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Revista Matronas

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SEPTIEMBRE 2020 N° 2 Volumen 8

Duelo perinatal: experiencias del profesional matrona/matrón ante la muerte

Sección: Originales

Cómo citar este artículo

Castillo Valderrama J, Rey Hermosilla A, Cabello-Hidalgo P, Núñez-Fellay C, Villagrán-Becerra M. Duelo perinatal: experiencias del profesional matrona/matrón ante la muerte. Matronas Hoy 2020; 8(2):37-45.

Autores

1 Javiera Castillo-Valderrama, 1 Anastasia Rey-Hermosilla, 1 Paula Cabello-Hidalgo, 1 Camila Núñez-Fellay, 2 Marisa Villagrán-Becerra

1 Matrona. Departamento de Promoción de la Salud de la Mujer y el Recién Nacido. Universidad de Chile.
2  Matrona, Psicóloga. Profesora Asistente. Departamento de Promoción de la Salud la Mujer y el Recién Nacido. Universidad de Chile.

Contacto:

Email: mvillagran@uchile.cl

Titulo:

Duelo perinatal: experiencias del profesional matrona/matrón ante la muerte

Resumen

ntroducción: “duelo” significa dolor, remitido al sufrimiento ocasionado por una pérdida. El duelo ante la muerte perinatal afecta tanto a padres como profesionales que proveen la atención de salud.
Objetivos: explorar vivencias de profesionales matrona/matrón ante usuarias con pérdida reproductiva y al cuidar recién nacidos que mueren durante la hospitalización.
Método: investigación cualitativa, descriptiva, con enfoque fenomenológico. Muestreo opinático entre profesionales matrona/matrón de Unidades de Maternidad y Cuidados Intensivos Neonatales de un Hospital de Alta Complejidad. Se aplicaron entrevistas semiestructuradas y análisis narrativo de contenido.
Resultados: surgen cuatro categorías: a) Experiencias: describen vivencias positivas y negativas, destacando la vinculación con los padres y el deterioro de relaciones en el equipo de trabajo, respectivamente. Identifican emociones complejas como tristeza, angustia, frustración y culpa. b) Adquisición de competencias de afrontamiento: durante la formación profesional no se desarrollan estrategias personales ante el duelo, generándose sentimientos de incapacidad y menor autopercepción de eficacia en los primeros años laborales. c) Estrategias de afrontamiento: es frecuente la evasión de sentimientos provocados por el duelo, facilitando la aparición de sintomatología asociada a burnout, con un significativo menoscabo de la calidad de vida y de la atención prestada. d) Requerimientos: existe necesidad de formación especializada y la creación de protocolos de intervención ante duelo perinatal.
Conclusiones: en el contexto intrahospitalario no es visibilizado con acciones específicas el duelo ante la pérdida reproductiva, quedando la atención al azar del prestador.
Se requieren estructuras organizacionales que provean cuidado a las familias afectadas y a los prestadores.

Palabras clave:

matronas ; duelo ; pérdida perinatal ; Competencia profesional

Title:

Perinatal death mourning: Experiences of the professional midwife when faced with death

Abstract:

Introduction: “mourning” means grief, referring to the suffering caused by a loss. Mourning due to perinatal death affects parents as well as professionals providing healthcare.
Objectives: to explore the experiences of male and female professional midwives faced with users with reproductive loss, and when providing care for newborns who die during hospitalization.
Method: a qualitative, descriptive research, with phenomenological approach; non-statistical sampling among male and female professional midwives from the Maternity and Neonatal Intensive Care Units of a High-Complexity Hospital. Semi-structured interviews were applied, and there was a narrative content analysis.
Results: four categories came up: a) Experiences: Positive and negative experiences described, highlighting the link with the parents and the deterioration of relationships in the work team, respectively. They identified complex emotions such as sadness, anxiety, frustration and guilt. b) Acquisition of coping skills: During professional training, no personal strategies for mourning are developed, and therefore feelings of failure and lower self-perception of efficacy are generated during their first years of work. c) Coping strategies: There is frequent avoidance of feelings caused by mourning, thus encouraging the development of burn-out-related symptomatology, with significant worsening in quality of life and care provided. d) Requirements: There is a need for specialized training and the creation of protocols for intervention when there is perinatal death mourning.
Conclusions: in the hospital setting, mourning for reproductive loss is not made visible through specific actions, and therefore care is left in the hands of its provider.
Organizative structures are required, to provide care for the families affected and for health providers.

