Actualmente, la quimioembolización se realiza utilizando una jeringa que está conectada a una llave de tres pasos por la que se mezcla el cistostático (fármaco que inhibe el crecimiento de las células cancerosas) con suero fisiológico o agua destilada. Después de mezclarse, se separa de la llave y se le administra al paciente, aunque el proceso debe ir ajustando las dosis, modificando la concentración inicial y obligando a conectar y desconectar la jeringa en muchas ocasiones.
Gracias a un equipo formado por tres enfermeras y un técnico trabajadores de Valencia, ha elaborado un nuevo sistema para administrar la quimioembolización, que es una forma de quimioterapia en la que el medicamento se inyecta directamente en los vasos sanguïneos que alimentan el tumor. 
Antes de crear este dispositivo, las enfermeras comentan que notaron un sabor metálico que podría indicar que el sistema tradicional dejaba escapar algunos fluidos al exterior. Por ello, antes de pasar a su elaboración leyeron bibliografía referente al desarrollo de dispositivos de quimioembolización, realizando varias pruebas hasta obtener el más adecuado.
En este sentido, consta de distintas conexiones de jeringas, formadas por válvulas estancas que contienen membranas que evitan la fuga de vapores y líquidos. De este modo, permite administrar al menos tres sustancias a la vez: una destinada a realizar la homogeneización de la mezla, otra conecta la jeringa con suero fisiológico, agua u otros diluyentes que se mezclan con el citostático, y una tercera como medio de contraste para obtener una mejor visualización de las imágenes obtenidas en el angiógrafo.
Una de las ventajas principales del dispositivo es que permite administrar hasta tres sustancias de forma simultánea, manteniendo al mismo tiempo la estanqueidad del sistema. Además, también evita situaciones de riesgo para el paciente y profesional, minimizando el número de conexiones y desconexiones de jeringas con cistostáticos.
El tiempo de exposición a los rayos se reduce considerablemente, aportando una mayor seguridad al paciente, incluso también a la hora de eliminar los residuos, los cuales se tiran directamente al cubo destinado a los citostáticos.
Fuente: Consejo General de Enfermería
