“El equipo de hemovigilancia lo forman centralmente un hematólogo, la supervisora y una enfermera, pero implica a todo el servicio de transfusión”

Miércoles, 10 de abril de 2024

por Natalia Hernández Manjón


La hemovigilancia es aquel conjunto de procesos que están orientados a mejorar la calidad del proceso transfusional centrándose en la seguridad de paciente. Irene Iniesta González es enfermera de Práctica Avanzada en Hemovigilancia en el Hospital Universitario La Paz, un perfil clave encargado de liderar las actividades en esta unidad. Hablamos con ella y nos cuenta en qué consiste este perfil, qué le llevó a querer trabajar en esta unidad y cómo es su día a día.

Irene Iniesta es enfermera en la Unidad de Hemovigilancia
Irene Iniesta es enfermera en la Unidad de Hemovigilancia

Pregunta. ¿Qué es lo que te llamaba de la profesión para querer dedicarte a la Enfermería?

Respuesta. Decidí estudiar Enfermería gracias a la novia de mi primo, Hanna, que vino desde Suecia para estar con él y estudiar Enfermería en Madrid. Una historia de amor muy bonita y que a día de hoy puedo decir que, afortunadamente, Hanna forma parte de mi familia.

Desde que comenzó a hablarme de lo que hacía en el hospital y lo que estudiaba me empezó a entrar curiosidad. A mí siempre me ha gustado ayudar a los demás y hacerles sonreír, además me considero una persona bastante empática y conforme aumentaba la relación que tenía con Hanna y más nos conocíamos, a pesar de mi juventud, más certeza tenía ella de que podría ser una gran enfermera: “Irene, la Enfermería es tu carrera, ¡piénsalo!”, me decía.

Cuando comencé mis estudios de Enfermería me di cuenta de que estaba donde tenía que estar, lo disfruté muchísimo: servicio por el que pasaba me enganchaba. Al terminar la universidad, como la gran mayoría de mis compañeros, trabajé en diferentes ámbitos: urgencias, atención primaria, radiología, oftalmología…cada uno de ellos me ha aportado experiencias en las que he podido aprender profesional y personalmente, pero siempre con la certeza de que la Enfermería era mi lugar.

P. ¿En qué consiste la hemovigilancia? ¿Por quién está formada la unidad? ¿Qué pacientes atiende?

R. La hemovigilancia tiene varias definiciones, pero básicamente es un conjunto de procesos que están orientados a mejorar la calidad del proceso transfusional centrándose en la seguridad del paciente. Trata de vigilar, detectar, registrar y analizar la ocurrencia y recurrencia de efectos o reacciones adversas derivadas del procedimiento: desde la extracción de sangre para la obtención de componentes sanguíneos gracias a la donación altruista hasta la administración de cada uno de ellos a los pacientes que lo necesitan.

Es un término bastante moderno, ya que la primera vez que se utilizó fue en 1991 en Francia, promovido por la preocupación ante la creciente notificación de enfermedades transmisibles por transfusión a finales de los años 80. Hecho que, a día de hoy, se encuentra resuelto.

Además, cabe destacar que la hemovigilancia es una actividad que implica la notificación de eventos adversos a la transfusión siendo esto de obligado cumplimiento tras la publicación del Real Decreto 1088/2005 que es transcripción de la normativa europea.

El equipo de hemovigilancia lo forman centralmente un hematólogo, la supervisora de la unidad y una enfermera, pero implica a todo el servicio de transfusión, incluso podría decir que lo configuran también cada uno de los profesionales que participan en el proceso transfusional. Por eso es necesario que haya una figura encargada de liderar las actividades, y en mi hospital han considerado que esa figura tiene que ser una enfermera.

Como habréis podido averiguar leyendo las líneas anteriores, mi actividad se centra en los pacientes que tienen requerimientos transfusionales, pero lo que más destaca aquí es que a pesar de que el fin último es el paciente, mi labor asistencial implica a enfermeras y médicos que van a tratar a este tipo de pacientes. Por lo que podría decir que es una actividad que gira 360º alrededor del proceso transfusional.

P. Llevas ya varios años trabajando como enfermera de hemovigilancia, ¿qué te llevó a querer trabajar en esta unidad? ¿Cómo es tu día a día?

R. Pues la verdad es que no fue una decisión que tomé de forma voluntaria, se presentó la oportunidad y lo consideré como un reto al tratarse de un hospital de una complejidad tan grande. Siempre he sido una persona a la que le gusta hacer las cosas lo mejor posible y la hemovigilancia tiene bastantes conceptos de calidad y se basa en la mejora continua, por lo que me sentí bastante motivada al llegar al puesto. Tengo que decir que no ha sido un camino nada fácil y que he tenido que cambiar el “chip” entendiendo que los resultados que voy a obtener serán a largo plazo, implicando esfuerzos hasta conseguirlos.

Mi día a día nunca es igual, es una incertidumbre total y dependerá mucho de la actividad que haya en el hospital. Comienzo revisando las transfusiones pasadas y los casi incidentes ocurridos el día anterior, pero durante mi jornada puedo estar en una planta de hospitalización ginecológica, en una unidad de cuidados intensivos, en el hospital de día de oncohematología infantil o incluso en un quirófano. En cualquier unidad que imagines que se pueda llevar a cabo una transfusión, ahí puede estar la enfermera de hemovigilancia.

