El COEGI apuesta por la investigación enfermera y entrega sus ayudas a cuatro proyectos de enfermeras

Jueves, 2 de febrero de 2023

por diariodicen.es

Las enfermeras Nagore Arizaga, Yeshika Merino, Itsaso Múgica y Janire Virgala han presentado en la sede del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa (COEGI) los objetivos y alcance de sus proyectos en la jornada de entrega de las ayudas a la investigación 2022 de la entidad, cofinanciadas por el Consejo General de Enfermería y dotadas con 10.000 euros.

La presidenta y el Asesor de Investigación del COEGI, Pilar Lekuona y Javier Ortiz de Elguea, han subrayado la apuesta del Colegio por la investigación enfermera: “Este año hemos financiado 70-80% del presupuesto solicitado en los cuatro proyectos. Nuestro objetivo es poner los medios necesarios para las enfermeras de Gipuzkoa para investigar y facilitarles que se inicien y puedan avanzar”.

Los cuatro proyectos

El primer proyecto destinatario de las Ayudas a la Investigación del COEGI es Los valores profesionales de la Enfermería: una aproximación desde la experiencia de la enfermera clínica, de Yeshika Merino. Es un estudio cualitativo multicéntrico innovador que se desarrollará en los Hospitales de Cruces, Araba y Donostia a lo largo del 2023 con enfermeras y supervisoras de las áreas de hospitalización médico-quirúrgicas como participantes.

COEGI

Según ha expuesto Merino, el objetivo es “conocer los valores profesionales de la Enfermería que subyacen en la práctica profesional enfermera en un entorno en el que se han producido cambios importantes en el ámbito donde se proporcionan cuidados de salud”. Existen proyectos similares en Estados Unidos Canadá o Australia, “pero se trata de un estudio innovador en Europa que permitirá desarrollar líneas de trabajo estratégicas en la Enfermería y tener un mayor conocimiento sobre la práctica profesional y elevar los estándares de los cuidados”, ha señalado.

El objetivo del segundo trabajo, Efectos del programa de ejercicio físico Functional-Ageingon de los parámetros relacionados con las personas que viven institucionalizadas, de Itaso Múgica, ha sido conocer los efectos de un programa de ejercicio físico multicompetente centrado en la funcionalidad, individualizado, de moderada intensidad y progresivo con una duración de seis meses (2 sesiones de 45 minutos cada semana), en los parámetros funcionales, físicos, de fragilidad y en la calidad de vida de las personas mayores que viven institucionalizadas.

La enfermera Múgica ha explicado que han observado que “el programa de ejercicio físico tuvo un impacto positivo en la funcionalidad, en los diferentes índices de fragilidad y en el porcentaje de dependencia, disminuyendo un 3% el porcentaje de dependientes. En el estado neuropsicológico mejoró la calidad de vida de forma significativa y se redujo la ansiedad”.

El proyecto de Janire Virgala, Análisis de los factores que afectan a los beneficios que una intervención de ejercicio físico ofrece a las personas mayores que viven en residencias, está desarrollado en 16 residencias de Gipuzkoa. “Creemos importante llevar a cabo proyectos que consigan su deterioro para que puedan mantener su situación física y mejorar su calidad de vida, teniendo en cuenta el perfil de fragilidad y alta dependencia de las personas que viven en estos centros”, expone Virgala.

En este proyecto se ha evaluado la situación previa y posterior de 148 personas de entre 70 y 99 años tras su participación en el programa de ejercicio físico que se desarrolló durante medio año, en parámetros de dependencia, fragilidad, estado físico, cognitivo y psicoafectivo. Se observó que las personas participantes de más edad iniciaron una tendencia a mejorar su situación física. “También constatamos la mejora en la situación psicológica de estas personas tras participar en el programa”, concluye.

Por último, el último de los proyectos es: Factores e indicadores que afectan a la vulnerabilidad de las personas mayores de las residencias de Gipuzkoa, analizados por sexo, de Nagore Arizaga, que también se ha desarrollado en 16 centros residenciales de la provincia para identificar a las personas vulnerables y comprender los factores e indicadores de fragilidad para poder intervenir y prevenir efectos adversos. Arizaga ha expuesto que “hay menos evidencias sobre la evaluación de la fragilidad de las personas adultas institucionalizadas. Hombres y mujeres tienen diferentes perfiles de fragilidad”.

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