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Metas de Enfermería

Metas de Enfermería

OCTUBRE 2016 N° 8 Volumen 19

Prescripción de cuidados: enseñanza de ejercicio físico

Sección: Editorial

Autores

Sergio Belmonte Sánchez

Enfermero comunitario. Centro de Salud de Entrevías. Dirección Asistencial Sureste. Servicio Madrileño de Salud.

Contacto:

Email: bermon_@hotmail.com

Titulo:

Prescripción de cuidados: enseñanza de ejercicio físico

La relevancia que los profesionales sanitarios damos al ejercicio físico a día de hoy es escasa, pero la realidad nos pide a gritos que la incorporemos como una herramienta imprescindible para mejorar nuestros cuidados. Los datos epidemiológicos son incuestionables. Según la OMS (1), la obesidad se considera el cuarto factor de riesgo en cuanto a la mortalidad mundial; en Europa el sedentarismo causa un millón de muertes al año, el 10% del total, y 8,3 millones de años de vida perdidos ajustados por discapacidad; en España el 13,4% de las muertes se evitaría cumpliendo las recomendaciones mundiales sobre el ejercicio físico. En lo que respecta a la inactividad física, su prevalencia en el ámbito europeo es del 44% en población adulta, elevándose al 54% si se refiere a quienes nunca han realizado actividad física vigorosa; estas dos prevalencias son aún más altas para la población española (57% y 67%, respectivamente) (2).

Podemos afirmar que nuestra sociedad es sedentaria y muchos de los ciudadanos son incapaces de satisfacer la demanda de cuidados relacionados con el ejercicio físico. Atendiendo a la Teoría del Autocuidado de Dorothea Orem, como enfermeras nos corresponde establecer qué requisitos son los demandados por la población, seleccionar las formas adecuadas de cubrirlos, determinar el curso apropiado de la acción, evaluar las habilidades y capacidades del usuario para cubrir sus requisitos, así como su potencial para desarrollar las habilidades requeridas para la acción.

La evidencia científica actual ha demostrado que la práctica de actividad física regular en adultos proporciona, independientemente de la pérdida o el control del peso, beneficios para la salud y reducción de la mortalidad.

Según la encuesta realiza por el grupo Europrev (3), el 78% profesionales carece de guía sobre prescripción de actividad física. Sin embargo, los profesionales sanitarios manejamos poco la prescripción de ejercicio físico, incluso cuando la mayoría de los estudios rigurosos de última década indican que la prescripción de la actividad física por parte del personal sanitario es efectiva para aumentar los niveles de la misma.

Si los datos epidemiológicos son claros y la evidencia científica disponible avala la intervención sanitaria sobre el sedentarismo, es extraño que nuestra práctica asistencial no dé respuesta a esta situación. A mí se me plantean algunas reflexiones al respecto: ¿es adecuada la formación que recibimos sobre dosificación de ejercicio físico?, ¿se considera el ejercicio un cuidado individualizado o simplemente como una recomendación saludable generalizable a toda la población?; es decir, ¿nos quedamos en el manido consejo “haga natación” o “salga a caminar todos los días”?

Parece claro que para abordar el ejercicio y su prescripción de forma individualizada precisa de formación. La evidencia disponible encuadra la prescripción dentro de una intervención basada en el modelo transteórico del cambio (Prochaska y DiClemente), unida al marco de intervención de las 5 Aes, adaptado a la actividad física (4):

  • Averiguar: identificación y de medición rápida de las características y factores claves para individualizar los objetivos y métodos implicados en el cambio comportamental.
  • Aconsejar y Acordar: proporcionar un consejo claro, específico y personalizado.
  • Ayudar y Asegurar: ayudar al paciente a conseguir los objetivos y asegurar el seguimiento apoyando o ajustando el plan terapéutico, adquiriendo las habilidades y recursos que faciliten el cambio y aborden las barreras. Para esta fase es clave una prescripción eficaz (5): prescribir ejercicio en consulta programada detallando frecuencia, intensidad, tiempo y tipo de ejercicio; negociación de objetivos a corto y largo plazo; repetición y refuerzo; mensaje oral, escrito y recursos comunitarios.

Como reflexión final, nuestra profesión debe cambiar para adaptarse a la nueva realidad, y para ello es preciso afrontar y exigir cambios en la formación, tanto de pregrado como de postgrado, convertirnos en agentes del cambio e implicar a los agentes políticos y sociales en una apuesta clara por la promoción de la actividad física.

Bibliografía

  1. Organización Mundial de la Salud. Informe sobre la Salud del Mundo 2002. Ginebra: OMS; 2002.
  2. Encuesta Nacional de Salud. España 2011/12. Actividad física, descanso y ocio. Informes monográficos nº 4. Madrid: Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad; 2014.
  3. Brotons C, Björkelund C, Bulc M, Ciurana R, Godycki-Cwirko M, Jurgova E, et al. Prevention and health promotion in clinical practice: The views of general practitioners in Europe. Prev. Med. 2005; 40(5):595-601.
  4. Departamento de Sanidad y Consumo. Viceconsejería de Sanidad. Gobierno Vasco. Consejo de Actividad Física desde Atención Primaria. Vitoria-Gasteiz (Alava): Gobierno Vasco; 2008.
  5. Subirats E, Subirats G, Soteras I. Prescripción de ejercicio físico: indicaciones, posología y efectos adversos. Med Clin. 2012; 138(1):18-24.