La ética del cuidado como marco para la investigación

Sección: Editorial

Cómo citar este artículo

Col.Lectiu Minerva. La ética del cuidado como marco para la investigación. Metas Enferm feb 2024; 27(1):3-6. Doi: https://doi.org/10.35667/ MetasEnf.2024.27.1003082205

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Col∙lectiu Minerva

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La ética del cuidado como marco para la investigación

La reflexión alrededor del cuidado y la ética del cuidado ha sido el compromiso que ha motivado el Proyecto Ética y valores del cuidado (1). Es una iniciativa que surge del interés y la preocupación por el cuidado en el ejercicio profesional en el ámbito de la salud. El cuidado es consustancial a la vida y esencial en la construcción de sociedades más justas, de ahí la responsabilidad social de las enfermeras en orientar las prácticas en favor del “buen cuidado”, e identificar las de riesgo y mal cuidado. Por ello, en su sexta edición, el proyecto profundiza en la relación entre la ética del cuidado y la producción de conocimiento, fomentando la perspectiva deliberativa en la investigación (2).”

La ética del cuidado “implica una forma de ver el mundo y de situarse en él de forma interdependiente y solidaria; respetando la experiencia como fuente de conocimiento; buscando la empatía desde la consideración por las diversas formas de llevar a cabo la vida; tolerando la incertidumbre que surge al no tener respuestas de antemano; buscando el razonamiento negociado dando voz a aquellos que permanecen silenciados; propiciando posiciones de proximidad y dando valor a la cotidianidad; promoviendo la vinculación e interrelación” (1). Al aplicar estas ideas a la investigación se incrementa el valor ético de la profesión enfermera porque se investiga partiendo de las diversas formas de entender y llevar a cabo la vida, se incluye a todas las personas implicadas, se focaliza en el bienestar y la calidad de vida y se vitaliza la autonomía.

Respecto a sobre qué investigar y cómo hacerlo, cabe resaltar que el valor ético de la investigación enfermera es mostrar la impronta del cuidado en la salud de las personas, grupos y comunidades y promover cambios institucionales en favor de opciones humanistas. Dado que el enfoque tradicional de investigación en salud separa la racionalidad de la experiencia, busca interpretaciones sin contar con el estado subjetivo, los contextos concretos, ni las relaciones con las personas sujeto de estudio. Se pierde así un enorme caudal de conocimiento que podría formar parte decisiva de la solución del problema. La ética del cuidado ayuda a superar este enfoque ya que, aunque la investigación esté vinculada a problemas de salud, siempre se centra en la relación y gira alrededor de las personas, sus necesidades, preocupaciones, vivencias, percepciones e interpretaciones. Considera sus contextos de vida, profundiza en hábitos y costumbres y en la repercusión de la situación en la realidad concreta.

A su vez la ética del cuidado implica y obliga a replantear cómo investigamos considerando la práctica de la investigación de acuerdo con los valores éticos del cuidado (3) y reimaginando la investigación como una práctica de cuidado “no solo para cubrir las brechas cognitivas o intelectuales en el conocimiento o la comprensión, sino porque las cosas que investigamos nos importan, nos preocupamos por ellas” (4).

La mirada ética del cuidado, como marco teórico en la investigación, genera conocimiento de forma inclusiva, relacional y contextual, reformulando las prácticas del cuidado a partir de todos los participantes en la investigación.

Inclusiva, transparente y colaborativa, porque necesita de la participación proactiva y conjunta de todos los actores relacionados con el problema a investigar y con el proceso de investigación: ya desde los primeros pasos los sujetos de investigación cuentan. Es esencial lo que les sucede, importa, preocupa, lo que saben o precisan saber, lo que hacen, qué expectativas tienen, etc. El interés de la investigación también se define desde ellos, pudiendo incluso cambiar la pregunta y los objetivos de la misma.

Relacional porque importan las relaciones. La relación entre las personas con las que investigamos y las que pedimos su participación es clave para desarrollar una comprensión amplia del fenómeno que se estudia. En la relación es donde fluye el conocimiento. Por eso se analiza tanto lo que dicen los participantes, como la interpretación y las respuestas de los investigadores, teniendo en cuenta que ello también depende del propio relato. Centrar el interés en la relación promueve la preocupación por quienes forman parte ella. Barnes (3) insiste en ello, investigar con cuidado implica no solo preocuparse por el tema, sino también preocuparse por aquellos a quienes pedimos que se involucren.

Contextual porque se preocupa de las situaciones desde lo particular, creando contextos apropiados para acercarse al conocimiento de las personas sujetos de investigación. Y porque genera contextos de reciprocidad, situando a todos los involucrados en relaciones de igualdad, alejándose de la imparcialidad y la distancia características de la investigación científica.

De este modo puede tomarse en consideración el ingente conocimiento proveniente de la experiencia humana que aporta la investigación en cuidados, desde el marco de la ética del cuidado. La aproximación inclusiva, relacional y contextual permite que la propia investigación sea, a su vez, un proceso y contexto generador de cuidados y de compromiso, tratando de transformar realidades, acercando el conocimiento a las personas para que puedan utilizarlo, acompañándolas en la comprensión del mismo y coparticipando en la toma de decisiones.
A modo de conclusión, la ética del cuidado es un marco conceptual que ayuda a comprender las consecuencias que tiene no prestar atención cuidando a quien investigamos. Se fija en la forma en la que definimos los temas o preguntas y cómo contamos con las personas involucradas en el proceso de investigación. Aunque investigar con otros e investigar en cuidados no siempre quiere decir investigar con los valores de la ética del cuidado.

La ética del cuidado presta atención en la forma como se ha llevado a cabo el proyecto de investigación: las consecuencias de las relaciones establecidas con quienes hemos trabajado y nos hemos reunido; con el aprendizaje y desarrollo de competencias experimentados; con el reconocimiento y valoración de la contribución realizada. Nos impela a reflexionar sobre lo que nos preocupa, a preocuparnos por lo que preocupa a las personas, a compartir preocupaciones y a buscar respuesta de forma colaborativa, horizontalizando las relaciones entre las personas investigadoras y participantes: una mirada democratizadora que aporta conocimiento generando cuidado y solidaridad.

Bibliografía

  1. Colectivo Minerva. Nuestro punto de partida [sede web] [citado 7 ene 2024]. Disponible en: https://www.colectivominerva.cat/
  2. Domínguez-Alcón C, Busquets M, Cuxart N, Ramió A. Cuidado y ética del cuidado. Necesidades y evidencias para investigar y avanzar [internet]. Barcelona: Fundació Víctor Grífols i Lucas; 2023. [citado 7 ene 2024]. Disponible en: https://www.fundaciogrifols.org/es/collaborations
  3. Barnes M. Cuidar, saber y marcar la diferencia. En: Domínguez-Alcón C, Busquets M, Cuxart N, Ramió A (coords.). Cuidado y ética del cuidado. Necesidades y evidencias para investigar y avanzar [internet]. Barcelona: Fundació Víctor Grífols i Lucas; 2023. p. 58. [citado 7 ene 2023]. Disponible en: https://www.fundaciogrifols.org/es/collaborations
  4. Barnes M, Brannelly T. Researching with care: applying feminist care ethics to research practice. Bristol: Policy Press; 2022.