Keywords:

Midwives; mourning; perinatal loss: professional skills

Introducción

La palabra “duelo” proviene del latín “duellum” que significa dolor y también desafío o combate entre dos fuerzas. Se remite al sufrimiento provocado por una pérdida y al enorme esfuerzo, casi como un combate, librado para asimilarla1.
El nacimiento es considerado uno de los momentos más importantes de la vida de una persona, por ello, el diagnóstico y nacimiento de un hijo con un pronóstico ominoso o muerto corresponde a una crisis no normativa que desorganiza la normalidad en la vida de los afectados2,3, rompe los anhelos, ilusiones y expectativas de los padres, llevándolos a vivir una situación de duelo4,5. Se estima que una de cada cuatro parejas lo experimentan en alguna de sus gestaciones6 y aunque no existen antecedentes sobre la incidencia del duelo ante la pérdida reproductiva y muerte perinatal, se presume que esta vivencia estaría inevitablemente ligada a este evento. En Chile en el año 2014 ocurrieron 2.299 muertes perinatales y 2.154 muertes fetales, lo que equivale a una tasa de 16,73 muertes por mil recién nacidos vivos7.
Las respuestas de los progenitores frente a la muerte de un neonato conforman etapas caracterizadas por shock, negación, ira, depresión, negociación y aceptación; incluyendo además la sensación de pérdida de control, culpa y sensación de ineficacia1. Además, estudios realizados en Estados Unidos estiman que cada muerte deja un promedio de cinco personas en duelo8.
En Chile, el profesional matrona/matrón es quien se especializa en el área de cuidado obstétrico y neonatal. Al participar habitualmente en la gestión del nacimiento y la alegría, suelen tener limitaciones para actuar ante la muerte perinatal, muchas veces entendida como resultado del fracaso terapéutico y del esfuerzo por la cura9,10.
Es importante considerar que el duelo perinatal no solo afecta a los padres, sino también a los profesionales de la salud que prestan la atención, por ello es necesario conocer sus competencias para enfrentar esta situación de alta emocionalidad4, dado que estarán involucrados en las reacciones inmediatas del duelo6.
La muerte inevitablemente produce un conjunto de emociones en el profesional tales como tristeza, compasión, decepción, ineficiencia y culpa, entre otras. Muchas de estas se asocian a la “responsabilidad” del cuidado que adopta el profesional, especialmente dentro de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI)11.
Muchos autores asignan una valencia a las emociones, diferenciando emociones positivas, que surgen ante una evaluación favorable respecto a la cercanía o logro del objetivo, de las negativas, que son resultado de una evaluación desfavorable respecto a los propios objetivos12.
En las últimas décadas ha tomado relevancia el síndrome de burn out (desgaste), como característico de aquellos que están habitualmente en contacto con personas que sufren padecimientos, enfermedades o dificultades. Se define incluso como una respuesta al estrés laboral crónico, donde el sujeto carece de estrategias para enfrentarlo4.
En este contexto, el burnout puede combinarse con el fenómeno de “fatiga por compasión”, considerado como el costo de los altos niveles de empatía con el sufrimiento del paciente y de su familia. Ante esto aparecen síntomas físicos, emocionales y conductuales en el personal afectado, los que se traducen finalmente en la pérdida de motivos para ejercitar la tarea con compromiso, creatividad y efectividad. La fatiga por compasión produce síntomas de ansiedad y angustia, recuerdos traumáticos y evitación activa de situaciones similares13,14.
Otros estudios revelan que el cuidador dentro de una UCI neonatal (UCIN) también necesita cuidado, atención y capacitación para poder enfrentar estas situaciones, ya que deben afrontar sus sentimientos y los de los padres. La falta de cuidado del prestador puede generar respuestas de evitación como mecanismo para reducir el estrés laboral15.
Por otra parte, una atención se considerará de calidad cuando el profesional sanitario cuente con una formación especializada que le entregue herramientas y confianza en sus habilidades. Se requieren normas o protocolos que delinien las conductas a adoptar al momento de la atención, estandarizando así los cuidados, ofreciendo apoyo multidisciplinario ante la pérdida perinatal y procurando el seguimiento necesario; todo con actitud de servicio y respeto por el dolor compartido, para construir una red de apoyo a la cual la usuaria pueda recurrir, sintiéndose acogida6.
Entre las habilidades profesionales requeridas se cuentan las estrategias de afrontamiento, definidas como los procesos concretos que se utilizan en cada contexto para enfrentar las distintas demandas de la vida. Estos recursos pueden pertenecer al individuo o al ambiente. Lazarus y Folkman (1986) clasificaron las estrategias de afrontamiento de dos formas complementarias: una dirigida al problema, orientada a su modificación y al cambio de la situación; y la segunda dirigida a la emoción, que incluye reducir la respuesta emocional negativa ante una situación estresante, que puede ser percibida como amenaza o estancamiento, o bien como oportunidad y aprendizaje de cómo salir adelante16,17.
La falta de preparación a través de cursos de pregrado y postgrado respecto a las situaciones de alta emocionalidad, facilita que el profesional de salud quede muchas veces expuesto a actuar solo en función de su estado emocional, evidenciándose la falta de estabilidad frente a estas situaciones de duelo18.
Actualmente la mayoría de los establecimientos nacionales no cuentan con un protocolo de manejo de duelo dirigido hacia el personal de las unidades de maternidad y neonatología, solo existen documentos que abordan temas de índole administrativa orientados a los progenitores de neonatos y mortineonatos.
Por ello, este estudio realizado en el periodo 2016 a 2019, exploró las vivencias de matronas/matrones de un Servicio de Maternidad y UCIN expuestos al duelo perinatal, identificando sus emociones y las estrategias utilizadas por estos profesionales para afrontar dicho evento. Además, se determinaron elementos considerados como relevantes para fortalecer el acompañamiento del duelo perinatal de las usuarias y de los profesionales que las atienden.

