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Revista Matronas

Revista Matronas

ABRIL 2023 N° 1 Volumen 11

Cinismo político

Sección: Editorial

Autores

Rosa Mª Plata Quintanilla

Directora de Matronas hoy

Titulo:

Cinismo político

Como cada día, ojeaba las noticias del mundo médico y me interesó especialmente una por la “grandilocuencia” del titular: “Sanidad se escribe en femenino, pero aún hay barreras para las mujeres”. Al redactor de la noticia se lo puso en bandeja para titular su reportaje el Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Sr. D. Enrique Ruiz Escudero, ya que eran palabras textuales de su discurso en una Gala de Premios Sanitarios. La primera autoridad sanitaria de la Comunidad de Madrid en el citado acto parece que se deshizo en elogios a los profesionales sanitarios y, como no podía ser de otra manera para no ir a contrapié, lo hizo además haciendo gala de llevar el feminismo por bandera. Así, por ejemplo, afirmaba que el de la sanidad es un sector que, aunque “se escribe en femenino”, se encuentra todavía alejado de la “igualdad real”, que “queda camino por recorrer”, reconociendo a su vez la certeza de que hay que derribar la “barrera invisible” que incluso en el siglo XXI aún es un obstáculo para el esfuerzo por el ascenso de las mujeres. Todas auténticas verdades, ¡sí, señor Escudero!

Dedicó, según el reportero, reconocimientos a todas las mujeres “prebostes” del mundo sanitario (muchas de ellas presentes) e incluso tuvo palabras para el buen hacer de los aspirantes a la formación sanitaria especializada, aunque no tengo claro que se acordara de que estas no solo eran las de la medicina, sino también las de la enfermería; ambas, profesiones a las que se accede por esa vía y mantienen el sistema sanitario español en pie conjuntamente. Con la misma elocuencia destacó la “valiosa contribución de las mujeres tanto en la gestión como en la aportación de valor al sistema sanitario”.

Bueno, pues lo cierto es que me ha dado que pensar y mucho este “alarde” del consejero, es más, me ha puesto más enfadada aún de lo que estaba porque soy testigo directo del desbarate que el plan de atención, a mi juicio jocosamente denominado Plan de Mejora Integral de Atención Primaria 2022/23 del Gobierno de la Comunidad de Madrid, ha ocasionado, sin mencionar a otros profesionales sanitarios descontentos, a las matronas. Esas que, mayoritariamente mujeres, no son ya aspirantes, sino profesionales especialistas en atención obstétrico ginecológica (matronas) formadas a través de la formación sanitaria especializada y que, precisamente por su especial formación, adquieren unos conocimientos únicos que les habilitan para desarrollar unas competencias específicas convirtiéndolas en el profesional sanitario de referencia en la atención de la salud sexual y reproductiva de la mujer.

No sé si el consejero y sus adláteres han olvidado que hay consenso mundial en que la atención a la salud de la mujer debe hacerse con un enfoque que englobe su ciclo vital al completo para permitir advertir de qué forma las intervenciones en la infancia, la adolescencia, la etapa reproductiva y hasta el final de su vida, influyen en el estado de salud ulterior y en las de generaciones futuras. Y de ahí la importancia de asumir que las enfermedades y los problemas que afectan exclusivamente a las mujeres (ginecológicos y obstétricos), además de todas las intervenciones en materia y procesos de su esfera sexual y reproductiva, sean puntos claves de la salud, principal, aunque no exclusivamente, en la edad fértil (15-49 años).

Paradójicamente, el profesional de referencia para esta esfera tan importante de la salud de la mujer, es la matrona, como lo afirman los organismos autorizados mundiales en asuntos de salud. Pero las matronas del SERMAS, si antes estaban mal, con las nuevas reformas se han quedado “asfixiadas” dentro del citado plan, que ya ha sido renombrado como "Plan Empeora" por el descontento que parece generalizado, no ya entre estas, sino además entre la mayoría de los profesionales sanitarios de la Atención Primaria (AP) de Salud de la comunidad.

Volviendo a las matronas, parece increíble que estas profesionales especializadas, con este plan, no solo no hayan mejorado sus especiales y mayoritariamente dificultosas tareas por falta de efectivos, algo que viene de lejos, sino que “de premio” las castiguen rebajándoles el sueldo al no pagarles acorde a su categoría profesional; o sea, al equipo de gobierno que diseñó el plan, les parece normal que una enfermera especialista cobre menos (valor de las TIS) que un enfermero general, o sea, que según una regla de tres simple, sería lo mismo que al médico le pagaran como al celador ¡pero qué suerte que eso no ha pasado!, ¿ por qué será? Por añadidura, a las matronas no se les reconoce la atención prestada a los recién nacidos ni la de las mujeres que sobrepasan la edad fértil, a quienes también procuran cuidados y atenciones, y acompañados de un redoble de tambor, decir que ni siquiera se les paga la ruralidad a cuantas realizan su actividad profesional en la AP rural.

