Conocedor el mundo de las letras tanto informando como creando, David Cantero, conductor de los Informativos de Telecinco, ha sido cámara, corresponsal y presentador; además, cuenta en su haber con cinco novelas publicadas desde 1997. Nos cuenta sus vivencias trabajando y comenta sus otras facetas artísticas, como su amor por la guitarra.
En cuanto a su relación con los enfermeros, destaca la pasión por el trabajo y la vocación y la profesionalidad que los caracteriza, y desvela que, de niño, sus visitas a las consultas de Enfermería eran frecuentes.
Pregunta: Presentador, deportista, amante de la música, padre, escritor… ¿Cuál es la faceta más dura y la más satisfactoria?
Respuesta: La que más empeño requiere y la que más me satisface es la de ser padre, todo lo demás son pasatiempos comparado con la tarea de criar y educar a tus hijos.
P.: Ha trabajado como presentador en los ámbitos público y privado, ¿qué diferencias ha podido apreciar entre los dos?
R.: Hacer informativos es siempre muy parecido aquí o allá, sea en la pública o la privada. Hay que contar los que sucede y hacerlo lo mejor posible. La principal diferencia es cuestión de ritmo, aquí se hace un informativo mucho más trepidante, más moderno y menos clásico. También hay una notable diferencia de medios y gente. Las públicas juegan con ventaja en eso, pero con mucho menos ganamos por goleada. El entusiasmo es un poderoso motor, trabajo en una redacción de 10.
P.: Ha presentado informativos en TVE, donde también fue corresponsal en Roma, y actualmente los conduce en Telecinco, ¿qué experiencias ha vivido?
R.: Llevo en esto desde 1982, 35 años metido en la información, 15 detrás de las cámaras y justo ahora cumplo 20 delante. Así que imagina la infinidad de experiencias vividas. Ni en un libro caben…
P.: En 2010 recibió el premio Micrófono de Oro, ¿cómo vivió ese momento?
R.: Siempre es agradable recibir el reconocimiento de los demás por tu trabajo, pero no le doy demasiada importancia a los premios. Tiendo a relativizarlo todo.
P.: También tiene una amplia carrera literaria, su último libro es El destino era esto (2016), ¿qué le impulsó a iniciarse en el mundo de la literatura?
R.: Una pasión lectora absoluta y un deseo enorme de escribir, algo que mi padre supo transmitirme desde muy pequeño. Sobre todo empecé a escribir por él, para que él lo leyera y se sintiera orgulloso. Desgraciadamente murió antes de poder tener en sus manos mis novelas. Le encantaban mis poemas.
P.: ¿Cómo ve a los profesionales enfermeros en los medios?
R.: En general con poca presencia salvo cuando hay conflictos laborales en el sector o por los recortes o las agresiones, algo que por, desgracia, tantas veces ha sucedido.
P.: ¿Qué representa para usted la figura de los profesionales enfermeros?
R.: Pues te diré lo que me dijo mi hijo pequeño sentado en una camilla de urgencias: «menos mal que están las enfermeras, papá, y que no les da miedo curar heridas», eso me soltó. ¡Y cuánta razón tenía! Menos mal que hay gente con una vocación tan clara, menos mal que hay quien desea ejercer esas tareas con tanta pasión y profesionalidad, menos mal que hay gente como vosotros para ayudarnos y curarnos cuando nos sentimos mal, cuando somos más vulnerables.
P.: ¿Tiene alguna anécdota o recuerdo especial con ellos en su vida personal?
R.: Siempre fui muy trasto y desde niño acumulo puntos y costuras por todo el cuerpo, así que imagina la de anécdotas y recuerdos que guardo, y lo agradecido que estoy a los cuidados y la habilidad de los enfermeros, sobre todo con la sutura.
PÍLDORAS
¿Con qué palabras definiría la labor enfermera?
Alivio.
¿Qué no falta en su botiquín?
Tiritas.
Ejercicio, ¿en un gimnasio o al aire libre?
Las dos cosas.
¿De qué alimento no podría prescindir?
De la fruta y la verdura.
De no haber sido periodista y escritor ¿qué profesión habría escogido?
Me habría dedicado en cuerpo y alma a la música y a la guitarra.
