Impacto de la pandemia COVID-19 en la salud mental de profesionales sanitarios de los servicios de emergencias médicas extrahospitalarios españoles

Sección: Originales

Cómo citar este artículo

Soto-Cámara R, Cárdaba-García RM, García-Santa-Basilia N, Onrubia-Baticón H, Matellán-Hernández MP, Navalpotro-Pascual S, Grupo IMPSYCOVID-19. Impacto de la pandemia COVID-19 en la salud mental de profesionales sanitarios de los servicios de emergencias médicas extrahospitalarios españoles. Metas Enferm may 2023; 26(4):22-32. Doi: https://doi.org/10.35667/MetasEnf. 2023.26.1003082091

Autores

Raúl Soto-Cámara1, Rosa Mª Cárdaba-García2, Noemí García-Santa-Basilia3, Henar Onrubia-Baticón3, María Paz Matellán-Hernández4, Susana Navalpotro-Pascual5, en representación del Grupo IMPSYCOVID-19

1Doctor por la Universidad de Burgos. Emergencias Sanitarias de Castilla y León-Sacyl. Departamento de Ciencias de la Salud. Universidad de Burgos. España
2Doctora por la Universidad Complutense de Madrid. Emergencias Sanitarias de Castilla y León-Sacyl. Departamento de Enfermería. Universidad de Valladolid. España
3Diplomada en Enfermería. Emergencias Sanitarias de Castilla y León-Sacyl. España
4Licenciada en Antropología Social y Cultural. Emergencias Sanitarias de Castilla y León-Sacyl. España
5Doctora por la Universidad Pontificia de Comillas. SUMMA 112. Departamento de Enfermería. Universidad Autónoma de Madrid. España

Contacto:

Raúl Soto-Cámara. Universidad de Burgos. Departamento de Ciencias de la Salud. Facultad de Ciencias de la Salud. Paseo de los Comendadores, s/n. 09001

Email: rscamara@ubu.es

Titulo:

Impacto de la pandemia COVID-19 en la salud mental de profesionales sanitarios de los servicios de emergencias médicas extrahospitalarios españoles

Resumen

Objetivo: analizar el nivel de afectación psicológica de los profesionales sanitarios (PS) de servicios de emergencias extrahospitalarias (SEM) españoles en función de la incidencia acumulada de COVID-19 de las comunidades autónomas (CC.AA.) en las que trabajaban, identificando posibles factores predictores de una mayor severidad.
Método: estudio descriptivo transversal multicéntrico en el que se incluyeron a todos los PS que se encontrasen trabajando en algún SEM de la geografía española entre el 01/02/2021 y el 30/04/2021. Las variables principales fueron: nivel de estrés, ansiedad y depresión, evaluados mediante la escala DASS-21, recogiéndose también información sociodemográfica, clínica y laboral. Se llevó a cabo un análisis univariante y multivariante de regresión logística.
Resultados: la muestra estuvo formada por 1.710 PS. El 37,39%, el 39,36% y el 30,46% de las personas participantes presentaron niveles graves de estrés, ansiedad y depresión, respectivamente. Las mujeres, quienes eran más jóvenes o con menos experiencia laboral en SEM, el personal técnico en emergencias sanitarias, quienes declararon consumo previo de psicoterapia y/o psicofármacos, o quienes modificaron sus condiciones laborales, tuvieron más probabilidades de desarrollar niveles más graves de estrés, ansiedad o depresión, variando estos factores en función del área geográfica (clasificada según la IA de COVID-19) de trabajo.
Conclusiones: la IA de casos COVID-19 en las diferentes CC.AA. no ha condicionado la aparición de niveles psicopatológicos de estrés, ansiedad y depresión en los PS del ámbito extrahospitalario español; si bien, en cada una de ellas, se han identificado factores sociodemográficos, clínicos o laborales que predisponen a una mayor afectación psicológica.