Objetivos

Objetivo general

Explorar las experiencias de duelo perinatal de profesionales matrona/matrón que otorgan atención a la mujer y el recién nacido en situación crítica, en un Hospital de Alta Complejidad de Santiago de Chile, en el periodo 2016 a 2019.
Objetivos específicos

  • Conocer vivencias y emociones del profesional en la atención a usuarias y familias que cursan duelo perinatal.
  • Identificar instancias de adquisición de competencias para el manejo del duelo perinatal.
  • Explorar las estrategias de afrontamiento del profesional ante situaciones de duelo perinatal.
  • Identificar los requerimientos de los profesionales para realizar un manejo oportuno e integral del duelo perinatal.

Material y método

Diseño: investigación de carácter cualitativo, descriptivo, con enfoque fenomenológico, para comprender la complejidad y significado de la experiencia del duelo perinatal desde el punto de vista del profesional matrona/matrón que acompaña a la madre y familia doliente.
Muestra: el muestreo fue opinático, seleccionando a los participantes entre profesionales matrona/matrón de los Servicios de Maternidad y UCIN de un hospital de alta complejidad de la Región Metropolitana en Chile.
Criterios de inclusión: poseer título profesional de matrona o matrón; trabajar al momento de la entrevista en el hospital individualizado; tener al menos un año de experiencia laboral en la unidad en que se realiza el estudio.
Criterios de exclusión: profesionales que reciben tratamiento psiquiátrico o cursan un proceso de duelo de índole personal al momento del estudio.
El número final de la muestra se determinó por el principio de saturación teórica, correspondiente al momento en que no surgen nuevos datos o ideas que aportan a la pregunta de investigación planteada6, lo que se alcanzó con 10 entrevistas a profesionales de maternidad y siete de UCIN.
Metodología: se aplicó pauta de entrevista semiestructurada, como guía de entrevistas en profundidad. Las entrevistas fueron grabadas y transcritas de forma completa y detallada. Se aplicó análisis de contenido, centrándose en la interpretación de lo explícito en la narración. Los datos obtenidos fueron codificados y organizados construyendo categorías y subcategorías, destacando elementos y citas relevantes. La descripción de los resultados obtenidos busca responder los objetivos planteados19.
Para asegurar la calidad y rigor del estudio se realizó triangulación de datos y de investigadores. Participan en la recolección de datos cuatro investigadoras y en el procesamiento se incorpora una tutora y dos revisores externos.
Aspectos éticos: la investigación fue aprobada por el Comité Ético Científico del Servicio de Salud al que corresponde el hospital seleccionado. Resguardando el principio de autonomía se solicitó la participación voluntaria de aquellos profesionales que cumplieran con los criterios de inclusión. Se firmó un consentimiento informado, respetando el anonimato y confidencialidad de los datos.
Las investigadoras declaran no tener conflictos de interés en la realización de esta investigación.
En la Tabla 1 se presenta la identificación de los participantes en el estudio según edad en años; género: femenino (F); masculino (M), años de ejercicio profesional y unidades de desempeño.

