Volver al trabajo tras las vacaciones es difícil para casi todo el mundo. Aunque nos guste nuestro trabajo, solemos preferir la opción de descansar y tener tiempo libre. Sin embargo, la vuelta a la rutina se convierte en un proceso más difícil para unos que para otros.
Se estima que alrededor del 34 % de personas se sienten anímicamente alicaídas con la vuelta al trabajo, teniendo en cuenta que la duración de estos síntomas suele durar entre un día y una semana.
Según el psicólogo del Hospital Vithas Nuestra Señora de América, Pedro Adrados, “es habitual que sintamos cierto decaimiento cuando acaba el periodo vacacional, pero solo deberemos preocuparnos si los síntomas perduran en el tiempo o se agravan”.
Un decálogo contra el abatimiento
Si simplemente sentimos ese “bajón” puntual, el psicólogo aporta algunos consejos para ayudarnos a superar este proceso:
- El primer día es el más duro, y si lo afrontamos con calma, seguramente nuestro estado mejore a lo largo de la semana. Para ello es importante no intentar poner todo al día según lleguemos, sino ir poco a poco entrando en nuestras dinámicas de trabajo.
- Uno de los problemas de la vuelta a la rutina suele ser la falta de descanso. Cambiemos la perspectiva y aprovechemos la vuelta de las vacaciones para hacer más saludables nuestros hábitos, por ejemplo, mejorando la calidad de nuestras horas de sueño, desconectándonos una hora antes de las pantallas de nuestros dispositivos.
- La vuelta a la rutina también supone el reencuentro con nuestra vida social. Es un buen momento para cambiar de actitud con esas personas tóxicas que nos dificultan el día a día, pero también para disfrutar de los momentos con los buenos compañeros de trabajo, que puede que hayamos echado de menos.
- Disfruta de tus recuerdos, aprovecha estos días para preparar tu álbum de fotos y hacer de esa experiencia vivida algo más duradero.
- Si echamos de menos el lugar de nuestras vacaciones, pensemos que también podemos recrearlo en casa, por ejemplo, comiendo algunos de los platos locales.
- Antes de irnos de vacaciones, ese viaje era lo que nos daba motivación para afrontar algunos conflictos. De esta manera, es importante marcarse ilusiones, objetivos o “autoregalos” nuevos que nos ayuden a volver a estar motivados.
- Lo bueno de las vacaciones es que nos hemos tomado más tiempo para nosotros, pero volver al trabajo no quiere decir que sacrifiquemos esos pequeños espacios. Salir a correr, buscar un rato para leer o incluso volver andando a casa para despejarnos un poco, también puede ayudarnos más de lo que pensamos.
- Aunque empieces el día con más sueño no intentes solucionarlo a base de un exceso de cafeína. No olvides que el café, en exceso, también puede aumentar los síntomas del estrés.
- Prepara alguna escapada de fin de semana. Que se hayan acabado las vacaciones, no quiere decir que no podamos seguir descubriendo sitios nuevos de los que disfrutar, aunque estén cerca de casa.