Introducción

Históricamente las mujeres, incluso en el embarazo, salvo las de las clases pudientes relevadas de todo trabajo, desarrollaban una actividad física intensa realizando todas las labores del hogar sin la ayuda de los avances y electrodomésticos actuales que facilitan el trabajo doméstico, ni siquiera era infrecuente doblar actividad manteniendo economías mixtas (agricultura/ganadería) o mujeres integradas en la producción industrial. Con el avance social, las tareas domésticas fatigosas han rebajado su nivel de penosidad y la mujer se ha visto abocada a un mayor sedentarismo. Además, la gran generalización de la incorporación de la mujer al mercado laboral conlleva una mayor falta de tiempo libre por la doble jornada laboral, lo cual muchas veces propicia el abandono del ejercicio físico. Esas circunstancias, favorecedoras del trabajo doméstico que rebajan la actividad física y favorecen el descanso corporal, repercuten en la condición física actual de la mujer, menos tonificada y resistente. 

Si bien durante años no se ha considerado el desempeño de las tareas domésticas como un ejercicio físico, salvo musculoesquelético, un estudio reciente ha demostrado que algunas de las actividades domésticas en la vida cotidiana podrían aportar beneficios similares a los que se podrían obtener yendo al gimnasio o haciendo ejercicio físico, aunque la intensidad (de manera enérgica) y la duración (durante un tiempo significativo) de estas actividades desempeñan un papel crucial en los beneficios para la salud [1]. En este contexto, es imprescindible que las mujeres asuman la necesidad de hacer ejercicio físico con regularidad en todas las etapas, incluida la del embarazo.

Antes de avanzar en el tema es imprescindible distinguir entre actividad física, que es todo aquel movimiento corporal producido por el sistema muscular que resulte en un gasto de energía mayor que el de reposo, sin intención específica; y ejercicio físico, tipo de actividad física planificada, estructurada, repetitiva con el objetivo de recuperar, mejorar y/o mantener la forma física, que afecta a la bonhomía de todos los sistemas corporales y cuya eficacia depende de la dosis y la regularidad del mismo. 

Aunque desde la antigüedad se supo de los beneficios del ejercicio, la conciencia sobre la importancia de la actividad física para la salud ha evolucionado a lo largo de la historia, con un enfoque más sistemático y estructurado a partir de la revolución industrial y el desarrollo de la medicina moderna.

Así, tradicional e históricamente, el ejercicio en el embarazo estaba relacionado con aspectos culturales y sociales. No existía evidencia científica, con lo que era muy limitado o inexistente obtener información óptima del ejercicio que pueden realizar las mujeres embarazadas [2]. 

Históricamente las mujeres han recibido distinta información sobre consejos y recomendaciones sobre el ejercicio físico durante la gestación, una de las recomendaciones era reposo durante esta etapa. En los últimos 40 años se han realizado más investigaciones en relación con este tema, obteniendo resultados positivos relacionados con el deporte y el embarazo, con buenos resultados tanto para la mujer embarazada como para el feto [3, 4]. La propia Cochrane, desde 2006, viene recopilando información hasta la última revisión sistemática producida en 2017, sobre este tema [5].

El embarazo es una etapa emocionante y transformadora en la vida de una mujer, pero también puede acompañarse de desafíos físicos y emocionales. Una de las mejores formas de afrontar estos cambios es a través del ejercicio regular, porque está relacionado con la salud materna y el desarrollo del feto, por lo que se recomienda seguir una dieta saludable durante el embarazo, que aporte todos los nutrientes necesarios durante este, así como tener guías prácticas para que los sanitarios obtengan estrategias efectivas para que las mujeres gestantes hagan ejercicio basado en datos sólidos, es decir, que tenga evidencia científica [6]. 

Beneficios para el binomio materno-fetal
Durante el embarazo la realización de ejercicio físico de forma regular aporta beneficios para la mujer gestante y para el feto. Para la mujer embarazada el deporte puede disminuir el riesgo de padecer hipertensión, diabetes gestacional, trombosis venosa, episodios de lumbalgia, alivia el estreñimiento, reduce de los niveles de disnea, promueve un aumento de peso saludable, mejora su estado físico fortaleciendo el corazón y los vasos sanguíneos, mejora el estado de ánimo, disminuye el riesgo de aparición de depresión posparto y ayuda a controlar el peso durante la gestación y a la pronta recuperación después del nacimiento. Además, el ejercicio fortalece la musculatura y mejora la resistencia, lo que puede facilitar el trabajo de parto y la recuperación posparto.