Palabras clave:

servicios médicos de urgencia ; estrés psicológico ; ansiedad ; depresión ; COVID-19 ; personal de salud

Title:

The impact of the COVID-19 pandemic on the mental health of healthcare professionals from the Spanish outpatient medical emergency services

Abstract:

Objective: to analyse the level of psychological impact on healthcare professionals from Spanish outpatient emergency services (OES) based on the cumulative incidence of COVID-19 in the autonomous communities (AA.CC.) where they were working, identifying potential factors to predict higher severity.
Method: a multi-center cross-sectional descriptive study, including all healthcare professionals who were working in any OES within the Spanish geography between 02/01/2021 and 04/30/2021. The main variables were: level of stress, anxiety and depression, assessed through the DASS-21 scale. Sociodemographic, clinical and occupational information was also collected. Univariate and multivariate analysis of logistical regression was conducted.
Results: the sample included 1,710 healthcare professionals; 37.39%, 39.36% and 30.46% of the participants presented severe levels of stress, anxiety, and depression, respectively. Women, those younger or with less experience of work at OES, the technical staff in healthcare emergencies, those who declared previous use of psychotherapy and/or psychotropic drugs, or those who modified their working conditions, presented higher likelihood of developing more severe levels of stress, anxiety or depression; these factors varied according to the geographical area (classified by the cumulative incidence of COVID-19) where they worked.
Conclusions: the cumulative incidence of COVID-19 cases in the different autonomous communities has not determined the development of psychopathological levels of stress, anxiety and depression in healthcare professionals from the outpatient setting; however, sociodemographic, clinical or occupational factors have been detected in each one which predisposed them to a higher psychological impact.

Keywords:

emergency medical services; psychological stress; anxiety; depression; COVID-19; health personnel

Introducción

Los servicios de emergencias extrahospitalarios (SEM) son sistemas integrados y funcionales de atención, constituidos por elementos de asistencia sanitaria y seguridad pública (1). En ellos se realizan actividades secuenciales, cuya finalidad es reducir la morbimortalidad derivada de traumatismos mayores, enfermedades crónicas y problemas de salud repentinos (2). En su activación interviene un mecanismo coordinado de notificación, centralizado en el teléfono 112, al que se debe llamar en el momento en el que la situación emergente tiene lugar. Tras analizar la situación, los SEM asignan una respuesta inmediata, que puede llevarse a cabo sin movilizar recursos o desplazando sus dispositivos asistenciales al lugar del incidente, para actuar in situ o transferir al paciente al centro sanitario útil más cercano (3). Estas características específicas de los SEM hacen que los/as profesionales de la salud (PS) que en ellos trabajan sean considerados un grupo de especial riesgo para el desarrollo de estrés, ansiedad, depresión y/o estrés postraumático (4).

Durante la pandemia, los directivos de los SEM han modificado las políticas sanitarias y reorganizado sus recursos, para hacer frente a la situación epidemiológica existente, caracterizada por un aumento de llamadas que solicitaban asistencia sanitaria urgente a pacientes con signos sospechosos o casos confirmados de la enfermedad (5). Estos cambios han favorecido que PS de los SEM se hayan convertido en uno de los principales proveedores de atención sanitaria y cuidados a la población, pero que también sean uno de los colectivos con mayor exposición y vulnerabilidad al virus (6,7). Como consecuencia de ello se han tenido que enfrentar al miedo a infectarse o transmitir la enfermedad, a jornadas laborales intensas y prolongadas con escasas horas de descanso, a la ausencia de protocolos de actuación definidos, a la falta de equipos de protección individual homologados o a la realización de tareas para las que no habían sido preparados y que exigían una capacidad de concentración constante (8-10).

El mantenimiento de esta situación ha tenido importantes repercusiones sobre la salud mental en este personal, incluyendo altos niveles de estrés, ansiedad o depresión, problemas de sueño, trastornos psicoemocionales, reacciones cognitivas disfuncionales, dificultad en las relaciones interpersonales, abuso de sustancias o estrés postraumático (11,12).

En otros ámbitos asistenciales, la incidencia acumulada (IA) de COVID-19 ha sido un factor predictor de un mayor impacto psicológico de la pandemia (13), no habiéndose estudiado específicamente en PS de los SEM españoles. Por ello, el objetivo de este estudio fue analizar el nivel de afectación psicológica de los PS de SEM extrahospitalarios españoles en función de la IA de COVID-19 de las comunidades autónomas (CC.AA.) en las que trabajaban, identificando posibles factores predictores de una mayor severidad.

