“La mayoría lo que más demandaba era la escucha y la atención humana”

Lunes, 30 de mayo de 2016

por diariodicen.es

CIMG4695El campamento de refugiados improvisado de Idomeni, en  Grecia, está siendo desalojado. Según cifras del gobierno griego son aproximadamente 8.500 personas las que serán trasladarlas a otros campamentos oficiales, habilitados en las últimas semanas por el ejército. Sin embargo, diversas ONG afirman que no han recibido información sobre el destino de los refugiados y han denunciado que hace una semana las autoridades emplearon gases lacrimógenos para reprimir algunas protestas.

“Ante la necesidad de contar con enfermeras en el equipo que partía hacia Idomeni, me decidí a colaborar con ellos”, nos cuenta Ana Barquero González. Barquero, enfermera y profesora honoraria de la Universidad de Huelva, hace una semana que regresó del campo de refugiados. “La vida de estas personas se ha visto reducida durante muchos meses a dormir y esperar. Cuando lo vives con ellos, principalmente lo que se siente es impotencia, dolor, mucho dolor y rabia. El antídoto contra estos sentimientos es seguir luchando por los derechos humanos”, afirma esta enfermera que ya estuvo en otros conflictos humanitarios, como en los campamentos saharauis de Dajla, y añade que “este viaje es el más duro, con diferencia, de todos los he que hecho. Bañábamos y desparasitábamos a 130 niños diarios”.

Pregunta.- ¿Cómo surgió la idea de viajar hasta el campo de refugiados de Idomeni? 

Respuesta.- Mi preocupación por la crisis de los refugiados que están llegado a Europa y las noticias en las condiciones que llegan y de cómo están siendo tratados por la Unión Europea, hicieron que me pusiese en contacto con la Asociación de Ayuda al Refugiado (AYRE), que es una organización no gubernamental, asociación sin ánimo de lucro e independiente de toda organización política, sindical o religiosa. Ante la necesidad de contar con enfermeras en el equipo que partía hacia Idomeni, me decidí a colaborar con ellos. El equipo estaba formado por dos médicos, dos enfermeras y un fisioterapeuta de Huelva, posteriormente nos unimos con otros médicos, enfermeras de otras provincias españolas y con la ONG de Bomberos en Acción.

P.- ¿Cuáles fueron los principales objetivos por los que se desplazaron?

R.- Nuestro objetivo fue el de ayudar a subsanar aquellos problemas relacionados con la salud que aquejaban a los refugiados, teniendo en cuenta las condiciones inhóspitas y de precariedad en las que estaban viviendo, hacinados, en tiendas de campaña rodeadas de barro, empapados por la lluvia o abrasados por el sol durante meses. Nuestro plan de trabajo se cumplió, adaptándonos a la realidad del campo. La atención sanitaria se dispensaba en una tienda de campaña (Yellow Tend) instalada y proporcionada por la ONG de Bomberos en Acción.

P.- ¿Cómo era su día a día en el campo de refugiados? ¿Qué labores realizaban y con qué material contaban?

R.- La tienda contaba con tres boxes donde se pasaba consulta, uno de ellos lo adaptamos para atender a los niños. En la parte posterior de la tienda estaba instalada la farmacia. Teníamos establecidos dos turnos de trabajo, de 10 a 15 h el primer turno, y de 15 a 20 h el segundo. Cada uno de ellos estaba compuesto por dos médicos y dos enfermeras y una cooperante, que se encargaba del orden y de los pedidos de farmacia.

En horario de mañana, otro grupo de sanitarios compuesto por médico, enfermera y bomberos se desplazaba en una furgoneta (la cual se adaptó para visitar a los pacientes) a unas gasolineras cercanas donde también estaban asentados numerosos refugiados para dar asistencia sanitaria.

La patología atendida era parecida a la que aquí se trata en Atención Primaria (afecciones respiratorias, conjuntivitis, quemaduras, heridas, sarna, toma de tensión, test de embarazo, etc.), pero la mayoría lo que más demandaba era la escucha y la atención humana.

Cuando no estábamos trabajando como sanitarias, ayudábamos a otras ONG en otras tareas como bañar niños (se aseaban y desparasitaban unos 130 niños diarios), repartir comida, o leña con los bomberos, ordenar lo donado (medicación, ropa y demás donaciones), etc.

El material no escaseaba, al contrario, era el necesario para ofrecer una buena asistencia. Tanto las ONG españolas como la ciudadanía en general han sido muy generosas y han donado medicación, ropa, alimentos, etc.

