Las rodillas son una de las partes del cuerpo más vulnerables a la hora de producirse lesiones de gravedad que requieran de una cirugía posterior. El caso que nos ocupa es de los más comunes, puesto que se trata de una de las intervenciones con mejor relación coste-efectividad, registrando tasas de complicación más bajas y resolviendo de la forma más sencilla procesos degenerativos muy dolorosos. Se trata de la artroplastia, una cirugía por la cual se reemplaza parcial o totalmente la articulación dañada por una prótesis compatible.
Las causas más comunes de incapacidad en dicha articulación son la artrosis, la artritis reumatoide y la artritis postraumática. En cada una de ellas la enfermería juega un papel fundamental, especialmente cuando se trata de reanimación y hospitalización, durante el cual se controlan aspectos como el sangrado, el dolor y la recuperación de la anestesia.
Y es que una operación de este calibre requiere de un cuidado y tratamiento especial, puesto que puede provocar mucho dolor al paciente, el cual puede llegar a sangrar abundantemente. El alivio del dolor es esencial en el post operatorio inmediato, por ello se convierte en principal reclamo a la hora de atender al paciente.
A mejores resultados, aumenta el nivel de calidad de vida
Cuando el enfermo siente disminuir su calidad de vida al no poder caminar, entran en juego factores como una rápida recuperación funcional, además de una intervención quirúrgica más que óptima. Eso dará grandes resultados y el paciente sentirá como va mejorando paulatinamente en su día a día, llegando incluso a acortar los plazos de recuperación en tiempo record.
La capacidad de entender los ejercicios, las órdenes y el seguimiento que se ha llevado a cabo, es vital para conseguir superar las expectativas por parte de paciente y enfermero. Así como adquirir una buena información antes y después de la artroplastia. El trabajo multidisciplinar cobra en este sentido toda su importancia
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