El embarazo puede ser un periodo de altibajos emocionales. El ejercicio libera endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad, que pueden ayudar a combatir la ansiedad y la depresión. Además, la actividad física puede mejorar la autoestima y la imagen corporal, lo que es especialmente importante durante una etapa de tantos cambios físicos [7, 8].

Varios estudios han demostrado que los bebés de mujeres que han realizado ejercicio durante la gestación son más saludables. El ejercicio regular conlleva un aumento del desarrollo cognitivo, mejora en la memoria y el aprendizaje de hábitos [9, 10], disminuye el riesgo de macrosomía, beneficia al corazón fetal, mejorando también la respuesta cardiaca del feto [11]. La información obtenida hasta ahora es que la actividad física está asociada a reducir el riesgo de padecer complicaciones durante el embarazo. Además, los bebés de madres activas suelen tener un mejor peso al nacer y un menor riesgo de problemas de salud en el futuro [12].

El embarazo, buen momento para iniciar el ejercicio físico
Hay mujeres que realizan poco ejercicio o nada durante el embarazo a pesar de los beneficios del mismo, aunque la mujer no hiciera ejercicio físico con anterioridad, la gestación es un magnífico momento para comenzar a practicarlo y adquirir este hábito tan saludable para la vida de manera progresiva. Las guías de atención al embarazo recomiendan que mientras no existan contraindicaciones médicas u obstétricas, se realice deporte con el objetivo de aumentar los beneficios tanto maternos como fetales y reducir las complicaciones durante el embarazo [13].
Durante el embarazo, las mujeres gestantes tienen más contacto con profesionales sanitarios, fundamentalmente matronas y obstetras y es un buen momento para realizar una educación sanitaria y de prevención para gozar de buenos hábitos saludables como es el ejercicio físico [14]. Siempre es necesario el ejercicio físico, pero adecuado a cada etapa de la vida y circunstancias personales, como en el periodo de embarazo.

Recomendaciones básicas sobre la práctica de ejercicio en el embarazo
Aceptado que la actividad física regular en todas las etapas de la vida, incluido el embarazo, promueve beneficios para la salud, y la gestación es un momento perfecto para mantener o adoptar un estilo de vida saludable, hay una serie de recomendaciones básicas para tener en cuenta antes del inicio (Cuadro 1).

A estas recomendaciones españolas, la guía canadiense del 2019 [15], sobre la realización de actividad física durante el embarazo, añadía otra, aunque fue una recomendación débil y con evidencia de baja calidad:

• El entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico (p. ej.: ejercicios de Kegel) se puede realizar a diario para reducir las probabilidades de incontinencia urinaria. Se recomienda recibir instrucción sobre la técnica adecuada para obtener los beneficios óptimos.

Por su parte, en 2020 el Colegio de Ginecólogos y Obstetras Americanos (ACOG) [16] hizo una serie de recomendaciones sobre la realización de ejercicio en el embarazo, aunque no consignó la graduación de la recomendación ni la calidad de la evidencia:

• Se debe realizar una evaluación clínica completa antes de recomendar un programa de ejercicio para asegurarse de que la mujer embarazada no tenga una razón médica para evitar el ejercicio.
• Se alentará a las mujeres con embarazos sin complicaciones a que realicen ejercicios aeróbicos y de acondicionamiento de fuerza antes, durante y después del embarazo.
• Los obstetras-ginecólogos y otros proveedores de atención obstétrica deben evaluar cuidadosamente a las mujeres con complicaciones médicas u obstétricas antes de hacer recomendaciones sobre la participación en la actividad física durante el embarazo. La restricción de la actividad no debe prescribirse de forma rutinaria como tratamiento para reducir el parto prematuro.