IMG-20160430-WA0015P.- Mientras tanto, ¿qué hace Europa? ¿Qué sentimiento tienen las personas que huyen de sus casas para salvar su vida y la de sus familias?

R.- Europa les ha dado la espalda a los refugiados y se lava su conciencia enviándolos a Turquía, para lo cual le pasa un dinero. Mientras, los políticos debaten inútilmente la cantidad de cifras que a cada país le correspondería aceptar, como si de ganado se tratara.

Hoy mientras estoy contándote todo lo que vivimos, se está desalojado el campo de Idomeni, se están llevando a los refugiados en autobuses a un destino desconocido, según información no contrastada, a campos de refugiados oficiales. Es necesario que las autoridades griegas, en primer lugar, comuniquen a las ONG y voluntarios hacia donde van a ser trasladados y a su vez permitan a estos seguir prestando asistencia, de lo contrario el drama se irá agravando.

Hasta ahora, la situación para estas personas ha sido más llevadera gracias a la labor que han ido desarrollando dichas ONG y los voluntarios. Si se les deniega el acceso a ellos creo que estos campos se verán desbordados ya que, según nos contaban algunos de los refugiados que venían de ellos, las infraestructuras dejaban mucho que desear, no había personal suficiente para asistirlos y la comida era insuficiente y de mala calidad.

Los refugiados se sienten en la mayoría de los casos abandonados. Salieron de un país en guerra buscando un mundo mejor y después de las dificultades que han tenido que vencer para llegar a Europa, soñando con ser acogidos y esperando comenzar una vida digna, se han encontrado con unos gobiernos que los han hacinado en campos de refugiados inhóspitos, insalubres, viviendo en condiciones infrahumanas, con familias destrozadas y fragmentadas, con toda especie de trabas para pedir asilo político, y explotados por las mafias.

P.- Un conflicto humanitario de esta envergadura hace que las previsiones sean insuficientes para cubrir las necesidades básicas. Ante la negativa de la apertura de fronteras y el desmantelamiento del campo de refugiados, ¿cuáles son, a su entender, las principales y más urgentes medidas que deben realizarse?

R.- Yo creo que el problema principal no radica en la insuficiencia de recursos, el problema desde mi punto de vista está en la voluntad política de querer atajar el problema, que por razones principalmente políticas y de intereses económicos no se está llevando a cabo.

El respeto de los derechos de los refugiados es fundamental, proporcionándoles condiciones de habitabilidad digna, con casas, escuelas, centro de asistencia sanitaria… No se puede tener a estas personas viviendo en tiendas de campaña rodeadas de barro, empapados por la lluvia o abrasados por el sol durante meses,  como han estado, separadas de sus familias y cuya actividad diaria ha sido esperar en la cola para la comida, esperar para ir al baño, esperar para cargar los teléfonos, y esperar que la llamada a través de Skype sea atendida con la esperanza de poder solicitar asilo político.

Otra las principales acciones a realizar desde los distintos gobiernos sería poner en marcha gabinetes de abogados para facilitar el asesoramiento a los refugiados sobre las diversas situaciones que están viviendo, para poder agilizar los trámites en la solicitud de asilo, la reunificación familiar o la reubicación, con el fin de que su vida se normalice más pronto que tarde. No más muertes de niños y personas tratando de alcanzar nuestras fronteras, son las autoridades europeas las que deben atajar de una vez por todas esta situación.

P.- Usted ha viajado en varias ocasiones como cooperante a diversas zonas de conflicto, como la Escuela de Salud de Dajla, uno de los campamentos saharauis con mayores dificultades debido a su aislamiento. ¿Cuáles son las principales diferencias que encuentra en Idomeni respecto al resto de lugares a los que ha viajado?

R.- Este último viaje ha sido el más duro de los que he hecho. En Perú las condiciones de vida eran duras pero vivían en su tierra, con sus familias y avanzando y viendo un futuro mejor para ellos y para sus hijos. En Dajla las condiciones eran muy duras por el clima y por el aislamiento a los que les tienen sometidos, pero tienen escuelas, asistencia médica, viven en familia y muchos de sus habitantes han nacido allí.

En este último están desarraigados, no entienden el idioma, no conocen nuestras costumbres, no saben qué va a ser de ellos. Un porcentaje alto ha sido engañado por las mafias a la que han dado todo lo que poseían y han sido saqueados y abandonados.

Quiero terminar esta entrevista con palabras de nuestro querido Nushun, un compañero refugiado que nos ayudaba traduciendo del sirio al inglés. “Idomeni está muriendo como nuestros sueños. Idomeni está siendo destruida como nuestro hogar”.

 

 

 

campamento refugiados, cooperación, enfermería, Idomeni

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