Resultados

Vivencias y emociones ante el duelo perinatal

En las experiencias relatadas destacan las vivencias personales con las usuarias y con los demás profesionales. En cada una de ellas se identifican vivencias tanto positivas como negativas.
El quehacer profesional en la UCIN se reconoce como una experiencia positiva al ser gratificante y generadora de vínculos cercanos con los pacientes y su familia: “Es bonita la labor porque uno los ve crecer, se va generando una relación más cercana con los padres, con el paciente” [M12]. También se crean relaciones estrechas de apoyo y contención para sobrellevar las situaciones difíciles con el resto del equipo de salud: “Se da harto apoyo, se contiene, se calma, los más viejos dan su experiencia y tratan de calmar los ánimos” [M17].
Las experiencias negativas se relacionan a una exigente carga emocional en los profesionales dada la tensión y presión bajo las que se trabaja en estas unidades, con manifestaciones dentro y fuera del ambiente laboral, afectando así su vida personal y las relaciones interpersonales al interior del servicio: “Las relaciones son difíciles, porque se trabaja a full, con presión, mucho riesgo vital, con mucho ego de por medio, entonces las relaciones son de fricción y muchas veces pequeños detalles que no deberían gatillar fenómenos emocionales, lo hacen” [M14].
Un elemento que influye en la percepción positiva o negativa de la experiencia de los profesionales es lo esperado o inesperado de los sucesos. Plantean que si ya existe al ingreso de la usuaria un diagnóstico ominoso o de muerte fetal se facilitan las intervenciones profesionales, pues “la madre está más preparada”, apareciendo habitualmente en ellas una respuesta de tristeza que crea un ambiente emocional más tranquilo: “Si tú sabes que la persona tiene un diagnóstico de una enfermedad mortal y acompañas a tu familiar hasta el fallecimiento, eso te da tiempo para asimilar, hay tiempo de iniciar el duelo previo al fallecimiento” [M6]. Pero ante un evento inesperado, el profesional se ve involucrado en las reacciones inmediatas del duelo, experimentando generalmente shock y frustración, o indiferencia, enojo, impotencia, tristeza, hasta sufrimiento. Ante un deceso abrupto es difícil tomar decisiones, pues es una situación de mayor demanda emocional con la que es difícil lidiar: “Fue muy triste… te imaginas el dolor que siente la madre, me sentí súper triste, me tuve que ir a la residencia un ratito a llorar” [M1].
Entonces, el actuar ante el duelo perinatal dependerá principalmente del momento en que se cuente con el diagnóstico y de la valoración inicial que se haga del estado emocional de la usuaria. Se ofrece lo disponible en el servicio en cuanto a infraestructura y concesiones que provean un entorno alejado de otras madres con sus hijos. Además, se facilitan canales de información entre familia-usuaria y médico: “Acá se asigna a la paciente un box privado en que esté con su pareja o su acompañante significativo, para que hagan el duelo correspondiente” [M7].
Las experiencias negativas identificadas evidencian la presencia de elementos que facilitan la aparición del síndrome de burn out: “Pero uno se queda con la carga emocional […] en el ámbito interno solo queda sufrirlo” [M2]; “Estamos muy crónicos en cuanto al comportamiento. Se normaliza el estrés, andar cansado, apurado, que te enojes en lugar de llorar; cambian un montón de expresiones de la emoción” [M14].