Métodos

Se llevó a cabo un estudio descriptivo transversal multicéntrico en el que se incluyó a todo el personal médico, enfermero y técnico en emergencias sanitarias (TES) que entre el 01/02/2021 y el 30/04/2021 se encontrase trabajando en cualquier SEM de la geografía española. Fueron excluidos quienes estuvieran ausentes de su puesto de trabajo por cualquier razón, no entendiesen el castellano o no aceptaran participar voluntariamente en el estudio.

En la estimación del tamaño muestral se tuvo en cuenta que 23.467 profesionales estaban trabajando en los SEM españoles en el año 2020; se calculó que era necesario reclutar al menos 1.174 participantes, en el supuesto p= q= 50%, para una precisión del 3% y una seguridad del 95%, considerando un 15% de posibles pérdidas.

Los/as participantes fueron reclutados mediante un muestreo no probabilístico a criterio de experto. La Red de Investigación en Emergencias Prehospitalarias (RINVEMER) y los órganos gestores de los SEM difundieron una carta de invitación entre todos los PS, a través del correo electrónico personal u otros canales de comunicación institucional. En dicha carta se informaba a los participantes de las características y objetivos del estudio, subrayando su carácter anónimo y voluntario.

Para la recogida de datos se utilizó un cuestionario online, ubicado en la plataforma e-Encuesta®, cuyo enlace se incluyó al final de la carta. Los cuestionarios no cumplimentados en su totalidad fueron eliminados del análisis posterior. El tiempo requerido para su cumplimentación era de 10-15 minutos. Las variables principales fueron: nivel de estrés, ansiedad y depresión de los/as PS de los SEM. La versión reducida de la Depression Anxiety Stress Scale (DASS- 21) (14), validada en población española (15), fue el instrumento autoinformado empleado para valorar la intensidad de diferentes síntomas relacionados con un estado emocional negativo (14). La escala consta de tres dimensiones, con siete ítems cada una. En cada ítem, la persona indica la intensidad o frecuencia (escala Likert de 4 puntos; 0: nunca; 3: siempre) con la que ha experimentado los síntomas en las dos semanas anteriores. En cada subescala, la puntuación total es la suma de los puntos de cada ítem multiplicado por dos, oscilando entre 0 y 42. Para interpretar los resultados se tienen en cuenta los criterios establecidos por Lobivond et al. (14), que establece cinco niveles: estrés normal (0-14), leve (15-18), moderado (19-25), grave (26-33) o extremadamente grave (34-42); ansiedad normal (0-7), leve (8-9), moderada (10-14), grave (15-19) o extremadamente grave (20-42); depresión normal (0-9), leve (10-13), moderada (14-20), grave (21-27) o extremadamente grave (28-42). Esta escala ha sido ampliamente utilizada para evaluar el impacto psicológico de la pandemia por COVID-19 en población general (16) y en PS (17), presentando propiedades psicométricas adecuadas y buena validez discriminante en la detección de trastornos mentales (18).

También se recogieron otras variables mediante un cuestionario ad hoc: sociodemográficas (sexo, edad, convivir con menores de 12 años o personas dependientes), clínicas (consumo previo de psicoterapia y/o psicofarmacos, diagnóstico previo de COVID-19) o laborales (categoría profesional, CC.AA. de trabajo, experiencia laboral en SEM, asistencia directa a pacientes, cambio en las condiciones laborales, adaptación del puesto de trabajo por motivos de salud). Con un fin meramente analítico y atendiendo a la IA de casos COVID-19 por 100.000 habitantes definida por las autoridades sanitarias a fecha 1 de febrero de 2021, la geografía española fue dividida en tres regiones: CC.AA. con IA baja si ≤ 4.999 casos (Andalucía, Asturias, Cantabria, Ceuta, Galicia, Islas Baleares, Islas Canarias), CC.AA. con IA media si 5.000-6.999 casos (Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana Extremadura, Murcia, País Vasco) y CC.AA. con IA alta si ≥ 7.000 casos (Aragón, Castilla y León, La Rioja, Madrid, Melilla, Navarra).

