En el 2017, Ángel Martín tuvo que ser ingresado por un brote psicótico. Quiso volar, creyó estar a los mandos de una nave espacial… Él no recuerda exactamente cuándo empezó su locura, pero sí que tenía claro que quería escribir un libro contando toda su historia para intentar ayudar a quien pueda estar en su situación. Por si las voces vuelven ofrece los testimonios del cómico y presentador sin censura, sin tapujos, contando toda la verdad de los trastornos mentales.
Ángel Martín cuenta su experiencia en el libro
-Pregunta: ¿En qué momento te das cuenta de que algo va mal y que necesitas ayuda?
-Respuesta: No me doy cuenta yo mismo. Quien se da cuenta es mi pareja a raíz de una publicación que yo publico en redes sociales. Un día, después del estreno de la película Wonder woman, publico un post en Facebook dándole la enhorabuena a mi chica por el éxito de taquilla de esa película y ella no tenía absolutamente nada que ver con ello. Mi círculo más cercano pensaba que ese post era una broma interna de mi novia y mía, ella obviamente sabe que no es ninguna broma y cuando entra en la cocina se encuentra también con que hay una nota que ponía “enhorabuena” junto a un regalo. Cuando vuelvo a casa con el coche lleno de regalos felicitándola porque ya somos millonarios por el éxito de esa película, ella se preocupa. A raíz de todo esto, ata cabos y piensa “aquí está pasando algo”.
Llama a un amigo y consiguen entre los dos que yo les acompañe al hospital. Yo fui pensando que iba acompañándoles a ellos, pero yo no me entero en ningún momento de lo que está pasando. Me entero de lo que ha sucedido cuando salgo del hospital.
-Pregunta: ¿Cuándo decide Ángel contar la historia en un libro, abrirse a la sociedad?
-Respuesta: Cuando surge la oportunidad. Llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de escribir el libro que no encontré cuando necesité. Cuando estaba peor, me puse a buscar desesperadamente algún libro que me diera pistas de cómo remontar, un mínimo de esperanzas de alguien que hubiera pasado por lo mismo y me pudiera ayudar, pero no lo encontré. Todos los libros que encontraba estaban más enfocados a tratar de explicar lo que había pasado en el cerebro y a mí eso me daba absolutamente igual, yo lo que necesitaba era estar bien, no saber lo que le había pasado al cerebro.
Cuando la editorial Planeta me llamó ofreciéndome la posibilidad de escribir un libro, pensé que era el momento de poder ayudar a alguien que estuviera en el mismo punto que estuve yo o parecido y esté buscando el libro que yo no encontré.
-Pregunta: ¿Crees que Por si las voces vuelven puede ayudar a la gente que haya o esté pasando por algo similar?
-Respuesta: Si esto me lo hubiesen preguntado antes de publicarse el libro, no me hubiera atrevido a opinar sobre esto ni de broma para que no pareciera un comercial tratando de colocar su libro. A raíz de la publicación, he recibido muchos mensajes de gente en distintas situaciones: gente que ha pasado por esto, que tienen familiares que lo han pasado… confirmándome que mi experiencia les ha servido para entender cosas que no comprendían, para ver cosas de una forma distinta.
-Pregunta: Hay mucho tabú hacia la ayuda o acudir a un psicólogo o psiquiatra. ¿Debemos dar más importancia a la salud mental? Tú que has pasado por ello, ¿sientes o identificas que falta algo?
–Respuesta: Yo no hablo de tabú con el psicólogo. Mi experiencia con el psicólogo fue terrible. Mi experiencia con la psiquiatra fue muy buena, pero con el psicólogo no. Me encontré con el gilipollas más grande del reino que me hizo sentir fatal. Y aunque sé que hay psicólogos muy buenos y que te ahorren años de esfuerzo porque consiguen hacerte pensar en lugares que tú ahora mismo no eres capaz, creo que también es importante recordar que hay otros que son muy malos. Es un momento de mucha fragilidad, un mundo muy delicado. Creo que si te puedes permitir el pedir ayuda, es imprescindible que lo hagas, pero que hay que ir con mucho cuidado por si das con alguien que te trata mal, que te hacen creer que sentirte mal forma parte del proceso y aunque es verdad, es verdad que a veces te puedes sentir mal porque parte de este viaje de estar bien consiste en remover cosas que a lo mejor no te apetece mover y al hacerlo te vas a encontrar mal, pero creo que muchas veces tenemos que ser conscientes de que te estás sintiendo mal porque esa persona te está tratando mal. Pero sí, cuanto antes pidas ayuda, muchísimo mejor.
-Pregunta: ¿Cómo fue tu paso por el hospital? ¿Crees que es importante la labor de las enfermeras?
