Según un estudio realizado recientemente por el Consejo General de Enfermería, se muestran los aspectos que más le cuestan a los pacientes que están en tratamiento con anticoagulantes clásicos, con el fin de evitar y prevenir tromboembolismos venosos y arteriales, siendo las principales dificultades las visitas para los controles, tener que partir la pastilla y el cuidado con la alimentación.
En la encuesta, realizado a iniciativa de Bayer a través de la Red de expertos ‘La salud del paciente, por delante’, participaron cerca de 300 profesionales de Enfermería, dado el importante papel que desempeña este colectivo con respecto al manejo de los más de 800.000 pacientes anticoagulados que existen en España actualmente. 
En este sentido, estos profesionales sanitarios perciben como principales obstáculos en la anticoagulación clásica las reiteradas visitas que los pacientes hacen a su centro de salud, para el control del IRN (18,8%), tener que partir la pastilla (17,3%) o el cuidado de la alimentación (16,7%).
En menor medida, también consideran que supone cierta dificultad la variabilidad de dosis de estos fármacos, cambiantes de un día para otro (15,9%), las interacciones con otros medicamentos (15,9%)y el cumplimiento de la dosis (15,4%). Por otro lado, preguntados por los principales motivos de consulta de estos pacientes, los enfermeros reconocieron que las mayores dudas venían sobre qué hacer en caso de olvidarse la dosis (66%) o en caso de intervenciones (63,6%), sobre los fármacos (59%) o alimentos (58%) que pueden tomar o no, o dudas en caso de cortarse con algo (22,4%) o darse un golpe (15%).
Además, el 81,3% de los enfermeros encuestados reconoce que, cuando se consulta a un paciente que está mal controlado, lo consultan con su médico de Atención Primaria; un 29% habla previamente con el especialista, y el restante 18% afirma que le ajusta la dosis pero no le deriva.