Percepción de la violencia durante las relaciones de pareja en población adolescente

Sección: Originales

Cómo citar este artículo

Pérez-Castejón M, Félix-Peral C, Jiménez-Ruiz I. Percepción de la violencia durante las relaciones de pareja en población adolescente. Metas Enferm may 2021; 24(4):15-22. Doi: https://doi.org/10.35667/MetasEnf.2021.24.1003081747

Autores

Marta Pérez-Castejón1, Claudia Félix-Peral2, Ismael Jiménez-Ruiz3

1Máster en Salud, Mujer y Cuidados. Facultad de Enfermería. Universidad de Murcia
2Graduada en Enfermería. Facultad de Enfermería. Universidad de Murcia
3Doctor en Ciencias de la Salud. Departamento de Enfermería. Facultad de Enfermería. Universidad de Murcia. Grupo de Investigación en Cuidados Enfermeros Avanzados. Instituto de Investigación Biosanitaria Virgen de la Arrixaca (IMIB)

Contacto:

Ismael Jiménez Ruiz. Departamento de Enfermería. Facultad de Enfermería. Universidad de Murcia. Campus Universitario de Espinardo. 30100 Murcia.

Email: ismael.jimenez@um.es

Titulo:

Percepción de la violencia durante las relaciones de pareja en población adolescente

Resumen

Objetivo: conocer las percepciones de la población adolescente sobre la violencia de pareja y valorar la influencia del sexo, edad, orientación sexual y presencia de una relación sentimental.
Método: diseño transversal. La muestra estuvo compuesta por chicos y chicas de 12-19 años, matriculados/as en dos institutos de Educación Secundaria de la Región de Murcia (España). Respondieron al cuestionario Acceptance of Dating Violence, que incluye dos esferas, violencia física y sexual, y nueve ítems. Para valorar la esfera psicológica se utilizaron cuatro ítems procedentes de las afirmaciones del Semáforo de la Violencia de Género. Se realizó análisis descriptivo y analítico. Se consideró estadísticamente significativa la diferencia si p< 0,05.
Resultados: participaron 286 sujetos de estudio. El 58,4% (n= 167) fue mujer. Prevalecieron los alumnos/as de 12-15 años (n= 245; 85,7%). El 46,2% (n= 132) del alumnado afirmó tener o haber tenido una relación de pareja. La orientación sexual predominante fue la heterosexual con un 90,9% (n= 260). La aceptación de la violencia en sus tres esferas fue muy baja y condicionada. Los hombres manifiestaron actitudes que toleran más la violencia en comparación con las mujeres, en las tres esferas estudiadas: física (p= 0,003), sexual (p= 0,005) y psicológica (p= 0,001). Haber tenido o no pareja, la edad y la orientación sexual no mostraron diferencias estadísticamente significativas en ningún subtipo de este tipo de violencia.
Conclusiones: la aceptación de la violencia en relaciones de pareja en adolescentes es muy baja. Profundizar en estas percepciones puede ayudar a comprender mejor el origen de este tipo de violencia.

Palabras clave:

adolescencia ; violencia de pareja ; actitudes de rol de género ; Violencia contra la mujer

Title:

Perception of violence during intimate partner relationships among the adolescent population

Abstract:

Objectives: to understand the perceptions by the adolescent population about intimate partner violence, and assess the influence of gender, age, sexual orientation, and presence of an intimate partner relationship.
Method: a cross-sectional design. The sample was made of 12-to-19-year-old boys and girls, enrolled in two High Schools in the Region of Murcia (Spain). They answered the Acceptance of Dating Violence questionnaire, which includes two areas, physical and sexual violence, and nine items. In order to assess the psychological area, four items were used from the “Semáforo de la Violencia de Género” (Gender-based Violence Traffic Lights Test). Descriptive and analytic analysis was conducted; the difference was considered statistically significant if p< 0.05.
Results: the study included 286 participants; 58.4% (n= 167) were female, with a prevalence of 12-to-15-year-old students (n= 245; 85.7%). Out of the student group, 46.2% (n= 132) claimed that they had an intimate partner relationship currently or in the past. The predominant sexual orientation was heterosexual, with 90.9% (n= 260). Violence of acceptance in its three areas was very low and conditioned. Men presented attitudes more tolerant towards violence compared with women, in the three areas studied: physical (p= 0.003), sexual (p= 0.005) and psychological (p= 0.001). Having a partner or not, age, and sexual orientation, showed no statistically significant differences in any sub-type of this type of violence.
Conclusions: there is a very low acceptance of violence in intimate partner relationships among adolescents. An in-depth study of these perceptions can help to understand better the source of this type of violence.

