El Institut Marquès, centro especializado en fecundación in vitro, ha llevado a cabo un estudio para el que han contado con 100 pacientes embarazadas de entre 14 y 39 semanas. En el estudio se observa la respuesta que los fetos proporcionan respecto distintos sonidos. Para ello se dividieron a estas pacientes en tres grupos. En uno de estos grupos se aplicó el método de estimulación fetal de música emitida por vía abdominal, la misma estimulación se aplicó a otro de los grupos pero por vía vaginal, con un dispositivo diseñado especialmente para el estudio capaz de emitir a una intensidad media de 54 decibelios. Concretamente, se utilizó la Partia in A Minor for Flute Alone- BWW 1013 de Johan Sebastian Bach. En el último de los grupos se realizó la estimulación a través de vibraciones sonoras no musicales, también emitidas desde la vagina.
Los resultados del estudio permitieron ver que aplicando música vaginal, el 87% de los fetos movieron la boca o la lengua y cerca de la mitad reaccionó “con un movimiento muy llamativo, abriendo muchísimo la mandíbula y sacando la lengua al máximo”. En cambio, al aplicar música desde el abdomen o vibraciones sonoras, la expresión del feto no variaba.
El estudio se ha publicado con el nombre de “Fetal facial expression in response to intravaginal music emission” (Expresión facial fetal en respuesta a la emisión de música vía vaginal). Según Marisa López Teijón, Jefa de Reproducción Asistida del Institut Marquès y principal investigadora del estudio “el sonido que les llega por el abdomen de su madre casi no lo oyen: los tejidos blandos del abdomen y del interior del cuerpo de la madre absorben las ondas sonoras”.
Alberto Prats, catedrático de Anatomía y Embriología Fetal de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, a raíz de este estudio creen que la música induce una respuesta de movimientos de vocalización porque activa circuitos cerebrales de estimulación del lenguaje y de la comunicación y una vez completada la formación del oído interno, cuando al feto le llega a través de la cóclea un estímulo auditivo que incluye ritmo o melodía, se activan centros muy primitivos del tronco del encéfalo en el área relacionada con la conducta social que inducen a la vocalización. Esto no se produce ante ruidos o sonidos disonantes.
