Todos tenemos un sueño del que no queremos desprendernos y en el que pensamos alguna vez o muchas veces.
En Navidad, es costumbre ver a Papá Noel disfrazado preguntando a los más pequeños si este año han sido buenos o qué regalos desean tener bajo el árbol. Sin embargo, no todos los niños tienen la suerte de poder ir a verle. Este es el caso de un niño de cinco años con una enfermedad terminal, que como último deseo pidió conocer a Santa Claus.
Tras conocer esto, una enfermera del hospital en el que el pequeño se encontraba ingresado llamó a Eric Schmitt-Matzen, un Papá Noel de vocación, que, a pesar de tener un viaje programado, no dudó en ir a visitar el menor.
Llegó al hospital en menos de 15 minutos. Allí le esperaban los padres, que le entregaron un juguete y después entró solo a la habitación. Dentro se encontraba el pequeño paciente, muy débil, como si fuera a dormirse en cualquier momento. Se sentó en la cama y comenzó a hablar con él: «¿Qué es eso de que te vas a perder la Navidad? ¡De ninguna manera te puedes perder la Navidad! ¡Eres mi duende número uno!».
El niño lo miró, sonrió, y tras recibir el regalo se apoyó en su regazo y afirmó: «dicen que me voy a morir. ¿Cómo puedo saber a donde voy?». Schmitt-Matzen le pidió que cuando llegara dijera que era su duende número uno y que le dejarán entrar. El menor preguntó «¿Lo harán?, a lo que Papá Noel indicó «¡Claro!».
En ese momento, el niño se incorporó un poco,le dio un gran abrazo y le dijo una última cosa «Papá, ¿me pueden ayudar?». Esas fueron sus últimas palabras.