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Revista Matronas

Revista Matronas

ABRIL 2024 N° 121 Volumen 12

Ni mala palabra ni obra buena

Sección: Editorial

Autores

Rosa Mª Plata Quintanilla

 Presidente de la Asociación Española de Matronas

Titulo:

Ni mala palabra ni obra buena

El triunfalismo de las enfermeras catalanas y su Conseller de Sanidad tras la reunión mantenida con la nueva Ministra de esta área para tratar, entre otras mejoras organizativas y laborales, la recalificación de la Enfermería a Categoría A1, me ha traído a la mente, y eso que no quiero ser agorera, el refrán que dice "ni mala palabra ni obra buena". Que quede claro que la huelga de la Enfermería catalana fue en protesta por el tercer convenio del Institut Català de la Salut (ICS), pactado entre el departamento de Salud y los sindicatos Metges de Catalunya, CC.OO., UGT y SATSE, no contra el Ministerio de Sanidad de España directamente.

Es cierto que ahora la Enfermería catalana, reclamando un lícito derecho como es la categoría A1, al igual que la del resto de España lo viene haciendo desde hace tiempo, se plantó delante del Ministerio de Sanidad del Reino de España. La imagen ruidosa del colectivo frente al Ministerio y el aval de Cataluña, que hoy en este país tiene sus connotaciones particulares, les ha abierto la puerta de esta institución, y seguro que en un clima de lo más receptivo por parte de la nueva Ministra, han oído de su boca lo que necesitaban oír: que van a "arreglar" todas las cosas que vergonzantemente tienen pendientes desde hace décadas este Ministerio, como heredero de la inacción irresponsable de sus respectivos máximos representantes precedentes.

Las enfermeras catalanas, tras el encuentro, han quedado expectantes, aunque depusieron su actitud huelguista, y su consejero Balcells ha conseguido un respiro después de mes y medio de parón en la sanidad catalana por el desafío de las enfermeras.

Sería un "suicidio político" por parte de la Ministra  negar las razones irrebatibles que toda la Enfermería española esgrimimos para esta petición, las que por añadidura señalan la indolencia del Ministerio de Sanidad (y otros); esa dejadez y desconsideración que viene traduciéndose en un mal trato sistemático a la profesión enfermera, la profesión que justamente las Administraciones elevaron a categoría de heroica cuando la situación mortal asoló el país, sin que antes ni inmediatamente después se ocuparan, ni siquiera con las lecciones exprés aprendidas por la COVID, en reforzarla. Porque no olvidemos que la Sanidad es un pilar del Estado y dentro de esta, la mayor fuerza laboral, y sin la que esta no funcionaría, es la Enfermería, que requiere atención y justicia urgentes.

Que los médicos son importantes e imprescindibles en el organigrama sanitario nadie lo pone en duda, pero tampoco es admisible que estos y/u otros pongan en duda, o cuando menos en entredicho, el peso de la Enfermería. Desde dentro del entorno sanitario sabemos de la asunción cuasi omnipotente de los médicos en la organización de su propia profesión y las de todos los demás sanitarios que señalan como sus subordinados, no complementarios, e inferiores, no diferentes; también sabemos cómo a través de los mecanismos institucionales más diversos, los médicos consiguen que sus interpretaciones (e imposiciones) sean consideradas como verdades, a la vez que mantienen su estatus de poder dentro del contexto sanitario e incluso todavía, aunque menos, social. Si se llega a la recalificación A1 para las enfermeras habrá que poner al cuerpo médico una estrella, o mejor una aureola, distintivo que haga bien visible su diferencia, y ¡ni hablar de compartir "escalafón" con el resto de graduados! Ya lo han anunciado, esa es su solidaridad, su justicia y siempre su autoestima en el grupo multidisciplinar que conformamos todos.

Pero bueno, al margen de este inciso, es curioso que para todas las peticiones la Ministra tuvo un sí y luego un condicional; hablaron de oferta de formación sanitaria especializada, desarrollo y efecto de las especialidades a lo que la titular añadió la coletilla de que "necesitan conocer la situación actual del sistema y estudiar las necesidades de especialistas para los próximos años para saber las plazas de enfermeras especialistas que deben salir para cubrir estas necesidades”.

No sé si la respuesta habríamos de encajarla en la sección "balones fuera" o de "cosas ignoradas" por la Ministra, porque lo cierto es que, año tras año, cada Comisión de Especialidades Enfermeras emite un informe sobre las necesidades de cada una de ellas y que a la vista de los resultados, y bien alto lo podemos decir las Matronas, tampoco ha servido a los anteriores para encauzar la situación insostenible de falta de efectivos, sobre todo en nuestra especialidad. Y de las competencias ni hablamos, que salvo las de Matrona que están especificadas incluso por Directivas europeas y sobre las que permanentemente las Administraciones están permitiendo intrusismo, del resto ni se contemplan.

