El debate de la gestación subrogada

Miércoles, 15 de febrero de 2017

por diariodicen.es

La gestación subrogada, es decir, la implantación de un embrión, por fecundación in vitro, en el útero de una mujer que, mediante un acuerdo, acepta tener el hijo de una pareja, es un tema que está de plena actualidad política.

En España, ese método está prohibido; aunque desde 2010 los padres que lo elijan pueden inscribir a los hijos en el Registro Civil siempre y cuando lo lleven a cabo en el consulado del país de origen de la madre. 

A pesar de ello, los datos, según recoge el diario Público, indican que las cifras de gestación subrogada superan a las de adopción debido a la dilación de los trámites burocráticos que suponen esta última opción. En este sentido, la Asociación de la Gestación Subrogada en España afirma en su manifiesto de presentación que «esta prohibición expresa va en contra de la realidad y la necesidad de una gran parte de la sociedad; lo demuestra el hecho de que ello no ha sido óbice para que muchos españoles hayan alcanzado la paternidad/maternidad mediante la aplicación de la gestación subrogada acudiendo a países en los que dicha técnica no solo está permitida, sino que es ya algo habitual».

El debate en el Congreso

Así, el partido político Ciudadanos ha dado un impulso al debate político de este tema en el Congreso de los Diputados. Esto ha polarizado la opinión de los grupos parlamentarios. De esta forma, el PSOE, mediante Soraya Vega, responsable de Igualdad, ha expresado su opinión, según recoge el diario El País, posicionándose en contra: «No estamos a favor de la mercantilización de los cuerpos de las mujeres, ese es el temor que tenemos»; «el uso que se está haciendo del cuerpo de las mujeres es una forma más de explotación. El mercado no es un buen regulador de las relaciones humanas», concluye.

Este se convierte en el principal argumento en contra de este método. Una de las principales defensoras de esta visión es la plataforma «No somos vasijas», entre cuyos principios, expuestos en su portal web, se encuentran: «La llamada “maternidad subrogada” se inscribe en el tipo de prácticas que implican el control sexual de las mujeres»; «Alquilar el vientre de una mujer no se puede catalogar  como “técnica de reproducción humana asistida”»; «cuando la maternidad subrogada “altruista” se legaliza se incrementa también la comercial».

El caso de Caroline

En este contexto surgen casos como el de Caroline, la enfermera británica que, de forma desinteresada, presta su ayuda a otras familias para que puedan tener a sus hijos.

Una de las familias a las que ayudó esta profesional enfermera fue a la de Liz, una española, amiga personal de Caroline ya que ese es uno de sus requisitos para ofrecer ayuda: la amistad con la pareja, que tuvo a Alice, su hija, gracias a este método.

Esta enfermera, según recoge El Español, asegura que su decisión de conceder la gestación subrogada ha pasado por un periodo de maduración: «Desde adolescente siempre me han interesado los temas de infertilidad y me encanta la idea de la gestación subrogada altruista. Pero primero quería tener mis propios hijos. Después de dar a luz a mi hija con 22 años decidí que quería ser vientre de alquiler».

La relación entre Caroline y Liz comenzó en los foros del portal «Surrogacy UK», una institución sin ánimo de lucro. Una vez que se registraron en la página web, la enfermera eligió a la pareja española y desde la organización se pusieron en contacto con los futuros padres.

Caroline relata, en el mismo medio, cómo es todo el proceso: «Para empezar tienen que mirar si tienes antecedentes penales y necesitas una carta de médico que confirme que no tienes problemas de salud. También te hacen varias entrevistas. Pueden tardar hasta tres meses en darte el visto bueno»; «una vez la pareja ha recibido la llamada tiene que dejar pasar un periodo de tres meses, en el que tanto la persona que va a ejercer de vientre de alquiler como los futuros padres reflexionan sobre su decisión y se conocen un poco más», añade.

«Durante los meses del embarazo Liz y yo nos hicimos muy amigas, conocí a su familia, ella conoció a la mía… Para mí Alice es la hija de mi amiga, aunque físicamente se parezca a mí. Hablamos por teléfono una vez por semana y voy de visita cada varios meses. Es bonito tener dos familias en vez de una», concluye esta enfermera, cuyo apoyo no se limita a esta pareja.

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