La isoapariencia farmacéutica un factor de riesgo de errores de medicación

Sección: Originales

Cómo citar este artículo

Pérez-Ingidua C, Rivas-Paterna AB, Portolés-Pérez A, Laredo-Velasco L, Vargas-Castrillón E. La isoapariencia farmacéutica un factor de riesgo de errores de medicación. Metas Enferm sep 2020; 23(7):7-15. Doi: https://doi.org/10.35667/MetasEnf.2020.23.1003081629

Autores

Carla Pérez-Ingidua1,5, Ana Belén Rivas-Paterna2,5, Antonio Portolés-Pérez3,5, Leonor Laredo-Velasco3,5, Emilio Vargas-Castrillón4,5

1Doctoranda en el programa de Doctorado “Cuidados en salud” de la Universidad Complutense de Madrid. Servicio de Farmacología Clínica. Hospital Clínico San Carlos. Madrid
2Doctora en Enfermería por la Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Enfermería, Fisioterapia y Podología. Universidad Complutense de Madrid
3Doctor/a en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Medicina. Universidad Complutense de Madrid
4Catedrático en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Medicina. Universidad Complutense de Madrid
5Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico San Carlos (IdISSC)

Contacto:

Carla Pérez Ingidua. Servicio de Farmacología Clínica. Hospital Clínico San Carlos. C/ Profesor Martín Lagos, s/n. 28040 Madrid.

Email: carla.perez@salud.madrid.org

Titulo:

La isoapariencia farmacéutica un factor de riesgo de errores de medicación

Resumen

Objetivo: conocer la opinión de los profesionales de Enfermería sobre la influencia de la isoapariencia farmacéutica en el desarrollo de errores de medicación.
Método: se realizó un estudio descriptivo transversal entre abril y mayo de 2017. Los sujetos de estudio fueron profesionales de Enfermería procedentes de dos hospitales españoles de nivel terciario. Para la recolección de los datos se utilizó un cuestionario diseñado ad hoc para el estudio, que incluía 21 ítems con cinco posibles respuestas según escala Likert (1= muy en desacuerdo a 5= muy de acuerdo). Se realizó estadística descriptiva. Se usó del software estadístico SPSS v.22.
Resultados: participaron 123 profesionales de Enfermería. El 96% (n= 118) de los encuestados consideró la isoapariencia farmacéutica como un factor de riesgo para la incursión en un error de medicación. Un 15% (n= 19) de la muestra reconoció haber cometido un error por este motivo.
Conclusiones: la isoapariencia farmacéutica es percibida por los profesionales de Enfermería como un factor de riesgo de errores de medicación.

Palabras clave:

Nursing ; opinión ; pharmacovigilance ; medication errors ; pharmaceutical isoappearance

Title:

Pharmaceutical “isoappearance”: a risk factor for medication errors

Abstract:

Objective: to understand the opinion of Nursing Professionals about the influence of pharmaceutical “isoappearance” on the occurrence of medication errors.
Method: a descriptive cross-sectional study was conducted between April and May, 2017. The study subjects were Nursing Professionals from two Spanish tertiary hospitals. Data collection was conducted through a questionnaire designed ad hoc for the study, including 21 items with five possible answers according to the Likert Scale (1=extremely disagree to 5=extremely agree). Descriptive statistics analysis was conducted, using the SPSS statistical software version 22.
Results: the study included 124 Nursing professionals; 96% (n= 118) of the participants considered that pharmaceutical “isoappearance” was a risk factor for making medication errors, while 15% (n= 19) of the sample admitted that they had made a mistake for this reason.
Conclusions: pharmaceutical “isoappearance” is perceived by Nursing professionals as a risk factor for medication errors.

Keywords:

nursing; opinion; pharmacovigilance; medication errors; Chlorhexidine; Poster; prescriptions; ventricular tachycardia; nursing care; taxonomy; Conference

Introducción

Siguiendo la máxima del “Primum non nocere”, la seguridad del paciente constituye uno de los pilares fundamentales de la medicina contemporánea. De este modo, en el año 2004, la Organización Mundial de la Salud (OMS) impulsó la “Alianza por la seguridad del paciente”; un programa dirigido a la mejora de la seguridad en todos los países del mundo (1).