Keywords:

adolescence; dating violence; gender role attitudes; Violence against women

Introducción

La violencia por razón de género afecta a las mujeres a lo largo de todo su ciclo vital. Dicha violencia adopta múltiples formas, más o menos evidentes, pero que desembocan en un daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico o económico, pudiendo, incluso, alcanzar la muerte (1). La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual de pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida (2). En Europa una de cada cinco mujeres ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de su pareja desde la edad de 15 años y una de cada tres ha sufrido abuso psicológico (3). En España, desde el año 2013, se han documentado más de 1.000 asesinatos por violencia de género (4). Estos datos demuestran que la violencia de género es un verdadero problema de salud pública en el mundo. La evidencia actual sugiere que las creencias tradicionales sobre la distribución de los roles de género podrían ser un factor de riesgo para cometer actos de violencia durante las relaciones sentimentales (5). Además, la imposición de roles prototípicamente “femeninos” o “masculinos” perpetúan la desigualdad y facilitan el hecho de que la violencia contra las mujeres se continúe considerando un asunto relativo al ámbito “privado” y por lo tanto silenciado, dificultando la detección de casos consumados (1).

A pesar de que la violencia que se desarrolla en una relación sentimental afecta principalmente a mujeres por razones de género, también se registran actos de violencia de tipo verbal-emocional de mujeres hacia hombres (6-9). Además, existe evidencia que informa de que este tipo de violencia también puede estar presente en las relaciones de pareja homosexuales, bisexuales y, en general, del colectivo LGTBI (lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales) (10).

La violencia dentro de las relaciones sentimentales no es exclusiva de la edad adulta, sino que su inicio es cada vez más temprano y frecuente, siendo la adolescencia una etapa clave en la que se generan nuevas formas de relación dentro de las que se encuentran las relaciones de pareja (11). Por lo tanto, las primeras relaciones románticas deben ser consideradas un periodo de riesgo para el desarrollo de conductas abusivas y de control (12). Específicamente, dentro de las relaciones de pareja heterosexuales, el desarrollo de conductas de violencia se asocia con los ideales del amor romántico. Estos mitos perpetúan las asimetrías entre hombres y mujeres, propiciando abusos del hombre hacia la mujer, normalizándose situaciones que no lo son (13). A estas creencias se suman el sexismo, la escasa tolerancia a la frustración y la existencia de problemas relacionados con la impulsividad y las conductas desafiantes tradicionalmente atribuidas a la masculinidad (14).

La prevalencia relacionada con las conductas violentas en parejas jóvenes es variable dependiendo de la investigación, siendo la violencia verbal y emocional el subtipo más habitual independientemente del sexo (14), mientras que, conforme aumenta la edad, la agresión física disminuye y aumenta la agresión sexual (14). A pesar de que la prevalencia y la gravedad de las consecuencias es menor durante la etapa adolecente, la normalización de estos comportamientos puede derivar en su repetición durante la edad adulta (15). Por lo tanto, el estudio de este problema, así como de sus causas y consecuencias, adquieren un mayor interés por parte de los profesionales de los servicios sociosanitarios, ya que conocer el origen de las conductas violentas es el primer paso para poder erradicar la violencia. Las actividades de prevención de la violencia y promoción de la salud en la infancia y edad adolescente han demostrado eficacia para disminuir las conductas agresivas. Sin embargo, los profesionales sanitarios precisan un mayor grado de conocimientos acerca del fenómeno de la violencia de pareja entre adolescentes, sus causas y factores predisponentes, para poder aplicar estas actividades en su práctica diaria (16,17). Por todo ello, el objetivo de este estudio fue explorar las percepciones de la población adolescente sobre la violencia de pareja y estudiar posibles diferencias en función del sexo, edad, orientación sexual o haber tenido pareja.

Método

Se llevó a cabo un estudio descriptivo transversal, en el periodo diciembre 2019-marzo 2020.

La población diana estaba compuesta por 1.049 adolescentes con edades comprendidas entre 12 y 19 años, siendo estudiantes de 1º a 4º curso de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), 1º y 2º curso de Bachillerato (BACH) y Ciclos de Formación Profesional (FP) en sus niveles básico, medio y superior, pertenecientes a dos centros educativos de la Región de Murcia (España), siendo uno de ellos público (IES Poeta Julián Andugar) y otro privado-concertado (IES Sabina Mora). Se excluyeron a los/as alumnos/as menores de edad que no presentaron el documento de consentimiento informado para progenitores/representantes legales firmados, aquellos/as alumnos/as que rehusaron participar por iniciativa propia y los/las que no estuvieron presentes en el aula en el momento de la recogida de los datos. Además fue motivo de exclusión presentar diversidad funcional intelectual o psíquica con el fin de evitar posibles sesgos, así como presentar una edad superior a 19 años.