-Respuesta: Es imprescindible. Una vez llegas al hospital, tener un servicio que sepa lo que está sucediendo, que sepa cómo reaccionar es fundamental. Yo no recuerdo una mala experiencia en el hospital, los recuerdos que tengo de ese momento son más sensaciones internas con uno mismo de no saber muy bien qué está sucediendo y tratando de procesar toda esa información, pero no es un recuerdo como cuando a lo mejor te ingresan porque te han tenido que extirpar algo, es muy distinto, es más emocional.
-Pregunta: En tu libro también cuentas que tuviste varias historias con las enfermeras. ¿Pudiste hablar con ellas cuando todo pasó?
-Respuesta: Sí. Fui a charlar con ellos para saber si había sido muy maleducado durante mi ingreso. Coincidió cuando fui que había dos enfermeros de los que me habían tratado y me contaron que para nada, que había tenido el comportamiento que habitualmente tienen las personas que entran en el área de psiquiatría por lo que entré yo. De esta conversación recuerdo que el chico me contó dos anécdotas de mi ingreso: una tiene que ver con una frase que me acompañó durante todo el ingreso, que era que yo iba repartiendo puntos para los médicos o enfermeros dependiendo de lo que sucediera y que nos empezamos a preguntar por nuestras heces porque era una pregunta que se hacía cada mañana.
-Pregunta: Hemos visto últimamente muchos ejemplos de personajes públicos que se han roto y no han podido más. El último ejemplo, Verónica Forqué y la gente que se ha unido a favor de la importancia de la salud mental. ¿Crees que habría que tomar medidas en todo esto o parar las redes sociales?
–Respuesta: No, no creo que el problema sean las redes sociales. La culpa es nuestra. Creo que es importante que esto lo entendamos cuanto antes. Me da la sensación de que a veces, cuando hablamos de este tipo de cosas, se debería cuidar la salud mental, lo hacemos como echando balones fuera, como si nosotros lo estuviéramos haciendo muy bien a nivel individual. Creo que la primera pregunta que todo ser humano debe de hacerse es “¿tú lo estás haciendo bien con los tuyos?” Porque conozco a mucha gente que, de repente, se sube al discurso de “es que las redes, es que la gente…” y cuando llega a casa y su pareja le dice que ha tenido un día regular, ni siquiera se sienta a escucharla o le pregunta qué ha pasado. Le suelta dos frases para quitárselo de encima tipo “anda, anda, que te gusta mucho quejarte” o “sí, claro, te quejarás tú” y hablan de las redes sociales cuando son los primeros que se están portando mal. Creo que tenemos tendencia a hablar de las redes sociales como si fueran un ente que funciona por inercia sin que nadie lo controle y creo que tenemos que empezar a entender que las redes sociales somos nosotros mismos. Si las redes sociales generan ansiedad y mal rollo, es que somos nosotros los que estamos produciéndolo, los que hacemos que eso vaya mal.
-Pregunta: En el libro también has comentado que la locura es lo mejor que te ha pasado. ¿Por qué?
-Respuesta: Porque me ha ayudado a reconstruirme de una forma totalmente consciente. Empezamos a crear nuestra vida y nuestra personalidad por inercia, creo que hay un momento en el que dejamos de preguntarnos si estamos donde queremos estar, haciendo lo que queremos hacer, con la gente que queremos estar y construyendo en la dirección que queremos. Dejamos de preguntarnos si somos quien queremos ser de verdad. Actuamos por inercia la mayor parte del tiempo, tomamos a lo mejor una decisión de forma más o menos consciente pero casi todas las decisiones se convierten en decisiones colaterales de otras.
Lógicamente, es una reflexión que te haces mucho después de pasar por esa etapa, nada más salir del hospital es imposible, durante esa etapa es lo peor que te ha pasado y eres incapaz de ver la luz, pero si eres capaz de reconstruirte bien, de repente hay un día en el que eres mucho mejor persona de lo que eras antes. Con lo que he vivido, he aprendido muchas cosas que de otra forma no hubiese aprendido jamás. No me ha quedado otro remedio que ponerme delante de un espejo y decir “¿realmente quieres recuperar al Ángel que eras o quieres construir uno nuevo?”.
-Pregunta: Por último, si alguien nos lee y se siente identificado, ¿se sale de esto? ¿Algún consejo?
-Respuesta: Es imprescindible, vital y muy urgente que entienda que por supuesto no es el final pasar por algo así. Es algo extremadamente duro, muy cansado y no es fácil. Es agotador y te vas a caer muchas veces mientras intentas salir adelante, pero no tengas ninguna duda de que es normal que eso pase. Pero creo que es imprescindible que la gente empiece a cambiar el discurso del “pobrecito, es que lo que te ha pasado” y empiece a entender que es un comienzo nuevo, es muy cansado porque precisamente es eso, un comienzo nuevo. Puede que pierdas mucho tiempo tratando de recuperar cosas del pasado, pero si tú quieres puede ser el principio de algo muy potente.
