Enfermeras de práctica avanzada: nuestro reto pendiente

Sección: Editorial

Cómo citar este artículo

Zabalegui Yárnoz A. Enfermeras de práctica avanzada: nuestro reto pendiente. Metas Enferm nov 2018; 21(9):3

Autores

Adelaida Zabalegui Yárnoz

Titulo:

Enfermeras de práctica avanzada: nuestro reto pendiente

Las enfermeras de práctica avanzada (EPA) trabajan en la intersección de la Enfermería y la Medicina. Su desarrollo se debe al incremento de las necesidades asistenciales y la mejora de la formación enfermera. La EPA se define como la “enfermera con conocimiento experto, habilidades para tomar decisiones complejas y competencias clínicas para la práctica avanzada, dependientes del contexto y/o país en que se apliquen”. Ejercen la práctica clínica directa al paciente que integra asistencia, docencia a pacientes y/o profesionales e investigación. Además, realizan funciones de guía, asesoramiento, consultoría, práctica basada en la evidencia, liderazgo, colaboración interdisplinar e intradisciplinar y toma de decisiones éticas. Las enfermeras de práctica avanzada requieren formación postgraduada de máster, aunque en Estados Unidos pueden necesitar el doctorado en algunas áreas. Incluyen enfermeras especialistas clínicas, consultoras y practitioners. Fuera de España, las practitioners prescriben medicamentos: en Estados Unidos, desde 1965, a las que ya se han añadido Australia, Canadá, Reino Unido, Holanda y Suecia.

Las enfermeras de práctica avanzada son esenciales en los nuevos modelos sanitarios para aumentar la eficacia de la respuesta a los problemas asistenciales actuales y futuros, derivados del aumento del envejecimiento, la cronicidad y la multimorbilidad, y potenciar los estilos de vida saludables, la prevención y promoción de la salud y la atención domiciliaria/comunitaria frente a la hospitalización. Esta expansión de las EPA se está produciendo, internacionalmente, transfiriendo a las enfermeras competencias asumidas previamente por los médicos (sustitución), cuando el número de médicos es insuficiente (1). También aumentan las EPA para mejorar el acceso al sistema sanitario, incorporando competencias enfermeras en nuevas áreas clínicas (suplementación), como representan las gestoras de casos, enfermeras de enlace, monitorización de e-Salud y asesoramiento en estilos de vida saludables. Una revisión exhaustiva de ensayos clínicos sobre EPA “sustitutas” de médicos en Atención Primaria (2) concluye que la intervención de las EPA en problemas de salud recurrentes, urgentes o crónicos proporciona igual o mejor calidad de cuidados y resultados de salud que los médicos, mientras que la satisfacción de los pacientes con la atención recibida de las EPA es mayor.

En España tenemos que capitalizar la mayor formación académica y clínica de las enfermeras postgraduadas creando nuevas plazas que consoliden su rol como enfermeras de práctica avanzada. Su actividad permitirá dar una respuesta más eficaz a las necesidades sanitarias, incluyendo los cuidados de salud, dentro de modelos asistenciales costo-eficaces, que optimizan los recursos y hacen sostenible el sistema. Sin embargo, la implementación de la práctica avanzada en España encuentra barreras, como la elevada carga de trabajo o la falta de claridad del rol de las EPA, su liderazgo, trabajo en equipo o financiación (3). Su implantación requiere mejoras estratégicas que definan claramente su rol dentro del equipo multidisplinar, fomenten su visibilidad, promocionen su papel y documenten su valor añadido.

Para incorporar enfermeras de práctica avanzada en nuestro entorno, tenemos que identificar las ya existentes (por ejemplo, enfermeras especialistas), que desarrollan su actividad en la mayoría de centros asistenciales, y crear puestos específicos de EPA para cada especialidad, apoyados en nueva legislación. En este sentido, podemos usar el Instrumento de definición del rol de la Enfermera de Práctica Avanzada (IDREPA) que es válido, fiable y fácil de usar (4). En Australia se usa para evaluar la actividad de las EPA en cuanto a planificación del cuidado experto, atención integral, colaboración interprofesional, educación, investigación, práctica basada en la evidencia y liderazgo profesional. Los datos obtenidos permiten a los gobiernos, gestores, directoras de Enfermería y a las EPA hacer un seguimiento de su actividad y desarrollo profesional, para establecer su cartera de servicios y evaluar su impacto asistencial.

El aumento de la complejidad del cuidado sanitario y del entorno asistencial es incuestionable. Por otra parte, la falta de enfermeras y médicos en el ámbito global, crea oportunidades para incorporar enfermeras con formación especialista o avanzada. Necesitamos el compromiso de los políticos, gestores y líderes para su identificación y reconocimiento lo que redundará en un mayor beneficio de los pacientes y del sistema sanitario.

Bibliografía

  1. Maier CB, Barnes H, Aiken LH, Busse R. Descriptive, cross-country analysis of the nurse practitioner workforce in six countries: size, growth, physician substitution potential. BMJ Open. 2016; 6(9).
  2. Laurant M, van der Biezen M, Wijers N, Watananirun K, Kontopantelis E, van Vught AJAH. Nurses as substitutes for doctors in primary care. Cochrane Library. 2018, 7:CD001271.
  3. Kilpatrick K, Lavoie-Tremblay M, Ritchie JA, Lamothe L, Doran D. Boundary work and the introduction of acute care nurse practitioners in healthcare teams. J Adv Nurs. 2012; 68(7):1504-15.
  4. Sevilla Guerra S, Risco Vilarasau E, Galisteo Giménez M, Zabalegui A. Spanish version of the modified Advanced Practice Role Delineation tool, adaptation and psychometric properties. J Nurs Pract. 2018 Jun; 24(3): e12635.