"Es grato ver el trabajo valorado al más alto nivel, pero sigo siendo el enfermero activista que casi siempre he sido"

Jueves, 1 de marzo de 2018

por diariodicen.es

El pasado 6 de febrero, Francisco Javier Castro fue nombrado académico correspondiente de la Real Academia de Medicina de Santa Cruz de Tenerife, convirtiéndose, así, en el primer enfermero de la historia en ser designado miembro de la citada institución centenaria.

Hemos hablado con Castro, especialista en salud mental y presidente de la Asociación Canaria de la Historia de la Profesión Enfermera, además de antropólogo e historiador del arte, para que nos comente qué supone dicho reconocimiento, los proyectos de investigación que está llevando a cabo y la relación de las disciplinas en las que es experto. 

Pregunta: Usted es el primer enfermero miembro de la Real Academia de Medicina de Santa Cruz de Tenerife. Háblenos de la institución. ¿Qué orígenes tiene y que objetivos persigue?

Respuesta: La Real Academia Nacional de Medicina inicia su historia en el primer tercio del siglo XVIII, en el seno de una tertulia en la botica de José Hortega, al amparo del movimiento ilustrado. En 1733 se constituyó como agrupación de profesionales, inicialmente denominada Tertulia Médico-Chymica-Phisica, posteriormente acabó llamándose Tertulia Médica Matritense.

Con la sanción en 1734 del primer rey Borbón español, Felipe V, se aprueban sus estatutos transformándose en Academia. Pero ahí no quedó la cosa, en 1861, con el Real Decreto de 28 de abril, se origina una reorganización con la finalidad de fomentar el progreso de la medicina española, formar la geografía médica de España, publicar su historial bibliográfico y crear un diccionario tecnológico médico.

En Canarias, desde 1817 se intentó crear el Colegio de Medicina y Cirugía. El proyecto no se logró hasta que en 1880 se crea la Academia Médico-Quirúrgica de Canarias, regida por unos estatutos aprobados a amparo del Real Orden de 14 de mayo de 1886. Actualmente, el Decreto 2861/1970 que aprueba los nuevos estatutos de las Reales Academias de Medicina de Distrito establece principalmente entre sus finalidades la de cultivar y estimular el estudio y la investigación de las ciencias médicas, así como estudiar y publicar la geografía médica del distrito, además de ser aglutinadoras de los profesionales en cuestiones sanitarias.

P.: ¿Cómo recibió la noticia del nombramiento?

R.: Todo se generó cuando se generó cuando los hermanos Toledo Trujillo, Francisco y Manuel, junto a Juan Antonio Pino Capote, todos académicos de número, decidieron que yo debía formar parte de la institución. Tras revisar mi currículum, se procedió a decidir, mediante votación entre los académicos de número, si mi candidatura era viable . El resultado fue favorable para mi persona pasando a establecer la fecha para mi discurso de investidura.

P.: ¿Qué ha supuesto para usted que le designaran académico correspondiente de la Real Academia?

R.: Sinceramente, no he sufrido una metamorfosis kafkiana. Sigo siendo el mismo enfermero activista que he sido durante casi toda mi vida. Es verdad que es grato ver que el trabajo de tantos años es valorado al más alto nivel, lo que te estimula para seguir trabajando tanto como docente como investigador.

P.: Ya hemos dicho que es el primer enfermero en formar parte de la institución, ¿qué supone este reconocimiento para la profesión enfermera en general?

R.: Es un reconocimiento público. Me honra mucho incorporarme a esta institución porque soy el primer enfermero que entra en esta Academia, fundada a finales del XIX. Hasta ahora, nuestra condición de diplomados universitarios no nos permitía acceder por carecer del grado de doctor. Mi condición de historiador y de profesional de las Ciencias de la Salud ha sido el garante para lograr esta distinción, pero hoy por hoy mi actividad laboral central es la enfermería.

P.: Háblenos de su labor docente e investigadora. ¿En qué campos está especializado? ¿Cómo influirá el nuevo cargo en la Academia en estas labores?

R.: Formar parte de la Real Academia de Medicina de Santa Cruz de Tenerife nunca estuvo en mi hoja de ruta. Cierto es que constituye un elogio de otros profesionales, en este caso médicos, al trabajo que llevo realizando hace ya unos años sobre el estudio del espacio arquitectónico destinado al cuidado y a la asistencia. Mi entrada supone una consolidación de esta línea de investigación, así como una oportunidad para hacer llegar el trabajo que se está realizando en esta temática.

P.: Además de enfermero especialista y presidente de la ACHPE es antropólogo e historiador del arte, ¿cómo se relacionan todas estas disciplinas?

R.: Creo en la interdisciplinariedad porque es una forma de enriquecerse a uno mismo y a todos aquellos con los que compartimos nuestro día a día. Los profesionales sanitarios trabajamos con la finalidad de obtener los más altos resultados, para lo que es preciso una labor cercana que beneficie, sobre todo, a los usuarios de la red sanitaria. Actualmente, he logrado fusionar estas disciplinas, que en ocasiones parecen dispares, para establecer un discurso uniforme que cuente una forma diferente de ver las cosas. Así, la disciplina de los cuidados camina cogida de la mano de la arquitectura y la antropología. Hoy por hoy, mi objetivo es descubrir quién fue la primera directora de enfermeras que existió en el Hospital Civil. Eso es en lo que estoy trabajando en la actualidad.

Tras el incendio de 1888 en el que quedó arrasado el establecimiento sanitario unido al traslado del hospital en 1971 al emplazamiento actual, el Hospital Universitario de Canarias, muchos de los documentos se han perdido o están diseminados por numerosos lugares. También ando metido en un proyecto muy interesante que comparto con la doctora Ana María Díaz Pérez, presidenta de la Tertulia del 25 de julio, con el que queremos narrar la historia del primer Hospital Militar, el que estaba ubicado donde hoy es asienta la Capitanía General de Canarias.

P.: Desde su punto de vista como enfermero y presidente de la ACHPE, ¿cómo ve la profesión en la actualidad? ¿Qué perspectivas de futuro tiene?

R.: La enfermería ha evolucionado mucho en los veintitrés años que llevo en la profesión. Se ha consolidado académicamente con la entrada en la universidad, para lo que han sido precisos 40 años. De hecho, en 2017 tuvo lugar el aniversario.

Aunque el avance es considerable, debemos continuar con algunas reivindicaciones, como la puesta en práctica de la recién aprobada prescripción enfermera, la consolidación de las especialidades en cada una de las comunidades autónomas del territorio nacional y el tan merecido reconocimiento de los profesionales, tras conquistar la titulación de grado, como trabajadores A1 y no A2, no tanto por el remuneración económica, sino más bien por la consideración social que conlleva.

En la actualidad, la enfermería ha logrado cotas hasta ahora insospechadas. Diría que este es uno de los mejores momentos que ha conocido la profesión a lo largo de su historia. Tenemos enfermeros que han dejado atrás la diplomatura para dar paso al grado, doctores, líderes en investigación, adalides de la docencia… «que miran directamente a los ojos del resto de profesionales del equipo interdisciplinar, desde la misma altura, como cualquier de los otros miembros que lo conforman».

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