Respecto a la prescripción enfermera, tampoco es para perderse el añadido de la Ministra: "quieren trabajar para modificar la actual ley de `prescripción enfermera´ para caminar hacia una prescripción real, no un sistema que sigue limitando esta competencia a la aprobación por parte de los médicos. Apuestan por incluir a las enfermeras como profesionales prescriptores dentro de la Ley del Medicamento y trabajar juntamente con las universidades para adecuar el plan formativo”. Tampoco se ha enterado la Sra. García de que los enfermeros tenemos conocimientos suficientes sobre farmacología para prescribir dentro de nuestra parcela de actuación (14 ECTS) y las matronas, dentro del 26% de la teoría de sus 3.600 horas de formación como especialistas, añaden además otros tantos créditos en su formación en Farmacología, Nutrición y Dietética, específicamente en el área sexual y reproductiva de la mujer, que es el área de nuestra competencia. Frente a esto, los médicos tienen 14 ECTS, los podólogos 9, los odontólogos 7, etc.

Esto me recuerda a "la maniobra de entretenimiento" del Ministerio de Trabajo, que prometió contemplar la jubilación anticipada para la Enfermería, pero era necesario previamente estudiar el grado de penosidad para poder acceder a una, cuando la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ya concluyó en que enfermeras y enfermeros pierden cinco años de vida por cada 15 años de trabajo en turno de noche. Tampoco le sirve al ministro el dictamen de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que estableció, en función de estudios científicos realizados, una clara relación entre el trabajo nocturno y el desarrollo de tumores y cánceres, de mama en el caso de las mujeres y de próstata en el hombre, así como un mayor número de abortos espontáneos y partos prematuros en las mujeres embarazadas.

Más recientemente (2023), la OCDE ha afirmado la relevancia de la penosidad y peligrosidad laboral que conlleva la profesión enfermera, eminentemente femenina, lo que hace pensar en que esta condición de género, en un país a cuyos dirigentes se les llena la boca buscando la igualdad, no haya sido advertida como la causa de la desatención. Lo cierto es que España ha hecho oídos sordos a todas estas autoridades mundiales de la esfera laboral y sanitaria, y sigue dando largas, como de habitual. De poco nos sirve a los afectados que el Ministerio haya quedado en evidencia, una vez más, ahora ante la OCDE, no atendiendo la jubilación anticipada y voluntaria de las enfermeras y los enfermeros, que es bien merecida por muchas razones ya investigadas, y cuya negativa, además, crea un agravio comparativo con otros empleados públicos.

Volviendo a la reunión ministerial, si no fueran suficientes todos los "peros" añadidos por la Ministra, hay que sumar a estos los de los Consejeros autonómicos, también responsables de muchas, si no de todas esta situaciones. A pie de calle, a la entrada a la Reunión del Consejo Interterritorial, la Ministra era preguntada por el particular: "estamos trabajando en el Estatuto Marco, como saben, no solo depende de este Ministerio, sino del de Función Pública", el Consejero de Andalucía afirmaba: "estamos de acuerdo con el presupuesto financiado por el Ministerio de Sanidad"; por su parte, el Consejero de Murcia explicaba: "eso conlleva, puesto que es responsabilidad estatal, la financiación”. En el mismo sentido, el Consejero de la Comunitat Valenciana afirmaba: "reclasificación sí, financiación también, necesaria e imprescindible, si no, no se puede hacer" y directamente la Sra. Mazón, Consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias, afinaba aún más: "No creo que para este año, sobre todo presupuestariamente, se pueda abordar, puesto que los presupuestos ya están cerrados y aprobados".

¡Caramba, y los españolitos de a pie sin poder obtener un aplazamiento de la Hacienda Pública ante una cuenta bancaria agotada en pagar comida y casa para sí y/o la familia!
Total, que habrá que esperar... ¡más! A que nos den solución a esta lícita demanda que no es de ahora, sino que viene arrastrada por años; a ver si entre tanto no se nos agota a la Enfermería la paciencia ante el ninguneo, el desprecio, el maltrato y el incumplimiento de las obligaciones de los Ministerios y las Administraciones autonómicas, todos implicados.

El siguiente movimiento "de ficha" será la próxima reunión del Consejo Interterritorial, en marzo, esperemos que Ministra y Consejeros se afanen en dar prioridad y solución inmediata a esta demanda, y no se siga quedando la demanda en "buenas palabras" y, por fin, "veamos la buena obra" a la que tenemos derecho TODA la Enfermería Española y por la que TODA la profesión veníamos reclamando, aunque no nos apostáramos al frente del Ministerio.