Actividades físicas recomendadas y no recomendadas en el embarazo
Actividades físicas recomendadas para practicar durante el embarazo seguras para iniciar o continuar: caminar, nadar, bicicleta estática, ejercicios aeróbicos de bajo impacto, yoga modificado, Pilates modificado, correr o trotar, deportes de raqueta, entrenamiento de fuerza [17].
Actividades físicas no recomendadas para practicar durante el embarazo: deportes de contacto, hockey sobre hielo, boxeo, fútbol, baloncesto, actividades con alto riesgo de caídas (p. ej.: nieve descendente esquí acuático, surf, ciclismo fuera de carretera y montar a caballo), submarinismo, buceo, yoga caliente o Pilates caliente [17].

Entrenamiento en el agua: el medio ideal para realizar ejercicio
Un recurso que aporta beneficios al entrenamiento físico para mujeres embarazadas es realizarlo en el agua. En España, la práctica de ejercicio físico en el agua se viene fomentando desde hace más de 50 años, precisamente por una matrona que, conociendo los beneficios de este medio y superando las dificultades de encontrar una piscina disponible, se convirtió, ayudada de un graduado de la actividad física y el deporte, en una pionera en esta forma de entrenamiento en sus clases de preparación a la maternidad dentro del Sistema Nacional de Salud (SNS) [18]. 

En las últimas dos décadas aproximadamente, este entrenamiento se ha ampliado y difundido bajo la denominación de matronatación, gracias a la mayor disponibilidad de piscinas públicas y privadas; si bien es una oferta adecuada para el cuidado de salud de la mujer embarazada, se ha convertido, en la mayoría de los casos, en un negocio que genera beneficios para quienes desarrollan los programas de forma privada, no siempre matronas en estos casos [19]. 

En esta línea, en España, se ha extendido desde 2012 el método AIPAP creado por Félix Jiménez Jaén, enfermero especialista en Obstetricia y ginecología (Matrón), también diplomado en Educación Física y monitor de natación. El método AIPAP, método de acondicionamiento general y pélvico en el agua, es un programa de ejercicios acuáticos que trabaja todos los músculos, ligamentos y tendones que intervienen en los movimientos y las posturas que facilitan el parto. Este método está dividido en 10 sesiones de 50 minutos de duración. En estas sesiones se trabaja la capacidad aeróbica, mejora de la fuerza, la elasticidad, la coordinación respiratoria y repaso. 

Para mujeres que no se sienten cómodas en el medio acuático, en el año 2015 se creó una adaptación del método, AIPAP-terra®, para su aplicación fuera del agua. Aunque con limitaciones para conseguir el máximo rendimiento pélvico de la mujer embarazada, ya que algunos movimientos de máxima exigencia ligamentosa fuera del agua pueden ser muy agresivos, el método facilita la realización del 90% de los ejercicios del AIPAP ante la reticencia de algunas mujeres al medio acuático, dificultad de encontrar instalaciones. Este método permite a la matrona realizar fácilmente una preparación física idónea para un mejor parto, reducir las enfermedades relacionadas con el embarazo y favorecer el desarrollo fetal [20].

Los beneficios que tiene para la mujer en el medio acuático devienen de la contraposición de la fuerza de la gravedad y el empuje o la flotación que favorece la disminución del peso corporal, facilita el movimiento y disminuye el impacto en las articulaciones [21], previenen lesiones causadas por caídas y pueden ayudar a la circulación sanguínea. 

La persona idónea para impartir este tipo de entrenamiento como parte de la preparación a la maternidad son las enfermeras especialistas Obstétrico-ginecológica (Matronas), ya que son los profesionales que conocen el funcionamiento de la pelvis, los músculos y ligamentos de esta y su importancia en el embarazo, parto y posparto, además de que, como especialistas en atención al embarazo y parto, tienen un conocimiento profundo de las etapas desde la gestación al puerperio con todos los condicionantes de salud y emocionales que en ellos se concentran.

Duración, intensidad, frecuencia y consideraciones de la actividad física

• Se recomienda que se realice ejercicio al menos 150 minutos semanales de un ejercicio aeróbico (aquel que activa los músculos grandes del cuerpo -MMSS y MMII- de una manera rítmica -con intensidad moderada-, en la que el movimiento aumenta la frecuencia cardiaca e inicia la sudoración corporal). De hecho, aunque se puede hablar de normal, no permite cantar.
• La frecuencia al menos tres días a la semana, en sesiones de 30 a 60 min [6].

