A lo largo de esta semana no paran de salir noticias sobre Teresa Romero, la auxiliar de Enfermería que se ha contagiado del virus ébola después de atender a los misioneros enfermos de esta enfermedad de tan mortífera potencialidad y repatriados por el gobierno español –y esto es una opinión personal– en un intento de demostrar no se sabe a quién que la sanidad española es maravillosa pese a los recortes y que somos los más solidarios del mundo mundial. 
A la vista está que no estábamos preparados, que los medios y la preparación del personal sanitario eran insuficientes y que todo este cúmulo de despropósitos le está costando la salud a una auxiliar de enfermería que se prestó voluntaria y ahora se empeñan en culparle a ella de haber sido negligente y no haber seguido el protocolo (aunque nadie sepa a ciencia cierta cuál es el dichoso protocolo).
En España tendemos a hacer estas cosas, primero hacemos la chapuza y luego le echamos la culpa al más débil.
Yo soy auxiliar de Enfermería y no me creo que ella se tocara la cara después de haber cambiado un pañal contaminado con Ébola. Me imagino la tensión del momento, el miedo a contagiarse… no es creíble que se relajara y se tocara la cara con los guantes sucios.
Dejemos de creernos todo lo que nos dicen estos medios de comunicación. En lugar de poner soluciones buscan culpables y no se depuran responsabilidades. Si el protocolo ha fallado hay que buscar dónde ha fallado y subsanar el error antes de que esto vaya a peor. Y aun así, siempre estaremos llegando tarde.
De hecho, con la situación de paro y necesidad que existe en España, montones de auxiliares de Enfermería están rechazando contratos para trabajar en hospitales de la Comunidad de Madrid y, concretamente, en el Carlos III. Si todo está tan bien controlado, si no hay peligro de contagio y los protocolos funcionan… ¿por qué ha pasado todo esto?
Julia Rebollo Díaz es Auxiliar sanitaria y técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE) en Lorca (Murcia)