Las variables categóricas se resumieron mediante frecuencias absolutas y porcentajes, recurriendo a la media y desviación estándar (DE) en las cuantitativas. Se utilizó el test Kolmogorov-Smirnov para comprobar el cumplimiento de los criterios de normalidad en las variables cuantitativas. Para facilitar el análisis e interpretación de los resultados, los niveles de estrés ansiedad y depresión fueron dicotomizados, de acuerdo con los criterios establecidos por Lovibond et al. (14), en normal-leve-moderado y grave-extremadamente grave (14). La asociación entre estos niveles de estrés, ansiedad y depresión con el resto de variables categóricas en regiones con la misma IA se analizó mediante la prueba Chi cuadrado, recurriendo al test t de Student para muestras independientes si las variables eran cuantitativas. Para cuantificar la magnitud de dicha asociación se calculó la odds ratio (OR) mediante modelos de regresión logística multivariantes, ajustados por sexo y edad, en los que se incluyeron las variables que obtuvieron significación estadística en los análisis univariantes previamente realizados. Se consideró existencia de significación estadística si p < 0,05. El análisis estadístico se efectuó con el software SPSS versión 25.0 (IBM-Inc, Chicago-IL-EE.UU.).

El protocolo de investigación fue aprobado por el Comité de Ética de Investigación del Área de Salud de Valladolid Este (PI20-2052). La devolución cumplimentada del cuestionario llevaba implícito el consentimiento informado de la persona para participar en el estudio. Los datos obtenidos no fueron utilizados para otro fin distinto al expuesto en el consentimiento informado ni transmitidos a personas ajenas al estudio. No se recogió ningún dato personal que permitiera la identificación de los participantes; si la persona deseaba retroalimentación de sus resultados debía crear un código alfanumérico individual para garantizar su anonimato y confidencialidad. Se informó de la posibilidad de abandonar el estudio en cualquier momento, sin tener que proporcionar justificación alguna. Se habilitó una cuenta de correo electrónico para contactar con el equipo investigador, con el objetivo de resolver dudas o revocar el consentimiento otorgado. En todo momento se respetaron los principios recogidos en la Declaración del Helsinki y sus sucesivas revisiones, garantizándose el anonimato y la confidencialidad de los datos conforme a la normativa legal vigente. El informe del estudio se ajustó a las directrices recogidas en la iniciativa STROBE.

Resultados

La muestra estuvo formada por 1.710 PS, cuyas características principales se resumen en la Tabla 1. El 37,39% (n= 639), el 39,36% (n= 673) y el 30,46% (n= 521) de los participantes presentaron niveles de estrés, ansiedad y depresión categorizados como graves o extremadamente graves, respectivamente.

En regiones con IA baja, haber recibido tratamiento con psicoterapia y/o psicofármacos se asoció con los niveles de estrés, ansiedad y depresión; la categoría profesional y la adaptación del puesto de trabajo, con los de estrés y ansiedad; y el cambio en las condiciones laborales, con los de estrés y depresión (Tabla 2).

Se observaron diferencias estadísticamente significativas en los niveles de estrés, ansiedad y depresión de los PS de regiones con IA media en función del sexo, la edad, la experiencia laboral en SEM y el consumo previo de psicoterapia y/o psicofármacos (Tabla 3).

El sexo, los antecedentes personales de consumo de psicoterapia y/o psicofármacos y el cambio en las condiciones laborales se relacionaron con los niveles de estrés, ansiedad y depresión de los PS de regiones con mayor número de casos COVID-19 declarados. Los PS más jóvenes y con menos experiencia laboral en SEM presentaron niveles más graves de estrés y ansiedad (Tabla 4).

En los modelos de regresión logística multivariantes, los PS que habían precisado psicoterapia y/o psicofármacos previamente presentaron mayor riesgo de desarrollar estados emocionales negativos graves, independientemente del área geográfica de trabajo; ser mujer o trabajar como TES se asoció de forma estadísticamente significativa con valores graves o extremadamente graves de ansiedad en las tres regiones consideradas; haber sufrido modificaciones en las condiciones laborales por la pandemia fue un factor predictivo de una mayor afectación psicológica en las tres esferas analizadas en las CC.AA. con mayor número de casos COVID-19. Otros factores, como ser menor de 44 años o tener una experiencia laboral en SEM inferior a 15 años, también se asociaron con niveles más elevados de estrés, ansiedad y/o depresión, en alguna de las regiones estudiadas (Tabla 5).