Uno de los retos principales para la defensa de la seguridad del paciente son los denominados errores de medicación (EM). A pesar de que los problemas relacionados con los medicamentos han sido estudiados a lo largo de la historia, ya Hipócrates, en el 570-460 a.C., describió cuadros indeseables ocasionados por fármacos (2), la magnitud del problema de los errores de medicación se ha visto acrecentada en el último tiempo por el cada vez más creciente consumo de medicamentos. Según el National Coordinating Council for Medication Error Reporting and Prevention (NCCMERP) los errores de medicación se definen como “cualquier incidente prevenible que puede causar daño al paciente o dar lugar a una utilización inapropiada de los medicamentos, cuando estos están bajo el control de los profesionales sanitarios o del paciente o consumidor. Estos incidentes pueden estar relacionados con la práctica profesional, con los productos, con los procedimientos o con los sistemas, incluyendo fallos en la prescripción, comunicación, etiquetado, envasado, denominación, preparación, dispensación, distribución, administración, educación, seguimiento y utilización” (3).

Un informe publicado en 1999, titulado “To Err is Human: Building a Safer Health System”, señala que estos fallos constituyen el error sanitario más frecuente, siendo responsables de aproximadamente unas 7.000 muertes anuales en Estados Unidos (4). Además, representan la causa del 4,7%-5,3% de los ingresos hospitalarios, con un coste promedio de estancia de aproximadamente 3.000 euros (5,6).

Aunque los errores de medicación puedan producirse en cualquiera de las etapas del proceso de utilización de medicamentos, los errores más habituales en el sector de Enfermería son los relacionados con los procesos de administración y transcripción (7). En los últimos años se han tratado de analizar las causas que han podido influir en el desarrollo de dichos errores, detectándose como principales el no cumplimiento con la regla de los “cinco correctos” (8), las elevadas cargas de trabajo (9), el almacenamiento incorrecto de los medicamentos y la similitud en los envases de medicamentos con principios activos diferentes (10). Este último agente etiológico se ha denominado recientemente como “isoapariencia farmacéutica” (11) o “Look Alike Drugs” en la bibliografía internacional (12,13).

Si bien es cierto que es posible encontrar algunos fármacos comerciales isoaparentes entre sí, este problema es más frecuente en el grupo de los medicamentos genéricos debido, fundamentalmente, a que del mismo modo que ocurre con los biosimilares, las empresas farmacéuticas necesitan crear una imagen de marca que les permita capturar las mayores cuotas de mercado (14). Las características (color, tipografía, etc.) que componen la imagen de los envases o “trade dress” han demostrado repercutir directamente sobre la adherencia al tratamiento y sobre el desarrollo de errores de medicación, en varios estudios (15-17). Dado que la imagen de los medicamentos es un factor que no es controlado por el profesional de Enfermería, pero una administración incorrecta del producto sí que lo es, su seguridad, desde el punto de vista legal, podría verse expuesta también. Sin embargo, los sistemas para la prevención de errores de medicación, basados en el modelo del queso suizo de James Reason (18) y el informe “To Err is Human”, postulan que estos errores deben ser analizados como fallos del sistema y no como errores individuales (4) y que, además, son inherentes a la naturaleza humana, independientemente de la capacitación del sujeto para desempeñar la tarea.

De acuerdo a estos planteamientos, la responsabilidad de un error de medicación secundario a la administración de un producto isoaparente, no debería recaer únicamente sobre el profesional que administra, en última instancia, un fármaco incorrecto, sino también sobre las compañías farmacéuticas (que no ponen medidas para evitar la confusión entre medicamentos) o sobre los centros sanitarios que podrían evitar comprar el producto a las empresas que no aborden el problema.

Aunque las opiniones de los profesionales en lo que al problema de la isoapariencia se refiere puedan ser predecibles, desde un punto de vista empírico resulta necesario recoger las mismas. Por ello, el objetivo principal del presente estudio fue conocer la percepción de los profesionales de Enfermería sobre la posible influencia de la isoapariencia farmacéutica en el desarrollo de errores de medicación.

Método

Se llevó a cabo un estudio descriptivo mediante un muestreo de conveniencia de las enfermeras que estaban trabajando en los servicios de hospitalización y emergencias de los hospitales Clínico San Carlos de Madrid y Clínico Universitario de Salamanca. El estudio se efectuó entre abril y mayo de 2017.

Para realizar el estudio se requería una muestra mínima de 121 profesionales enfermeros, asumiendo un porcentaje poblacional que previsiblemente se encontrase en torno al 50%, con un intervalo de confianza del 95% y una precisión de ocho unidades porcentuales, considerando una población de 600 sujetos. El tamaño de la muestra se obtuvo usando la calculadora GRANMO 3.0. Al no conocer la tasa de respuesta esperada se distribuyeron un total de 300 cuestionarios (150 en el Hospital Clínico San Carlos y 150 en el Hospital Clínico Universitario de Salamanca). No se recogieron datos sobre el perfil de los encuestados, únicamente los servicios participantes.

