La anorexia es un trastorno psicológico que sufren miles de jóvenes en España y que, al año, causa una media de 100 muertes. Se da especialmente en mujeres jóvenes y adolescentes, aunque la cifra de hombres anoréxicos sigue subiendo. Esta enfermedad está unida, en muchos casos, a la presión ejercida por distintos actores sociales como la publicidad, la moda o los medios de comunicación. Además, en disciplinas como el ballet clásico, la gimnasia rítmica o el patinaje artístico, se da con bastante frecuencia.
Esto es lo que ha ocurrido con Yulia Lipnitskaya, la campeona olímpica más joven de la historia (en su categoría) de patinaje artístico. La medalla de oro la consiguió en 2014 en los Juegos Olímpicos de Sochi, con tan solo 15 años. Esta semana, la madre de la deportista rusa ha tenido que comunicar que Yulia deja el patinaje por sufrir anorexia. Aunque el anuncio de su retirada haya sido reciente, esta enfermedad le lleva acompañando toda su vida.
El estrés y la exigencia a la que se enfrentan los deportistas de alto rendimiento hace que, muchas veces, trabajen para ir en contra de su propio cuerpo y su propia naturaleza, lo que repercute negativamente en su salud. El punto de inflexión de Yulia fue cuando su cuerpo comenzó a tener los cambios derivados de la pubertad y la adolescencia, lo que conllevó una subida de peso más rápida, algo que no lograba superar. Es más, cuando se acercaba una competición y tenía que controlar exhaustivamente su peso se alimentaba con celulosa en polvo, únicamente.
En diario Dicen entrevistamos a Beatriz Membrilla, enfermera de la Unidad de Trastornos de la Alimentación del Hospital Universitario Santa Cristina (Madrid), para comprender qué actividades y dinámicas se llevaban a cabo para paliar esta enfermedad. “Evaluamos las ingestas de líquidos y sólidos que han hecho a lo largo de la semana, el patrón de eliminación, de sueño y de ejercicio y el consumo de sustancias que puedan ser perjudiciales para su salud (laxantes diuréticos, productos de herbolario…). En este momento aprovechamos para impartirles Educación para la Salud, de forma individualizada, incidiendo sobre los problemas que hemos detectado, para que tomen conciencia de ellos y vayan modificando conductas”. Los profesionales hacen hincapié en la importancia de la concienciación de los más pequeños en colegios e institutos sobre el peligro al que puede llevar una mala alimentación y cuál es el peso ideal para estar sanos. Membrilla además apunta que “hay que tener en cuenta que la recuperación depende mucho de la comorbilidad con otros trastornos psiquiátricos asociados a los trastornos de la conducta alimentaria (depresión mayor, trastornos de la personalidad, abuso de sustancias, etc.)”, no se trata de una enfermedad aislada en el paciente, sino que, con frecuencia está unida a otro tipo de trastornos. Si está interesado en este tema puede acceder a la entrevista completa en el siguiente enlace.