Para el cálculo del tamaño muestral se utilizó el programa EPIDATA de la Xunta de Galicia y se estimó, en función de los resultados de un estudio en el que la prevalencia de las conductas de violencia de pareja se situaba en torno al 80%, con un error alfa del 5%, intervalo de confianza (IC) del 95% y para una población finita de 1.049 sujetos, resultando necesaria una muestra de 200 alumnos/as de la población de estudio.

Se realizó un muestreo no probabilístico de conveniencia. Una vez seleccionados los centros se concertaron entrevistas con los equipos directivos con el fin de proporcionar una explicación detallada de los objetivos y los procedimientos del estudio, así como la solicitud de su participación por escrito. Durante estas visitas a los centros educativos, los/las tutores/as responsables de cada aula asumieron el compromiso de efectuar la recogida de los datos. Posteriormente se envió una carta informativa a los/las representantes legales de los/las participantes menores de edad, así como se solicitó su consentimiento informado por escrito. Finalmente la recogida de los datos se llevó a cabo mediante un cuestionario autoadministrado en el aula, cuyo tiempo medio de cumplimentación fue de 10 minutos.

El cuestionario administrado incluía información sociodemográfica (sexo, edad, país de origen), curso, orientación sexual, relación sentimental actual o previa y presencia o no de diversidad funcional. Además, fue utilizada la versión en español del cuestionario Acceptance of Dating Violence (ADV) (18) (alfa de Cronbach 0,83) para evaluar la percepción de las manifestaciones de la violencia de pareja en la adolescencia. Su estructura está compuesta por nueve ítems que miden la aceptación de las conductas de violencia que se ejercen sobre el otro componente de la pareja (independientemente del sexo de este), en sus dimensiones de violencia sexual y física. Además, se incluyeron cuatro ítems que facilitaron la valoración de la esfera psicológica procedentes de las afirmaciones del Semáforo de la Violencia de Género del Centro de Estudios sobre la Mujer (19). Las respuestas al cuestionario utilizan una escala tipo Likert de seis valores que oscilan entre 1 (totalmente falso) y 6 (me describe perfectamente). Para todos los ítems, a mayor puntuación media mayor asimilación del ítem como un acto de violencia en pareja, por lo tanto, a mayor puntuación media en la esfera mayor reconocimiento de los actos de violencia que conforman la dimensión.

Para el tratamiento estadístico de los datos se empleó el paquete SPSS versión 24.0. Se llevó a cabo una descripción de las características de la muestra con el uso de frecuencias absolutas (n) y relativas (%). También se utilizaron las frecuencias para determinar la prevalencia de las respuestas en las esferas de violencia física y sexual del cuestionario Acceptance of Dating Violence, así como en la esfera psicológica. Para establecer asociaciones bivariadas entre las medias (desviación estándar o DE) obtenidas para las dimensiones de percepción de la violencia de pareja con el sexo, la presencia/ausencia de una relación sentimental y la edad, se realizó una comparación de medias mediante t de Student. Para evaluar la aceptación de las conductas de violencia de pareja con la orientación sexual de los/las participantes se empleó el estadístico ANOVA de un factor. Para evaluar la consistencia interna del constructo (análisis de fiabilidad) del cuestionario ADV con la esfera psicológica adicional, se utilizó el coeficiente alfa de Cronbach. Se consideró que la consistencia interna fue aceptable cuando el valor del coeficiente α fue superior a 0,70 (20).

Los cuestionarios se administraron teniendo en cuenta las normas éticas de la Declaración de Helsinki, manteniendo el anonimato, la voluntariedad y la información previa. No se contempló ninguna repercusión negativa en los/las participantes. Previo al inicio del estudio se obtuvo la aprobación del Comité de Ética de la Universidad de Murcia, así como el consentimiento firmado, tanto de los participantes mayores de edad como de los progenitores en el caso de los menores de edad.