El instrumento utilizado para recoger las opiniones de los profesionales de Enfermería fue diseñado ad hoc para el estudio con la colaboración de un grupo de expertos, constituido por tres médicos especialistas en Farmacología con una trayectoria profesional superior a 30 años, una doctora en Enfermería con una trayectoria profesional de más de 10 años y una doctoranda en Enfermería, procedentes del Servicio de Farmacología Clínica del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.

Después de una revisión previa de la bibliografía (12,13,15-17), la documentación fue enviada por correo electrónico a los expertos. Aproximadamente un mes después se organizó una reunión conjunta para elaborar la propuesta inicial de cuestionario. En dicha reunión, la investigadora principal del estudio expuso al resto del equipo de expertos aquellas circunstancias en las que había experimentado un mayor riesgo para cometer un error de administración relacionado con la isoapariencia en el envasado de los fármacos. De este modo se plantearon como circunstancias de mayor riesgo: el almacenaje de los fármacos por familias farmacológicas, las elevadas cargas de trabajo y el posible incumplimiento de la regla de los “cinco correctos” por los profesionales. Las preguntas del cuestionario se diseñaron con la intención de conocer si era habitual que los profesionales trabajasen con este tipo de envases, en qué circunstancias consideraban más peligrosa la similitud en el envasado, si el problema les había hecho incurrir en un error de administración, o si se había cumplido con la regla de los “cinco correctos”.

La versión 1 del cuestionario diseñado contenía 27 preguntas, con cinco opciones de respuesta: muy en desacuerdo, poco de acuerdo, indiferente, bastante de acuerdo, muy de acuerdo (Cuadro 1). Esta propuesta inicial fue pilotada en una muestra de 33 sujetos (aproximadamente el 25% del tamaño muestral total) independiente de los sujetos encuestados en el cuestionario final. La muestra de profesionales empleados para el pilotaje se obtuvo contando con los alumnos del Máster de Investigación en Cuidados de la Salud de la Universidad Complutense de Madrid.

En la versión 2 del cuestionario fueron eliminados seis ítems (4, 7, 8, 17, 21 y 25), que incluían preguntas que pretendían reforzar las ya planteadas. Además, algunos ítems fueron redactados de modo inverso. Del mismo modo, para evitar la confusión de los participantes, se evitaron las dobles negaciones. Esta segunda versión del cuestionario incluía 21 preguntas con respuestas según una escala Likert: 1= muy en desacuerdo, 2= en desacuerdo, 3= indiferente, 4= de acuerdo y 5= muy de acuerdo. Por otro lado, se incluyó una última pregunta abierta, en la que los profesionales podían indicar el nombre de los fármacos que habían detectados como isoaparentes.

Los cuestionarios se hicieron llegar a los profesionales a través del supervisor del área de investigación en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, quien distribuyó los mismos a las/os enfermeras/os mediante las supervisoras del servicio. En el Hospital Clínico Universitario de Salamanca los cuestionarios fueron distribuidos por la investigadora principal del estudio, directamente a los profesionales, a través una visita programada a las diferentes unidades de hospitalización concertada con la dirección del centro. En esta visita se informó a las/os enfermeras/os sobre el estudio y se les invitaba a participar. Para ambos centros se concedió un periodo de 10 días para responder a los cuestionarios.

Para el análisis estadístico se utilizó el programa SPSS versión 22. Los datos cualitativos se presentaron con frecuencias absolutas (n) y relativas (%), y las variables cualitativas con valores de media, desviación estándar (DE) e intervalos de confianza del 95% (IC95%). La fiabilidad del cuestionario se midió con el coeficiente alfa de Cronbach.

Para la realización del estudio se solicitó la autorización de ambos centros (Hospital Clínico San Carlos de Madrid y Hospital Clínico Universitario de Salamanca), siendo favorable para dicho propósito. El estudio fue aprobado por la Comisión de Investigación de la Universidad Complutense de Madrid. La participación en el estudio fue voluntaria y se recabó de forma oral el consentimiento de los participantes.