P. ¿Cuál es el papel de las enfermeras en este servicio?

R. El papel de las enfermeras en hemovigilancia engloba actividades asistenciales, de docencia, de apoyo a la gestión y colaboración institucional. Entre sus funciones destaca: conocer la práctica transfusional completa y las necesidades específicas de cada uno de los servicios vinculados a la institución; identificar posibles errores antes de que lleguen al paciente; resolución de dudas y ayuda a la transfusión cuando proceda dadas las situaciones vulnerables de los receptores (sobrecarga circulatoria, reacciones transfusionales, transfusión de extrema urgencia o durante procedimientos invasivos de alto riesgo de sangrado, requerimientos de hematíes con fenotipos específicos…).

Pero también realizar acompañamiento al personal de las unidades asistenciales cuando sea requerido; revisar la trazabilidad de todos los componentes sanguíneos durante toda la cadena transfusional; analizar las causas, registrar y notificar al organismo competente todo tipo de incidentes transfusionales, reacciones adversas y casi incidentes, solicitando información complementaria desde la historia clínica, acudiendo a la unidad correspondiente si es preciso; participar en la elaboración de protocolos y en el informe anual de hemovigilancia; realizar auditorías de forma aleatoria con el objetivo de detectar áreas de mejora; realizar formación continuada del personal implicado en la transfusión sobre seguridad transfusional y utilización de sistemas electrónicos destinados a reducir errores durante el proceso; formar parte de equipos interprofesionales de trabajo relacionados con la práctica transfusional segura; llevar el control de la estadística e indicadores asociados a la hemovigilancia exigidos por los programas de calidad; participación en el comité de transfusión.

En definitiva, realizar todas aquellas acciones centradas en la creación de buenas prácticas que logren aumentar la calidad y seguridad transfusional. Estas funciones van a depender de la demanda y de las características del centro donde se trabaje, además existen diferencias entre la hemovigilancia en centros de donación y en hospitales donde se lleva a cabo la transfusión.

P. ¿Qué formación necesita un profesional enfermero para trabajar en ella?

R. Para responder a esta pregunta me gustaría poder analizarla más y no hablar únicamente de la formación. Evidentemente es imprescindible que la enfermera que se encargue de la hemovigilancia tenga amplios conocimientos de inmunohematología, que conozca el protocolo transfusional de la institución donde trabaja y de cómo se desarrolla la actividad asistencial en las diferentes unidades clínicas. De esta manera es como podrá desarrollar la hemovigilancia desde una perspectiva eficiente y desde el entendimiento desde un punto de vista holístico.

Además de esto, es fundamental que tenga habilidades de comunicación, coordinación, empatía y liderazgo, necesario para el buen entendimiento entre servicios y los diferentes equipos multidisciplinares.

P. ¿Cuáles son los principales errores que suele haber en el momento de una donación o transfusión?

R. Al dedicarme exclusivamente al ámbito transfusional, la parte de donante se la dejaré a mis compañeros de los diferentes puntos de donación (aprovecho para decirte a ti que me estás leyendo que acudas a donar ¡te necesitamos!).

En cuanto a la transfusión, el error principal que año tras año ocupa el primer puesto es la inadecuada identificación del paciente. A pesar de saber cómo se debe realizar la identificación activa del paciente adecuadamente, es bastante habitual encontrarnos ante situaciones donde la realizan de forma incorrecta diciendo el nombre y primer apellido del paciente esperando a que este asienta o niegue. Este hecho o simplemente el dar por conocida la identificación del paciente, aumentan de forma exponencial el riesgo a que ocurra un error transfusional. El siguiente más frecuente es la llegada al laboratorio de muestras con diferente identificación a la de la solicitud.

P. Hablando de organización, el sistema de hemovigilancia se estructura en tres niveles: nivel local, nivel autonómico y nivel estatal. ¿Estáis en contacto? ¿Cómo es la comunicación entre los 3 niveles?

R. Así es, disponemos de una plataforma online del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social donde se notifican los incidentes y llegan al segundo nivel, el autonómico. Ellos son los que gestionan las incidencias dentro de la autonomía y las elevan al siguiente nivel, donde se encuentra la Comisión Nacional de Hemoterapia y el Comité Científico para la Seguridad Transfusional.

P. ¿Te gustaría seguir enfocando tu carrera en esta área? ¿Dónde veremos a Irene en un futuro?

R. ¡Claro que sí! Además, abogo rotundamente por la necesidad de formalizar la figura de la enfermera de práctica avanzada, y por su puesto en el ámbito de la hemovigilancia. Es más, en otros países europeos está instaurada desde el año 2003. En cuanto al futuro, la verdad es que no lo pienso, la vida da tantas vueltas y me ha sorprendido tanto que prefiero no adelantarme. Lo que sí sé es que quiero estar allí donde pueda desarrollarme profesionalmente con las competencias que tengo adquiridas.

Una respuesta a ““El equipo de hemovigilancia lo forman centralmente un hematólogo, la supervisora y una enfermera, pero implica a todo el servicio de transfusión””

  1. ME PARECE MUY INTERESANTE TU TRABAJO ME GUSTARIA SABER SI HAY CURSOS PARA ESPECIALIZARTE EN ESO Y COMO CONSEGUIRLO

¿Quieres comentar la noticia?

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

*
*