Discusión y conclusiones

En el presente estudio se ha analizado el impacto de la pandemia por COVID-19 sobre la salud mental de los PS de los SEM españoles, en función de la IA de las CC.AA. en las que trabajaban. En determinadas regiones se ha observado que las mujeres, los PS más jóvenes o con menos experiencia laboral en SEM, los TES, los trabajadores con consumo previo de psicoterapia y/o psicofármacos o aquellos a los que modificaron sus condiciones laborales incrementaron el riesgo de desarrollar niveles más graves de estrés, ansiedad y/o depresión.

Los casos declarados de COVID-19 en las diferentes regiones no han condicionado la aparición de mayores niveles de estrés, ansiedad y depresión en los PS del ámbito extrahospitalario. Sin embargo, varios estudios exponen la existencia del denominado “efecto epicéntrico”, que explica la mayor prevalencia de estados psicológicos y emocionales negativos cuanto más próxima se encuentra la persona a las regiones más afectadas (13,19,20). La exposición continua a situaciones estresantes, la falta de apoyo social y/o institucional, o el experimentar la misma realidad que el paciente son factores que han contribuido a mantener y exacerbar este efecto (19). Por otro lado, uno de cada tres PS de los SEM se encuentra en rangos psicopatológicos de estrés, ansiedad y depresión, dato superior al informado por los trabajadores de otros ámbitos asistenciales (21,22).

Esta cifra debe considerarse como un signo de alarma ante las posibles consecuencias psicosociales negativas de la fase aguda de la pandemia, como el burnout o el estrés postraumático, las cuales podrían evitarse mediante la implementación de medidas basadas en el apoyo mutuo entre compañeros o la educación psicoafectiva (23).

Independientemente del área geográfica, los trabajadores con consumo previo de psicoterapia y/o psicofármacos mostraron peor adaptación a la realidad derivada de la pandemia, con mayor probabilidad de presentar niveles significativamente más graves de estrés, ansiedad y depresión. Este resultado hace pensar que estos trabajadores no se encontraban en las mejores condiciones psicoemocionales para hacer frente a situaciones disruptivas, que alejan a la persona de su zona de confort y requieren de una capacidad de adaptación continua (24). Además, el miedo a contagiarse y/o transmitir la enfermedad a su entorno, la elevada presión asistencial, la falta de recursos materiales y/o humanos, así como la falta y/o exceso de información recibida son factores que han incrementado su consumo durante las diferentes fases de la pandemia (25,26). Por último, subrayar el infradiagnóstico de problemas psíquicos existente entre los PS, consecuencia del miedo a la estigmatización social, a la falta de confidencialidad o a las posibles repercusiones sobre su carrera profesional, que aumentan el riesgo de desarrollar secuelas y cronicidades a largo plazo (25).

Ser mujer se ha asociado con mayores niveles de estrés y ansiedad en regiones con IA media y alta, resultado similar al observado en PS de otros ámbitos asistenciales (20,27). La aparición y el mantenimiento de esta situación se ha visto favorecida por factores como la dificultad para poder conciliar la vida laboral y familiar, la asunción tradicional del rol de cuidador principal en el hogar, la falta de sistemas de apoyo adecuados, o su mayor capacidad empática en la prestación de cuidados (28,29). Además, las mujeres suelen expresar sus sentimientos a los demás con mayor facilidad, lo que favorece el desarrollo de estrategias de afrontamiento centradas en las emociones, que son menos eficaces ante eventos estresantes (30).