Adquisición de competencias

Independiente de los años de egreso de la universidad, la formación recibida en pregrado es considerada insuficiente para el desarrollo de estrategias personales y adquisición de competencias para el manejo del duelo perinatal, lo que dificulta el desempeño clínico y el abordaje integral del problema.
Los participantes consideran necesario que en la formación se aborden temas como: trato humanizado, resolución de conflictos, contención emocional y la comunicación de malas noticias. Estas serían herramientas necesarias en el manejo integral de cualquier usuario que esté viviendo un proceso asistencial. Por la frecuencia e impacto de esta experiencia se espera que la universidad tome la responsabilidad de entregar una base teórico-práctica, exponiendo al estudiante a diversos contextos con situaciones estresantes para que adquiera experiencia de forma controlada y con acompañamiento, facilitando así el posterior manejo de estas situaciones clínicas: “Yo creo que el 80% es empírico sí o sí. Si bien actualmente en las mallas de nuestras escuelas hay un poco más de información sobre aspectos psicológicos, contención emocional, acompañamiento durante el proceso de duelo… tú no lo vas a desarrollar si no lo vives” [M6]. También se destaca que en postgrado no hay cursos, talleres o capacitaciones relacionadas con el tema.

Autopercepción de eficacia y rol profesional

La autopercepción de eficacia es menor en los primeros años de ejercicio profesional. Los sentimientos de incapacidad para atender a estas usuarias adecuadamente impulsan a buscar apoyo en los colegas y el equipo. Predominan emociones como la tristeza y la preocupación hacia la mujer gestante, pero prevalece la sensación de “no saber qué hacer”. Por esto, se destaca el rol de los colegas con más años de servicio, quienes demuestran mayor capacidad para lidiar con el conflicto ejecutando acciones concretas, a la vez que se encargan de la tutela, orientación y resguardo del novato. Finalmente, la formación es empírica y se adquiere por medio de relatos de experiencias y consejos de otros colegas, o siendo testigos del manejo utilizado por ellos. Muchos consideran que la experiencia laboral ya les ha entregado las destrezas necesarias para el manejo de la muerte perinatal: “Al principio tú no sabes qué hacer, en ese momento se mira para el lado para ver qué hacen los demás […] Quizás yo estoy aportando ahora nueva información a otros, a mis colegas nuevos” [M2].
En algunas ocasiones la muerte se ve como un evento que pudo evitarse con acciones que debió haber realizado el profesional o la usuaria. En estos casos, al terminar la atención aparecen sentimientos de ineficacia, insatisfacción, impotencia o culpa: “Es indignación, ineficacia, molestia, se pudo haber hecho algo antes, se pudo evitar” [M3]; “A veces quedo insatisfecha porque no hay palabra tuya que pueda calmar ese dolor, punto” [M2]; “Me afecta mucho, llego a las lágrimas” [M17].
Mientras que en las situaciones donde el profesional siente que realizó “todo lo que pudo hacer” y entregó una óptima atención surgen en unos sensaciones de satisfacción y tranquilidad, mientras que en otros hay neutralidad e indiferencia, planteando que realizan la labor que les corresponde, sin involucrarse, porque es parte de su trabajo: “Tú te quedas con el alma tranquila de que hiciste todo lo que podías y el resto ya no depende de ti" [M5]; “No me afecta la muerte de los pacientes” [M16].
Es deseable que el manejo sea multidisciplinario, ya que el abordaje psicológico/psiquiátrico no corresponde a sus competencias profesionales: “Nosotras captamos la necesidad, pero no estamos preparadas para darles una ayuda psicológica, se deben hacer interconsultas” [M9].
Como habilidades sociales útiles en el manejo del duelo se identifican: empatía, buen trato, escucha activa, comunicación efectiva. Suelen apoyarse en los familiares para facilitar la comunicación y entregar información: “Usar comunicación no verbal, la empatía al mirarla a los ojos, posiciones que adoptas, o decirle: sabes que te entiendo, entiendo tu dolor” [M1].
Se considera incorrecto que el profesional se involucre íntimamente con el dolor o los sentimientos de la usuaria, al punto de afectar su estado emocional. Se evalúan como “poco profesionales” reaccionar con llanto, tristeza o culpa: “Yo sí las he visto más afectadas (matronas jóvenes), incluso lloran, pero tú como matrona no puedes tener esa actitud, aunque te afecte mucho, aunque te duela el alma, tú no puedes ponerte a llorar delante de la paciente, porque se espera que tú la contengas” [M7]; “Uno tiene que aprender a separar las cosas, porque no puedes llevarte esa carga a la casa, ni traer los problemas de la casa para acá. Hay que tener esa madurez, eso se adquiere con la experiencia” [M10].

