congresos me habéis invitado! ¡Cuánto hemos compartido para mejorar la profesión! ¡Qué de buenos momentos en el corazón! 

A dos años de la jubilación de la Jefa de Estudios de la U.D., salieron los traslados y había una plaza en el norte de Madrid, más cerca de casa. La pedí y la obtuve (2015). No fui reclamada para permanecer en la unidad a tiempo completo. Volví a mi situación inicial de matrona de Atención Primaria y profesora de la Unidad Docente con 80 horas. Los trece años de trabajo a dedicación plena de profesor de matronas son una experiencia muy especial de mi vida. Cada promoción tiene su idiosincrasia y hay que descubrirla para acompañarlas en los dos años de formación. Me ha encantado hacerlo. Volver al centro de salud fue extraño, pero tuve muy buena acogida y una población maravillosa. ¡Volvió el entusiasmo!

P. ¿Por qué te presentaste a la convocatoria restringida de jefe de estudios de la Unidad Docente de Matronas, en enero de 2017? 
R. No valoraba presentarme, pero varias compañeras me lo pidieron. El proceso de cambiar las Unidades Docentes de Matronas por Unidades Multiprofesionales de Obstetricia y Ginecología estaba en marcha. Nos parecía importante mantener la jefatura de estudios de matrona y la unidad independiente. Según las bases de la convocatoria de enero de 2017, si me presentaba, la obtendría y, de nuevo, tenía frente a mí el reto. No pude ni imaginar lo que vino después y me presenté.
 
P. Conocemos el proceso por el que pasaste para no llegar a obtener la jefatura de estudios de la UDM, ¿qué pasó? 
R. Todavía me es difícil hablar de esta etapa de mi vida, pero ya que preguntas, voy a intentarlo.
La Jefa de Estudios había presentado como candidata a la Secretaria de la Comisión de Docencia a una matrona de la 6ª promoción que, por cierto, había sido alumna mía. Como se ha demostrado, el proceso selectivo fue irregular y discriminatorio. En febrero, en la Comisión de Docencia que tenía que valorar los currículos de las dos candidatas, se cambió el baremo original, una vez iniciado el proceso de selección. El nuevo baremo que se aprobó puntuaba con 10 puntos la formación EIR y limitaba la experiencia asistencial, la formación, la experiencia docente e investigadora a los méritos de la candidata de la Jefa de Estudios, lo que se llama “un perfil hecho a la medida”. Fue tremendamente injusto hacia mí.

No soy persona de buscar y mantener conflictos. Intenté solucionarlo desde dentro. Gracias a la intervención de Carmen Molinero Fraguas me recibieron en la Consejería de Sanidad, pero no me escucharon. La Jefa de Estudios ya había hablado con ellos. Estaba en una encrucijada. Todo el mundo me aconsejaba que abandonara, pero yo no podía. Si no se denuncia el mal uso del poder y la arbitrariedad, las personas que lo ejercen continúan ejerciéndolo en su propio interés. Así que interpuse un primer recurso de alzada en marzo. En abril la jefatura de la Unidad Docente, saltándose el principio de indemnidad que tiene un trabajador de no ser sancionado si ha interpuesto un recurso administrativo, lideró un movimiento de descrédito profesional en función de una supuesta queja realizada por los residentes en febrero, dos meses antes. Nunca me dieron la reclamación, por lo que probablemente no existió, pienso. No te puedes defender de algo que dicen que has dicho si no te dan el dato. En esta situación de indefensión me suspendieron cautelarmente de profesora, con lo que tuve que interponer un segundo recurso de alzada. Paradójicamente, llevaba 23 años de profesora en la unidad, 13 de ellos a tiempo completo y nunca había tenido una reclamación.