La mayoría de PS del ámbito extrahospitalario han percibido sus acciones como una continuidad del trabajo que realizaban habitualmente, aunque con mayores niveles de autoprotección y seguridad. Este hecho les ha permitido desarrollar menos respuestas adaptativas negativas, al estar más acostumbrados a convivir con experiencias potencialmente preocupantes (31). Los TES han sido los PS sobre los que la pandemia ha impactado de manera más notable en lo que a severidad de síntomas ansiosos se refiere, independientemente de la región en la que trabajasen. Entre las posibles causas se encuentran sus peores condiciones laborales y el mayor riesgo de contagio por exposición continua al SARS-CoV-2, al tener que atender a un mayor número de pacientes con sospecha o confirmación de COVID-19 (32,33). La heterogeneidad existente en la estructura y organización de los SEM a nivel mundial dificulta la comparabilidad de estos resultados. La mayor resistencia a la somatización relacionada con los logros personales, la experiencia laboral previa o la autoconciencia, así como el uso de estrategias de afrontamiento basadas en la intelectualización y la negación son algunas de las causas de la menor afectación psicológica de médicos y enfermeros (34).

La modificación de las condiciones laborales ha incrementado la vulnerabilidad de los PS de las CC.AA. con mayor número de casos COVID-19 declarados en las tres esferas analizadas. La mayoría de SEM se han reestructurado para poder adaptarse al incremento de demanda derivada de la emergencia sanitaria y paliar la reducción existente de PS por contagio. Ante esta nueva situación, los trabajadores de los SEM, al igual que los de otros ámbitos asistenciales, han experimentado un mayor contacto con pacientes que padecen enfermedades graves y complejas, una reducción de los tiempos de descanso y una falta de apoyo social e institucional, que han afectado negativamente a su salud mental (8,9,19). Para poder hacer frente a esta situación, algunos SEM han creado unidades móviles de emergencia dedicadas específicamente a la atención de pacientes con COVID-19, obligando al traslado de parte de los PS de unos recursos sanitarios a otros (13,19,35). La adaptación de estos trabajadores desplazados al nuevo contexto, en constante cambio, les ha supuesto una carga mental adicional (35).

Los PS más jóvenes y con menos experiencia laboral en SEM han presentado una mayor vulnerabilidad al desarrollo de síntomas compatibles con trastornos graves o extremadamente graves de estrés, ansiedad o depresión, en regiones con IA baja o media. En este sentido, algunos autores han concluido que estos trabajadores, independientemente de su rol profesional, tienen menos confianza en sí mismos y menos resistencia a nivel psicológico, lo que los lleva a tener mayor grado de incertidumbre sobre cómo actuar ante situaciones imprevistas y/o complejas (13,35).

Todos estos resultados deben interpretarse dentro del contexto de sus propias limitaciones. Debido a la naturaleza descriptiva del estudio, no es posible establecer relaciones de causalidad entre las variables estudiadas. El malestar psicológico ha sido evaluado mediante medidas de autoinforme administradas online, limitando el acceso a los trabajadores menos familiarizados con el uso de estas tecnologías. El tipo de muestreo utilizado puede haber inducido un sesgo de autoselección, al favorecer la participación de PS especialmente sensibilizados con el tema o la de aquellos que presentan mayor grado de afectación. La recogida de datos se realizó durante 12 semanas, ofreciendo una imagen estática de la situación, válida únicamente para ese momento temporal. El reducido número de estudios de este tipo efectuados en el ámbito extrahospitalario dificulta la comparación de los resultados obtenidos. Entre sus fortalezas se encuentra la recogida de datos en una amplia muestra de PS de todos los SEM españoles y el uso de cuestionarios validados con excelentes propiedades psicométricas.

Para concluir, la IA de casos COVID-19 no ha condicionado la aparición de niveles psicopatológicos de estrés, ansiedad y depresión en los PS del ámbito extrahospitalario español; si bien, en cada región, se han identificado factores sociodemográficos, clínicos o laborales que predisponen a una mayor afectación psicológica.

Conflicto de intereses

Ninguno.

Financiación

Ninguna.

*    Miembros del Grupo IMPSYCOVID-19: María Elena Castejón-de-la-Encina, Fernando de-Miguel Saldaña, Patricia Fernán-Pérez, José Julio Jiménez-Alegre, Rafael Martín-Sánchez, Carmen María Martínez-Caballero, María Molina-Oliva, Almudena Morales-Sánchez, José M. Navalpotro-Pascual, Elena Pastor-Benito, Carlos Eduardo Polo-Portes, Ana María Requés-Marugán, Leticia Sánchez-del-Río e Israel John Thuissard.

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