Resultados

Se distribuyó un total de 300 cuestionarios y se obtuvieron 123 (tasa de respuesta del 41%). La tasa de respuesta en el Hospital Clínico San Carlos fue del 58% (87) y en el Hospital Clínico Universitario de Salamanca lo fue del 18% (36). La distribución de los participantes por los distintos departamentos se puede observar en la Tabla 1. Los porcentajes de respuesta para cada ítem del cuestionario se muestran en la Tabla 2.

Los principales resultados revelaron que 118 (96%) sujetos consultados consideraron que la isoapariencia farmacéutica constituye un factor de riesgo para incurrir en un error de administración. Solo tres (2,4%) no lo consideraron un factor predisponente. Tal solo uno (0,8%) de los sujetos consultados lo consideró indiferente. La media (DE) de las respuestas fue 4,56 (0,7); IC95% (4,42-4,70).

El porcentaje de profesionales que afirmaron haber administrado un medicamento incorrecto porque su envase era muy similar al medicamento prescrito fue del 15,6% (n= 19). Media (DE) de respuesta de 1,97 (1,15); IC95% (1,74-2,19).

El 97,6% (n= 120) de los sujetos consideró que la desaparición de la isoapariencia farmacéutica en el envasado de los medicamentos facilitaría su práctica profesional. Tan solo tres personas de los 123 entrevistados (2,4%) consideraron que no se la facilitaría. La media (DE) de respuesta fue de 4,53 (0,64); IC95% (4,41-4,66). Asimismo, 113 (91,7%) afirmaron que el cambio en algún aspecto del embalaje (como los colores o la tipografía) podría ayudarlos a diferenciar los medicamentos. Media (DE) de respuesta 4,33 (0,78); IC95% (4.18-4.48). Por el contrario, dos (1,7%) sujetos señalaron que no les ayudaría y ocho (6,7%) enfermeras consideraron este elemento como indiferente.

121 (98,3%) sujetos dijeron que regularizar la situación ayudaría tanto a los profesionales de Enfermería como a los pacientes. Media (DE) de respuesta 4,52 (0,57); IC95% (4,42-4,64). 102 profesionales (83,1%) consideraron que podría reducir las hospitalizaciones relacionadas con errores de medicación. Media (DE) de respuesta 4,13 (0,91); IC95% (3,96-4,31).

Al menos 22 (18%) sujetos aseguraron no cumplir correctamente la regla de los “cinco correctos” (paciente correcto, medicamento correcto, dosis correcta, hora correcta y vía correcta de administración). Media (DE) de respuesta 4,11 (0,98); IC95% (3,91- 4,30).

Otros resultados del estudio mostraron que al menos 92 (74,8%) profesionales trabajaban a menudo con viales de medicamentos diferentes, cuya presentación es muy similar, 22 (17,9%) negaron haber trabajado con ellos y 9 (7,3%) se mostraron indiferentes. Media (DE) de respuesta 3,82 (1,10); IC95% (3,61-4,04).

Cabe señalar que 119 (97,5%) sujetos declararon que se deberían tomar medidas para reducir la semejanza entre medicamentos con diferentes principios activos. Media (DE) de respuesta 4,55 (0,59); IC95% (4,44-4,67). 110 (89,2%) profesionales consideraron que las presentaciones de un mismo medicamento deberían estandarizarse (y semejarse) cuando pertenecen a diferentes compañías farmacéuticas. Media (DE) de respuesta 4,36 (0,77); IC95% (4,21-4,51).

El coeficiente alfa de Cronbach (IC95%) para medir la homogeneidad de las preguntas del cuestionario fue de 0,67 (0,48-0,81).

Discusión y conclusiones

Los resultados obtenidos en el estudio muestran una clara preocupación por el problema de la isoapariencia farmacéutica entre los profesionales de Enfermería, ya que un porcentaje elevado de los sujetos encuestados consideró que esta constituye un factor de riesgo para cometer un error de administración. Los resultados obtenidos en el ítem del cuestionario en el que se consultaba a las/os enfermeras/os sobre si habían cometido un error por este motivo, permitió verificar esta afirmación, puesto que el porcentaje de encuestados con respuesta afirmativa fue elevado.

No es sorprendente que se produzcan errores por este motivo como señalaba previamente la bibliografía (19,20), pero sí el hecho de que los profesionales afirmasen haberlos cometido. Esto último podría sugerir que las consultas sobre errores de medicación deberían realizarse de forma activa y anónima. Si bien es cierto que los sistemas habilitados para la notificación de errores por parte de las distintas Consejerías de Sanidad, e incluso los propios hospitales, permiten efectuar estas de forma anónima, los profesionales han de completar formularios extensos y muy detallados. Esto podría suponer que, por falta de tiempo, consecuencia de las elevadas cargas de trabajo, e incluso de motivación, muchas de estas notificaciones al final no se realicen. Por ello, el consultar de forma activa a los profesionales, podría ser una medida que permitiese realizar estimaciones más acertadas sobre el volumen y características de los errores.

