Gracias a la ansiedad, los seres humanos conseguimos estar alerta para responder con garantía a posibles situaciones de peligro que nos puedan surgir, sin embargo, niveles elevados de ésta pueden resultar nocivos. La crisis de pánico es uno de los trastornos originados por un exceso de ansiedad en el que se produce una interpretación catastrófica de alguna sensación percibida, originando un episodio de intenso miedo o molestia, durante el cual aparecen bruscamente un conjunto de sintomatología muy variada (palpitaciones, sudoración, sensación de ahogo, náuseas, etc.) que provoca un gran malestar en el paciente, alcanzando normalmente un pico máximo a los diez minutos. El personal enfermero juega un papel de importancia en el tratamiento de este trastorno, no sólo administrando la medicación prescrita, sino también poniendo en práctica un conjunto de medidas sobre el paciente, como explicarle el proceso que está sufriendo, incidir sobre la respiración de éste para revertir o prevenir la hiperventilación, teniendo especial cuidado de utilizar correctamente aspectos como el lenguaje no verbal y favoreciendo un entorno adecuado en el que prestar todos estos cuidados. Por todo ello, consideramos fundamental que el profesional de Enfermería sea capaz de prestar cuidados de calidad en un proceso como éste, teniendo en cuenta que se nos puede presentar en cualquier ámbito de desarrollo de nuestra profesión, desde la Atención Primaria a la especializada, pasando por la Enfermería de Urgencias.