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Metas de Enfermería

Metas de Enfermería

JUNIO 2014 N° 5 Volumen 17

Hacia una necesaria introspección profesional

Sección: Editorial

Autores

Zulema Gancedo González

Directora de Enfermería del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (Santander).

Titulo:

Hacia una necesaria introspección profesional

Hace tiempo fui invitada a impartir una sesión dentro de un programa de postgrado sobre dirección y gestión de servicios sanitarios. El foro previsto eran alumnos procedentes de distintas disciplinas y un número importante que, incluso, no era del entorno sanitario. Consciente de que la sociedad tiene cierto desconocimiento de la profesión para el ejercicio en todos sus ámbitos y competencias y, en consecuencia, de reconocimiento, me replanteé el enfoque previsto y opté por uno más transgresor y disruptivo.

¿Qué es una enfermera y para qué sirve? El silencio fue demoledor, pero a la vez estimulante, traté de forzar respuestas y a pesar que una gran mayoría reconocía tener una enfermera cerca, amiga, familiar, etc., las escasas respuestas quedaron circunscritas a ciertas técnicas, procedimientos concretos y supeditados a una jerarquización tópica y estereotipada, tuve la oportunidad de constatar el escaso conocimiento que existe sobre nuestra profesión en un entorno de nivel universitario y para distintas disciplinas (ingenierías, medicina).

Pero ese hecho que se evidenció en el contacto con otros profesionales puede detectarse también en el entorno de nuestra propia profesión, cierto es que con otros matices. En muchas ocasiones de trabajo, proyectos e iniciativas, se percibe la necesidad de incorporar al bagaje profesional, no solamente la experiencia y la formación continuada clínica, sino también, las bases conceptuales, legislativas y de administración de Enfermería que nutren y sustentan el ejercicio de nuestra profesión. Dichos elementos serían claves para comprender el potencial de desarrollo profesional. Buen ejemplo, la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (LOPS), donde se recoge el marco legal y normativo que deberíamos conocer y tratar en profundidad, porque ello nos permitiría asumir y desarrollar nuestros atributos de manera natural y, por tanto, reconocernos como líderes indiscutibles en el cuidado y, por consiguiente, socios de pleno derecho para la participación en el proceso de salud-enfermedad de la población.

La crisis, y no únicamente la económica, de identidad, de valores, de interrelación…, van erosionando nuestro papel definitivo en relación con la salud y el paciente. Sin embargo, como decía, el desarrollo legislativo actual y el Grado en Enfermería, nos permite ejercer con plena autonomía técnica y científica y aún más, alcanzar los títulos de Máster y Doctor desde nuestra propia disciplina.

Sin embargo, ¿qué está ocurriendo? Si nos centramos en el ámbito asistencial, parece que el logro de la profesión no llega de manera sentida a los profesionales. Y tampoco llega a la sociedad, que de alguna forma desconoce el peso y protagonismo de nuestra profesión, lo que les permitiría por otro lado hacer efectivos sus derechos como ciudadanos respecto a las prestaciones sanitarias.

Desde mi punto de vista, existe una serie de cuestiones prioritarias. Por un lado, la necesidad de llegar a las bases profesionales con el fin de transmitir a través de un liderazgo compartido entre gestores, docentes e investigadores, la corresponsabilidad en el desarrollo, la competencia y la identidad necesarias para la profesión, disipando disensiones internas, inútiles y apostando por un fortalecimiento profesional.

Por otro lado, nuestros esfuerzos como profesionales, individuales y colectivos han de ir dirigidos a la mejora de la identidad profesional en la atención del proceso de salud-enfermedad. Nuestros conocimientos sobre las necesidades de los individuos son imprescindibles, nuestras prestaciones son únicas y benefician al individuo y a la población. Nuestra realidad como pieza clave para la sostenibilidad del sistema, acorde con las expectativas reales y el consenso interprofesional, es señalada por numerosos autores y ello ha de llegar hasta los órganos y autoridades competentes en salud.

El modo en que nos mostremos servirá para percibirnos y que nos perciban, ello puede ser decisivo para establecer nuestro grado de participación en los foros de debate, opinión y toma de decisiones, participando en el proceso de construcción de las políticas sanitarias donde prácticamente estamos ausentes en la actualidad.

El futuro, por tanto, es retador con grandes expectativas y responsabilidad ante la sociedad. Construir una imagen y un reconocimiento social que empodere nuestra profesión, o lo que es lo mismo una profesión reforzada que proyecte una imagen social definida sin estereotipos y con futuro hacia la legitimación social.

No es lo mismo tener una buena opinión de los profesionales de Enfermería que una confianza sólida depositada en ellos a todos los efectos.