Un hábito muy común entre los niños que se trata de corregir: chuparse el dedo y morderse las uñas. Pero un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Otago en Dunedin (Nueva Zelanda) ha demostrado que este hábito tiene algo beneficioso, aumenta la exposición precoz a los alérgenos, por lo que previene de desarrollar alergias a largo plazo.
Malcolm Sears, de la facultad de Medicina de la Universidad McMaster en Canadá, principal autor de la investigación, explicaba: “Los resultados confirman la teoría sobre la higiene, según la cual estar expuestos desde pequeños a la suciedad o los gérmenes reduce el riesgo de desarrollar alergias».
Aunque esto no significa que se deba de alentar al niño a que realice esta costumbre, chuparse el dedo y comerse las uñas, es algo que hacen alrededor de un 41% de los niños de edad comprendida entre los 3 y los 7 años. Esto aumenta la exposición a los microbios, afecta al sistema inmune y protege a los niños frente al desarrollo de alergias.
Los científicos trabajaron con un grupo de 1.000 niños, verificaron que el 31% de los niños realizaban estos dos hábitos con frecuencia. De los que se chupaban el dedo o se mordían las uñas, solo el 40% sufría alergias. En el grupo de los que tenían ambas costumbres, el porcentaje caía al 31%.