El proceso judicial ha durado siete años. La primera sentencia (Sentencia 113/2019) se gana en los cuatro apartados reclamados: proceso selectivo irregular y discriminatorio, cese de la Jefa de Estudios nombrada por libre designación, repetición de la convocatoria y restauración de la profesora. El Tribunal Superior de Justicia declarada que es firme por Decreto del citado Tribunal de fecha 25-09-2020. Todo se ha demostrado a mí favor. Es público. Durante estos años, la Jefa de Estudios que inicia el proceso se jubila, su candidata es nombrada Jefa de Estudios por libre designación (13/7/2017), lo que vuelve a ser irregular con un proceso judicial abierto. Finalmente, esta cesa el 20/3/2021 y se nombra a una nueva Jefa de Estudios en funciones. En ningún momento se acata la sentencia en cuanto a que sea yo restituida como profesora de la Unidad Docente. Tampoco se acata la convocatoria de la plaza de Jefe de Estudios. 

El 9 de mayo de 2022 se acreditan nueve Unidades Docentes Multiprofesionales de Obstetricia y Ginecología, en las que quedan adscritas las plazas de residentes de matronas. La Unidad Docente de Matronas de Madrid se cierra en su formato original y se reconvierte en Multiprofesional. ¡No podíamos creerlo! Hicieron todo lo posible por no restituirme en mi derecho reconocido judicialmente y demoraron su ejecución hasta que no podían ejecutarla por haber integrado la Unidad Docente de Matronas en las nuevas Unidades Multiprofesionales. Al equipo de abogados no le quedó otra que reclamar la indemnización pertinente. Me entristece que la propia Administración incumpla las sentencias judiciales.

P. ¿Conseguisteis la indemnización? ¿Cómo puede ayudar tu experiencia a otras matronas? 
R. He tenido un equipo de abogados excelente. Su trabajo de defensa ha sido impecable y el acompañamiento personal ha sido inmejorable. Lo primero es que sin muchísima paciencia y sin buenos abogados no es posible ganar a la Administración, aunque tengas todas las pruebas, como en mi caso. El éxito de esta etapa se lo debo a ellos. No han parado hasta que he sido indemnizada de todo, hasta por el daño moral infringido.

Lo segundo es el apoyo de los tuyos, familiares y amigos. Cuando el mal uso del poder, la prevaricación, cae sobre uno es demoledor. Sientes indefensión ante la maquinaria administrativa, sientes soledad social, porque poca gente permanece a tu lado, y eres la víctima, pero empiezas a dudar de ti, de tu valía personal y profesional. Entras en el laberinto. Gracias a que he tenido un buen apoyo familiar y social he subsistido. El dolor moral es indescriptible, un enemigo invisible que daña tu autoestima. Ojalá que mi experiencia pueda servir a otras personas que sufran el mal uso del poder y la injusticia sobre ellas. Entiendo la vida como afrontamiento. A cada uno le toca lo suyo y cada uno creemos que lo nuestro es lo peor y que no hay salida, pero sí la hay. Lleva tiempo reinventarse, pero es posible. Creo que muchas matronas están sintiendo que su trabajo no es valorado por la Administración. Por si ayuda, estoy centrada en la búsqueda del conocimiento y la atención a las mujeres, para seguir mejorando y disfrutando de la profesión.

P. ¿Cómo ves el futuro? 
R. A pesar de las dificultades veo futuro. Las matronas somos una profesión especializada en el cuidado de la mujer, con lo que sufrimos la misma invisibilidad que sufren las mujeres que cuidamos.

Me gustaría aprovechar esta oportunidad para que todas tomemos consciencia de nuestro trabajo cada vez que conseguimos que una mamá, un papá, se enamoren de su bebé, en las clases, en el parto, en el puerperio. Ese niño tendrá más opciones de ser cuidado. Todo lo que hacemos tiene sentido desde la perspectiva de la Educación y la Psicología Prenatal, así que animaría a las matronas a trabajar con esa consciencia. 

Por último, mil gracias a la Asociación Española de Matronas por haberme acompañado durante todos estos años, en la luz y en la oscuridad, y mil gracias por vuestro trabajo para las mujeres y para las matronas. 

Querida Matilde, muchas gracias por tu tiempo, por tu forma de vivir la profesión, tu tenacidad, esfuerzo y en definitiva por tu manera de hacer profesión. ¡Eres un orgullo para nuestro colectivo!