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Metas de Enfermería

Metas de Enfermería

JUNIO 2015 N° 5 Volumen 18

El marketing de Enfermería: ¿una estrategia desde la formación?

Sección: Editorial

Cómo citar este artículo

Peña Otero D. El marketing de Enfermería: ¿una estrategia desde la formación? Metas Enferm jun 2015; 18(5): 3

Autores

David Peña Otero

Enfermero. Master en Atención Sanitaria, Gestión y Cuidados. Programa Oficial de Postgrado Investigación en Cuidados

Titulo:

El marketing de Enfermería: ¿una estrategia desde la formación?

El marketing de Enfermería se define como el proceso de búsqueda de los objetivos profesionales. Para ello, hay que identificar las necesidades y deseos de nuestros consumidores y mercado objetivo; a posteriori, tenemos que adaptarnos para ofrecerles y satisfacerles de la forma más eficiente. A partir de ahora vienen las reflexiones. Desde el 7 de mayo del presente año llevamos más de 100 años de la creación del título de Enfermería, ¿qué hacemos para visibilizarnos?

En los últimos años se han logrado cambios muy importantes desde la formación académica reglada. Gracias al proceso de Bolonia, la profesión enfermera puede alcanzar un objetivo luchado desde hacía mucho tiempo, el doctorado. Ya llevamos más de 30 años siendo universitarios, tanto nos ha costado que lo incluimos en el nombre abreviado: Diplomado Universitario de Enfermería. Pero, ¿realmente ha cambiado algo?

Con la entrada en el marco del Espacio Europeo de Educación Superior se ha conseguido una equiparación de estudios en todo el territorio europeo. La formación de Grado se transforma en un proceso activo de aprendizaje estudiante-profesor, atribuyendo al estudiante autonomía y capacidad de gestión de su trabajo, convirtiendo la formación en una relación de tutorización directa y dinámica. Pero, ¿han instruido a los docentes para el cambio?, ¿la universidad ha cambiado?

Enfermería es una de las carreras más demandadas, existiendo más solicitudes de admisión a los estudios que matrículas ofertadas por los centros universitarios. Hasta hace pocos años no existía prácticamente paro en nuestra profesión, ahora ya es una realidad: la crisis ha llegado a la Enfermería, hay paro y emigración laboral. Las salidas laborales abarcan áreas tan importantes como la investigación, la docencia, la asistencia y la gestión. Sin embargo, ¿realmente salimos preparados para poder trabajar en todas estas áreas?

La Orden CIN/2134/2008, reguladora de los requisitos para la verificación del título universitario que habilita para el ejercicio de la profesión de Enfermería, así como el Libro Blanco del Título de Grado de Enfermería de la ANECA, muestran las competencias que la formación pregrado debe aportar a los futuros profesionales. Pese a esto, ¿se ajustan a las demandas del mercado?, ¿verdaderamente existe una evaluación similar en todos los centros universitarios?, ¿los profesionales conocemos las competencias? Los tutores de práctica clínica (el profesional enfermero asistencial que evalúa el prácticum formativo del estudiantado), ¿estamos capacitados para este proceso?, ¿sabemos calificar/evaluar adecuadamente la nota del estudiante? Por empatía, por paternalismo/maternalismo, por miedo a la justificación, etc. ¿sobrevaloramos?, ¿verdaderamente expondríamos a nuestros familiares y seres queridos al cuidado de ese futuro profesional enfermero que estamos evaluando?

La formación continua postgraduada es una necesidad para poder ejercer en cualquiera de las vertientes o salidas profesionales. ¿Sirven de algo los cursos a distancia?, ¿y los presenciales?, ¿y las expertías?, ¿están verdaderamente supervisados por la Comisión de Formación Continuada de las Profesiones Sanitarias, encargada de estudiar y emitir informes de estas propuestas formativas?

Las especialidades de Enfermería (algunas de ellas en desarrollo desde hace tantos años), con promociones formadas en búsqueda de su plaza de especialista, son la formación continuada postgraduada, oficial y reglada por el Ministerio de Educación y Ciencia. Pero, una ciencia que se encarga del cuidado holístico de la respuesta humana ¿se puede especializar?, ¿podemos saber/cuidar de todo?, ¿puede un mismo profesional aportar cuidados hoy en neonatos y mañana en geriatría? Ortega y Gasset, en su libro La rebelión de las masas aborda el barbarismo de la especialización exponiendo que “la máxima especialización equivale a la máxima incultura”. ¿Vamos por el camino correcto?, ¿podemos los y las enfermeras sin especialidad formar y evaluar a especialistas en formación?, ¿puede una plaza de especialista de Enfermería ser ocupada por una enfermera “generalista”?

Frente a tantas preguntas generadas, solo se me ocurre que debemos modificar el constructo profesional, ser parte activa y promover el cambio, participar de y en la formación, generar y consumir investigación, implicarnos en nuestros órganos colegiales y, sin duda, también en la política y en la gestión de nuestro sistema. Desde nuestros órganos de representación (colegio y consejo) debemos (somos parte de ellos) diseñar campañas de publicidad donde se permita a la población conocer y saber nuestras funciones. Del mismo modo, investigar el intrusismo profesional y luchar por los derechos laborales de enfermería. Si logramos asumir nuestro rol, ser y estar representados como merecemos, diciendo alto y claro: ¡SOY ENFERMER@!, podremos cambiar las cosas.