Relato: Vivencia de un parto domiciliario

Miércoles, 5 de octubre de 2022

por diariodicen.es

Habían pasado solamente 15 minutos.

Cuando subí me encontré con mis tíos que acababan de llegar y se quedaban con los niños, pero cuando vi a Marta comprendí que el parto estaba más cerca de lo que yo me imaginé. Estaba de pie, apoyada sobre una silla, pálida y con mucho dolor; me miró y me dijo: “María, tengo ganas de empujar y no puedo aguantar más”.

Lo primero que se me ocurrió fue decirle que se tumbara en su cama y que la iba a explorar para ver cómo estaba de dilatada, solo tenía unos guantes estériles, no tenía nada más.

Al explorarla advertí que estaba con dilatación completa, la cabeza se encontraba en un II plano de Hodge y la posición de la misma era una occipito anterior izquierda. En ese momento fui consciente de que no había tiempo para desplazarnos a ningún hospital, el parto era inminente y hubiese parido bajando hacia el coche o durante el propio trayecto al hospital.

En su casa se encontraban sus dos hijos más pequeños y los padres de mi prima. Todos estaban nerviosos y no sabían qué hacer.

Relato: Vivencia de un parto domiciliario
Relato: Vivencia de un parto domiciliario

Ante la situación yo me quedé con Marta en su cuarto y me centré en ella. Mi tío se encontraba indispuesto ante la situación y pedí a mi tía que llamara al 112 para que viniera una ambulancia y así asegurarme el apoyo de profesionales y, sobre todo, de material necesario por si pasara cualquier imprevisto.

A escasos minutos de diferencia llegó el marido de mi prima y me trajo toallas para usarlas cuando Manuela naciera. Gracias a él mi prima estuvo más tranquila y apoyada. Estábamos los tres en la habitación. Mi prima intentaba no empujar cuando tenía una contracción, aunque cada vez la sensación de pujo era mayor y le costaba más aguantar. Nos centramos en las respiraciones y, de esta manera, esperábamos la llegada del 112.

Sin que Marta empujara el bebé iba descendiendo por la pelvis y ya estaba coronando cuando entraron en la habitación los profesionales de la ambulancia. Cuando los vi aparecer me tranquilicé, puesto que traían material necesario para cortar el cordón, oxitocina para el alumbramiento, material adecuado para proporcionar calor al recién nacido y material para canalizar una vía venosa, entre otras cosas. Tuvimos suerte puesto que la ambulancia tardó poco en llegar.

El médico de la ambulancia me preguntó quién era, porque me vio con los guantes y manejando la situación. Le dije que era matrona y comentó la suerte que habían tenido estando yo allí. “Entonces tú te encargas y nos dices lo que necesitas”. Todo esto sucedía mientras iba saliendo la cabeza y, posteriormente, el cuerpo entero de mi pequeña Manuela.

Nació llorando, con buen color y sin ninguna vuelta de cordón, lo cual nos tranquilizó a todos los presentes, sobre todo a su madre, la cual es enfermera y estuvo pendiente todo el momento de que su hija estuviera bien. Ambas, el enfermero y el médico nos centramos en la recién nacida ya que era de 35 semanas + 2 días de gestación y nos preocupaba también que presentara una hipoglucemia. El enfermero la tapó encima de su madre y el médico la examinó. Yo me encargué del alumbramiento con un masaje activo en el fondo del útero y a los 15 minutos tras el nacimiento se produjo el alumbramiento. A continuación, el enfermero le inyectó 20 UI de oxitocina IM.

Debo confesar que en todo el proceso me sentí segura. Confiaba en mí misma, pero tenía temor ante que le pudiera ocurrir cualquier cosa a la pequeña Manuela y, por otro lado, preocupada ante una hemorragia posterior de la madre, ya que era su cuarto parto. Afortunadamente, todo salió bien.

Tras todo esto nos trasladamos en ambulancia las tres al Hospital Materno-Infantil de Málaga. Al llegar me encargué de la documentación para el ingreso y de realizar nuevamente una revisión del estado físico de Marta y se decidió, junto con otra matrona, administrar 10 UI más de oxitocina de manera intravenosa para prevenir cualquier complicación, teniendo en cuenta que es una gran multípara, aunque el útero se encontraba contraído.

El servicio de nidos se encargó de valorar a Manuela y se decidió darle un poco de biberón puesto que, a pesar de la lactancia materna en paritorio, la pequeña tenía un índice glucémico de 35.

El haber podido atender el parto de un familiar cercano en casa como se ha hecho durante generaciones ha sido realmente gratificante. Pocas mujeres actualmente paren en casa.

Tras haber tenido esta experiencia me he dado cuenta de que para realizar partos en el domicilio se necesita tener muchos recursos disponibles, puesto que se pueden producir complicaciones y en escasos minutos te asaltan mil dudas y situaciones diferentes que se te pueden plantear.

Aunque actualmente los partos que se hacen en casa son de bajo riesgo, no quiere decir que no te pueda suceder ninguna complicación, como ya sabemos. Por ello, es importante que, en un futuro, se pudieran regular los partos domiciliaros, siendo atendidos por matronas cualificadas y que ante cualquier imprevisto se tenga el material necesario.

Autores: María Domínguez Mejías, María Marta Mejías Sánchez

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