Resultados

Del total de alumnas/os invitados/as a participar, 463 sujetos cumplimentaron los cuestionarios, lo que supuso un 44,13% de participación. Se excluyeron los cuestionarios no cumplimentados correctamente (n= 118), así como los cumplimentados por el alumnado que refirió presentar diversidad funcional (n= 32) y los/as mayores de 19 años (n= 27). Tras la aplicación de los criterios de exclusión, la muestra final estuvo compuesta por 286 sujetos que fueron objeto de estudio.

Los/as participantes fueron mayoritariamente mujeres (58,4%; n= 167) y prevalecieron los alumnos de 12-15 años (n= 245; 85,7%). El mayor número de respuestas se obtuvo en 1º (n=79; 27,6%) y 3º de la ESO (n= 88; 30,8%), teniendo un menor porcentaje de respuesta a medida que aumentaba el curso escolar. En cuanto a la presencia de una relación sentimental actual o previa, se observó que el 46,2% (n= 132) de los/as encuestados/as respondieron afirmativamente. La orientación sexual predominante fue la heterosexual con un 90,9% (n= 260) (Tabla 1).


Los resultados procedentes del análisis de fiabilidad de los 13 ítems que componen el instrumento de medida de la variable de resultado mostraron un coeficiente alfa de Cronbach aceptable, con un valor de 0,759.

Excepto en los ítems 2, 7, 10 y 12, donde el grado de aceptación de la conducta violenta ha obtenido respuestas más discrepantes entre la opción 1= totalmente falso y la opción 2= la mayoría de las veces es falso; el resto de ítems muestra grados de aceptación muy bajos (= 1) con una respuesta superior al 91% en todos los ítems (Tabla 2).


El análisis de la percepción de la violencia en función del sexo muestra que existen diferencias estadísticamente significativas entre mujeres y hombres, presentando los hombres mayor tolerancia en los tres subtipos de violencia estudiados: física (p= 0,003), sexual (p= 0,005) y psicológica (p= 0,01) (Tabla 3).

En relación con haber mantenido/mantener o no una relación sentimental y la aceptación de la violencia de pareja, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas en ninguna de sus esferas (Tabla 4).

Con respecto a la edad y la percepción de la violencia, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre menores y mayores de 15 años en ninguna de sus tres esferas (Tabla 5).

En el caso de la percepción de la violencia y la orientación sexual de los/as participantes, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre aquellos/as que se sienten atraídos/as por personas de su mismo sexo, sexo opuesto o se muestran indiferentes (Tabla 6).

Discusión y conclusiones

Para la interpretación de los resultados es necesario tener en cuenta que el estudio valora la percepción de la violencia, no la ejecución o la victimización de la misma. En este sentido, los resultados obtenidos en los tres subtipos de violencia (física, psicológica y sexual) se encuentran cercanos a la no tolerancia de las conductas de violencia durante las relaciones de pareja en la adolescencia. Estos datos concuerdan con el estudio de Feiring et al. (21). A pesar de ello, los hallazgos estiman diferentes magnitudes de aceptación hacia este tipo de conductas agresivas y de control.

En cuanto a las diferentes manifestaciones de la violencia de pareja en relación con el sexo se observa que la violencia física es el tipo de agresión más tolerada, seguida de la psicológica y, por último, la sexual. Esta jerarquía se mantiene tanto en el grupo de hombres como en el de mujeres y coincide con los resultados obtenidos en diferentes estudios (12,22), donde se refleja que la violencia física es la más normalizada entre adolescentes porque utilizan estos actos violentos con más frecuencia para ser respetados/as dentro de su grupo de iguales, lo que no resta importancia a estos comportamientos ni a sus implicaciones futuras. Además, se encuentran diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres, siendo los hombres los que presentan una mayor tolerancia hacia las agresiones físicas, psicológicas y sexuales. Los hallazgos muestran similitudes con los obtenidos en el estudio realizado por Reyes et al. (5). quienes manifiestan que los hombres presentan más creencias positivas hacia los roles de género, así como de aceptación hacia el uso de violencia de tipo físico durante las relaciones sentimentales. En contraposición con los resultados obtenidos, otros estudios (12,23) pusieron de manifiesto la tendencia de las mujeres a ejercer más violencia física, o al menos a admitirlo más abiertamente que los varones, quienes tienden a minimizar los comportamientos violentos, posiblemente debido a la tendencia de estos a contestar generando una imagen de sí más favorable de lo real.

En relación con la orientación sexual, los resultados no muestran hallazgos estadísticamente significativos. El hecho de que la mayor parte de la muestra disponible para este estudio mostrara una orientación predominantemente heterosexual hace pensar que no quedaron lo suficientemente representadas las diferentes orientaciones sexuales. Actualmente, investigaciones científicas reflejan la existencia de violencia de pareja dentro del colectivo LGTBI; sin embargo, las actitudes sociales discriminatorias y prejuiciosas en el ámbito institucional hacia estas personas generan que se realicen un menor número de denuncias (10).