Estrategias de afrontamiento

En matronas/matrones entrevistados se identifican estrategias de afrontamiento orientadas al autocuidado, donde se utiliza la abstracción de la situación y el compartir el relato de esta vivencia con su círculo cercano.
Abstraerse del evento también se utiliza como estrategia de evasión, sumando la autolimitación de los vínculos con los pacientes y su familia. Algunos ejecutan la evitación a través de conductas como dejar a la usuaria sola o en compañía del familiar, abocándose solo a la labor clínica y administrativa: “Al ver que necesita más intimidad, uno las va dejando, para no influir en su círculo más cercano. Le digo: cualquier cosa me avisa” [M4].
Otras son las estrategias de resolución o cierre, donde aparecen ritos como realizar una última atención o el asistir a funerales y ceremonias del recién nacido fallecido.
Se observa que las estrategias evolucionan a través de los años de servicio. Al inicio destacan la labilidad emocional y mayor conexión sentimental con los pacientes y su familia, lo que es asociado a mayor ansiedad y angustia al enfrentarse a un duelo. Los profesionales con más años de servicio refieren que con el tiempo adquieren tranquilidad y una cierta desvinculación emocional del suceso, lo que es interpretado por algunos como una despersonalización y por otros como madurez: “Con el pasar de los años no siento casi nada, más que la sensación de que ojalá que no me pase” [M8]; “Yo siento que los colegas jóvenes son más sensibles y toman muy a pecho la pena de la familia, se sienten muy involucrados, mientras que quienes llevan más años en esto se ve que son más tranquilos” [M15].

Requerimientos institucionales

Se considera necesario realizar una valoración integral de las necesidades de la usuaria, diferenciándolas en inmediatas y a largo plazo. Lo inmediato durante la hospitalización es el acompañamiento de una persona significativa, permitir el duelo respetando su espacio de intimidad sin una connotación negativa, dejando a la usuaria vivir su proceso a solas o en compañía. Todos los entrevistados reconocieron que la paciente en duelo es una persona muy vulnerable, con necesidad de apoyo emocional y de un manejo cuidadoso que incluya: entrega de información, resolución dudas, contención emocional y orientación en los trámites posteriores a la muerte de su hijo/hija. Destacan que satisfacer sus necesidades básicas, especialmente el manejo del dolor, ayuda a tranquilizar y disminuir el estrés de la usuaria: “Necesitan siempre que sus familiares estén cerca. Es una visita por paciente, pero a veces piden que entren las personas significativas y uno hace la concesión” [M10].
A largo plazo se plantea que debería existir un seguimiento de estas usuarias por un profesional capacitado que otorgue apoyo psicológico y facilite la coordinación con otros servicios en el ámbito de salud primario y secundario, para pesquisar y referir oportunamente los casos especiales. También sugieren implementar intervenciones tales como talleres o grupos de ayuda, que permita a las mujeres conversar sobre sus experiencias y así evitar el abandono del duelo en la pérdida perinatal.
Identifican que el manejo de la experiencia afecta la percepción de la usuaria sobre la calidad de atención recibida, influyendo incluso en las expectativas reproductivas de la mujer al momento de cursar una nueva gestación, por activación del miedo de repetir la experiencia. Lo que más condiciona el recuerdo posterior es el trato recibido. Un trato humanizado impacta positivamente en la usuaria, mientras el mal trato exacerba lo negativo de la vivencia: “Es angustiante, el hecho de revivir los recuerdos, es como repasar el duelo; entonces va a ser un duelo además por el maltrato. Hasta la más mínima cara influye” [M1].
Se evidenció una sensación de abandono institucional sobre los requerimientos emocionales de usuarias y prestadores, lo que facilitaría el desgaste personal. Además, se planteó que la ausencia de un profesional de salud mental (SM) dentro de los servicios dificulta la posibilidad de enfrentar estos procesos de modo que satisfaga las necesidades de usuarios y prestadores.

