Hay que partir de la premisa de que nunca se debe caer en el grave error de pensar que se estudia únicamente para pasar con éxito los exámenes, aunque evidentemente el sistema educativo gira en torno a ellos y hay que aceptar su presencia.
En todas las Escuelas de Enfermería, el programa académico contempla las fechas de exámenes en el calendario, lo que facilita considerablemente la organización del estudiante para la realización de las tareas y de las pruebas decisivas.
¿Cómo organizar el estudio para un examen?
Preparar un examen en dos días o hacer la conocida “quiniela” estudiando solo una parte del programa es la forma más peligrosa de acumular frustraciones y, sobre todo, de perder el tiempo ya que tan solo en 2,5 % de los alumnos superan de este modo los exámenes. Por todo ello, planificar es el elemento básico para todo proceso de estudio: organizar las exigencias de estudio y de descanso necesarias, en relación con la cantidad de materia a estudiar, con el fin de alcanzar determinados objetivos en un cierto plazo de tiempo. Así, a la hora de estudiar hay que formular dos tipos de objetivos:
- A corto plazo: donde se ponga de manifiesto el conjunto de actividades a realizar en una jornada de estudio.
- A largo plazo: donde se indique el conjunto de actividades a realizar, desde que se conoce la fecha de examen hasta la realización de la misma.
Para enunciar dichos objetivos será necesario conocer:
-El volumen del temario y cantidad de contenidos.
-El tiempo medio que se necesita para leer y asimilar un conjunto de temas o epígrafes directamente interrelacionados, es decir, el número de páginas que se es capaz de leer y asimilar en un espacio de tiempo.
-Los propios ritmos de trabajo.
-La posibilidad de modificar el horario de trabajo ya que siempre puede aparecer algún obstáculo o incidencia no previsible. Para ello, lo mejor es añadir un par de días como margen de seguridad en el plan inicial.
-La posibilidad de modificar el orden de los objetivos planteados a corto plazo dada la complejidad de algunos temas.
-La necesidad de seguir desempeñando otras actividades.
-La necesidad de evaluar periódicamente los objetivos a corto plazo y revisar su cumplimiento.
-La modalidad de examen a prueba que habitualmente haga el profesor.
La jornada de estudio
Cómo empezar a estudiar cada día y cuánto tiempo suelen ser otros de los problemas que con mayor frecuencia se plantean los estudiantes. En este sentido, es preciso tener presente y asumir que hay que habituarse a estudiar en determinados horarios y durante un cierto número de horas al día. Aunque los ritmos de estudio de cada persona han de ser ajustados a las limitaciones y capacidades de cada uno, la norma general indica que 50/60 minutos de estudio continuado es un buen indicador.
El mejor horario
Cada persona está acostumbrada a unos horarios de estudio que se han ajustado con el tiempo en función del turno académico, sus preferencias personales o su predisposición a estar más concentrado a unas horas u otras. Los expertos recomiendan que se empiece por las asignaturas más asequibles y pasar a las más complejas para volver de nuevo a otras más fáciles. Los puntos clave que hay que tener en cuenta a la hora de confeccionar el horario son:
.Hacerse un horario que tenga en cuenta los trabajos de clase, el estudio en sí.
.Tener en cuenta las ocupaciones personales habituales.
.En el momento de decidir cuánto tiempo dedicar a cada asignatura es necesario recapacitar sobre el grado de dificultad.
.Cada sesión de aprendizaje debe incluir unos tiempos de reposo. Lo más aconsejable es que por cada 45 minutos o 1 hora se descansen unos 10 minutos.
.Emplear las horas de la mañana para las actividades de estudio más complejo y las tardes para tareas más ligeras.
Requisitos preliminares del estudio
Primera lectura: una lectura general del tema solo buscando la comprensión del texto.
Segunda lectura: es la lectura indicada para comenzar a trabajar el texto, realizar anotaciones, subrayar y destacar aquello que se considera importante.
Tercera lectura: con esta lectura se busca asimilar o memorizar los contenidos.
Técnicas para hacer más fácil el estudio
Leer más en menos tiempo: leer rápido sin rebajar la comprensión del texto. Para ello se aconseja no vocalizar mientras se lee, no detenerse en la última palabra de la línea, buscar un apoyo visual.
Memoria y reglas mnemotécnicas
No hay reglas secretas para tener una memoria infalible, pero si algunos pasos a seguir que ayudan: aprender a ir desde lo más general a lo concreto; al memorizar, recalcar lo más importante al principio y al final; crear asociaciones entre un tema y otro; recitar y repetir todo lo aprendido.
Además de estas técnicas, se pueden usar las mnemotécnicas o, lo que es lo mismo, pequeños trucos que son muy útiles para recordar una información concreta como nombres, listas de palabras o números.
Antes del examen
Los días previos al examen no son los más idóneos para estudiar nuevos temas, pero sí es conveniente dar un repaso general. Por ello es preciso realizar un repaso final, ya que los contenidos requieren ser reforzados por la repetición. Si bien muchos estudiantes consideran que el estudio en la noche anterior es el más ventajoso por la frescura de los datos, puede producirse un efecto inverso y llegado el momento decisivo es muy probable olvidarlo todo. Prepararse física y psicológicamente antes del examen permitirá controlar mejor las inevitables reacciones emotivas (nervios, mente en blanco, inseguridad, etc.), por ello recomiendan no trasnochar, cenar pronto evitando los alimentos pesados y dejar preparado todo lo necesario para el día siguiente. En resumen, la noche antes es preferible no intentar aprender nada nuevo.
Durante el examen
Es muy habitual que una vez llegado el examen se tenga la sensación de que no se sabe nada, es una reacción normal, pero poco a poco desaparecerá. Por ello recomiendan relajarse, preparar el material del examen, leer despacio las preguntas y dividir el tiempo que se dispone entre las preguntas formuladas.
Contenido extractado de:
Acebes Seisdedos E. El arte de tomar apuntes. En: Arroyo Gordo MP, Acebes Seisdedos E, Giménez Maroto AM, Serrano Gallardo P. Guía de iniciación a los estudios de Enfermería. Soluciones prácticas. Madrid: Difusión Avances de Enfermería (DAE); 2002. p. 98-128.