Factores que deben tener en cuenta a la hora del entrenamiento físico en la mujer embarazada:

• Realizar ejercicio regular y no ocasional.
• Evitar ejercicios hipopresivos.
• No practicar deporte con temperaturas extremas o ambientes muy húmedos para impedir hipertermia (temperatura mayor de 38 ºC).
• Mantener una buena ingesta de líquidos antes y después del deporte [15].

Diseño de un programa de entrenamiento
Para realizar un plan de entrenamiento para mujeres embarazadas se debe tener en cuenta los cambios morfofuncionales de la gestación y ser conscientes de cómo van a ser las respuestas típicas al entrenamiento [3] (Cuadro 2):

• Que no exista contraindicación médica para la realización de ejercicio físico. 
• Efectuar una evaluación inicial valorando semanas de gestación en las que se encuentra. 
• Tener presente la tipología de mujer embarazada: mujer sedentaria o activa, atlética/élite o patológica. 
• En función de lo anterior se diseña el ejercicio con seguridad y sentido común, teniendo muy en cuenta el suelo pélvico, zona lumbar, cifosis dorsal, cintura pélvica y escapular, correcta higiene postural, equilibrio y coordinación.
• Es importante prestar atención a las señales de alarma para detener el ejercicio físico [3].

Contraindicación de deporte en el embarazo 
Antes de realizar ejercicio, las mujeres gestantes deben consultar con el ginecólogo o con la matrona. Este apartado se debe individualizar, teniendo en cuenta si la mujer ya era deportista o no, las recomendaciones a seguir y explicar a las mujeres sobre cuáles pueden ser contraindicaciones de la práctica de ejercicio físico [23].

Se recomienda evitar ejercicios de contacto que puedan llevar a caídas (esquí, surf, patinar…) o deportes con pelotas, ya que son ejercicios que predisponen a que la mujer gestante pueda sufrir una lesión y repercutir al feto [12].

Contraindicaciones relativas: enfermedad cardiaca vascular, bronquitis crónica, anemia, diabetes tipo 1 mal controlada, obesidad mórbida extrema (IMC > 45), bajo peso extremo (IMC< 12), tabaquismo, sedentarismo extremo, hipertiroidismo mal controlado, hipertensión crónica mal controlada, limitaciones ortopédicas, anemia grave, retraso de crecimiento uterino [24, 25].
Contraindicaciones absolutas: cérvix incompetente/cerclaje, parto prematuro, rotura prematura de membranas, placenta previa tras 26 semanas de gestación, anemia severa, gestación múltiple con riesgo de parto prematuro, preeclampsia, hipertensión inducida por el embarazo,
 sangrado persistente, infección aguda, enfermedad pulmonar restrictiva, enfermedad hemodinámicamente significativa y partos prematuros en anteriores embarazos [24, 25].

Objetivos

Objetivo general 
Promover la salud y el bienestar de las mujeres embarazadas a través de la práctica regular de ejercicio físico, bajo la supervisión y orientación de una matrona.

Objetivos específicos

• Proveer a las matronas, de una actualización sobre las características de los programas de entrenamiento en el embarazo.
• Fomentar el desarrollo de programas de ejercicios adaptados a las necesidades individuales de cada mujer embarazada, con actividades seguras y efectivas para mejorar la fuerza, la flexibilidad y la resistencia, contribuyendo así a un embarazo saludable y a una mejor preparación para el parto.

Metodología

Para la realización de este trabajo se ha llevado a cabo una revisión sistemática de divulgación científica de artículos relacionados con la actividad física durante el embarazo, los beneficios para la mujer embarazada y para el feto de esta, y sus contraindicaciones.

Este estudio ha sido realizado con una meticulosa recopilación de los artículos más recientes (desde 2014) y con mayor impacto sobre ejercicio físico y embarazo. Se efectuó la búsqueda a través del metabuscador Gerión de la Biblioteca Virtual del SSPA, en las bases de datos PubMed, Cochrane, Library Plus y EMBASE. Las palabras clave fueron actividad física, embarazo, gestante y matrona. Se han leído un total de 37 artículos de los cuales se han usado 22 para este trabajo.

