El enfermero y comunicador,Alberto Luque, comenzó a escribir como método terapéutico después de un caso en 2014 que le marcó: la pérdida de una niña de tan solo un año. Ese golpe de realidad le dejó hecho polvo, una travesía de la que salió escribiendo. Ahora ha publicado nuevo libro con el que culmina su tetralogía. Batallas de una ambulancia 4 está lleno de hechos reales, de historias de pacientes, de duras luchas del personal sanitario por sacar adelante la vida de personas, de situaciones que viven en el día a día desde la ambulancia. Un relato en primera persona, realista y lleno de emociones, pero libre de morbo, del chiste fácil, donde su autor, que ha contado con la ayuda de más de 30 colaboraciones de diferentes profesionales sanitarios, intenta plasmar la realidad de la extrahospitalaria. ¡Hablamos con él!
-Pregunta: Este ya es el cuarto libro. Hace ya tiempo que comenzaste a escribir como método terapéutico, ¿qué te llevó a hacerlo?
– Empecé a escribir como algo terapéutico recomendado por el psicólogo por el devenir de la profesión. Trabajo en extrahospitalario, en una ambulancia, un soporte vital avanzado, y una noche de agosto del año 2014 tuvimos que atender a una niña de un añito cuyo corazón se paraba. Después de pelear mucho, la naturaleza ganó y no conseguimos que saliese adelante.
El padre de la pequeña con Blanca (digo Blanca, pero yo nunca desvelo los nombres, ni edad, ni datos reales de la persona, siempre desde el anonimato más absoluto y del respeto a la intimidad y a la familia) cogida en un brazo y su hermana gemela en otro, vino a darnos ánimos él a nosotros, cuando los cuatro hombres del equipo llorábamos en una esquina de la habitación. Fue un acto muy emotivo. Vino a darnos las gracias por la oportunidad tan bonita que le habíamos dado. Teníamos que recuperarnos porque estábamos mal, estábamos fastidiados y él vio que si salíamos hacia la calle y otra persona nos necesitaba, íbamos a ir derrotados y no le daríamos la oportunidad tan bonita que le habíamos dado a Blanca.
Pasó por cada uno de nosotros, le dimos un beso. El padre supo buscar el para qué más allá del por qué, y he de decir que no he conocido nunca a una persona tan valiente y generosa, porque perder un hijo es lo peor que te puede suceder, y en ese momento él estaba pensando en que si a otra persona le pasara, teníamos que ir repuestos. Me pareció un gesto tan humano que aquello dejó en mí una huella muy profunda, tanto que estuve siete meses muy fastidiado con un cuadro depresivo bastante importante que no supe ver en aquel momento.
Tenía que pedir ayuda a los profesionales de la psicología y me dejé ir porque pensaba: “yo hombre, que venía de trabajar del ámbito militar y ahora trabajaba en la extrahospitalaria… qué van a pensar de mí mi familia y mis compañeros si les cuento que lloro porque se me ha muerto un paciente”. Lloraba en silencio, evidentemente. Se me cayó al suelo esa estructura mental y coraza obsoleta.
En aquel momento las circunstancias me sobrepasaron y, como me explicaron los psicólogos, yo no había sabido lidiar con mis emociones. Hay que vivir en base a tus emociones, nunca, nunca, nunca luchar contra ellas. Sentirse triste, alegre o con rabia es normal, son emociones y hay que dejarlas fluir. Donde tú puedes mandar es en tus pensamientos y en tus acciones. Yo me dejé arrastrar por esas emociones y ellas me dominaban sobre mis pensamientos y acciones. Fue una travesía de la que salí escribiendo. Lo primero que escribí fue una carta a Blanca y ese fue el origen de empezar a comunicar y contar lo que hacíamos.
Batallas de una ambulancia 4 culmina la tetralogía
-Pregunta: ¿Qué se va a encontrar el lector en este nuevo libro?
-En el ámbito de la extrahospitalaria y la ambulancia se tienen mil y una situaciones distintas, de hecho, hay muchos compañeros que te dirán que trabajar en una ambulancia es como estar conectado a Netflix o a cualquier otro canal, porque cada aviso y cada guardia es distinto al anterior.
Ese es el enganche y el atractivo que tiene, yo narro la realidad de la calle, ni magnifico ni minimizo, lo que elimino es el morbo, el chascarrillo o el chiste fácil. Cuento la realidad desde una perspectiva lo más humana posible de cómo yo trabajo. Todo lo que se puede encontrar son aquellas situaciones nuevas que no nos dieron Batallas 1, 2 y 3 contadas desde esa misma perspectiva humana.
También hablo sobre los protocolos que utilizamos en el ámbito extrahospitalario. No son libros técnicos, pero pretenden respetar al máximo la evidencia científica de cada momento y reflejar los protocolos que se utilizan con más frecuencia en la extrahospitalaria. Eso es importante transmitírselo a la Enfermería porque hay mucha enfermera joven que me pregunta cómo es mi día a día, pues aquí lo tiene. Tiene parte técnica y otra parte actitudinal.
Muchos padres compran los libros a sus hijos porque han mostrado interés por el tema de las emergencias para que se hagan una idea, y eso es lo que pretendo. Los libros estaban escritos para mis hijos para contarles un poco, primero, cómo es mi trabajo y cómo ve su padre el mundo desde los ojos de un enfermero que procura humanizar al máximo posible el cuidado y el trato al paciente. Eso lo pongo en manos de cualquier enfermero/a que inicie su camino, para que tenga una herramienta donde pueda visualizar qué es la extrahospitalaria.
