En España, existen entre 600.000 y 700.000 pacientes anticoagulados y, tres cuartas partes de los mismos, siguen el tratamiento por una enfermedad del corazón (la mitad de los casos por fibrilación auricular). Con motivo de la celebración del Día del Paciente Aticoagulado (18 de noviembre), se ha realizado una encuesta a más de 700 pacientes, con el objetivo de presentar la situación real que viven, así como el desconocimiento que pudieran tener sobre los nuevos tratamientos de los que disponen actualmente.
Este trabajo lleva por título ‘Estudio sobre el control, seguimiento y calidad de vida de los pacientes anticoagulados’, y ha sido elaborado por el Consejo General de Enfermería (CGE) a través de la Red La salud del paciente, por delante. 
El coordinador de esta Red, José María Lobos, ha comentado respecto al estudio que “existe un 50% de profesionales de enfermería que desconoce los nuevos anticoagulantes, tampoco los de acción directa. Por otra parte, la percepción que tienen los pacientes no es del todo mala, aunque sí que se existe un déficit de información considerable, esta tarea recae en los enfermeros/as y médicos de Atención Primaria (AP)”.
Y es que en este tipo de casos, son los profesionales de enfermería quienes informan y realizan un seguimiento sobre el tratamiento, aunque un gran número de ellos también desconoce otro tipo de fármacos alternativos que, a la larga, resultan más efectivos para pacientes que no necesitan un control estricto.
En este sentido, la vicepresidenta del CGE, Pilar Fernández, ha resaltado que “tanto los enfermeros como los médicos de AP son los educadores de los pacientes, debiendo potenciar el autocuidado, con una buena base de formación e información”.
Los pacientes conocen el motivo por el que deben tomar el tratamiento
El informe de resultados que presenta la encuesta indica que, un 73,7% de los pacientes anticoagulados con tratamiento tradicional, no sabe que existen otras alternativas. Además, un 78% reconoce que, si tuviera la opción de modificar su tratamiento, lo haría si fuera igual de eficaz que el clásico.
Por otro lado, un alto porcentaje de encuestados desconoce que, actualmente, existan nuevos tratamientos que den mayor independencia al no precisar de controles rutinarios, lo que hace evitarse al paciente visitas al centro de salud, pinchazos, cambios en las dosis, etc. Además, son igual de efectivos y seguros.