No contentos con el “descontento manifiesto”, y a pesar de las reiteradas y razonadas reclamaciones efectuadas por las matronas y sus representantes, como si se tratara de conseguir el órdago, se “sacan de la manga” o Dios sabe de qué “caletre/s alumbrado/s”, la solución para hacer frente al reto demográfico en la Comunidad de Madrid anunciando un plan de fertilidad en el que vuelven a dejar a las matronas fuera, incluyendo a enfermería no especializada en el tema. No puedo por menos que decir nuevamente que la gestión de los recursos humanos no es un punto fuerte de la Consejería de Sanidad de Madrid. Y este despropósito cuenta con la aquiescencia de los sindicatos sectoriales, mientras que lo anterior fue una medida tomada por la Consejería de forma unilateral sin el respaldo de las organizaciones sindicales, aunque dicho sea de paso, y a muchas pruebas me remito, solo se me ocurre decir: “tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando”.

Estimado Sr. Consejero, creo que se quedó corto alabando el valor de las mujeres en la sanidad, pero permítame decirle que sus palabras a mí me suenan vanas cuando de los más de 6.751.000 de madrileños, más de la mitad son mujeres, 3.521.551, que necesitarán más pronto que tarde cuidados de salud sexual y reproductiva; y más de 51.000 recién nacidos que, durante los primeros 28 días de vida, también necesitarán atención especializada. Para darles a ambos grupos cobertura, disponen de 220 matronas en AP, por cierto, la mayoría explotadas por desproporcionadas cargas de trabajo y tan mal tratadas y peor aún pagadas, que todo junto llega al punto, a mi juicio, de dispensarles un trato vejatorio. ¡Cualquier país del mundo con objetivos claros en salud mataría por tener estas matronas y eso que la mayoría nos superan en número! ¡Seguimos por debajo de la cola de Europa en ratios matrona y, sin embargo, nuestros resultados materno-perinatales son inversamente proporcionales!

No salen las cuentas señor Escudero, a no ser que, como nos han dado a entender en la infinidad de conversaciones con responsables de la AP de Madrid, pretendan "cubrir el expediente" ofreciendo a las mujeres y los recién nacidos de su comunidad una calidad de atención de segunda, tercera o cuarta; porque si como dicen “todos los sanitarios harán de todo”, presumiblemente cualquier profesional no especialista, y por tanto sin formación para los cuidados específicos a la mujer y RN, le ocuparan en hacer la parodia de cubrir esta necesidades reales de las mujeres y sus neonatos; o sea, lo que se dice: “dar gato por liebre”.

Permítame que le diga que esto es una muestra de indecencia frente a usuarios y profesionales. Su Dirección General de RRHH vuelve a incurrir, porque ya le hemos dado más de un toque de atención anteriormente por el mismo motivo, en una ineficiente gestión de recursos humanos, acción que como empleador público tiene la obligación de ordenar, dirigir y organizar el trabajo de los profesionales sanitarios según sus perfiles competenciales y de titulación. Cuando no es así, como parece que se perfila el caso, la propia Consejería estaría provocando un conflicto entre profesionales no solo no deseable, sino incluso constitutivo de delito de intrusismo a la vez que un quebrantamiento de su obligación con la ciudadanía de ofrecerles la mejor calidad de atención sanitaria posible. Por otra parte, como gestores políticos también están obligados a administrar con mesura los recursos económicos y eso implica, en este caso, revertir el gasto invertido en la formación especializada en beneficio de la población algo que sencillamente se efectúa utilizando los mejores recursos humanos para su asistencia.

Claro es que si se mantienen en la afirmación de que “todos los profesionales sanitarios harán de todo”, que por cierto no lo cree posible nadie con la cabeza medianamente amueblada, también estarían dilapidando fondos del erario público, ya que no tendrían sentido la inversión en especialidades ni médicas ni enfermeras.

¿A que a nadie se le ocurrió escoger entre Norman Foster para hacer la Torre Hearst de Nueva York o un delineante para abaratar los costos de tamaña obra? Pues salvando las diferencias, esto viene a ser lo mismo, aunque a Norman Foster habría que contratarlo y pagarlo no ya como arquitecto, que lo es, sino con el caché de uno de los mejores del mundo y a las matronas del SERMAS, aunque pocas porque tampoco invierten en su formación, las tiene a disposición para emplearlas en lo que mejor saben hacer: atender a las mujeres y sus recién nacidos, pero recuerde que son profesionales con derechos laborales, no “penadas/os” a trabajos forzados para redimir condena.