Es interesante comentar también los resultados del cuestionario en los cuales los enfermeros consideraron que la isoapariencia en el envasado afecta de forma negativa al desenvolvimiento de su trabajo y cómo un porcentaje elevado de los sujetos encuestados la consideraron un problema. Aunque no ha sido posible encontrar en la bibliografía estudios que abordasen el problema de la isoapariencia desde la perspectiva enfermera, y que permitiesen contrastar estas opiniones, sí es posible localizar publicaciones que confirman las implicaciones negativas del “trade dress” o características físicas del envasado de los medicamentos (21-23).

Del mismo modo, un porcentaje alto de la muestra afirmó que algunos cambios en los atributos físicos de los medicamentos (p. ej.: el color o la tipografía de los envases) podrían ayudarles a diferenciarlos. Apoyando estas ideas, el grupo de trabajo de Ruiz Jarabo (10) indicó entre las causas más frecuentes de errores de medicación: el uso de recipientes similares en diferentes medicamentos, tomar la medicación incorrecta del lugar de almacenamiento, confundir los nombres (comerciales y genéricos) de similares medicamentos y medicamentos que pueden confundirse en el mismo lugar.

Además, no aplicar medidas dirigidas a la diferenciación del medicamento podría suponer que los profesionales se encuentren más desprotegidos desde el punto de vista legal, ya que se verían más expuestos a la posibilidad de incurrir en un error de medicación. Es por ello que un elevado porcentaje de profesionales de la muestra del presente estudio manifestó su acuerdo con la idea de que se deben tomar algunas medidas al respecto y que las autoridades sanitarias han de regularizar esta situación.

Mientras tanto, una medida de fácil abordaje para los hospitales sería evitar la compra de medicamentos con una apariencia similar, o establecer un sistema de identificación por colores. El bajo cumplimiento con la regla de los “cinco correctos” de Enfermería constituye otro aspecto importante para generar debate. Las actuales recomendaciones dejan dicha regla obsoleta y amplían la misma a los “10 correctos” (24), que deben ser validados para maximizar las medidas de seguridad en la administración de fármacos.

En último lugar, la tasa de respuesta fue muy baja en el Hospital Clínico de Salamanca probablemente porque los cuestionarios fueron entregados por la investigadora principal, que no era personal del centro. Aunque esto no sesgase los resultados, sí retrasó el periodo de selección de los sujetos y el análisis de los datos.

Las principales limitaciones que se encontraron a la hora de llevar a cabo el estudio fueron las de no disponer de una herramienta validada previamente y la falta de estudios en la bibliografía que apoyasen su construcción. Por otro lado, con este instrumento se ha pretendido valorar la percepción de los profesionales respecto a la isoapariencia farmacéutica; no obstante, no se ha seguido una metodología estándar de validez de contenido y constructo de la escala, por lo que tiene limitaciones como herramienta.

Dados los resultados obtenidos sería conveniente que se planteasen más estudios que permitiesen ahondar en las posibles implicaciones que plantea la isoapariencia para los profesionales de Enfermería. Además de ampliar los trabajos que recaben la opinión de los profesionales relativa a este aspecto, es necesario que se desarrollen estudios prospectivos que permitan conocer la magnitud real del problema, monitorizando estrechamente cuántos errores se producen por este motivo. Sería interesante poder contar con una herramienta validada para llevar a cabo este tipo de estudios.

En conclusión, los resultados muestran que los profesionales de Enfermería perciben la isoapariencia farmacéutica como un potencial factor de riesgo para cometer un error de administración, consideran que evitar esta similitud entre envases facilitaría su práctica profesional, y un porcentaje alto de sujetos afirmó cometer un error por este motivo.

Agradecimientos

Queremos mostrar nuestro más sincero agradecimiento al Dr. Ismael Ortuño Soriano, supervisor del área de investigación del Hospital Clínico San Carlos y profesor del departamento de Enfermería de la Universidad Complutense de Madrid, por facilitar la distribución de los cuestionarios para la recogida de datos en el Hospital Clínico San Carlos.

Financiación

Ninguna.

Conflicto de intereses

Ninguno.

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