Resultados

Los resultados obtenidos tras una lectura profunda, análisis e interpretación de estos estudios son (Figura 1):

• Todos los artículos evidencian que el ejercicio físico beneficia a la mujer gestante y el feto. 
• El ejercicio en gestación disminuye el riesgo de padecer enfermedades como son la diabetes o los estados hipertensivos del embarazo, problemas cardiovasculares y una reducción de complicaciones en el parto.
• Los ejercicios más beneficiosos para la mujer, en la mayoría de los artículos consultados concluyen que son los acuáticos por el efecto del empuje o flotación y disminución del impacto articular y ligamentoso.
• Todos los artículos contraindican ejercicios que puedan poner en peligro a la madre, por riesgo de caídas, impacto, golpes, etc. 
• Todos los artículos coinciden en que en caso de que se produzca alguna contraindicación para no realizar ejercicio se debe dejar de practicarlo. Así como disminuir el tiempo y las sesiones en caso de contraindicación relativa. 
• Cuando el deporte pueda poner en riesgo a la madre y al feto se deben seguir las indicaciones del médico y de la matrona.

Discusión

• Los beneficios del deporte en el embarazo, tanto para la madre como para el feto, han sido científicamente demostrados: en la mujer gestante mejora la salud física, mental y facilita el parto; a nivel fetal mejora el desarrollo del feto y puede reducir el riesgo de padecer complicaciones durante el embarazo.
• La matrona es el profesional sanitario idóneo para el control, la educación y el asesoramiento en el embarazo, ya que es el profesional sanitario especialista en el seguimiento del embarazo normal que además tiene más contacto con la mujer durante esta etapa, lo que le permite generar un vínculo de confianza entre ambas.
• Las matronas ejercen un rol decisivo en la promoción del ejercicio físico durante el embarazo, instruyendo a las mujeres desde el inicio del embarazo sobre ejercicio seguro y apropiado, y la importancia de mantenerse activas.
• Las matronas deben evaluar las condiciones individuales de cada mujer, como su nivel de actividad previo, cualquier complicación médica y sus preferencias personales, para que puedan realizar ejercicio físico adaptado.
• Las matronas pueden ofrecer apoyo continuo y supervisión durante el embarazo, lo que puede aumentar la adherencia al ejercicio y ayuda a las mujeres a superar cualquier barrera que puedan enfrentar.
• Las matronas pueden ayudar a desmitificar creencias erróneas del ejercicio sobre el embarazo, proporcionando información basada en evidencia sobre los beneficios y los riesgos asociados.
  Fomentar el ejercicio no solo beneficia a la madre durante el embarazo, sino que también establece un precedente para un estilo de vida saludable que puede continuar después del parto, beneficiando tanto a la madre como al bebé.

Conclusiones

• La actividad física durante el embarazo no es solo segura, sino que también ofrece una amplia gama de beneficios tanto para la madre como para el bebé. 
• La evidencia científica respalda la idea de que las mujeres que se mantienen activas durante esta etapa experimentan mejoras en su bienestar físico y emocional, lo que puede contribuir a un embarazo más saludable y a un parto más fácil. 
• Es fundamental que las mujeres gestantes sigan las pautas establecidas por sus profesionales de salud, como matronas y obstetras, quienes pueden proporcionar orientación personalizada basada en las necesidades individuales de cada mujer.
• Los ejercicios acuáticos, en particular, se han convertido en una opción popular debido a su bajo impacto y a la reducción del riesgo de lesiones, lo que permite a las mujeres disfrutar de una actividad física sin las molestias que a veces pueden surgir en otras modalidades. 
• Es crucial educar a las mujeres sobre la importancia de reconocer los signos de alarma durante la actividad física. La capacidad de identificar cuándo es necesario reducir la intensidad del ejercicio, o incluso detenerse, puede marcar una gran diferencia en la salud de la madre y el bebé. 
• Fomentar una comunicación abierta con los profesionales de la salud es esencial para garantizar que las mujeres gestantes se sientan seguras y apoyadas en su decisión de mantenerse activas.
  Aunque ya se han realizado avances significativos en la investigación sobre el ejercicio durante el embarazo, aún queda mucho por explorar, por eso es fundamental seguir investigando y compartiendo información basada en evidencia, a medida que más mujeres optan por cuidar su salud y bienestar durante esta etapa.
• La evidencia científica consistente en este tema no solo empoderará a las mujeres para que tomen decisiones informadas sobre su actividad física, sino que también contribuirá a un enfoque más holístico y seguro del ejercicio en el embarazo.

Conflicto de intereses

Ninguno.

Financiación

Ninguna.