5 de mayo: Día Mundial del Asma

Lunes, 3 de mayo de 2021

por diariodicen.es

El asma es una dolencia crónica cuyos efectos se hacen notar especialmente en el menoscabo de la calidad de vida de las personas afectadas y de sus familiares, ya que está considerada como limitante de ciertas actividades cotidianas y existen fases de agravamiento y de hospitalizaciones. Además, influye en los periodos de descanso y sueño y puede promover el absentismo escolar de los pacientes y laboral de sus padres.

El asma

Se define el asma como una complicación reactiva de las vías respiratorias, que surge a raíz de un estímulo que provoca un estrechamiento de dicho canal, con la consecuente limitación de la entrada y salida de aire. En este sentido, y de acuerdo con los criterios de GINA, esta patología está fundamentada en estos factores: la contracción del espacio de la vía aérea, la obstrucción del flujo, que es reversible tanto de forma espontánea como a través de tratamiento, y una gran actividad de los bronquios, a modo de reacción.

Etiología

En el caso de los pacientes asmáticos, las vías respiratorias se encuentran continuamente inflamadas, pero durante las etapas en las que no se manifiesta la enfermedad, dicho estado es latente. Sin embargo, existe una serie de factores que puede originar una agudización de dicha inflamación. Estos son:

  • Alergias.
  • Actividad física.
  • Infección de las vías.
  • Estrés.
  • Inhalación de determinadas sustancias.

Factores de riesgo

A pesar de que el asma puede aparecer en pacientes que no presentan factores de riesgo conocidos, sí que existen distintos condicionantes que pueden ocasionar una crisis. Se engloban en:

  • Predisposición genética o de atopia: se da un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad si aparecen antecedentes familiares; no obstante, no se han descubierto patrones específicos.
  • Factores ambientales: alérgenos o contaminantes ambientales, como la exposición pasiva al humo de tabaco, gases irritantes, como el ozono. Son frecuentes, por otro lado, los casos de pacientes con asma alérgica afectados por otras alergias.
  • Otros factores: infecciones de origen vírico, ejercicio físico, distintos medicamentos, como los antiinflamatorios no esteroides, la obesidad y la alimentación y el estrés.

Diagnóstico

Las primeras manifestaciones de una crisis asmática se caracterizan principalmente por la sensación de opresión en la zona del tórax y la tos no productiva, además de la disnea y la sibilancia; pueden aparecer, asimismo, taquicardias y espiración prolongada. En los casos más graves, se distinguen, por otro lado, la fatiga, la ansiedad o la disnea aguda, caracterizada por la incapacidad de pronunciar más allá de unas pocas palabras.

Para la identificación del asma se lleva a cabo, fundamentalmente, a través de las manifestaciones y los antecedentes. Así, los análisis empleados para la detección de la dolencia facilitan el establecimiento del nivel en el que una crisis ha afectado a las vías respiratorias y en el periodo entre dos fases agudas consecutivas, con el objetivo de averiguar las causas de los mismos. Entre las pruebas se encuentran:

  • Pruebas de función pulmonar, como la espirometría, que facilitan información sobre el grado de gravedad y la variabilidad del flujo de aire, que permite la confirmación del diagnóstico de asma a los pacientes mayores de 5 años.
  • Pruebas de hiperreactividad bronquial.
  • Exámenes de actividad física.
  • Pruebas cutáneas para alérgenos.

Tratamiento

Se inician los cuidados ante el asma con el propósito principal de lograr y mantener el control de la patología, en lo que juegan un papel importante la educación para la salud impartida por los profesionales enfermeros. El tratamiento debe seguir un plan que haya sido consensuado entre el médico y el paciente con el objetivo de mejorar los síntomas, mantener una función pulmonar normal o casi normal, prevenir las agudizaciones y tener una buena calidad de vida.

Entre los tratamientos encontramos los no farmacológicos, como dejar el tabaco, realizar actividad física o evitar la contaminación ambiental;  los farmacológicos, que mejoran los síntomas del paciente y evitan las crisis asmáticas; y las nuevas terapias que han ido surgiendo como los fármacos biológicos o la termoplástia bronquial.

Prevención

El asma, como enfermedad, no se puede prevenir, pero sí se puede controlar y prevenir las crisis asmáticas. Para ello, es necesario conocer la enfermedad, aprender a vivir con ella y, por supuesto, cumplir con el tratamiento que haya mandado el profesional médico. El paciente deberá saber cuáles son los síntomas habituales y aprender a reconocerlos, así como saber qué situaciones, acciones o cosas pueden producirle las crisis asmáticas.

Formación enfermera en el asma

Una vez conocidos todos los elementos que rodean el asma y los motivos por los que se celebra una fecha como esta, es conveniente recordar la importancia que tiene que los profesionales enfermeros cuenten con unos conocimientos profundos y actualizados en lo que se refiere a esta patología, dado su carácter crónico. Además, ampliar la educación, ya sea en esta materia o en cualquier otro ámbito de la ciencia enfermera, repercute en el trabajo diario que se lleva a cabo y, por tanto, influye en la calidad de la

Por ello, AulaDAE, espacio de formación enfermera que cuenta con el aval del Ministerio de Sanidad, pone a disposición de los profesionales el curso “Cuidados al paciente con alteraciones respiratorias”, de Esperanza Ruiz, enfermera especialista en geriatría, acreditado con 5,1 créditos CFC y equivalente a 100 horas lectivas.

Fuentes:

Arias Hernández MM, Giménez Ibáñez J. Enfermedades respiratorias crónicas. En: Darias Curvo S, Campo Osaba MA. Enfermería Comunitaria. Vol. II. Colección Enfermería S21. 3ª ed. Madrid: Difusión Avances de Enfermería (DAE); 2015. p. 773-800.

asma, Día Mundial del Asma

¿Quieres comentar la noticia?

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

*
*