Discusión

Los resultados obtenidos en este estudio acerca del manejo del duelo perinatal muestran que las competencias profesionales de los matrones recién egresados son escasas o nulas y que la experiencia es fundamental para su adquisición, aunque actualmente suelen ser más bien medidas de autocuidado que habilidades para el abordaje de la usuaria en duelo. Este profesional suele crear un mecanismo de defensa orientado a evitar situaciones ante las cuales siente inseguridad en su actuar por la falta de herramientas. No saber manejar sus propias emociones y el temor a ser juzgado por sus colegas contribuye a la sensación de ineficacia. Esto concuerda con otro estudio en el que se evidencia la necesidad de ofrecer una formación especializada al personal, que le permita adquirir confianza en su capacidad para proporcionar una atención adecuada6.
Hubo variaciones en la experiencia según género y años de ejercicio laboral. En las mujeres es mayor la tendencia a la aparición de emociones negativas como angustia, ansiedad e irritabilidad, pero con un mayor grado de empatía y asertividad, relacionada con la capacidad de ayudar a los demás, lo que coincide con la evidencia disponible20. Se observa también que algunos de los participantes con más años de servicio aprenden a convivir con este evento regulando o controlando sus emociones, alcanzando la estabilidad minimizando el compromiso emocional ante el conflicto, a través de distintos mecanismos que dependen de los recursos personales y del entorno laboral.
Diversos estudios señalan que un afrontamiento poco efectivo genera la aparición de síntomas característicos del síndrome de burnout, los que fueron encontrados en la mayoría de los sujetos de esta investigación. La evasión como estrategia, tal como señala Maslach y Jackson (1981), les permite alejarse de una serie de emociones negativas, generándose el fenómeno de fatiga por compasión que finalmente los lleva a conductas tales como una actitud fría y despersonalizada en la relación con los pacientes y sus familias21.
Esta situación hace que el profesional se centre en los cuidados físicos y actividades clínicas, evadiendo el ambiente de labilidad emocional y evidenciando conductas de evitación en un intento por disminuir su angustia y mantener el “status profesional” frente a los pacientes y demás colegas17,21,22. Independientemente de los años de experiencia, la evitación como mecanismo de defensa es avalado por los participantes. Se considera deseable que la matrona/matrón separe sus emociones de las de los dolientes para poder ayudarles en el proceso.
Esto genera consecuencias negativas en el ámbito psicológico y laboral, dificulta la atención integral y personalizada de la usuaria y afecta negativamente la evolución del duelo. Esto coincide con la literatura consultada23,24.
Sobre las emociones relacionadas a la pérdida, el resultado concuerda con otras investigaciones, donde se expresa que el profesional también vive un proceso de duelo, en el que debe aceptar que algunas experiencias profesionales provocan reacciones que forman parte de un proceso psicológico normal. También se afirma que estas vivencias ayudarán al profesional a identificar sus debilidades y fortalezas en este contexto, pudiendo ocuparse de corregirlas y potenciarlas respectivamente25. Las estrategias de afrontamiento del profesional se encontrarán íntimamente relacionadas con las percepciones, experiencias previas y recursos psíquicos que posea, es decir, los sentimientos o reacciones que se generen son absolutamente personales23,26,27.
Una conducta habitualmente descrita es el buscar apoyo en el familiar, otorgándole la total responsabilidad de cuidar las necesidades emocionales de la paciente, sin verlo como un afectado que también está en duelo28. Por esta razón, si el profesional no lo considera “útil” para satisfacer los requerimientos de acompañamiento se le margina del proceso al verlo como un obstáculo con el que además tendría que lidiar. Diversos estudios establecen que una intervención inadecuada genera consecuencias indeseables y lamentables para el afectado26,29, influyendo directamente en las primeras etapas de elaboración del duelo, incluyendo el desarrollo de un duelo patológico que no afectaría solo a la mujer, sino también a su entorno social, coartando su proyecto de vida, sus expectativas sexuales y reproductivas4.
Entre las estrategias de afrontamiento encontradas es importante la práctica de ritos y participación en ceremonias, que como describe Allué29 (1998) sirven como una forma de apaciguar la angustia producida en el prestador al momento de enfrentar un duelo o muerte, representando generalmente formas de despedida y cierre de un proceso doloroso.
Una escasa valoración social de la emocionalidad se expresa también en la incapacidad de los prestadores para acompañar desde esta dimensión a los usuarios, así como la escasa valoración que reciben las emociones de los prestadores. Andre y Dahlø30 (2016) señalan que esta invisibilización de las emociones de los profesionales frente al duelo, genera en ellos un desgaste tanto de la salud física como emocional y hace que la atención a las familias se vea mermada.
La importancia del acompañamiento a los profesionales permite que estos puedan relacionarse con madres y padres de manera más cercana en un momento tan doloroso, implicando más que conocimientos técnicos, ya que contribuye a mejorar sentimientos de autoconfianza, autocompetencia y seguridad ligados directamente con el bienestar emocional del prestador31.
En esta investigación, los profesionales demandan espacios de formación y guías que les entreguen una base para brindar una atención integral, mejorar la calidad de los cuidados y facilitar la evolución de un duelo normal. Esto coincide con estudios realizados en Brasil y España que plantean la necesidad de establecer lineamientos para el manejo del duelo perinatal, que cuenten con orientaciones para la resolución médica de estos casos, abordaje de aspectos emocionales y establezcan un proceso de seguimiento especializado23,24. Los participantes consideran útil o necesaria la presencia de un profesional de Salud Mental que dé atención personalizada y continua a los afectados por un duelo, facilitando herramientas para enfrentarlo y superarlo. Esta visión deja de lado el trabajo personal de identificación de recursos internos, autoconocimiento y autocuidado que en el estudio de Alghamdi y Jarrett32 (2016) se considera fundamental para el mantenimiento de la salud física y emocional, además del desarrollo de estrategias de soporte, apoyo y contención entre compañeros.
Actualmente en Chile no hay estudios sobre los múltiples factores involucrados en el duelo perinatal, siendo habitualmente abordado solo desde un punto de vista biomédico, a pesar de que las “Orientaciones técnicas para la atención integral de mujeres que presentan un aborto y otras pérdidas reproductivas” (MINSAL 2011)30 se mencionan dimensiones emocionales que afectan a las madres, pero no se incorporan las familias, ni los prestadores.
Considerar las experiencias de familias afectadas y también las vivencias desde la perspectiva de los profesionales, permitiría sustentar protocolos, guías clínicas y políticas públicas basadas en conocimiento empírico6.