Apenas hace un par de años, en 2020, con los efluvios malignos de la COVID encima, fue cuando los políticos presuntamente quisieron “mover ficha” a la vista de las deficiencias observadas en la Sanidad por mor de la pandemia. Reducir las desigualdades en la atención sanitaria y a la vez conseguir la mayor calidad con el menor gasto era un objetivo claro para todos los sistemas autonómicos de salud, pero eso no se consigue con un “totum revolutum”.

Pues bien, desde la Asociación Española de Matronas, sin vanas esperanzas pero fieles a la misión que la profesión de matronas nos encomendó como entidad representativa de este grupo profesional, nos personamos con nuestra propuesta a la Comisión para la Reconstrucción-Sanidad presentando un modelo asistencial y de competencias de las matronas en Salud Sexual y Reproductiva de la Mujer, tanto para AP como para el ámbito de la Atención Hospitalaria, convencidas de la importancia del rol de la matrona. La evidencia de que el trabajo de las matronas es imprescindible en salud no es una afirmación presuntuosa e interesada por parte de las matronas, es un dictamen de la propia Organización Mundial de la Salud (OMS).
De aquella comisión parece que en una interminable redacción quisieron poner el énfasis en potenciar la medicina y enfermería de familia y la AP como ejes del Sistema Nacional de Salud (SNS), ya que les dedicaron un tema completo convirtiéndose en el punto fuerte del documento. Pero, caramba, ¡qué mal lo han hecho en general!, y la Comunidad de Madrid parece que se va a llevar no “el Oso de Oro” que esto ni es una película, ni estamos en el Festival de Berlín, si acaso, por más castizo y tratándose de esta pesadilla, ganará el Oso y el Madroño chamuscados, como símbolo del desastre.

Parece que no ha habido más afectados antes, durante y después de la COVID que los médicos de AP, que piden y piden para que se les reconozcan sus funciones y responsabilidades, pero resulta que la atención sanitaria no la ejercen solos los galenos, Sr. Consejero, tenga muy presente que sin la enfermería, y la enfermería especializada está para algo, la sanidad no funciona.

Sr. Consejero, maravillosa su frase de colofón al discurso del que hablamos: “Una sanidad sin el talento de mujeres y hombres es una sanidad sin futuro”. También en esto acertó, pero déjeme decirle que sigo sin creerme que sintiera nada de lo que usted dijo y menos que valora a las mujeres.

Me quedo con el corazón encogido al pensar que usted, Sr. Ruiz Escudero, o no se entera de lo que pasa en su Consejería, algo que también sería punible, o el otro día en el tan aplaudido discurso hizo una extrema demostración de hipocresía y cinismo dada la desvergüenza empleada a la vista de lo que se ordena y manda desde su consejería y que a la vista está, penaliza directamente a las usuarias, sus hijos y a profesionales como las matronas.

Y le digo más, muchos estamos cansados de lo llamado políticamente correcto, ¡usted estuvo bandera si a eso nos referimos y no supiéramos lo que hay tras el telón!; estamos cansados del feminismo radical cuyo sentido común es más que cuestionable y huimos del postureo, aunque sí que nos sentimos y somos “feministas femeninas”, ya que desgraciadamente somos conscientes de que no ha llegado la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.

No se olvide de las matronas, Sr. Escudero, trátelas dignamente e invierta en ellas porque además de sus servicios imprescindibles, si quiere ser feminista de verdad, tendría que saber que la primera feminista de la historia, aún sin saberlo, no fue la tan cacareada Hiparquia por obrar en pie de igualdad con su marido, algo inusual para una ateniense de su época. La precursora del feminismo fue realmente la primera partera que, con más corazón que conocimiento, ayudó a otra mujer a parir y a cuidar a su hijo y así sucesivamente todas las mujeres que nos convertimos en matronas profesionales que nos entregamos para que las mujeres tengan derecho en igualdad, a una salud sexual y reproductiva plena.

La filosofía cínica que practicó Hiparquia, dirigiendo su crítica directamente contra los lujos, los honores y las convenciones sociales que alejaban a la sociedad de la época de una vida conforme a la naturaleza, tiene, pasados los siglos, digamos, “su gracia” por ese toque un tanto excéntrico y rompedor; sin embargo, el cinismo político que algunos gobernantes emplean no tiene ninguna.