Con motivo de la conmemoración del primer centenario del Colegio de Enfermería de La Rioja, la institución ha encargado a Alejandro Narvaiza la realización de un conjunto monumental en homenaje a esta profesión. La obra está ubicada en la confluencia de las calles Paseo del Prior y San Millán, y cuya denominación pasará a ser Rotonda de las enfermeras.
La obra representa a cuatro figuras adultas, de unos tres metros de altura, y otras dos, de un bebé y una niña, esencia de la labor enfermera en todas las etapas de la vida. Recoge la labor de la profesión de Enfermería, esas tres vertientes de la matrona, representada con el bebé en brazos; la enfermera, que sale acompañando a la niña, con un brazo escayolado; y los practicantes, uno de ellos que conduce a un anciano en una silla de ruedas.
La obra, que llevará por nombre “Monumento a las enfermeras riojanas”, irá montada sobre un pedestal de acero de metro y medio de alto, en el que habrá diferentes inscripciones y una cita: “A las enfermeras riojanas, que nos ayudan a nacer, a vivir e incluso a morir”.
“Siempre me ha gustado el lado social y aquí quería buscar la parte humana de esta profesión, que es muy importante, la Enfermería en concreto se merece un agradecimiento por nuestra parte; el concepto que he usado es de bloque, sencillo, buscando la fuerza en todo, las proporciones no son reales porque tampoco me interesa la realidad, pero sí que entramos al mismo tiempo en detalles”, explica el autor. Entre estos detalles destacan la pequeña muñeca de la niña, las tijeras que cuelgan del atuendo de la enfermera, el bolígrafo en el bolsillo del practicante o las cuidadas manos del anciano, en reposo sobre sus piernas.