Conclusiones

El actual contexto de atención con un predominante enfoque biomédico, facilita que la pérdida reproductiva no sea validada como una muerte ligada a un proceso de duelo, la que afecta a las usuarias, sus familias y a los prestadores. El duelo es menos visible especialmente en aquellas pérdidas reproductivas de menor edad gestacional.
Es necesaria la formación específica en el acompañamiento del duelo perinatal, como un recurso en que el profesional debe sentirse competente y más seguro previamente a la exposición al evento estresante.
Sería útil implementar protocolos de Acompañamiento del Duelo que consideren las necesidades de todos los implicados, releve el autocuidado, la contención y el apoyo psicológico a todos los involucrados.
Es deseable la presencia de un profesional de SM al interior de los servicios de maternidad y neonatología, que a través de actividades propias de la psicología clínica y organizacional, apoye el primer abordaje de una muerte perinatal, ayude a establecer espacios saludables y de recreación que contribuyan a reducir el estrés al interior del lugar de trabajo y promueva relaciones interpersonales positivas entre los distintos miembros del equipo de trabajo. Además, es necesario incorporar seguimiento a procesos de duelo de los profesionales involucrados en una muerte perinatal.
Estos elementos pueden impactar positivamente en la vida personal del profesional, reduciendo la aparición del síndrome de burnout y además mejorar la calidad de atención y satisfacción de las y los usuarios.

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