Con respecto a la edad no se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de mayores y menores de 15 años en ningún subtipo de violencia de pareja. A pesar de ello, resultados obtenidos en estudios anteriores reflejan que a medida que aumenta la edad las agresiones físicas disminuyen y se incrementan las de tipo sexual (14).

En relación con la presencia o ausencia de una relación sentimental actual o previa, los resultados, a pesar de que no muestran una relación estadísticamente significativa con la tolerancia hacia las conductas de violencia, refleja que los/as participantes que confirmaron no tener o no haber tenido una relación previa tienen menos tolerancia frente a estas, mostrando similitudes con el estudio longitudinal realizado por Ybarra et al. (24).

En este estudio los datos se obtuvieron mediante una encuesta autoadministrada a los alumnos, lo que puede dar lugar a un sesgo relacionado con la motivación o interés por el tema. Futuras investigaciones deberán incluir una metodología mixta que incremente la fiabilidad de los datos obtenidos. La muestra manifestó una orientación sexual predominantemente heterosexual, por lo que la población del colectivo LGTBI+ no queda representada en el estudio. Próximos estudios deberían asegurar una mayor representatividad de dicho colectivo. Por último, se podría observar un posible sesgo por voluntariado. En el desarrollo de futuros estudios se debería aumentar el tamaño muestral y proporcionar un enfoque multicéntrico. También se debería ampliar la muestra con población urbana y valorar las diferencias de los resultados en relación con el nivel socioeconómico de los/as participantes.

Esta investigación supone una aproximación a la percepción que tiene la población adolescente sobre la violencia de pareja. Además, los resultados obtenidos junto con la bibliografía consultada constatan que la ejecución y la percepción de la violencia están ligadas al género. La imposición de roles prototípicamente “femeninos” o “masculinos” perpetúan la desigualdad y facilitan el hecho de que la violencia contra las mujeres se continúe considerando un asunto relativo al ámbito “privado” y, por lo tanto, silenciado y no estudiado ni tratado como un fenómeno global (1). Por ello, una vez confirmadas las diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a la aceptación y tolerancia de la violencia de género es preceptivo profundizar en la investigación de las relaciones adolescentes para relacionar la tolerancia hacia la violencia de género con los diferentes grados de perpetración y victimización de la violencia en las relaciones adolescentes.

Los programas de detección primaria de violencia de género deben estar centrados en trabajar el patrón de creencias sexistas y de estereotipos de género para favorecer cambios de actitudes entre la población adolescente. Por ello, desde la profesión enfermera resulta de vital importancia trabajar en la mejora de los procesos de detección, abordaje y derivación ya instaurados en los centros sanitarios, tanto en el ámbito estatal como autonómico, y que pone de manifiesto la importancia del trabajo del equipo multidisciplinar y concretamente la labor de Enfermería en Atención Primaria (25). Asimismo, destaca la relevancia de la aplicación de intervenciones educativas en esta etapa de la vida por parte de la enfermera escolar o comunitaria para poder prevenir este problema. Centrar el estudio en la prevención en la adolescencia permite estudiar el fenómeno incluso antes de que se hayan manifestado las primeras relaciones sentimentales y, por lo tanto, previo al ejercicio de violencia dentro de las mismas. El estudio de la aceptación/tolerancia de la violencia en población adolescente o adulta puede utilizarse como predictor del comportamiento violento y, por lo tanto, puede ser de gran ayuda para la adaptación e individualización de los programas preventivos a cada persona y a cada grupo.

En conclusión, la violencia de pareja es percibida en la población adolescente como perjudicial y evoca actitudes de baja tolerancia hacia la misma. Sin embargo, se han encontrado hallazgos relacionados con una mayor tolerancia hacia la violencia física, psicológica y sexual en el grupo de hombres que en el de mujeres. No se obtuvieron diferencias estadísticamente significativas relacionadas con la percepción de las agresiones de pareja en relación con la edad, la orientación sexual y haber mantenido/mantener o no una relación sentimental.

Agradecimientos

Al equipo directivo de los centros de la Región de Murcia que han participado en el estudio.

Financiación

Estudio financiado a través de beca de colaboración de estudiantes en departamentos universitarios para el curso académico 2019-20.

Conflicto de intereses

Ninguno.

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