Se critica (criticamos) la información y el entretenimiento de los medios actuales de comunicación, pero obviamente no se puede generalizar porque, sin lugar a dudas, antes y ahora, hay espacios que merecen la pena, que nos contactan con el mundo, que nos enseñan, que nos ejemplarizan, que nos divierten.

Este año, y sin preverlo, me detuve a ver la entrega de los Premios Princesa de Asturias y creedme que aprendí mucho, me produjo una sensación agradable ver a los galardonados y conocer su contribución a este mundo que, por momentos parece que se desintegra en medio de conflictos bélicos, políticas nauseabundas y un declive social, desde el punto de vista moral e intelectual, llamativo.

Este acto, como enunció S.M. el Rey, tenía por objeto rendir homenaje a "quienes con su obra y su ejemplo de los valores más elevados, nos inspiran”. El orador expresaba a la vez, la gratitud y emoción especiales ante el significado del impacto y la contribución de los galardonados a un mundo más justo, sabio y lúcido, y afirmo que fuera cuales fuesen las circunstancias del momento, la obra de todos ellos siempre nos daba motivos para la esperanza, para seguir confiando en la humanidad, en nuestra capacidad de avanzar y no ceder ante los peores presagios. Y yo, así lo sentí.

Sin duda, estos premios distinguen una muestra importante de personas entregadas en sus campos de actuación:

• Premio Princesa de Asturias de la Concordia, a Mary’s Meals organización por la lucha contra la desnutrición infantil y ayuda a que los niños y las niñas puedan ir a la escuela.
• Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, a Jeffrey Gordon, E. Peter Greenberg y Bonnie L. Bassler, biólogos y bioquímica que han demostrado el papel determinante de los microbios internos en la salud humana.
• Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional a la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Desatendidas, que desarrolla tratamientos para enfermedades olvidadas o desatendidas.
• Premio Princesa de Asturias de los Deportes, a Eliud Kipchoge, atleta que, además de sus éxitos como deportista, desarrolla una importante labor social a través de la fundación que lleva su nombre, dedicada a facilitar el acceso a la educación infantil y a la protección del medio ambiente.
• Premio Princesa de Asturias de las Letras, a Haruki Murakami, escritor que ha sabido expresar algunos de los grandes temas y conflictos de nuestro tiempo, como son la soledad, la incertidumbre existencial, la deshumanización en las grandes ciudades, el terrorismo, pero también el cuidado del cuerpo o la propia reflexión sobre el quehacer creativo.
• Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, Hélène Carrère d’Encausse, historiadora, cuya vida ha girado en torno al universo de la investigación y opinión libres, del criterio sólido e informado, del deseo constante de aprender.
• Premio Princesa de Asturias de las Artes, a Meryl Streep, actriz. Distinguida por dignificar el arte de la interpretación y conseguir que la ética y la coherencia trasciendan a través de su trabajo, con la virtud de subrayar que los seres humanos, y concretamente las mujeres, deben latir y destacar a partir de su singularidad, de su diferencia.
• Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, a Nuccio Ordine, profesor, escritor y filósofo, por su defensa de las humanidades y su compromiso con la educación y los valores enraizados en el pensamiento europeo más universal.

Incontestablemente, todos ellos merecen ser destacados por su grandeza y el mérito intelectual de su obra. De algunos de los galardonados, tengo que confesarlo, no tenía ni la más mínima referencia. En el caso de Nuccio Ordine, fueron las palabras de presentación las que me "atraparon":

S.M el Rey al presentarle dijo: "Recientemente fallecido, tengamos muy presentes sus consejos:
"Profundicemos en el cultivo del espíritu, pongamos en valor la grandeza de los mejores maestros, hagamos de la libre investigación del arte, del pensamiento crítico, el horizonte que nos inspire para ser mejores" (Nuccio Ordine).

¡Fascinante pensamiento! Detrás de esto quiero encontrar al gran humanista, me dije.
La Fundación Princesa de Asturias en el acta de la concesión del premio afirma que "Ordine establece un diálogo con la sociedad contemporánea para transmitir, en especial a los más jóvenes, que la importancia del saber se encuentra en el proceso mismo del aprendizaje. La utilidad de la educación se ha de entender en términos de pasión por la búsqueda del conocimiento y de lo mejor de cada persona, sin circunscribirse a un interés económico".

Pues bien, aquí viene la magia de la imprevista sesión de TV: me generó un vivo interés sobre el personaje empujándome a leer su bibliografía y con cuyos pensamientos, contenidos en sus libros que ya he leído, me he sentido identificada totalmente.

Coincidimos en la importancia de la educación, en una formación de calidad y precisamente de uno de sus libros titulado Clásicos para la vida me he "apropiado” del título para este artículo, probablemente de los más fuertes e impactantes en su obra, a fin de transmitir un importante mensaje, tanto más en la actualidad que venimos asistiendo a una caída de la formación en general en el mundo y en particular en nuestro país. Y pienso en todos los estudiantes, futuros profesionales de entre los que no excluyo a las matronas, o mejor dicho, me preocupan sobre manera. Ordine dice "la escuela y también la Universidad deberán sobre todo educar a las nuevas generaciones para la "herejía", animándolas a tomar decisiones contrarias a la ortodoxia dominante. En vez de formar pollos de engorde criados en el más miserable conformismo, habría que formar jóvenes capaces de traducir su saber en un constante ejercicio crítico. En el aula de un instituto o de un centro universitario, un estudiante todavía puede aprender que con dinero se compra todo (incluyendo parlamentarios y juicios, poder y éxito), pero no el conocimiento; porque el saber es el fruto de una fatigosa conquista y de un esfuerzo individual que nadie puede realizar en nuestro lugar".

Sería pretencioso y absurdo decir algo nuevo o mejor que el maestro, además no puedo extenderme más porque quiero incluir una felicitación para todas y todos los lectores de esta revista y los mejores deseos para el nuevo año 2024 que irrumpirá con la edición de este nuevo número.

Ojalá haya quienes, como yo, aprovechen la idea que he lanzado para leer a Ordine, es un gran maestro no solo de la literatura y la filosofía, sino de la vida y como él mismo ha dicho, "un buen maestro puede cambiar la vida".

Si no queremos ser "pollos de engorde", pidamos y busquemos los mejores maestros, que no nos conformemos con lo que aprendamos en nuestra formación y sigamos siempre intentando ganar más conocimiento, pero fundado y contrastado, no vale abrazarse a teorías y postulados pseudocientíficos; conocimiento, coherencia y vocación han de ser nuestra exigencia, porque solo así daremos lo que se espera de nosotras/os como profesionales entregados al servicio de la sociedad.