-Pregunta: En el libro hay más de 30 colaboraciones, como la de Jorge Prieto, conocido como el enfermero del Wanda. ¿Por qué esas colaboraciones?
-Hay colaboraciones de todo tipo. Desde el primer libro han colaborado muchísimas personas que se dedican a la Enfermería (de extrahospitalaria, de UCI, de Atención Primaria…), en total, aparte de 100 TES que colaboran en un capítulo con una frase, podrá haber más de 150 colaboraciones entre los cuatro libros: está Jorge Prieto, Ana Ruiz, Enfermero de Urgencias, Elena Plaza… hay un repertorio muy amplio de enfermeras, de psicólogos, de personas del mundo de la empresa porque yo hablo mucho del trabajo en equipo y hablo de lo que es un equipo de alto rendimiento porque o el equipo está muy bien compaginado, o mal vamos.
-Pregunta: En el libro explicas que con este libro se culmina la tetralogía. Aunque son historias basadas en hechos reales, ¿hay un fin?
-Cuando escribí cada uno de los libros, la última frase que puse siempre fue “la ambulancia sigue en marcha”, es decir, yo concibo esto como lo que explicaba antes, narrar qué sucede en la calle para que quien lo lea lo entienda. Si yo veo que en un futuro surgen situaciones en la calle distintas a las que hay ahora, no descarto un quinto libro, aunque mi idea es decantarme por una novela. La tengo medio dibujada lo que pasa es que claro, eso ya son palabras mayores. Tengo la idea, pero quiero profundizar un poco más en la relación que se establece en los momentos finales entre la persona consciente y el profesional.
En este último libro hay un capítulo dedicado a los soportes vital avanzados de Enfermería. En la extrahospitalaria por las circunstancias que se dan en la calle y de las distintas profesiones, la medicina (al menos en la calle), para mí, es un componente esencial en la calle, pero no hay médicos.
Cada día nos encontramos con que hay unidades que no son capaces de cubrir sus propias bajas, cada día se están viendo más este tipo de recursos (soporte vital avanzado de Enfermería). Se trabaja por protocolos consensuados, se consulta medicación, el enfermero no hace y deshace a su antojo, lo hace en base a protocolos, pero sí que lidera y es muy importante que sepamos que los enfermeros podemos liderar, tenemos ámbito que nos lo permite y tenemos unos recursos muy interesantes para dedicarnos profesionalmente a ello.
El caso que más ha marcado a Alberto Luque
-Pregunta: Es un libro escrito en primera persona que cuenta batallas ganadas, perdidas… ¿Podrías contar cuál es el caso que más te ha marcado?
-En este último libro hay un caso que me marcó especialmente. El capítulo se titula “Despedir carne de tu carne”, fue un caso exactamente como el de Blanca, pero en otra era. En este caso, fue un chico joven que estuvimos una hora y media reanimándole y no conseguimos sacarle. Pero en los minutos finales, antes de parar la reanimación, me acerqué a los padres, les cogí de la mano y los llevé a que se despidieran de su hijo.
Le abrazaron, le besaron, hablaron con él los dos y luego cada uno de manera independiente. Es algo que hago siempre que podemos: invitar a los familiares a que presencien todo lo que estamos haciendo para que vean que hacemos todo lo que podemos y para que tengan esa oportunidad de decir que se despidieron. Ese padre vio cómo yo hablaba a su hijo, a lo mejor es algo un poco extraño, pero yo soy de los que siempre habla con ellos y me despido. Procuramos adecentarles el cabello, la ropa, los tapamos, y, por último, me despido, unas palabras, distintas con cada paciente.
En este caso yo me despedí de este chico y su padre luego contactó conmigo para darme las gracias. Y ahí es donde toma verdadera dimensión tu trabajo, cuando tú te puedes sentir orgulloso de lo que haces, de tu profesión, de cuidar a la gente, porque cuando ese padre te cuenta que lo están llevando muchísimo mejor y que te están eternamente agradecidos, es en ese momento cuando todo toma otro color en la profesión y piensas que merece la pena. Hay que ser un poquito más humano y menos máquina porque si yo soy muy bueno técnicamente hablando, pero solo soy eso, seré un buen profesional, pero no seré el mejor profesional posible.
Últimos Posts
- “El trabajo nocturno y a turnos de las enfermeras justifica poder acceder a la jubilación anticipada”
- TCAE y fotógrafo: “Contar con alguien de confianza y capaz de sumergirse en la actividad sanitaria y retratarla con familiaridad facilita la comunicación”
- Mónica García: “Queda mucho por hacer para acabar con una visión que asocia sufrimiento a enfermedad y alivio con medicalización”
- “Hemo. Instantes de una vida”, la exposición fotográfica que narra y pone piel al día a día con hemofilia
- El Gobierno ampliará las enfermedades que se analizan con la prueba del talón y eliminará las diferencias entre comunidades
Alberto Luque, buenas noches,hé leido tu publicación y siempre me han emocionado todas. Te considero una persona extremamente HUMANA y SENSIBLE. Al ver tu foto todavia estoy mas segura de ello,tu mirada lo dice todo,desprendes bondad,luz,dulzura y todo lo bueno que hay en tu interior. No CAMBIES NUNCA y sige siendo ese enfermero que todos quisiéramos encontrar en los malos traumas que la vida nos dá a veces. Gracias por compartir tus vivencias.👍👍