Mascarillas, la irónica historia de un amor a primera vista

Martes, 21 de abril de 2020

por J.M. Salas

No fue un amor a primera vista. Al principio nos costó aceptarlas, llegaron tímidamente a nuestras vidas, como algo exótico, algo solo para coleccionistas. Pero Cupido disparó con gran acierto su flecha y por uno u otro motivo las mascarillas nos enamoraron.

Profesional sanitaria con mascarilla | iStock
Profesional sanitaria con mascarilla |iStock

Ahora conviven con nosotros, en nuestras casas, sobre nuestras mesillas y dentro de nuestras alcobas. Las tenemos de diferentes modelos, a gusto del consumidor. Blancas, azules, verdes, con dibujos, sin dibujos, con lazos, con elásticos, de un material o de otro, industriales y caseras.

Es curioso que aunque ya estamos acostumbrados a ellas, si echamos la vista atrás, parece que fue ayer cuando las conocimos, cuando las descubrimos en las pintorescas fotografías que nos llegaban desde países asiáticos, imágenes que nadie imaginó que se podrían repetir por nuestras calles, en nuestros barrios, pero es que la moda no conoce fronteras.

Este amor por las mascarillas inicialmente no contó con el visto bueno de nuestros padres al Ministerio de Sanidad le costó dar su brazo a torcer. Primero nos dijo que no hacían falta, luego que se lo pensarían y finalmente terminaron cayendo bajo sus encantos, declarando públicamente su amor, y recomendando su uso a toda la población, para hacer más segura la famosa desescalada, vamos ¡un verdadero poliamor!, ¡y que viva el libertinaje!.

Ahora aunque nos aconsejan que todos debemos usarlas, también nos informan que no hay mascarillas para todos, vamos que son necesarias pero que no hay stock suficiente. Pero bueno, lo peor no es eso, y es que por más que su uso esté muy extendido, siempre alguna imagen nos recuerda que no se hace correctamente. No hay día que no veamos alguna foto de una señora con la mascarilla por debajo de la nariz, una reunión de profesionales que no respetan la distancia, programas de televisión que parecen inmunes al virus, originales videos de apoyo dentro del ámbito sanitario que desnudan nuestras carencias, y por supuesto, ni que decir de las «improvisadas» gracias de las 20.00 a las puertas de hospitales y centros de salud, donde en ocasiones se mezclan profesionales, pacientes y políticos, todos muy juntitos, aireando virus al son de las palmas, algunos con las mascarillas puestas, otros con amago de ponérselas y unos pocos que nos les dio tiempo a cogerlas antes del primer acorde. Todo esto nos demuestra que muy pocos se leen las instrucciones antes de usarlas, y que da igual que seas ciudadano, político o profesional, muchos pecamos cuando nos las ponemos.

Aquí no importa si la llevas por detrás o por delante, de una lado u otro, con la nariz por fuera o que te la retires antes de hablar, que la tengas colgada de las orejas o reposando en el cuello, aquí lo importante no es aprender a usarlas, sino llevarlas, porque como decía mi vecina, hijo mío, «algo nos hará».

Hoy toca un post diferente Con Tinta de Médico, hoy toca rociar de algo de ironía mis letras, porque ya estoy cansado del famoso baño de lejía y de post que humedecen mis ojos.

Hoy toca el post de la mascarillas, un homenaje a un artículo muy extendido y muy mal utilizado.

Pero nos os preocupéis, que ya queda un día menos, ya llevamos un día más.

JM Salas – Autor y editor del libro y blog Con Tinta de Médico.

Para consultar la publicación original puede seguir este enlace.

Coronavirus, COVID-19, Mascarillas, Ministerio de Sanidad, profesionales sanitarios

Una respuesta a “Mascarillas, la irónica historia de un amor a primera vista”

¿Quieres comentar la noticia?

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

*
*